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jueves, 2 de mayo de 2019

Título III de la Helms Burton activado: Carnival, el inicio del absurdo

2 mayo, 2019 Julio Martínez Molina


El activo Título III no emboza en modo alguno, sino todo lo contrario, la actitud deliberada de Washington de asfixiar a nuestro país. Carnival va a ser, lamentablemente, el mascarón de proa de una retahíla alucinante de entidades./ Foto: Tomada de Internet

De forma paralela a la activación del Título III de la Helms Burton, hoy 2 de Mayo se dio a conocer la primera entidad demandada al amparo de este engendro del gobierno yanqui para llevar al grado máximo la política de bloqueo contra Cuba.

Como ya los medios difundieron, el ente litigado -desde Miami, como no podía ser de otro lugar en el arranque- es la compañía de cruceros Carnival, “por emplear las instalaciones portuarias de Santiago de Cuba y de La Habana, confiscadas a raíz del proceso de 1959”.

La acción señera no resulta nada gratuita. Toda intencionalidad malévola, se dirige hacia una de las áreas de despegue del turismo cubano: el crucerismo, modalidad que además ubica a Cuba como uno de los destinos preferidos de los viajeros internacionales, incluidos los norteamericanos.

Como se sabe, la dirección del país llamó en fecha reciente a fortalecer seis esferas básicas y una de estas es el desarrollo turístico. El crucerismo marcha en ascenso en la Isla y son numerosas ya las naves que surtan cada semana en las radas mencionadas; así como en la de Cienfuegos.

Pero Carnival va a ser, lamentablemente, el mascarón de proa de una retahíla alucinante de entidades, pues, de acuerdo con los delirios de la Casa Blanca, prácticamente toda Cuba estaría bajo demanda.

Según datos hecho públicos por el Departamento de Estado de EE.UU., se cuentan más de 2 000 reclamaciones de cubanoamericanos que aseguran que sus bienes fueron confiscados por la Revolución.

El activo Título III no emboza en modo alguno, sino todo lo contrario, la actitud deliberada de Washington de asfixiar a nuestro país, de devolverla a los tiempos del batistato y al final reconvertirla en lo que fue desde 1902 hasta 1959: su neocolonia.

Tras Carnival vendrán muchas compañías, pero Cuba hará caso omiso a este disparate extraterritorial y continuará su rutina diaria, en cada uno de los frentes, sin importarle que los dinosaurios de la Casa Blanca continúen llenando de pleitos los tribunales. Pleitos inviables, sin capacidad alguna de proceder, porque este es un país soberano e independiente, cuyas leyes son propias y se dictan aquí.

El Título III nos hará daño en lo económico, sí, porque podría alejar a algunos inversores extranjeros; pero no nos quitará el sueño ni nos sacará ni por un segundo de nuestro carril soberano en la construcción de un socialismo próspero y sostenible.

Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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