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domingo, 28 de octubre de 2018

SOBRE EL PROYECTO DE CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE CUBA



SOBRE EL PROYECTO DE CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DE CUBA
Recomendaciones de Germán Sánchez Otero*

Citaré primero la versión original del Proyecto y después expondré la propuesta de párrafo enmendado. En algunos casos formulo  algunas razones del cambio y en otros las omito, al considerar que son comprensibles en sí mismas en el texto sugerido. Solo en  el segmento final  modifico en parte este formato.

2. PREÁMBULO

PÁRRAFO ORIGINAL

14. GUIADOS

15. por el ideario y el ejemplo de Martí y Fidel, y las ideas político–sociales de Marx, Engels y Lenin;

PROPUESTA DE ENMIENDA

15. por el ideario y el ejemplo de Martí y Fidel, las ideas político–sociales de Marx, Engels y Lenin, y por  los aportes  que han realizado a la  emancipación humana otros líderes y pensadores de nuestra América y el mundo; 

PÁRRAFO ORIGINAL

16. DECIDIDOS

17. a llevar adelante la Revolución triunfadora  del  Moncada  y  del  Granma,  de la Sierra y de Girón que, sustentada en la más estrecha unidad de todas las fuerzas revolucionarias y del pueblo, conquistó la plena independencia  nacional,  estableció  el  poder revolucionario,  realizó  las  transformaciones  democráticas  e  inició  la construcción del socialismo;

PROPUESTA DE ENMIENDA

17. a llevar adelante la Revolución triunfadora  del  Moncada  y  del  Granma,  de la Sierra, del llano y de Girón que, sustentada en la más estrecha unidad de todas las fuerzas revolucionarias y del pueblo, conquistó la plena independencia  nacional,  estableció  el  poder revolucionario,  realizó  las  transformaciones  democráticas, antimperialistas y anticapitalistas  e  inició  la  transición socialista hacia  un horizonte comunista;

ALGUNAS RAZONES QUE SUSTENTAN ESTA PROPUESTA 

Primera: Añado a “las transformaciones democráticas” los conceptos “antimperialistas y anticapitalistas”, porque son tales cambios sustantivos realizados de modo ininterrumpido junto a los primeros entre 1959 y 1960, los que permiten crear las condiciones  para el tránsito socialista.

Segunda: Se sustituye “construcción del socialismo” por “transición socialista” y más adelante propongo también el verbo “crear” en vez de “edificar” o “construir”, para  enfatizar que la transición socialista es un proceso  creativo, no predeterminado.

A pesar de que se menciona a menudo  el conocido   alerta de Mariátegui – el socialismo no es calco ni copia sino creación heroica–   predomina en el lenguaje político de Cuba  la metáfora “construcción” o “edificación” del socialismo –importada de los textos soviéticos–, como si este fuese un edificio o un puente, del que ya tenemos el proyecto diseñado en todos sus detalles y solo es necesario erigirlo según un cronograma.   

Tampoco es fortuito que Fidel,  a principios de este siglo expresara que nuestro mayor error fue haber creído que alguien sabía cómo se hacía el socialismo.   Su juicio está avalado por las experiencias cubanas de mimetismo  y otros errores propios,  y   por  lo ocurrido en procesos socialistas fenecidos o  existentes.  En el fondo es la misma idea: el socialismo no está escrito en las tablas de Moisés, es una transición hacia otra sociedad, la comunista, y hay que crearlo. Y tal  certeza, basada en la teoría original de Carlos Marx,  implica realizar ensayos, cometer errores, tener éxitos y hacer evaluaciones críticas siempre colectivas y democráticas, nunca complacientes ni burocráticas.

En consecuencia sugiero cambiar   el término “construir”    por el  de “crear” u otro equivalente, y el de “construcción del socialismo”  sería más preciso sustituirlo por “transición socialista”.

Tercera: Además,  recomiendo valorar la conveniencia de definir el concepto de socialismo que se alude en la Constitución. Se conoce la diversidad de variantes   que han existido o existen –socialdemócratas, las del llamado socialismo real, las asiáticas, las del  “socialismo del siglo xxi”… – y entre ellas la de Cuba.

En los  años sesenta del siglo pasado intentamos un curso original, quizás lo que hoy en día se denomina en otros países “socialismo con características propias”; luego nos inscribimos durante  14 años en la tradición del socialismo soviético, aunque sin perder ciertas esencias, entre ellas la política exterior independiente,  y más tarde, cuando fracasa allende el Atlántico y también en Cuba el modelo que copiamos  hemos estado más de 20 años buscando redefinir o afinar nuestros conceptos y políticas socialistas.

En mi opinión, el debate en torno al proyecto de nueva Constitución está generando un bagaje de ideas que puede permitir sustentar con mayor rigor que todos los documentos previos, los conceptos hegemónicos en Cuba, o que debieran serlo, sobre un modelo específico de socialismo. El reto es enorme, la oportunidad histórica también y corresponde al Partido interpretarla y  lograr esa definición, consensuada entre  la abrumadora mayoría de los ciudadanos que apuestan por la alternativa  socialista cubana. Existe una extensa bibliografía al respecto, y en Cuba hay varios autores en el campo de las ciencias sociales y en otras disciplinas, que han realizado excelentes aportes en los últimos años.

Cuarta: En la acepción original de Marx y Engels, como es conocido, el socialismo es un período de transición entre el capitalismo y el comunismo.  Desde entonces llovió mucho y en   varias partes.   Diversas teorías y experiencias históricas –fracasadas la mayoría y otras en curso– se han acumulado en más de un siglo de procesos autodefinidos de tal modo desde 1917. Y aunque ese  “tránsito” ha sido más complejo y difícil de desarrollar que lo imaginado por los dos  fundadores de la teoría,   sigue vigente la idea  original de ese período intermedio de mutaciones y contradicciones para crear la nueva sociedad,  proceso  que hoy sabemos  puede ser reversible y girar otra vez hacia el capitalismo, aunque la Constitución de uno u otro país declare irrevocable el socialismo. El peligro de tal fórmula pétrea es que pueda  suponerse  irreversible el decurso socialista, tema sobre el que  alertó Fidel en su memorable discurso de la Universidad de La Habana en noviembre de 2005.

Quinta: Por  todo lo expuesto y mucho más que se podría  añadir, recomiendo mantener la referencia al comunismo donde sea necesario, por ejemplo como  está inscrita en el artículo 5 de la Constitución de 1976, que termina diciendo: “(…) hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”. Esa es nuestra genética teórica y política, y no hay razón para dejar de expresar  tal componente definitorio, que funciona además como la estrella polar en las noches y madrugadas de un mar proceloso,  cuando existen peligros de equivocar el rumbo.

Desde que decidimos declarar en 1961 el carácter socialista de la revolución, asumimos que el objetivo sería el comunismo. Nuestro  pueblo mayoritariamente así lo entendió y por esa aspiración  hemos luchado y han muerto miles de  compatriotas. Debemos expresar el objetivo estratégico más importante y la relación de este con lo que hagamos durante la transición. ¿Transición hacia dónde? El socialismo no termina en una meta o en el piso 9, 23 o 52, como si se construyera un edificio.

No existe tampoco una frontera que se cruza entre el socialismo y el comunismo. La revolución socialista tiene que avanzar de modo ininterrumpido,  y restarle poder de todas las maneras posibles al capitalismo en  sus diferentes dimensiones, siempre  basándose en el consenso del pueblo y en la hegemonía del proyecto emancipador. Y la Carta Magna debiera expresar con claridad que el sostén y propulsor primordial  de este es la clase trabajadora en su más amplia acepción, incluidos sus intelectuales orgánicos.  

No hay solución de continuidad entre el socialismo y el comunismo: es un proceso histórico cuya naturaleza,  energía y posibilidades de éxito radica en su interconexión y continuidad. La brújula  durante la transición debiera estar siempre orientada hacia   las máximas aspiraciones, que deben comenzar a conseguirse desde el presente con resultados pequeños y grandes, aunque no sepamos cuánto tiempo demorarán en realizarse plenamente, pues además son impredecibles eventuales retrocesos parciales.  Tales aspiraciones no esperan ya consumadas   en un sitio ideal,  cual  si fuera el Paraíso al que llegaremos algún día si nos portamos bien.

A medio siglo de haber expresado Fidel aquella explosiva idea sobre construir el socialismo y el comunismo en forma paralela, podría ser conveniente analizar su sentido más profundo. Marx concibe el socialismo    como una transición entre el capitalismo y el comunismo no solo en el ámbito económico.    Durante la transición los diferentes procesos forman una totalidad dinámica, interactúan e influyen entre sí, en la perspectiva medular de largo plazo de superar (en un sentido hegeliano) el capitalismo, hasta que en esa larga disputa el universo del trabajo, entendido en todas sus dimensiones –económicas, ideológicas,  políticas y culturales– lo reemplace.  El documento “Conceptualización  del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista” lo expresa de este modo:   “constituye un prolongado, heterogéneo, complejo y contradictorio proceso de profundas transformaciones en las estructuras políticas, económicas y sociales”. Útil, aunque genérico.
Sexta: ¿Por qué los adversarios están  de plácemes con que se  haya excluido la mención al comunismo en el proyecto de la nueva  Carta Magna? En las constituciones de los países que hoy se declaran socialistas ha sido  borrada la palabra comunismo. Incluso en Corea del Norte  sucedió   en la reforma de 2009. Pregunto: ¿Por qué Cuba debe hacerlo también?  No creo que debamos seguir  la pauta de las demás constituciones de países que se declaran socialistas,   sino reafirmar y elaborar con el máximo rigor nuestros conceptos sobre el socialismo y el comunismo.  Son suficientes las experiencias negativas de haber copiado varios conceptos  de la Constitución soviética, cuando se elaboró y aprobó la nuestra en 1976.   

El argumento de que al mencionarse el socialismo ya incluimos el comunismo, es discutible. Entre otras razones porque existen diferentes modalidades de socialismo, por ejemplo los socialdemócratas siguen llamándose muchas veces de tal modo y la corriente llamada socialismo del siglo xxi tiene algunos  defensores que solo se proponen reformar el capitalismo, o intentar un híbrido capitalista–socialista cuyo destino ha sido o será el fracaso.

Debiéramos transitar nuestro derrotero socialista     consciente y explícitamente hacia el  horizonte comunista.   Lograr que  tal idea sea hegemónica en la  inmensa mayoría de los ciudadanos, o sea la hagan suya porque están convencidos, es una responsabilidad primordial del Partido y su éxito está asociado en primer lugar a que la gente perciba los avances en todos los ámbitos, materiales y espirituales, y a que los ciudadanos y ciudadanas  sean y se sientan actores del proceso.

Sabemos que  Cuba  en solitario o con un grupo de países no podrá alcanzar la sociedad comunista,  pues esta solo podrá existir a escala ecuménica. En eso  los dos alemanes no se equivocaron. Pero debemos recordar que ellos desde su primera proclama arrancan diciendo: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”. Y  en el párrafo final enfatizan: “Los  comunistas  no  se  cuidan  de  disimular  sus opiniones  y  sus  proyectos”.

Sin el ánimo de utilizar a Fidel en  nuestra argumentación, me siento obligado a  referir que él defendió con especial vehemencia esta idea, en especial durante la coyuntura de la bancarrota del llamado campo socialista, y en los años posteriores. Por ejemplo,   el 28 de octubre de 1989, cuando se hacía añicos el muro de Berlín expresó: “(…) tenemos que atrincherarnos en las ideas del socialismo y el comunismo más que nunca”.     Y añadió: “¡Pase lo que pase!, seguiremos adelante, ¡pase lo que pase!, seguiremos luchando por el socialismo y por el comunismo; ¡pase lo que pase en el mundo!”.   Y el 3 de junio de 1998  afirmó: “Nosotros sí creemos en las ideas con una firmeza inconmovible, y las defendemos y las defenderemos; y creemos en el socialismo, creemos en el comunismo. Hoy, cuando muchos se asustan de haber hablado alguna vez de comunismo — y los hay por ahí —, nosotros con qué gusto les decimos a periodistas y a estadistas: ‘Nosotros somos socialistas, somos comunistas, y seguimos pensando en el socialismo y en el comunismo’”.

La principal guerra que nos hace el imperio es de índole cultural y por ende no  es casual que nuestros enemigos insistan una y otra vez en el fracaso del “comunismo” y del “socialismo”.  Los adversarios hace mucho tiempo que centran sus ataques en la destrucción de los imaginarios y las prácticas solidarias de los países que se declaran socialistas y de los procesos progresistas y revolucionarios en cualquier lugar del mundo. Es lo que, por ejemplo,   hacen hoy contra la Revolución Bolivariana.  

Aunque no se escriba la palabra  comunismo en nuestros documentos, o se mencione en público cada vez menos, nuestros antagonistas  seguirán aludiéndola en relación con el socialismo, porque  pareciera que conocen muy bien el marxismo de Carlos Marx, Engels, Lenin y Fidel.  En sus códigos, no cesan ni dejarán de decir que el socialismo y el comunismo es lo mismo, un infierno que ha fracaso en  todas partes. En el caso de China y Vietnam, reconocen  sus éxitos económicos,  que atribuyen al predominio capitalista, pero señalan que es  autoritario en lo político por no practicar la democracia liberal.

Ejercitar y conocer las ideas sobre el comunismo no es un ejercicio de futurismo o de ciencia ficción, es una necesidad para contribuir a que el metabolismo de la transición socialista nos haga funcionar y desarrollarnos de una manera determinada y no de otra. Por ejemplo en la formación de valores de solidaridad, equidad, justicia social y democracia, donde cada vez más se ejercite el autogobierno del pueblo. Además, con ello estamos contribuyendo desde Cuba a mantener la  vigencia de una utopía de emancipación humana plena,  sometida desde que fue proclamada por el Manifiesto Comunista en 1848 a la  guerra ideológica más completa y  perversa  de todas cuantas  han realizado y seguirán ejecutando las burguesías del mundo. Ahí están ahora Trump y sus compinches reiterándolo cada día y muchos otros en el mundo, como el troglodita Bolsonaro en Brasil y el infame Macri en Argentina, aunque también  son  muy dañinos quienes lo hacen con estilos más refinados. Son  muchísimos, con rostros y modales diversos, y muy poderosos.   Tener plena conciencia de ello nos obliga aún más a crear nuestro socialismo rápido y bien, que es entre todas las formas existentes del internacionalismo la que  apenas se exalta. Y esto es paradójico,  pues  desde nuestras “trincheras”  podemos  suscitar con el éxito del socialismo en la isla efectos de demostración que incentiven a otros pueblos  en sus luchas y búsquedas.  

PÁRRAFO ORIGINAL

18. CONSCIENTES

19. de que, en la edificación del socialismo,  el  liderazgo  del  Partido  Comunista  de  Cuba,  nacido  de  la  voluntad  unitaria  de  las  organizaciones que contribuyeron decisivamente al triunfo de la Revolución, y la unidad nacional, constituyen pilares fundamentales  y  garantías  de  nuestro  orden político, económico y social;

PROPUESTA 

Este párrafo tiene un problema obvio de redacción  y no queda clara la idea que la Comisión ha deseado expresar.  Como este hay varios, lo que indica la necesidad de  revisar la redacción y mejorar el estilo de todo el texto.

PÁRRAFO ORIGINAL

38. ARTÍCULO 5. El Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista  y  marxista–leninista,  vanguardia organizada   de   la   nación   cubana, sustentado  en  su  carácter  democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado.

39. Organiza   y   orienta   los   esfuerzos comunes  hacia  la  construcción  del socialismo.  Trabaja  por  preservar y  fortalecer  la  unidad  patriótica  de los  cubanos  y  por  desarrollar  valores éticos, morales y cívicos.

PROPUESTA DE PÁRRAFOS ENMENDADOS

38. ARTÍCULO 5.  El Partido Comunista de Cuba es la vanguardia organizada de la nación cubana y la fuerza   dirigente principal de la sociedad, que así lo reconoce. Tales atributos se basan en la ejemplaridad y en las dotes políticas y éticas de sus miembros; en el carácter democrático interno y en los nexos de  mutuo aprendizaje que sostiene con  la sociedad; y en su capacidad para dirigir a los trabajadores y a todo  el pueblo en el avance y defensa de la revolución socialista.  Se  guía por el ideario y el ejemplo de Martí, Fidel, Marx, Lenin, Che y de todos los luchadores que en Cuba y en el mundo  han   realizado aportes a la emancipación  humana.  Su carácter de partido único de la nación es inherente al legado martiano, al igual que su vocación democrática y unitaria.   
   
39.  Orienta a la sociedad y al Estado,  basado en el consenso de la nación, para que se cumplan los preceptos y los  fines de la Constitución, contribuye a   ello por medio de su desempeño político, y dirige  los     diversos esfuerzos  del pueblo hacia el avance del socialismo en Cuba.  Trabaja  por  preservar y  fortalecer  la  unidad  patriótica  de los  cubanos,  y  por  desarrollar con todos y para el bien de todos los valores éticos, morales y cívicos enunciados en la Constitución.

ALGUNAS RAZONES QUE SUSTENTAN ESTA SUGERENCIA  

Primera: Se elimina la mención al “marxismo–leninismo”, en el entendido de que este, en rigor, no es marxista ni leninista.  La reforma a nuestra Constitución es una excelente ocasión para rectificar este equívoco, que data de varias décadas, y para actualizar en la Carta Magna  un concepto del marxismo  con una mirada  abarcadora, crítica e histórica. 

La Revolución Cubana “del Moncada, del Granma y de la Sierra”, por ejemplo, triunfó a pesar de la  hegemonía del  “marxismo–leninismo” en el movimiento comunista internacional durante aquellos años. Predominaban entonces en  esa agrupación  criterios muy diferentes a la estrategia de lucha armada encabezada por Fidel, y a su concepción de avanzar de manera radical e ininterrumpida por la senda de una revolución de liberación nacional y social, democrática, anticapitalista y socialista. No es casual que el 26 de julio de 1967 el Che escribiera en su Diario, que el Moncada fue   una “rebelión contra las oligarquías y contra los dogmas revolucionarios”.

El “marxismo–leninismo”  es la versión particular de Stalin y de otros dirigentes y pensadores  soviéticos sobre las ideas de Marx, Engels y Lenin,  codificadas  en manuales de filosofía, de economía política  y de “comunismo científico”, y oficializadas en la líneas políticas del Partido Comunista y en la Constitución de la Unión Soviética.  Tal sistematización distorsiona     el rigor  crítico–revolucionario del marxismo original y su posterior evolución, enriquecida por múltiples experiencias históricas y elaboraciones de  otros pensadores y procesos revolucionarios de orientación  socialista.  

El “marxismo leninismo”  enarbola la pureza teórica e ideológica exclusiva, y por eso  suele ser sectario y excluyente. Contrasta con la riqueza del pensamiento teórico y político crítico originado durante los años de la Revolución Bolchevique, y  con los aportes posteriores de  varios pensadores y luchadores descollantes del siglo xx, entre los que se encuentran Mariátegui, Fidel y Che  en nuestra América.   

Es muy importante además considerar que los movimientos de luchas revolucionarias en Cuba han estado siempre influidos y han interactuado con los procesos y corrientes políticas y de pensamiento más avanzados de nuestra América, desde la Revolución Mexicana de 1910,   la Reforma Universitaria de Córdoba, José ingenieros  y José Carlos   Mariátegui, hasta la Teoría de la Dependencia, los movimientos de lucha armada, la Teología de la Liberación, la pedagogía popular de Paulo Freire, los movimientos sociales  y los más recientes procesos revolucionarios y progresistas, cuyo exponente mayor es  la Revolución Bolivariana y  su líder Hugo Chávez.

No se trata, en consecuencia, de sustituir en el texto el nombre “marxismo–leninismo” por otro término “sintetizador” o “didáctico”. La nueva Constitución debiera incluir una referencia “actualizada”, aunque sea de modo implícito, sobre la teoría y la ideología que nos guía en nuestro quehacer  estratégico.  Este es un asunto que en la tradición marxista plural, se debatió  y superó hace  varias décadas.  Es menester ponernos al día, y la principal responsabilidad recae en el PCC.  Recomiendo crear un grupo integrado por pensadores académicos de reconocido prestigio (entre ellos premios nacionales de ciencias sociales) y dirigentes políticos con formación teórica, que discuta este importante tema a fin de proponer a la Comisión de la Anpp las formulaciones idóneas.

Resulta primordial para el futuro de nuestro proyecto socialista y comunista reverdecer el marxismo, y esto supone no formular una nueva  exégesis apologética en su nombre. Al contrario, es imperioso convocar a todos los que puedan aportar ideas, y buscar las vías y los métodos que  faciliten persuadir a  mucha gente de nuestro pueblo, permeada de escepticismo y/o anomia luego del desastre del “socialismo real”, por nuestros propios errores y  debido a la inconsistencia del “marxismo–leninismo” asociado a  aquellos regímenes.  

Es  impostergable   comprender y recuperar con una visión cubana totalizadora, la compleja y larga historia del marxismo en el siglo XX. Varios pensadores cubanos, de la generación de los 1960 y otros más jóvenes, han realizado  contribuciones sobre estos temas que son cruciales en nuestros afanes de crear una sociedad auténticamente humana.

Segunda: Es fundamental preservar el objetivo del artículo 5, sobre el papel del PCC y sus nexos con la sociedad y el Estado, así como el tipo de relación que  mantiene con la Constitución. Este ha sido un tema generador de polémicas, y es verdad que requiere esculpirse mejor.

Estimo necesario una formulación más precisa de ese párrafo,  con el fin de:  explicar  de modo convincente las razones políticas y teóricas que respaldan la idea de un partido único; expresar qué atributos suyos lo convierten en la fuerza dirigente principal de la sociedad y  le confieren su rol orientador del Estado y dejar establecido que  la ciudadanía lo reconoce de tal modo, pues es ella la que legitima las hegemonías; indicar que además de  orientarse  por el ideario y el ejemplo de Martí, Fidel, Marx y Lenin se guía por el Che, que es un  paradigma  del pueblo cubano y  de estatura universal; mencionar con una referencia general a todos los luchadores que en Cuba y en el mundo  hayan   realizado aportes a la emancipación  humana, porque  ese es un legado  de matriz martiana y fidelista que  es menester  asumir y continuar en beneficio de la vasta cultura política que debe caracterizar al PCC, factor importante  para    legitimar su liderazgo de manera permanente.

Tercera: La  proclamación de que el PCC “es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado” considero que por sí misma no se explica y da lugar a interpretaciones diversas. En  mi propuesta  formulo primero la idea central que el PCC “es la vanguardia organizada de la nación cubana y la fuerza  dirigente  principal de la sociedad” y añado que esta “así lo reconoce”. 

O sea, no se trata de un don divino –como el que se atribuye al Rey en los regímenes absolutistas–, el rol del Partido está avalado por su historia al servicio del pueblo y sus atributos tangibles, que la ciudadanía reconoce y acepta, bajo determinadas premisas.  Definir esto en la Constitución de una u otra manera, me parece fundamental.

Por eso sugiero no emplear el término “superior”,  que resulta ambiguo y  hasta pudiera entenderse –como ya ocurre–, que el PCC existe y opera fuera del imperio de la Constitución. Y completo la idea en el segundo párrafo al decir:   “Orienta a la sociedad y al Estado de manera convincente para que se cumplan los preceptos y los  fines de la Constitución,  contribuye a   ello por medio de su desempeño  político, y dirige  los     diversos esfuerzos del pueblo hacia el avance del socialismo en Cuba”. 

Finalmente, recomiendo  cambiar la expresión     “desarrollar  valores éticos, morales y cívicos”, pues no define cuáles son estos,  y decir que se trata de  “los valores éticos, morales y cívicos enunciados en la presente Constitución”.

ARTÍCULO ORIGINAL

41. ARTÍCULO 7. La Constitución es la norma  suprema  del  Estado.  Todos  están  obligados  a  cumplirla.  Las  disposiciones y actos de los órganos del  Estado,  sus  directivos,  funcionarios y empleados, se ajustan a lo que esta prescribe.

PROPUESTA DE  ENMIENDA

41. ARTÍCULO 7. La Constitución es la norma  suprema del Estado.  Todos los ciudadanos y ciudadanas cubanos, las organizaciones políticas, de masas y sociales, así como  las entidades económicas están  obligados  a  cumplirla.  Las  disposiciones y actos de los órganos del  Estado,  sus  directivos,  funcionarios y empleados, se ajustan a lo que esta prescribe.

COMENTARIO

“Todos están obligados a cumplirla”,  es una afirmación genérica, pues no identifica si se refiere a personas (ciudadanos cubanos) e instituciones de toda índole, o solo a ciudadanos.  La propuesta  busca identificar quiénes son “todos”,    esclarecer que están incluidos las organizaciones políticas, de masas, sociales y los entes económicos.  De tal modo queda  explícito que el PCC y todos sus organismos y miembros también están obligados a cumplir la Constitución, aspecto este sobre el que se han planteado numerosas dudas y opiniones  fundadas en una interpretación abierta del término “todos”, y en interpretaciones públicas realizadas por miembros de la Comisión de la Anpp.

ARTÍCULO 12 ORIGINAL

50. Las  relaciones  económicas,  diplomáticas  y  políticas  con  cualquier  otro  Estado  no  podrán  ser  jamás  negociadas  bajo  agresión,  amenaza  o  coerción  de  una  potencia  extranjera.

PROPUESTA DE ADICIÓN

Terminar el párrafo del siguiente modo: “de una potencia extranjera o de cualquier país o grupo de países”.

ARTÍCULO 13 ORIGINAL.   El   Estado   tiene como  fines  esenciales  los  siguientes:

PÁRRAFO 56 E) ORIGINAL

promover  un  desarrollo  sostenible  que  asegure  la  prosperidad  individual  y  colectiva,  y  trabajar  por alcanzar  mayores  niveles  de  equidad y justicia social, así como preservar y multiplicar los logros alcanzados por la Revolución;

PROPUESTA DE ADICIÓN

promover  un  desarrollo económico y social sostenible  que  asegure  la  prosperidad  individual  y de toda la sociedad (sigue igual …)

PÁRRAFO 62 ORIGINAL (sobre organizaciones de masas y sociales)

62. La ley establece los principios generales en que estas organizaciones se fundamentan y reconoce el desempeño de las demás formas asociativas. 

PROPUESTA DE ADICIÓN AL PÁRRAFO 62

“(…) de las demás formas asociativas de la sociedad civil”.

PÁRRAFO 67 ORIGINAL

67. ARTÍCULO  16.  La  República  de Cuba  basa  las  relaciones  internacionales en el ejercicio de su soberanía y los principios antimperialistas e  internacionalistas,  en  función  de los intereses del pueblo y, en consecuencia:

PROPUESTA DE PÁRRAFO 67

La  República  de Cuba  basa   sus  relaciones  internacionales en el ejercicio de  la soberanía, en el aserto martiano de que Patria es humanidad y en los principios antimperialistas e  internacionalistas inherentes a las concepciones revolucionarias del pueblo cubano y, en consecuencia:

PÁRRAFOS ORIGINALES 80 Y 81

80. m) basa sus relaciones con los países que edifican el socialismo en la amistad fraternal, la cooperación y la ayuda mutua, asentadas en los objetivos comunes de la construcción de la nueva sociedad;
81. n) mantiene relaciones de amistad con los países que, teniendo un régimen político, social y económico diferente, respetan su soberanía, observan las normas de convivencia entre los Estados, se atienen a los principios de mutuas conveniencias y adoptan una actitud recíproca con nuestro país,

PROPUESTA PARA QUE SE ELABORE UN NUEVO PÁRRAFO

Recomiendo formular otro  párrafo a continuación del actual 80,  para definir el tipo de relaciones que Cuba mantiene con países que, sin ser socialistas, sus gobiernos mantienen posturas antimperialistas y políticas progresistas a favor de sus respectivos pueblos. Esto permitiría abarcar con más precisión la naturaleza de nuestros nexos actuales por ejemplo  con países como Venezuela, Bolivia, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, y de otros en resto del mundo.  El actual párrafo 81 es  muy abarcador (de hecho se interpreta que son todas las naciones no socialistas…) y no define por consiguiente la calidad específica de  nuestras relaciones con Estados como los antes mencionados, aliados de Cuba en muchas materias.

PÁRRAFO ORIGINAL 82

82. ñ) promueve la multipolaridad en las relaciones internacionales, como alternativa a la dominación y al hegemonismo político, financiero y militar que amenazan la paz, la independencia y la soberanía de los pueblos.

PROPUESTA DE ADICIÓN

82. ñ) promueve la multipolaridad en las relaciones internacionales, como alternativa a la dominación y al hegemonismo político, financiero y militar del imperialismo estadounidense y de otras potencias que amenazan la paz, la independencia y la soberanía de los pueblos.

FUNDAMENTACIÓN:

Identificar el  sujeto de tal dominación y hegemonismo (el imperialismo y otras potencias…), que en el párrafo original no se menciona.

ARTÍCULO 21 ORIGINAL. Se reconocen las formas de propiedad siguientes:

89. a) socialista de todo el pueblo: en la que el Estado actúa en representación y beneficio de este como propietario.

90. b) cooperativa: la sustentada en el trabajo colectivo de sus socios propietarios y en el ejercicio efectivo de los principios del cooperativismo.

91. c) mixta: la formada por la combinación de dos o más formas de propiedad.

92. d) de las organizaciones políticas, de masas y sociales: la que ejercen estos sujetos sobre sus bienes.

93. e) privada: la que se ejerce sobre determinados medios de producción, de conformidad con lo establecido.

94. f) personal: la que se ejerce sobre los bienes que sin constituir medios de producción contribuyen a la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de su titular.

95. La ley regula lo relativo a estas y otras formas de propiedad. El Estado estimula aquellas de carácter más social.

COMENTARIOS Y PROPUESTAS SOBRE EL ARTÍCULO 21

Párrafo 89: Sugiero añadir la idea de que esta representación del Estado está sujeta a mecanismos democráticos de control por parte del propietario, o sea del pueblo.

Párrafo 90: Recomiendo agregar a “principios del cooperativismo” algún término que defina su cualidad en  el régimen socialista cubano, pues la expresión utilizada acepta la idea de que existen principios del cooperativismo neutrales, sin importar el régimen donde existen las cooperativas. He conocido experiencias en Cuba de  esas entidades cuyos fundamentos son la consecución exclusiva del lucro a favor de los asociados, incluso por debajo de la sociabilidad de cooperativas de países capitalistas y de espaldas a la ética que también debe condicionar los valores de ese tipo de asociación económica  en Cuba.

Párrafos 91, 92 y 93: Recomiendo trasladar el 93 (propiedad privada) para el 91, el 92 (Propiedad de organizaciones…) para el 93, y este (propiedad mixta) sería el 92. De tal modo, se colocan en un orden más lógico y la propiedad privada ocupa el lugar que le corresponde en la dinámica económica.

Párrafo 95: La expresión “el Estado estimula aquellas de carácter más social” puede dar lugar a la percepción de que el Estado no apoya, o desestimula las formas de propiedad privada. Esta interpretación  es incorrecta a la luz de la política definida y consensuada en “La conceptualización” y  enfatizada varias veces por Raúl.  Sin embargo existen evidencias de que, en efecto, determinadas  acciones    (o inacciones) del Estado  entorpecen  el desenvolvimiento de la propiedad privada a favor del desarrollo económico–social del país.

Sugiero reformular esa parte del párrafo,  para evitar que se interprete que el Estado acepta a regañadientes la propiedad privada y, en consecuencia, actúa de diversas formas para constreñirla.  Esta es una opinión bastante generalizada entre los “cuentapropistas” y  en numerosos ciudadanos –basada en hechos reales–,  y la Constitución debiera ser muy clara en expresar la política del Estado al respecto.   

Se trata de un tema sensible, tanto por sus efectos económicos como políticos y éticos, que debiera formularse con sumo cuidado y más aún lograrse elaborar un concepto acorde con la política de largo plazo, donde el sector privado debe ser integrado al tránsito socialista de manera coherente y fecunda. Aunque ya sabemos que inevitablemente hay y habrá contradicciones, porque  las relaciones económicas de todo tipo son  portadoras de determinada fuerza política, que  tiende a disputar cuotas de poder.    Tales conflictos debieran ser procesados y resueltos en lo posible con fórmulas constructivas y consensuadas,   nunca autoritarias y burocráticas como acaba de ocurrir con los taxistas–boteros en La Habana o  con la decisión de prohibir     de modo general la tenencia de más de una licencia para ejercer el trabajo privado. Como si un  cortador de palmiche y a la vez barbero pudiera generar concentración de propiedad y  riqueza extrema...

ARTÍCULO 23 ORIGINAL

101. La propiedad socialista de todo el pueblo incluye otros bienes, cuyo régimen legal se define en la ley.

COMENTARIO AL PÁRRAFO 101

Considero este párrafo muy escueto, tratándose además de un tema tan importante. Contrasta con la formulación de la Carta Magna vigente, que  en su artículo 15 incluye también: “b) los centrales azucareros, las fábricas, los medios fundamentales de transporte, y cuantas empresas, bancos e instalaciones han sido nacionalizados y expropiados a los imperialistas, latifundistas y burgueses, así como las fábricas, empresas e instalaciones económicas y centros científicos, sociales, culturales y deportivos construidos, fomentados o adquiridos por el Estado y los que en el futuro construya, fomente o adquiera”.

Y añade la Constitución de 1976-1992: “Estos bienes no pueden trasmitirse en propiedad a personas naturales o jurídicas, salvo los casos excepcionales en que la transmisión parcial o total de algún objetivo económico se destine a los fines del desarrollo del país y no afecten los fundamentos políticos, sociales y económicos del Estado, previa aprobación del Consejo de Ministros o su Comité Ejecutivo”.

Insisto en que un asunto de tanta envergadura debe ser formulado de manera más precisa, porque la remisión del “régimen legal” a la ley –como hace el Proyecto– tiene que estar amparada por una definición  diáfana en la Ley de Leyes que condicione las normas ulteriores. No creo que deba obviarse al respecto lo  esencial definido por  la Constitución vigente, aunque tendría que actualizarse.

Si, por ejemplo, el Título IV (Derechos, deberes y garantías) del Proyecto es abarcador, extenso y  exhaustivo en sus preceptos –de modo correcto–, en este tema que aborda la propiedad socialista de todo el pueblo, como en otros de suma importancia, la Constitución no debiera  escatimar las definiciones pertinentes que orienten con claridad al futuro legislador en la formulación certera de las leyes complementarias.

ARTÍCULO ORIGINAL

102. ARTÍCULO 24. Las instituciones presupuestadas cuentan con bienes de propiedad socialista de todo el pueblo, sobre los cuales ejercen los derechos que correspondan de conformidad con lo previsto en la ley.

PROPUESTA DE ADICIÓN

Después de “los derechos” decir: “(…) y tienen que cumplir las obligaciones (…)”.  Algo muy importante, porque sabemos las graves deficiencias de muchas instituciones presupuestadas en el cuidado y uso idóneo de los bienes asignados.

ARTÍCULO 27 ORIGINAL.  (Incluye párrafos 109 a 111)

PÁRRAFO 111. ORIGINAL

Los trabajadores participan activa y conscientemente en estos procesos, conforme a lo establecido.

COMENTARIO  Y PROPUESTA

La afirmación “participan activa y conscientemente en estos procesos conforme a lo establecido”, es insuficiente. Primero, una vez más, porque  la Carta Magna es la que debe fijar las directrices a los posteriores legisladores. 

Por consiguiente, hay que definir los atributos de tal participación “activa y consciente”, que es una expresión muy genérica: cuáles  son sus alcances, objetivos y  formas orgánicas, y en especial cuáles son las prerrogativas de los trabajadores.

La democracia socialista  no solo abarca el ámbito de la política, en particular el sistema de poder  del Estado.  Reiteradas veces no se toma en cuenta, o no se destaca que el poder democrático del pueblo trabajador tiene  mucho que ver   con su protagonismo real en los procesos económicos:  para proponer ideas  durante la elaboración de los planes relacionados con el centro de trabajo específico (de producción, servicio o comercio), y luego asumir responsabilidades  en su ejecución, en el control y en la evaluación; para  imaginar e implementar fórmulas de ahorro y eficiencia; para proponer y ejecutar acciones que mejoren las condiciones laborales y discutir el uso adecuado de las ganancias  que corresponden al colectivo; para  enfrentar la corrupción en todas sus manifestaciones y las ineficiencias de la burocracia; para  ser escuchados antes de  que se aprueben los gerentes y tener posibilidad de hacer propuestas  sobre el desempeño de estos, así como para solicitar su eventual destitución;  y por medio de otras   maneras que demuestren el   ejercicio eficaz del poder de los trabajadores organizados en el avance del socialismo.

Finalmente, es muy importante que la Constitución registre la nueva realidad de “los trabajadores por cuenta propia” y  aquellos que laboran en negocios privados o cooperativas. ¿Cómo participan en la gestión de su centro de trabajo? ¿Cuáles son sus derechos para garantizar condiciones apropiadas y no ser sobreexplotados? También otros aspectos sustantivos relacionados con el desempeño concebido para este segmento de la clase trabajadora cubana, en crecimiento numérico y cualitativo. Llama la atención que en el Proyecto no se aborde esta nueva realidad laboral y clasista, que agrupa ya a la tercera parte de la fuerza de trabajo del país.

ARTÍCULO 28 ORIGINAL

113. La ley establece lo relativo al desarrollo de la inversión extranjera en el territorio nacional.

PROPUESTA:

Después de “al desarrollo” añadir  “y al funcionamiento”.

ARTÍCULO 54 ORIGINAL

171. Las personas tienen libertad de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio nacional, cambiar de domicilio o residencia, sin más limitaciones que las establecidas por la ley.

COMENTARIO:

Este artículo adelanta que la Ley establecerá limitaciones al derecho que se anuncia. Se trata de un tema sensible, porque en el pasado reciente existieron regulaciones para viajar al exterior que aunque eliminadas,  han dejado huellas. Actualmente existen regulaciones que limitan a determinados profesionales sus salidas  foráneas, como es el caso de los médicos, y esto, a saber, provoca incomprensiones en buena parte de los afectados, sus allegados y segmentos de la población.

Otro asunto polémico son las limitaciones a ciudadanos cubanos y cubanas residentes fuera de  la capital para trasladar su residencia a  esta, ya sea de modo temporal o definitivo,  bajo el criterio de que “La Habana no aguanta más”.

Recomiendo que el texto constitucional por lo menos no adelante que la Ley establecerá “limitaciones”. Y si lo hace, diga que serán “regulaciones” y exponga los fundamentos  sustantivos de estas, en primer lugar a tenor de intereses superiores de la sociedad, aunque sin referirse a alguna limitación en particular.

ARTÍCULO 56 ORIGINAL

173. Todas las personas tienen derecho a recibir del Estado información veraz, adecuada y oportuna, conforme a las regulaciones establecidas.

COMENTARIO:

Información veraz y oportuna se entiende. Sin embargo el calificativo “adecuada” podría ser innecesario. Según el diccionario  los sinónimos de adecuado son: “conveniente, apropiado, oportuno, idóneo, apto”.

Pero lo más importante es dejar  plasmado que  el Estado tiene la obligación de conocer cuáles son las materias informativas que interesa a la población y en qué proporciones. Porque desde hace tiempo existen insatisfacciones en  mucha gente  respecto de las prioridades informativas  que deciden   quienes dirigen los medios, sin tomar en cuenta las expectativas e intereses de la diversidad de sectores que integran nuestra sociedad.

Existen temas que no se abordan nunca (¿tabús?) y  otros que apenas se informan o no se realizan comentarios, o se divulgan versiones parciales y a veces sesgadas de ellos. ¿Cuáles? La lista es larga y  mi intención  es  apenas llamar la atención acerca de la problematicidad de este asunto de vieja data, que en estos tiempos de expansión de la red de redes en Cuba podría complicarse o despejarse,  si se trabaja para lograr la armonía deseable entre los emisores y los receptores, que ahora también de modo creciente  son  transmisores…

Solo refiero  una paradoja: Se ha  divulgado desde hace meses que  fue aprobada “la política informativa”,    sin embargo nadie la ha explicado, ni se conoce qué receptores de ella fueron consultados y por medio de qué métodos científicos se conocieron sus opiniones.  Por lo que ha trascendido,  muchos profesionales de la prensa están contentos, sí fueron consultados y algunos participaron en su elaboración, lo  que es “una buena noticia”, pero todavía los receptores    apenas hemos sido informados de los titulares…  

ARTÍCULO 60 ORIGINAL

179. Se reconoce a los ciudadanos la libertad de prensa. Este derecho se ejerce de conformidad con la ley.

180. Los medios fundamentales de comunicación social, en cualquiera de sus soportes, son de propiedad socialista de todo el pueblo, lo que asegura su uso al servicio de toda la sociedad.

181. El Estado establece los principios de organización y funcionamiento para todos los medios de comunicación social.

COMENTARIOS:

Lo que reza el artículo 180 no asegura su uso al servicio de la sociedad por sí mismo. Que los medios sean propiedad socialista de todo el pueblo es una premisa, una condición necesaria pero no suficiente para que estén al servicio de toda la sociedad.  Ejemplos en el mundo del socialismo hay varios, y Cuba no es una excepción aunque no es mi objetivo extenderme.

Propongo que se sustituya esa afirmación por la siguiente: “lo que representa una premisa indispensable para lograr que estén al servicio de toda la sociedad, que es una obligación del Estado garantizar”.

Además, sugiero precisar qué se entiende en nuestra Constitución por “libertad de prensa” y “libertad de expresión”, porque, a saber, ambas tienen un significado condicionado por el régimen político–social donde se admiten y ejercen. Creo que aunque  empleemos  esos términos exactos, acordes con los   documentos internacionales que Cuba ha firmado,  seguiremos siendo objeto de críticas y reclamaciones por parte de las instituciones que juzgan a nivel mundial el cumplimiento de los mismos, en razón  de los intereses que predominan en esos entes multilaterales.  Por eso considero necesario definir en la Constitución nuestra  interpretación sobre estos términos, para evitar o “vacunarnos” contra equívocos foráneos, ser coherentes  entre nosotros  y   no dejar   lugar a   regulaciones posteriores  inexactas en la Ley.

Finalmente considero que nuestros medios debieran reflejar de un modo más versátil y riguroso las corrientes de opinión que existen en nuestro pueblo revolucionario, incluidos los intelectuales, bajo la premisa bien conocida y no siempre practicada de que dentro de la revolución todo y en contra de ella nada. Y eso significa que se escuche y lea la palabra de   los opinantes, profesionales o no de la prensa, dentro de los principios y normas de nuestra Constitución

ARTÍCULO 70 ORIGINAL

198. Los hijos, a su vez, están obligados a respetar y atender a sus padres.

RECOMENDACIÓN:

Ampliar este párrafo, por la importancia en sí misma del tema y  debido a que muchas familias tendrán cada vez más personas de la tercera edad, necesitadas de atención material y afectiva de calidad, y muchas veces de cuidados especiales.

ARTÍCULO ORIGINAL

203. ARTÍCULO 75. La persona en condición de trabajar tiene derecho a obtener un empleo digno, en correspondencia con su elección, calificación, aptitud y exigencias de la economía y la sociedad.

Recomendación: Añadir,  “conducta” (o “desempeño”) después de “aptitud”.

Sugiero además sustituir “empleo  digno”, por “empleo idóneo”, que se corresponde más con la idea de este derecho.  

ARTÍCULO ORIGINAL

204. ARTÍCULO 76. El trabajo se remunera en función de la cantidad, complejidad, calidad y resultados obtenidos, expresión del principio de distribución socialista “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”.

PROPUESTA DE PÁRRAFO ENMENDADO

204. ARTÍCULO 76. El Estado se esfuerza por lograr que el trabajo se remunere en función de la cantidad, complejidad, calidad y resultados obtenidos, para lograr en el menor plazo posible que se cumpla el principio de distribución socialista “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”.

RAZONES DE ESTA SUGERENCIA

En el párrafo que propongo, el compromiso del Estado es progresivo. No puede ser de otro modo en las actuales circunstancias, y no está a la vista que tal realidad cambie de forma  esencial en un plazo breve. Además,   se respetaría así la  idea de Fidel aludida en la introducción, sobre el cumplimiento cabal de  los enunciados de la Constitución.

En verdad, este principio se ha estado violando desde hace mucho tiempo –pues  del mismo modo aparece  formulado en la Constitución de 1976–, y en las últimas décadas la situación empeoró. El texto  sugerido, busca sincerar una realidad que  toda nuestra gente conoce. De paso, el Estado queda comprometido a resolver algo tan importante y notorio,  y se evita que pueda interpretarse como una intención  suya de ofrecer “gato por liebre”.

PÁRRAFO 205 ORIGINAL, TAMBIÉN DEL  ARTÍCULO 76

205. Todas las personas reciben el mismo salario por trabajo de igual valor.

RECOMENDACIÓN:

Por razones semejantes o iguales, sugiero reformular este párrafo. Este apotegma  no se cumple, ni está a  en el horizonte visible que pueda cumplirse, en primer lugar por la existencia de un creciente sector privado, donde los trabajadores contratados devengan un salario varias veces superior a otros  que realizan  labores semejantes en el sector público, aunque estos realicen un trabajo de igual valor. Además, existen diferencias dentro del propio sector privado, y también incluso en el sector estatal.

PROPUESTA DE INSERTAR UN NUEVO PÁRRAFO, RELACIONADO CON EL TRABAJO VOLUNTARIO:

Considero pertinente mantener el siguiente párrafo de la Constitución vigente:  “Se reconoce el trabajo voluntario, no remunerado, realizado en beneficio de toda la sociedad, en las actividades industriales, agrícolas, técnicas, artísticas y de servicio, como formador de la conciencia comunista de nuestro pueblo”.

No sé cuándo, ni cómo, desapareció el trabajo voluntario de nuestra política formadora de conciencia –de dirigentes y dirigidos– y con el propósito de producir valores económicos. No recuerdo que este tema medular de nuestra historia revolucionaria y de nuestras concepciones socialistas, haya sido debatido en el seno del pueblo trabajador y en el PCC y la UJC. En todo caso, se dejó de promover –y de practicar– y eso solo puede ser posible a consecuencia de una política decidida en la alta dirección del país. 

Creo que debemos reivindicar cada vez más el concepto guevarista y fidelista respecto del trabajo voluntario, por su trascendencia en algo que cada día es más decisivo en la transición socialista cubana: los valores de la solidaridad y la generosidad frente al peligroso avance del individualismo. Si en los últimos tiempos, para señalar errores y deficiencias se ha usado (y abusado) con frecuencia del término “actualizar” y “perfeccionar”, muy bien se pueden evaluar críticamente las desviaciones que existieron en el  empleo indebido o deformado del trabajo voluntario, e introducir las correcciones pertinentes. Pero no botar la criatura viva con el agua sucia…

Silvio, con sus numerosos conciertos gratuitos en los barrios, en las prisiones y en otros sitios del país, e incluso fuera de Cuba,  sin proponérselo ha sido en estos años un  símbolo del significado que encierra la entrega de sí a la sociedad que se ama, sin otro  afán que  el goce  de servir y hacer felices a los demás.

ARTÍCULO ORIGINAL

214. ARTÍCULO 81. El Estado, mediante la asistencia social, protege a las personas sin recursos ni amparo, no aptas para trabajar, que carezcan de familiares en condiciones de prestarle ayuda; y a las familias que, debido a los bajos ingresos que perciben, así lo requieran, de conformidad con la ley.

SUGERENCIA DE UN NUEVO PÁRRAFO:

Es obligación del Estado trabajar de modo priorizado para impedir que surjan en la sociedad, en cualquier sitio del territorio nacional, personas individuales y  grupos de  ciudadanos cuya calidad de vida clasifique en un nivel de pobreza relativa o absoluta.

ARTÍCULO 82 ORIGINAL

215.  Se reconoce el derecho de las personas a una vivienda digna.
216. El Estado trabaja para hacer efectivo este derecho mediante programas de construcción de viviendas, con la participación de entidades y de la población, en correspondencia con las normas del ordenamiento territorial y urbano y las leyes.

PROPUESTA:

Después de “programas de construcción” añadir “y reparación capital” (y sigue).

Las razones son obvias: Hay muchísimas  viviendas que no son “dignas” por su deterioro, y podrían alcanzar ese rango con una reconstrucción o reparación sustantiva.

ARTÍCULO 83 ORIGINAL

217. La salud pública es un derecho de todas las personas. El Estado garantiza el acceso y la gratuidad de los servicios de atención, protección y recuperación.

Sugerencia de adición:

Añadir después de “acceso”  “la calidad” (y sigue)

PÁRRAFO ORIGINAL 222 TAMBIÉN DEL ARTÍCULO 83

Se garantiza la formación posgraduada y la educación de las personas adultas, de conformidad con las regulaciones establecidas.

PROPUESTA:

Comenzar el párrafo del siguiente modo: “Se garantiza de manera gratuita la formación posgraduada y la educación de las personas adultas” (…sigue).

A saber, en Cuba nunca se han cobrado los estudios de posgrado y la educación de adultos, siendo este, además de un principio de equidad conquistado, un factor muy importante para el desarrollo de la principal riqueza del país: los seres humanos.

ARTÍCULO 90 ORIGINAL

232. todas las personas tienen derecho a participar en la vida cultural y artística de la nación.

233. El Estado promueve la cultura y las distintas manifestaciones artísticas, de conformidad con la política cultural y la ley.

PROPUESTAS:

El arte es parte de la cultura. Por consiguiente, se propone que el párrafo 232 elimine la expresión “y artística”. Y el 233 formularlo así: “El Estado promueve  las distintas manifestaciones  de la cultura, de conformidad con la  ley”.

ARTÍCULO 95 ORIGINAL 

275. f) se estimula la investigación científico–técnica con un enfoque de desarrollo e innovación, priorizando la dirigida a solucionar los problemas que atañen al interés de la sociedad y al beneficio del pueblo;

PROPUESTA:

Incorporar “y de las ciencias sociales” después de “científico–técnica”.

Las ciencias sociales en Cuba no han tenido la atención  que  requieren por el Estado, el Partido y  las organizaciones de masas y sociales. Asociado a ello, tampoco se emplean con la  sistematicidad y jerarquía necesarias,  como vía para conocer   y diagnosticar problemas de la sociedad y contribuir a formular políticas y a desarrollar líneas de  acción acordes a tales saberes científicos.  

PÁRRAFOS ORIGINALES

288. e) las disposiciones de los órganos estatales superiores son obligatorias para los inferiores;

289. f) los órganos estatales inferiores responden ante los superiores y les rinden cuenta de su gestión, y

PROPUESTAS

Sugiero añadir en el inciso e), luego de “inferiores”, la siguiente idea: “que podrán expresar su desacuerdo, y elevarlo incluso hasta el nivel más alto de su entidad, cuando consideren que la orientación recibida afecta de modo sensible su   actividad y la del órgano estatal al que pertenecen”.

Y sobre el inciso F), recomiendo agregar: “los órganos superiores informarán a los inferiores,  y estos tienen el derecho de expresar sus opiniones”.

281. TÍTULO VI: ESTRUCTURA DEL ESTADO

COMENTARIO GENERAL:

El artículo 103 que define las responsabilidades y tareas de la Anpp, abarca casi el abecedario completo: desde la “a” hasta la “x”. Y esta última reza: “las demás atribuciones que le confiere esta Constitución”.

Una mirada serena sobre ese vasto cuerpo de  atribuciones y quehaceres, junto a la observación crítica de la experiencia acumulada durante 42 años de existencia de la Anpp, hacen concluir a muchísimas personas que es imposible hacer recaer del modo en que ha sido concebido hasta ahora tantas responsabilidades y faenas en ese órgano superior del Estado, que representa la voluntad soberana del Pueblo.  

No debemos olvidar que la concepción original de la Anpp, complementada con la existencia del Consejo de Estado –que la representa entre sus sesiones plenarias semestrales–, así como  una parte del resto del sistema del Poder Popular proviene del modelo soviético establecido por primera vez en la Constitución de la  Urss de1924.

Luego de 42 años de experiencias y aportes cubanos y tomando en cuenta las percepciones y opiniones escuchadas con frecuencia en el seno de la población y leídas en  textos de especialistas –revolucionarios–, es evidente que resulta  necesario hacer un balance a fondo sobre este tema crucial, cuya significación  es mayor en  la coyuntura de la histórica reforma que se hará a la Constitución.

A saber, las opiniones y sugerencias más comunes que conozco son:  

1)     disminuir el número de diputados y que estos se dediquen todo el tiempo a su labor en la Anpp, donde  deben recibir su retribución salarial; 
2)     que  la Anpp funcione en plenaria muchas más veces,  a fin de poder ejercer de veras sus atribuciones, además de la labor permanente y complementaria de las comisiones, a las que deben pertenecer la mayoría de los diputados;  
3)     lograr una composición que garantice el debate y resultados  de más calidad y en plena sintonía con las opiniones consensuadas en el pueblo;  
4)     no perseguir siempre acuerdos unánimes, siendo más conveniente en las ocasiones en que así resulte visible que las votaciones reflejen las opiniones en contra e incluso las abstenciones, pues en ambos casos es un hecho natural e incluso preferible al “unanimismo”;
5)     aprobar todos los acuerdos por unanimidad  hace daño al prestigio de la Anpp, pues si ella es espejo del pueblo y en especial de  su mayoría   más consecuente con el proyecto socialista,  tal unanimidad absoluta no existe muchas veces en las aguas profundas del colectivo que se representa. La responsabilidad de los diputados es auscultar  de modo directo los estados de opinión  y de ánimo de la población, interpretar estos correctamente y llevarlos con su propia voz a la Anpp;
6)     el Consejo de Estado debiera dejar de existir como está concebido, pues de hecho sustituye con frecuencia el desempeño de la Anpp, al quedar esta como una instancia en gran medida aprobatoria a posteriori de las decisiones del primero:
7)     otra variante sería mantener el Consejo de Estado, pero con menos atribuciones y fortalecer el desempeño de la Anpp;
8)     lo anterior implicaría, por ejemplo, reducir el número de diputados a  una cifra que sea representativa de la sociedad y a la vez funcional,  y que la mayoría se consagre todo el tiempo a la Anpp. Esta debiera tener muchas más sesiones en plenaria, más trabajo en comisiones y más vínculos con la gente, a fin de poder cumplir el extenso y complejo  haz de responsabilidades y tareas  expuesto en “el abecedario” del artículo 103 y en el resto de la Constitución.

Comparto muchas de las anteriores opiniones, con la aclaración de que a veces observo una tendencia a querer convertir erróneamente  la Anpp en un poder legislativo, semejante a la concepción clásica de los tres poderes de una república liberal, donde existen al menos en la teoría contrapesos y equilibrios entre ellos. 

En nuestra concepción del Estado socialista, la Anpp es “el órgano supremo del poder del Estado. Representa a todo el pueblo y expresa su voluntad soberana” (Artículo 97). De ahí, entre otras razones, que en la Anpp deben estar  incluidos todos los sectores principales de la sociedad y casi todos los demás entes del poder del Estado, por ejemplo una representación de las fuerzas armadas,  el presidente del Tribunal, el Fiscal General, el Primer Ministro,  y tal vez una parte de los ministros.  Y también  algunos dirigentes principales del PCC, aunque no se exprese de tal modo.  

En mi opinión, resulta muy densa la institucionalidad del poder central que propone el Proyecto,  formada por la Anpp, un Consejo de Estado, con un Presidente, cinco vicepresidentes y  más de 20 miembros, a la vez que  la Presidencia de este lo es también de la Anpp; un Presidente y un Vicepresidente de la República; un Primer Ministro, el Consejo de Ministros y un Comité del Consejo de Ministros con varios viceprimeros ministros sectoriales.

Sugiero valorar que el Consejo de Estado  sea sustituido por una Presidencia más amplia de la Anpp, por ejemplo  con un presidente y un vicepresidente primero y  cinco vicepresidentes,   para dirigir la labor permanente de la Anpp, sin las atribuciones que hoy tiene el Consejo de Estado en representación de esta,  verbigracia la aprobación de decretos–leyes y otras muchas funciones que debieran ser directamente atendidas y resueltas por la Anpp. A diferencia del actual Consejo de Estado, cuyos miembros tienen otras responsabilidades en el gobierno, las organizaciones sociales y de masas, el Partido y la UJC, la Presidencia de la Anpp que se propone sería integrada por personas dedicadas todo el tiempo a esa   tarea. Y si la decisión fuese mantener el Consejo de Estado, sugiero también que todos o la mayoría de sus miembros se ocupen exclusivamente de esa responsabilidad, con una Anpp igual a la que proponemos: más pequeña, con la mayoría de los diputados dedicada solo a esas labores, etc.

Una Anpp de tal formato y con las mismas atribuciones que señala el Proyecto, ejercidas de modo permanente, debiera incluir    una   representación   de los dirigentes principales políticos, sociales y del Estado y  otra  directa del pueblo. La diferencia con lo existente hasta hoy, es que la mayor parte de los diputados se dedicaría todo el tiempo a cumplir con el desempeño de la Anpp, y una minoría integrada por dirigentes de alta responsabilidad haría su aporte desde su mirada y experiencias abarcadoras y con el aval de su jerarquía, dedicando a la Anpp el tiempo indispensable pero de modo fecundo por sus atributos antes señalados.

De igual modo, recomiendo analizar la pertinencia del Comité del Consejo de Ministros y de los viceprimeros ministros. Me pregunto si son necesarias estas instancias para la escala de la economía y la sociedad cubanas, a tenor además con la decisión de nombrar por vez primera un primer ministro que tendrá su correspondiente equipo auxiliar, a cargo de dirigir todo el tiempo el gobierno central. Además, imagino que este deberá  ser monitoreado por el Presidente y el Vicepresidente de la República. ¿No son demasiados primeros actores en escena?


555. TÍTULO VII: ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DEL ESTADO Y 563. TÍTULO VIII: ÓRGANOS LOCALES DEL PODER POPULAR.

El Proyecto define un conjunto de  prerrogativas nuevas a favor de la autonomía del poder municipal, de gran trascendencia y acorde con la tendencia predominante a nivel internacional.

Recomiendo definir con más precisión cómo va a participar de manera sistemática y efectiva el pueblo en la base, respecto de las numerosas prerrogativas y tareas que le competen al Consejo Municipal, al Consejo Popular y a los delegados de circunscripción.   
El Proyecto se refiere varias veces a   la participación del pueblo en las tareas del PP a través de las organizaciones de masas en cada sitio, pero no concibe aquella como parte orgánica del PP a escala municipal, del Consejo Popular y de la circunscripción.  El artículo 187 expresa: “La Asamblea Municipal del Poder Popular para el ejercicio de sus funciones, se apoya en los consejos populares, en la iniciativa y amplia participación de la población, y actúa en estrecha coordinación con las organizaciones de masas y sociales”. El párrafo 662, dice: “A las reuniones del Consejo Popular pueden invitarse, según los temas y asuntos a tratar, representantes de las organizaciones de masas y sociales y de las entidades más importantes en la demarcación, con el objetivo principal de fortalecer la coordinación y el esfuerzo colectivo en beneficio de la comunidad, siempre desde las funciones propias que a cada cual corresponden”.    Y sobre los delegados, el 665 afirma   que entre sus deberes está: “a) mantener una relación permanente con sus electores, promoviendo la participación de la comunidad en la solución de sus problemas (…)”.

De manera que las orientaciones  antes expuestas,    permiten  comprender lo que muchas veces ocurre en la vida real, y es que tal protagonismo del pueblo no se realiza porque la Constitución vigente, y el Proyecto lo reitera, no  crea una instancia orgánica colectiva de las bases para realizar las acciones de autogobierno a ese nivel esencial, sean de planificación, ejecución de   diversas tareas y de control popular.  Las organizaciones de masas en los ámbitos territoriales presentan a menudo limitaciones, que no favorecen el apoyo a las instancias locales del PP. Y además, debido a la naturaleza del quehacer del PP, no siempre existe congruencia con el contenido del trabajo de aquellas.  

RECOMIENDO:

Analizar la conveniencia de establecer una instancia de apoyo   a los delegados y consejos populares, integrada por grupos de  personas voluntarias y avaladas por los   ciudadanos de cada lugar, que apoyen de manera sistemática en las tareas definidas al PP en  la primera línea del pueblo, ahí donde resulta decisivo lograr su protagonismo consciente y organizado (educación, salud, servicios, comercio, producción, vivienda, viales, asistencia social,  cultura, deportes, recreación, contraloría social, etc…). Y donde es  fundamental forjar en la vida real de las comunidades, relaciones sociales orgánicas de autogobierno del pueblo desde las bases.
En varios países existen experiencias comunales de base y municipales que es útil estudiar, por ejemplo en India, China, Venezuela y Brasil. Y también las nuestras, en los sitios donde han funcionado con buenos resultados.

679. TÍTULO IX: SISTEMA ELECTORAL

Aunque en este Título IX no hay ninguna referencia a las características de los procesos electorales para elegir los diferentes cargos previstos en la Constitución,  ofrezco la opinión siguiente.
Considero que el Presidente y el Vicepresidente de la República, en esta fase histórica de la nación deben ser elegidos como está definido en el Proyecto.

En los casos de los demás cargos de elección de los niveles nacionales, provinciales y municipales creo que  resulta saludable para nuestro sistema democrático -y existen condiciones para ello- que las candidaturas sean al menos de un 20% superior al número de cargos a elegir. Así, si la ANP la integraran 250 personas, la candidatura debiera ser de 300.  Y la candidatura para la Presidencia de esta debiera estar  formada al menos por dos diputados, al igual que a nivel municipal y provincial.

Respecto de la elección del gobernador, pareciera que la  mayoría del pueblo favorece el voto directo y que sea con más de un candidato.  Otra variante podría ser que lo eligieran en una plenaria especial todos los miembros de las asambleas municipales de la provincia. En ambos casos, lo mejor sería  una candidatura con al menos dos  propuestas.

DOS SUGERENCIAS FINALES:

1)     Es muy importante que la Anpp elabore y apruebe el cronograma legislativo “que dé cumplimiento a la elaboración de las leyes que desarrollan los preceptos establecidos en esta Constitución”  en bastante menos tiempo que “hasta” los 18 meses  concedidos en el párrafo 752 de las disposiciones  transitorias. Y más aún es necesario  que avance a un ritmo  redoblado para elaborar y aprobar las nuevas leyes y  las actualizaciones de otras, que como sabemos resultan indispensables para aplicar la Carta Magna.
2)     Pareciera que la densidad, riqueza y cantidad    de opiniones y sugerencias emitidas por el pueblo, hacen aconsejable crear subcomisiones especializadas por temáticas, que complementen    la encomiable labor de la Comisión existente y la auxilien en la formulación del proyecto  que presentará a consideración de la Anpp.  
Incluso la Comisión podría reforzarse con nuevos integrantes, en la perspectiva de alcanzar formulaciones que reflejen al máximo posible el consenso de la nación, luego de lo que  pareciera ha sido el flujo de aportes más intenso,  vasto y de más calidad   derivado de una consulta  popular en Cuba.   
Por vez primera en nuestro país se ha probado la eficacia del uso de los medios digitales y la importancia de la participación a través de ellos de especialistas en las diversas materias, comprometidos con los ideales  socialistas de la Patria. También mucha gente  de numerosos ámbitos ha participado en fecundos intercambios, por ejemplo a través de Cubadebate, blogs y redes.   
Ese  torrente de ideas  procedente del pueblo representa un formidable reto para la Comisión y la Anpp. Procesado e interpretado con el rigor  que todos esperamos,  debe surgir una versión  que exprese el consenso en los temas que han suscitado criterios disímiles. Esta última fase es decisiva para lograr el   aval de nuestro pueblo en el referendo. Sea.


 *GERMÁN SÁNCHEZ OTERO es escritor,  sociólogo y  miembro de la Uneac. Ha publicado 13 libros sobre temas históricos, políticos y económicos, y también numerosos ensayos, crónicas, testimonios, artículos y una novela. Su última obra es la biografía de Hugo Chávez.  Fue profesor universitario, embajador en Venezuela y funcionario en el Comité Central del PCC.

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