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sábado, 2 de febrero de 2019

El desarrollo socioeconómico de Rusia y sus perspectivas (III)

Por: José Luis Rodríguez
Vladimir Putin, presidente de Rusia. Foto: Getty Images.
Durante el 2018, la economía rusa volvió a crecer modestamente a un ritmo similar a lo alcanzado en 2017, luego de los decrecimientos del 2015 (-2,8%) y del 2016 (-0.2%). Esta tendencia que se mantendrá a corto plazo y se apoya en el incremento de la demanda interna. Esto fue favorecido por una inflación que se muestra baja y estable, aunque el ritmo de incremento del consumo se mantiene en cifras moderadas.
EVOLUCIÓN MACROECONÓMICA DE RUSIA 2017-2019 (%)
 20172018 (E)2019 (P)2020 (P)
PIB1,51,61,51,8
-Agricultura2,4-3,3*
-Industria1,03,0*
-Servicios1,31,3
Consumo2,52,00,91,5
Formación Bruta de Capital Fijo (Inversión bruta)4,32,22,02,5
Saldo Fiscal / PIB-1,5+2,0+2,0+2,5
Saldo de CC / PIB2,16,04,95,0
Cuenta de Capital & Financiera / PIB-1,2-4,0-2,1-1,7
Inflación3,72,95,14,2
Precio promedio del Petróleo (USD / barril)53.0065.2055.26/ 58.85**71.85/ 75.10**
Exportaciones23,620,95,52,9
Importaciones22,86,96,66,8
Tasa de Desempleo5,25,55,5
Índice de Pobreza13,212,412,011,6
NOTA: * Hasta septiembre ** Promedios WTI/BRENT. FUENTE: WB (2018); CISSTAT (2018), EIA (2018).
Rusia: tasas de crecimiento y precio del petróleo. Fuente: WB (2018).
En el 2018 se reporta un descenso de la producción agrícola aunque la industria aumenta su ritmo de crecimiento. Por otro lado, también desciende el ritmo de incremento de la formación bruta de capital fijo y la tasa nominal de inversión sobre el PIB en el 2017 fue solo del 23%, el flujo de IED alcanzó 25 484 millones de dólares –un 32% menos que en el año anterior- y la provisión total de IED llegó a 446 595 un 13,4% superior.[1]
También tuvieron una evolución positiva el saldo fiscal, que resultó positivo y creció notablemente el saldo de cuenta corriente, aunque aumento el saldo negativo de la cuenta de capital y financiera. Se ha venido trabajando en la búsqueda de un mejor equilibrio presupuestario partiendo de la posibilidad de reducir los gastos –aunque sin afectaciones sensibles al presupuesto de la defensa- y por otro se exploran nuevas vías de financiamiento.[2]
Las reservas internacionales cerraron el 2017 432 700 millones de dólares, un incremento del 14,6% en relación al año precedente. Estas reservas se estima que aumentaron a 464 000 millones de dólares al cierre del 2018. Los fondos especiales no están incluidos en las reservas y en febrero del 2018[3] se decidió mantener el Fondo de Bienestar con depósitos por 65 150 millones de dólares, que pudieron incrementarse durante el año.
La otra alternativa que se estuvo manejando fue privatizar una parte de los activos estatales, para lo cual el gobierno publicó en febrero un programa que abarcaría del 2017 al 2019, con lo que se esperaba recaudar inicialmente unos 13 000 millones de dólares, pero al parecer producto de las sanciones, este programa no dio los resultados esperados.
En este punto cabe señalar el positivo impacto para la economía rusa de la celebración del Mundial de Futbol en este verano, el que –según estimados- ha contribuido en alrededor del 1% al PIB en los últimos 5 años, cifra equivalente a 14 000 millones de dólares.[4]
Por su parte la fuga de capitales hasta agosto del presente año alcanzó la cifra de 26 500 millones de dólares por parte del sector privado, frente a 9 600 millones en el 2017 en lo cual están incidiendo los efectos de las sanciones impuestas al país por Occidente. Igualmente las sanciones sumadas a los relativamente bajos precios del petróleo de los últimos meses, provocaron una devaluación del rublo de 57.37 por USD en enero a 68.97 en diciembre de 2018, para una caída del 20,2%.
La deuda externa en junio del 2018 se cifraba en 525 000 millones de dólares, representando solo el 33% del PIB y solo un 15% de la misma corresponde al Estado.[5]En este punto cabe destacar que –a pesar de las sanciones- se calcula que el 35% de los bonos rusos se encuentran en manos de extranjeros no residentes en el país.
Otro elemento favorable en 2018 fue el notable crecimiento del 20,9% de las exportaciones –favorecido por un incremento del 23% en el precio del petróleo-  que fue acompañado del aumento de solo un 6,9% en las importaciones.
En síntesis, durante el 2018 la economía continuó la recuperación pese a que la tasa de crecimiento se mantuvo al mismo nivel del año precedente, se incrementaron las sanciones de Occidente en el ámbito financiero y los precios del petróleo no se correspondieron a las previsiones.
La situación del 2019 no se muestra mejor, con un crecimiento del PIB de 1,5% y con desempeños inferiores en casi todos los macroindicadores especialmente aquellos relacionados con el sector externo.
Esta tendencia no parece mostrar cambios sustanciales en el mediano plazo ya que el crecimiento potencial de la economía rusa se estima en solo 1,3% anual entre 2017 y 2022, con una aceleración solo a la altura del 2028 con un incremento del PIB de 3,4% ese año, según el Banco Mundial.
En este sentido se señala que los factores que deben apoyar un mayor crecimiento se encuentran en un incremento de la edad de jubilación para extender la vida laboral de la población; en un saldo migratorio favorable; un crecimiento de la tasa de inversión a niveles superiores al 25% del PIB y al incremento de la productividad total de los factores.[6]
Hasta el presente el impacto social de la situación económica –a partir de algunas medidas adoptadas por el gobierno- ha sido parcialmente compensado. En tal sentido cabe señalar que la tasa de desempleo disminuyó a un estimado de 4,6% a mediados del 2018 y solo aumenta ligeramente hasta el 2019, aunque con notables diferencias regionales que se mantienen; el salario real no parece elevarse, aún cuando creció a 7 500 rublos mensuales el salario mínimo en el 2017, pero el umbral de pobreza sitúa como mínimo 9 776 rublos para ser cubierto. Finalmente, el índice de pobreza durante el 2016 alcanzó el 13,5% de la población y se incrementó al 14,4% al cierre del 2017, aunque se espera que se reduzca en el 2018 y el 2019 y existe el propósito oficial de una reducción de este indicador a la mitad en los próximos años. No obstante, el índice de GINI muestra el valor mayor de la CEI con 0,416 y la esperanza de vida en los hombres es solo de 65,6 años, donde el alcoholismo continúa impactando fuertemente en este indicador.
Un indicador donde se produjo un retroceso fue en el Índice de Percepción de la Corrupción, en el que Rusia pasó del lugar 48º entre los países más corruptos del mundo al lugar 39º. En relación a este tema se han venido adoptando un grupo de medidas por el gobierno –como la prohibición a funcionarios públicos de poseer activos y cuentas en el exterior- pero aún se considera un problema serio y es clasificado como un tema de seguridad nacional por varios especialistas.[7]
Como se señala correctamente, la economía rusa no se encuentra al borde de un colapso, pero se prevén años de lentos ritmos de crecimiento, los que enfrentarán mayores dificultades en función de la lenta recuperación de los precios del petróleo y de las sanciones impuestas por Occidente, pero sobre todo por la ausencia de cambios estructurales decisivos para el avance de la economía. Todo lo anterior se pronostica tendrá repercusiones negativas en gastos sociales en educación y salud entre otras partidas del presupuesto.[8]
No obstante, el pasado 23 de julio se dio a conocer  por el gobierno ruso un nuevo programa social con fondos por 45 543 millones de dólares, centrado en mejoras en la esfera de la salud, la educación y la demografía.[9]
En la actual coyuntura los obstáculos estructurales más graves que enfrenta el país se siguen concentrando en la alta dependencia de los precios del petróleo, producto que explica 59% de los ingresos por exportación; el déficit presupuestario que puede nuevamente incrementarse si se reducen los ingresos fiscales o se incrementan los gastos militares; la visible vulnerabilidad financiera externa, que se refuerza con los aun limitados flujos de inversión extranjera, la fuga de capitales y el endeudamiento del sector privado; y todo esto se ve intensificado por un elevado nivel de corrupción, burocracia e inseguridad en los negocios que aún persiste, con una economía sumergida que llegaba a entre el 15 y el 20% del PIB y abarcaba al 18,4% de los empleados en el 2013, cifra que aumentó al 21,2% en el 2016.[10]
Referencias:
[1] Ver Deutsche Bank (2018).
[2] Ver BMI (2016)
[3] Estos fondos no están incluido en las reservas internacionales. El Fondo de Reserva computaba 32 200 MMUSD en octubre de 2016 y el de Bienestar Nacional unos 74 062 MM. En total se estima que los mismos descendieron del 11% al 7% del PIB entre 2015-16.
[4] Ver periódico El Comercio (2018)
[5] Ver Sputnik (2018a).
[6] Ver WB (2018).
[7] Transparency International (2018)
[8] Los gastos presupuestados en salud disminuirán un 25% en relación a los niveles del 2016 para el 2019. Ver Carnegie (2016).
[9] Ver CUBADEBATE (2018)
[10] Ver RBTH (2013) y FREE NEWS (2017)

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