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jueves, 8 de agosto de 2019

Organización, un remedio contra el acaparamiento

El dilema del aceite envasado ha sido relegado a un lugar secundario en la preocupación de la población. Foto:Ventura de Jesús García
Evitar el actuar de los acaparadores, paliar la situación de desabastecimiento que se presentó con algunos productos de alta demanda y lograr que la mayoría del pueblo tuviera acceso a ellos, fueron los objetivos esenciales de las medidas aprobadas por el Ministerio del Comercio Interior en el mes de mayo, mediante las cuales se normaron las cantidades para la adquisición de algunos productos alimenticios y de aseo, así como se reguló provisionalmente la forma de expendio de otros.
Tales estrategias permitieron que renglones como el pollo, las salchichas, la harina de trigo o el arroz llegaran a un mayor número de consumidores. A la par se trabajó para ir supliendo el déficit mediante la producción o importación de los más demandados, como el aceite y el pollo, que en el caso del segundo depende de lo comprado en el exterior y sus consumos se han incrementado, además, debido a que no se cubren las demandas de otras opciones de carne.
Alejandro Gil, ministro de Economía y Planificación, explicó recientemente en la Mesa Redonda que ambos productos «se han estabilizado sobre la base de mayores importaciones» y que la estrategia es «restablecer un nivel permanente de oferta, para que se calme la ansiedad», pues las ventas se han disparado mucho más de lo habitual, debido a la inestabilidad de los productos.

ESTABILIDAD

Matanzas es uno de los ejemplos que muestran los resultados de las acciones. La presencia del aceite vegetal se ha estabilizado en la red de tiendas de la provincia, por lo que el acceso a ese necesario producto no es un problema y su venta transcurre sin incidentes.
El tiempo se nos iba en colas detrás del aceite, admitió Mairelys Romero, residente en la localidad de El Pocito, en las afueras de la urbe, quien se alegra ahora porque se haya normalizado la situación.
Ya el aceite está dondequiera, yo fui a comprar este lunes al puntico ubicado cerca del hotel El Valle y había en abundancia, reconoció por su parte Yunieski Hernández, quien vive en la comunidad de Mena. Eso sí, hace falta que estabilicen la presencia del pollo, las salchichas y los picadillos, dijo.
Antonio Arencibia, un jubilado vecino del reparto Armando Mestre, compartió esas opiniones y agregó que cuando sacan a la venta productos de primera necesidad, que originan algún tipo de cola, a quienes más perjudica es a los trabajadores, que no tienen tiempo para «distraerse» en esos trajines.
El aceite se ha mantenido de forma permanente aquí, explicó Anaibis Polanco, cajera dependiente en el punto René Fraga. Ya los clientes no se muestran ansiosos ni suelen acaparar, gracias a que se ha estabilizado la distribución de ese surtido.
La situación es más o menos similar en otras unidades visitadas. Una de las de mayor rango es La Góndola, adonde, según su administradora Elaine de la Caridad García, vienen inclusive personas del interior de la provincia y de otros territorios cercanos en busca, sobre todo, de pollo.   
Aquí hace más de un mes que no ha dejado de existir el aceite, vendemos unas 80 unidades cada día, y por encima de los 700 kilogramos de pollo, aunque la presencia de este último aún no es estable, y eso hace que se formen colas, las cuales tratamos de controlar de la mejor forma, reflexionó.  
Esteban González, gerente comercial de la Corporación Cimex en Matanzas, precisó que los niveles de abastecimiento de aceite en las últimas semanas han sido favorables y existen las condiciones creadas para sostener esos ritmos de distribución.
Explicó que durante los tres últimos meses ha habido un crecimiento de los volúmenes del producto, y que en junio comercializaron 200 toneladas en los distintos formatos, lo cual marca más o menos el consumo promedio mensual de la cadena. 

ORGANIZAR Y TAMBIÉN CONTROLAR

Similar ha sido el comportamiento en Cienfuegos, donde igualmente se ha trabajado para lograr que cuando el pueblo acuda a las bodegas y mercados en busca de arroz, frijoles, chícharos; o bien jabones, pasta dental o detergente, pueda encontrar el producto que necesita.
Joel Castillo Fuentes, director del Grupo Empresarial de Comercio de Cienfuegos (GECC), conoce bien que hoy una de las insatisfacciones que refiere la población está relacionada con la venta de chícharo. «Le damos todo el seguimiento y monitoreo, pues el hecho de que se expendan cinco libras por núcleo no es sinónimo de que haya garantía del producto para el ciento por ciento de las familias, lo cual depende de las cantidades disponibles hoy. No obstante, sabemos que no siempre se adquiere para el consumo de las personas», comenta a Granma.
En sentido general, los juicios recabados sobre la organización del proceso en la provincia central son positivos. «Hay organización en la venta de la pasta dental y los jabones, y en los mercados de Cienfuegos se vela, respetuosamente, porque se cumpla con las regulaciones para que todos los consumidores puedan acceder a los productos», opina Adriana Peña Fernández.
Sin embargo, la alerta la hacen algunos de los entrevistados cuando se trata de mercancías como la cerveza. «En la práctica mucha de la cerveza que debe comercializarse va directo a los privados, quienes la venden al doble de su precio en sus establecimientos», denunció Juan Alberto García Alvero. «No encuentras una Bucanero o una Cristal en un establecimiento estatal; sin embargo, allí las tienen», añadió.
Organización ha sido la palabra clave en Las Tunas, donde según dijo a este periódico Salvador Sariol Vistorte, director en el territorio del Grupo Empresarial de Comercio (GEC), ha sido decisiva la participación de los trabajadores.
«La primera medida, y podemos decir que una de las más importantes, fue que sostuvimos encuentros con el ciento por ciento de nuestros cuadros y los administradores de las diferentes unidades. Eso nos ayudó a lograr un alto nivel de compromiso, de conciencia y de sensibilidad entre nuestros trabajadores, que son en definitiva los que se encuentran cara a cara con el pueblo. De igual manera, creamos un sistema de control, para que nuestros cuadros pudieran hacer una supervisión eficiente del proceso.
«Así logramos ordenar la venta del pescado y de las salchichas en el momento en que nos fueron asignados ambos productos. En el caso del pollo, hemos habilitado cuatro establecimientos en diversos puntos del municipio cabecera, para evitar la aglomeración y hemos tenido muy buenos resultados, también hemos mantenido una distribución periódica al resto de los municipios, y hoy podemos decir que se ha ido logrando estabilidad».
Carlos Fernández Leyva, especialista principal de productos alimenticios del gec, señaló que diariamente se están distribuyendo entre los establecimientos señalados dos toneladas y media de pollo. Añadió también que cuando se dieron a conocer las medidas existió un contacto permanente con los medios de comunicación locales, para mantener a la población informada.
Sin duda, el mercado ideal La Reguladora es uno de los que diariamente reciben un mayor número de personas, debido a la variedad de productos situados allí. «Nosotros hemos mantenido un control permanente para que no se violen las normativas aprobadas –comenta Gabriel Nile Leito, jefe de servicios de esta unidad–. Como parte de ello, los administrativos permanecemos constantemente en el área de venta, para garantizar que nadie compre más de lo establecido». El resultado ha tenido un impacto positivo, que es reconocido por la población.
Para Adela Alarcón Vargas, fue muy oportuna la decisión de regular ciertos productos. «Al principio hubo muchas personas inescrupulosas que intentaron aprovecharse de la situación, crear el desorden. Yo creo que ahora, con estas medidas, eso ha disminuido mucho. Además, se ha logrado que la mayoría del pueblo tenga acceso a lo que necesita y es posible comprar sin grandes dificultades».
Su opinión la comparten Justo Acosta y Ana Iris Cruz Áreas, quienes afirman que es mejor un peso regulado, para que alcance para todos, que una venta liberada, donde algunos adquieran mucho y otros no alcancen nada. Ellos reconocen también el esfuerzo realizado para organizar la venta y, como Iria Sánchez Herrera, aseveran que no importa hacer la cola, si al final se tiene la seguridad de comprar.

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