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martes, 3 de septiembre de 2019

Estocada desde los campos

La siembras en los nuevos períodos recomendados también van acompañadas por el manejo integrado de plagas y enfermedades. Foto: Elder Leyva
HOLGUÍN. – ¿Sugieren los embates del cambio climático modificar los tradicionales períodos de siembra de frijol? Expertos en Sanidad Vegetal de esta provincia creen que aquí deben asumirse transformaciones en el calendario establecido por años. Parten de observaciones minuciosas realizadas a pie de campo y documentadas por la especialidad de Protección de Plantas y Señalización y Pronósticos de Plagas durante las campañas de siembra y las cosechas correspondientes al período 2015-2018. También tuvieron en cuenta los resultados de encuestas aplicadas a los productores.
Sería irracional no volver la vista a esos estudios y dejar su aplicación a la voluntad de quienes deseen tenerlos a bien. A los campos y cultivos hay que sacarles el máximo de rendimientos agrícolas y lo propuesto puede ser una de las vías que conducirán a obtener en el país la mayor cantidad posible de los productos que se necesitan cotidianamente en la mesa.
No se puede olvidar que por no producir lo suficiente en el gran entramado del sector agropecuario nacional, el Estado dedica al año, según datos públicos, unos 2 000 millones de dólares por concepto de importación de alimentos.
TRANSFORMACIONES EN LOS CAMPOS Y EN LAS MENTES
De las observaciones realizadas se desprende que en esta provincia la siembra de frijol, que por norma general se hace desde septiembre a enero, debe ejecutarse desde el 15 de octubre hasta el cierre de noviembre en los municipios de Holguín, Gibara, Rafael Freyre, Banes, Cacocum, Antilla y Calixto García, asevera José Rubio Ventura, director del Departamento de Sanidad Vegetal en el territorio.
«Serían exceptuados de la regulación propuesta los municipios de Moa, Sagua de Tánamo, Frank País, Mayarí y Cueto, porque nuestro estudio arrojó que en esas zonas el comportamiento de plagas y enfermedades fue inferior a lo registrado en los otros lugares», argumenta.
En el caso de los productores de los municipios de Báguano y Urbano Noris, el período óptimo se extiende desde octubre hasta diciembre, es decir, la etapa tradicional para aquellas áreas.
Las modificaciones en los patrones de siembra de los primeros siete municipios mencionados se justifican, dice Rubio Ventura, por la elevación de la temperatura, que ha rebasado los 34 grados en los años evaluados.
«A tan desfavorable situación se unen las sistemáticas etapas de sequía, lo cual contribuye en la aparición de plagas y enfermedades. Todo eso ha dado pie a desequilibrios fisiológicos que tienen sus manifestaciones en el frijol en las pérdidas de hojas y flores o en la madurez precoz», agrega.
Sobre la base de sus investigaciones a pie de campo y en laboratorios, Yunia Morales González, especialista en Entomología y Extensión Agraria, puntualiza que las altas temperaturas registradas en los años estudiados aceleran los ciclos biológicos de la mosca blanca, el Trips Palmi y varios tipos de mariposas que interactúan como desfoliadores y transmisores de virosis en las plantaciones de frijol.
Así plantea con firmeza que el poder destructivo de las mencionadas plagas podría reducirse considerablemente con los cambios de etapas de siembra sugeridos a municipios específicos.
En la cooperativa de producción agropecuaria Congreso Campesino en Armas, en Mallorquín, Velasco, sus asociados, reunidos en asamblea general, acordaron sembrar todo el frijol en octubre. Su presidente, el ingeniero agrónomo Leonardo Carralero Torres, manifiesta que deben mantenerse entre los mayores productores del grano en el municipio de Gibara. 
«Hemos sido parte del monitoreo realizado en la zona por los especialistas de Sanidad Vegetal y, con las observaciones realizadas entre todos, nos percatamos que no son factibles las siembras de septiembre, así como las de diciembre y hasta el 15 de enero. Concluimos en que dan mejores resultados las del 15 de octubre al 15 de noviembre. En las que se hicieron después, hasta diciembre, los rendimientos no llegaron a media tonelada por hectárea», describe.
ATENCIÓN SOBRE EL TOMATE Y OTROS CULTIVOS
El seguimiento de los hechos, comenta Rosa María Garzón, especialista en virología, también establece el efecto directo y dañino de las altas temperaturas sobre las siembras de tomate y tabaco, al ser acosadas por la familia de los Trips, principal vector de los tospovirus, que poseen una amplia gama de hospederos en las malezas que crecen en las áreas plantadas y en los espacios aledaños.
Si bien no han sugerido cambios para el calendario de siembra del tomate, los técnicos de Sanidad Vegetal recomiendan poner interés en el empleo de nuevas variedades y el manejo de semillas en cuanto a certificación y tratamiento acompañante.
Un ejemplo favorable de lo que se pretende en este caso, argumentan, lo ofreció Sainier Ballester Leyva, en la cooperativa de créditos y servicios Carlos Manuel de Céspedes, en el municipio de Calixto García. El productor sembró la variedad HA-357, que, sin estar en condiciones de cultivo protegido, como se aconseja generalmente, le permitió cosechar 25 toneladas en una hectárea.
Consta que laboró bajo los requisitos del manejo integrado de plagas y enfermedades, proceso en el que empleó plaguicidas industriales y otros recursos alternativos de control, entre ellos cal, tabaquina, derivados del Nim y medios biológicos.
O sea, los efectos del cambio climático se pueden minimizar con la debida protección sanitaria, afectada, según información en poder de Rubio Ventura, porque en la provincia, a nivel de formas productivas estatales y del sector campesino-cooperativo, faltan unos 300 especialistas en Sanidad Vegetal.
«Estamos instando a los productores a la selección de personal para que adquieran conocimientos fitosanitarios. A disposición de ellos ponemos el personal calificado de la red de estaciones y puntos operativos con que cubrimos todos los territorios».
Una vez dotada de conocimientos técnicos, esa fuerza poseedora de la ventaja de conocer las características de las áreas de cultivo cambiará la situación con acciones, cuya fortaleza real estará en hacerlas sistemáticas.
Seguramente tendrá a bien insistir en la capacidad de previsión y añadirá consejos, control y vigilancia con el fin de aplicar procedimientos efectivos, entre ellos recurrir a las siembras simultáneas y compactas, de manera que eviten los escalonamientos o desfases por más de 15 días. Así se eliminan las colindancias entre plantaciones nuevas y viejas, lo que interrumpe la propagación de plagas.
Fuera de la voluntad de los seres humanos, el cambio climático impone patrones. Las estocadas que minimizarán sus efectos serán las investigaciones capaces de inducir cambios de estrategias de siembra, la creación y empleo de variedades nuevas, la aplicación de seguros métodos de protección y certificación de semillas, el cumplimiento de labores agro-técnicas y la aplicación a tiempo de medidas fitosanitarias.
Si se revisa el arsenal disponible, se verá que hay muchas armas.

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