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miércoles, 25 de septiembre de 2019

Robo de combustible: Cierra la llave y cambia el chip

Por: Oscar Figueredo Reinaldo, Dianet Doimeadios Guerrero, Yunier Javier Sifonte Díaz, Edilberto Carmona Tamayo, Lisandra Romeo Matos, Abel Padrón Padilla


El Grupo Empresarial CIMEX se dedica a la comercialización mayorista y minorista de combustibles. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
Las “novias” acompañan al hombre en el infierno verde del cañaveral, porque los siglos no transcurren en vano. El uso de máquinas reduce los costos de mano de obra en la industria azucarera, pero traen consigo un altísimo gasto de combustibles.
Uno de los organismos que más energía consume en el país es el Grupo Azucarero Azcuba. Cada año necesita alrededor de 171 millones 778 mil 710 litros de diésel para garantizar la zafra y, en tiempo muerto, el traslado de diversas mercancías.
El 80% del combustible está destinado a los equipos tecnológicos (buldóceres, camiones, cortadoras, tractores...), de los cuales el 70% no cuenta con tarjeta para serviciar en los puntos de venta. Hasta el cierre de agosto, Azcuba ha consumido 100 millones 400 mil 044 litros de diésel, más de la mitad (51 millones 700 mil 007) ha viajado en 169 pipas excepcionales por toda la Isla.
El Grupo cuenta con mil 455 depósitos de combustible, entre ellos las conocidas “novias”, que acercan el carburante a los pelotones cañeros, pues los servicentros están situados a decenas de kilómetros del surco. Significativo y muy “inflamable” es el volumen de combustible físico que ha de fiscalizar esta estructura estatal.

Lo hacen... ¿porque pueden?

José Ramón Pérez Ruiz, jefe del Grupo de Energía de Azcuba. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
Cuando se rompe una pieza en el central y el director no tiene el camión disponible, busca uno cualquiera: ‘Ven que te echo combustible, pero resuélveme este problema’ –relata el energético–. Entonces, ese diésel también está mal distribuido.
“Detrás del agacha’o está el escondí’o, así mismo lo puede hacer ‘para otras cosas’, en un carro que no pertenezca a la empresa. Pero si no te doy la posibilidad, entonces no la puedes usar para ninguna de las dos”, comenta José Ramón Pérez Ruiz, jefe del Grupo de Energía de Azcuba.
“Es necesario ir a la disminución del combustible físico. Un depósito no siempre tiene todas las condiciones y controles. Por lo tanto, es proclive a que se tomen decisiones incorrectas y a veces no solo para desviar litros”, dice.
–¿Qué hacer para cerrar todas las llaves del robo?
–Ir a la tarjeta siempre, por equipo o contra un área. Por ejemplo, el área de molino siempre tiene que contar con una cantidad mínima de combustible para lavar los piñones de engrane, pero no debe tenerlo en un depósito a la ‘buena de Dios’. Debería ser contra una tarjeta, con un responsable obligado a poseer una orden de trabajo.
En Algodones, municipio Urbano Noris, en Holguín, el servicentro más cercano está a 25 kilómetros. “Es más económico tener una ‘novia’ en el campo. Pero también es cierto que a veces allí el control se pierde, porque el servicio no ocurre con la tarjeta sino con un vale, y en él se puede escribir cualquier cosa. Esas son las vulnerabilidades que impiden cerrar el cerco del combustible”, reflexiona Luis López Freyre, director general de la Empresa de Transportación y Servicios a la Mecanización (Tranzmec), perteneciente a Azcuba.
Hoy el país cuenta con 349 pipas excepcionales para abastecer a los equipos tecnológicos que no pueden llegar hasta los puntos de venta de combustible. Pertenecen fundamentalmente al Grupo Azcuba, al Ministerio de la Construcción (MICONS), y al de la Agricultura.
“El control de estas pipas excepcionales lo llevan los organismos que las utilizan. Las pipas van a los servicentros y cargan el combustible (5000 ó 6000 litros de acuerdo con su capacidad). De ahí salen, sin o con poco control o trazabilidad, a abastecer a todos sus clientes”, explica Lázaro Ayala Ramos, director general de Servicentros, del Grupo Empresarial CIMEX.
El país también prevé reordenar esas pipas, pues pretende montar servicentros rodantes (pipas o camiones cisterna) con un sistema de medición que posibilite dejar una trazabilidad del producto en cualquier etapa del proceso.
“En Urbano Noris fue el jefe de la brigada de caminos cañeros quien se puso de acuerdo con el personal del servicentro, usaban la pipa de Tranzmec para el trasiego de combustible a diferentes puntos. Habían tarjetas de otros organismos involucradas y unas pocas nuestras”, cuenta López Freyre.
Pérez Ruiz también defiende que habrá más control cuando las “tarjetas magnéticas estén registradas contra cada vehículo administrativo o equipo tecnológico. Sería el operador respondiendo por la tarjeta y el combustible, porque hoy el noviero es un hombre que durante toda la madrugada custodia 2 mil litros y la oscuridad se presta para muchas cosas”.
Cuatro hechos delictivos se han detectado en Azcuba en 2019, todos relacionados con las pipas excepcionales. “Hoy el pipero llega a los lugares, lleva consigo una factura, y puede ir abasteciendo a cualquiera. Mientras, los servicentros rodantes cuentan con un POS (terminal punto de venta) incorporado, lo que permite serviciar solo mediante el pago con tarjetas magnéticas”, asevera Ayala Ramos.
Así se podrían asociar todos los despachos de combustible a cada equipo tecnológico. Pero en Cuba solo existen 20 servicentros rodantes, ubicados exclusivamente en la Zona Especial de Desarrollo Mariel. “Son muy costosos, sin embargo, por qué no convertimos las pipas en servicentros rodantes. Quizás no todas, pero sí las mejores”, sugiere Pérez Ruiz.
Una gasolinera móvil cuesta en Alibaba alrededor de 55 mil dólares, para que una pipa se acerque a la función que esta realiza sería necesario incorporarle el POS y un surtidor, el valor de ambos aditamentos no sobrepasa los mil USD. Sería necesario también instalar los medios de comunicación imprescindibles para su conexión con la casa matriz, aunque los datos de la operación no siempre tendrían que recibirse en tiempo real. Urge la automatización total del proceso, es hora de dejar atrás los borrones y las facturas a punta de lápiz.

“Si falla la fiscalización viene el desvío”

Azcuba implementó hace tres años el control por GPS. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
La Empresa de Transportación y Servicios a la Mecanización (Tranzmec) fue la primera en tener un sistema de control automatizado de combustible dentro del Grupo Azucarero Azcuba. No obstante, a inicios de este año, la práctica demostró que el funcionamiento de los procesos asociados a la fiscalización de este recurso no eran óptimos. “No todo depende de la tecnología”, acota López Freyre, el actual director general.
“Con la entidad nos reunimos varias ocasiones durante el primer semestre de este año, sin embargo, persistían los problemas. Tuvimos que liberar a su director porque esta empresa, que se dedica a la transportación de cargas con más de cuatro mil camiones, es la de mayores problemas”, precisó el ingeniero José Carlos Santos Ferrer, vicepresidente primero del Grupo Azucarero Azcuba.
De las 116 inspecciones realizadas por la Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (ONURE) a Azcuba durante el mes de junio, 103 fueron evaluadas como aceptables y 13 de deficientes. Cinco de ellas corresponden a la empresa Tranzmec.
“Se fue resquebrajando la disciplina y en mayo de 2019 se liberó al director general y a un grupo de funcionarios. No fue que nos descubrieron el problema. Le dijimos a la ONURE ‘aquí están las deficiencias’, a partir del sistema de control que tiene montado Azcuba y el nuestro, donde salió todo al detalle. No hubo sorpresa, estábamos claros”, cuenta quien ha tenido “que asumir la tarea”.
Existían fallos en el control y seguimiento administrativo a los procesos, desde el documento primario hasta los registros de cada Unidad Empresarial de Base (UEB).
Tranzmec cuenta con 83 entidades que reciben altas cantidades de diésel, desde Artemisa hasta Guantánamo. “En la empresa nacional estamos lejos del camión, pero sí tenemos estructuras en las provincias y en las bases que tienen la obligación del uso racional y eficiente del combustible. Si falla la cadena viene el desvío, el robo, y es porque no hay control ni seguimiento y sí muchos problemas organizativos”, asegura José Carlos Santos.
Si bien el control del combustible tiene “máxima prioridad a nivel empresarial”, el vicepresidente primero de Azcuba reconoce que “hay mejores sistemas de control a nivel nacional y provincial que en las UEB”.
Según López Freyre, el sistema está diseñado para que no pase nada, “donde falla el hombre es donde viene el problema”. Y como para demostrar su tesis, habla del energético de Holguín, un hombre que hace dos años se robó 29 mil litros de combustible. “Ese es un delincuente”, asegura.
Luis López Freyre, director general de la Empresa de Transportación y Servicios a la Mecanización (Tranzmec). Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
López Freyre describe a la empresa “como una de las más grandes del país. Transporta más de 15 millones de toneladas de caña. Tiene una alta responsabilidad en la construcción y mantenimiento de 2 mil 310 kilómetros de caminos cañeros, que hoy se encuentran en una situación crítica y dificultan el acceso a las zonas de corte, lo cual genera también un alto consumo de combustible”. El gasto en un kilómetro de camino llega casi a los 6 mil litros de diésel.
De muchos factores pende que el combustible no se escape como residuo de la molienda: de la complejidad de las labores, la marca de los equipos —disímiles y la mayoría con varios años en el campo—, de la profundidad del hoyo que se excave en la siembra y hasta de la mano del chofer y el clima que lo acompañe. 
“Tenemos camiones de distintas tecnologías, lo que complejiza más el control del carburante, porque tienen distintos índices de consumo. Trabajan lo mismo en el fango, que en una pendiente o dentro del campo de caña. La fiscalización tiene que ser muy abarcadora”, alerta el director.
Las medidas para el control energético no pueden ser ácronas ni estáticas, y cada entidad tiene que diseñar el plan que responda a sus particularidades. En un trabajo muy fuerte e implica constancia y sistematicidad”, comenta.
En las acciones de control realizadas a Tranzmec, la ONURE ha detectado violaciones relacionadas con la documentación primaria: hojas de rutas con borrones, tachaduras, no correspondencia entre el número del chip con lo que se extrajo y refleja la factura. 
En general, el sistema documental es complicado y a veces se hace enredado controlarlo, ilustra Santos Ferrer, vicepresidente primero del Grupo Azucarero Azcuba.
“A eso le hemos declarado una guerra constante desde el consejo energético de la empresa. Hay un documento primario que debe hacer el operador del equipo, pero eso no siempre sucede y ahí comienzan a inventarse cosas. El obrero que está con el buldócer sacando tierra y pasando trabajo no es quien más trampa hace, sino los niveles intermedios, que cuadran y sacan…”, cometa López Freyre.
Dice José Ramón que el modelo es un poco “cientificón”. “Para buscarle comodidad decimos que lo haga en la oficina, pero no, ese es el control del combustible en los equipos tecnológicos y tiene que realizarlo el operador del equipo. Lo importante es que no lo haga el ‘noviero’ que puede decirte ‘te eché 20 litros’ y ¿te lo echó?”.
El energético es la contrapartida del uso de combustible en una UEB. “Es el cerrojo, el que debería trancar”, apunta Orlando Pupo Fernández, especialista principal en Ahorro y Uso de la Energía. Sin embargo, este es un puesto muy difícil de cubrir en las plantillas laborales, y además muy inestable.
“La exigencia a los energéticos se ha ido incrementando y tenemos varios que han cumplido sanción administrativa o penal. Y aquí el problema fundamental no es el salario, porque generalmente se ubica en más de 2 mil pesos”, precisa López Freyre.
“Si no logras la estabilidad del personal van a pasar estas cosas. En las inspecciones no solo controlamos su labor sino que también vamos con el objetivo de formarlos. Pero hay mucha falta de personal calificado, porque nadie quiere ser energético”, apunta Pupo Fernández.
Sin embargo, José Ramón es el jefe del Grupo de Energía de AZCUBA y gana 475 pesos mensuales, faltándole un año y 10 meses para su jubilación. “Se cobra por resultados y la zafra no fue buena. El combustible tiene un nivel de presión muy grande, pero hay que estar comprometido y seguir echando pa´lante, aunque a veces uno se pregunta: ‘¿Y yo qué estoy haciendo?’, sobre todo cuando ve el resultado de las inspecciones”. 
Hace alrededor de tres años que la empresa ha implementado el control por GPS. “De las 56 bases de Tranzmec, 13 están cubiertas con el sistema, y cinco de ellas monitoreadas en tiempo real. Desde la sala de análisis podemos ver dónde está el camión”, acotó López Freyre. Ese día Cubadebate no pudo comprobarlo, porque el sistema estaba en mantenimiento desde los servidores centrales.
La automatización total del uso del combustible en Cuba “completaría” la trazabilidad del proceso. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.

Medidas contra marañas

“La gente nos trata de robar con el índice de consumo. Hace mil marañas, pero sabe con lo que se mete. Te libran, te le echan piedra, hierros que te ocupan volumen. Y cuando tú mides todo está bien, pero ya se llevaron el combustible”, asegura López Freyre.
La correcta elaboración del plan es vital para hacer un uso eficiente de los portadores energéticos, si no en vez de administrar la gente se dedica a pedir y gastar. Las medidas implementadas por el Grupo Azucarero han permitido que hoy se ingrese más a la economía del país y se empleen 15 mil 463 toneladas de diésel menos que en 2011.
Hasta mayo habían aplicado 2 mil 218 medidas disciplinarias: 177 separaciones definitivas del puesto de trabajo, 548 amonestaciones, 365 multas –sobre todo en las cooperativas–, así como la aplicación de la responsabilidad material en 1 128 ocasiones.
“Esta última acción es la que más se realiza, porque a veces detectamos sobreconsumo, pero sin evidencia de robo, y se sanciona al trabajador con el pago de cada litro de diésel al triple de su valor (6 pesos). Sabemos que las medidas administrativas por sí solas no eliminarán el robo de combustible. Hay que crear otros mecanismos para que el uso eficiente esté más ligado a la ganancia”, razona José Carlos Santos Ferrer.
Hoy el Estado le subsidia el combustible a la empresa. Pero, ¿sería posible subsidiar directamente al productor? ¿Podría vendérsele al mismo chofer? ¿Es posible reestructurar estas empresas para que las bases funcionen como cooperativas?
“En el mundo a la gente no le dan combustible, sino dinero. Te dan la tarjeta con un saldo para diésel, mantenimiento y salario. Ese chofer no roba, ahorra. Si despilfarra va contra sus ingresos. Y tiene que cumplir, porque se mide por resultados, tal y como lo hacemos hoy”, comenta Luis López Freyre.
Según el vicepresidente primero de Azcuba, más de 9 mil toneladas de diésel se ahorraron en 2018 solo por instrumentar el remolque durante el tiro de caña, “justo en el área donde más problemas existían”.
Además, “se le ha reducido el 50% del combustible asignado a los cuadros administrativos cuyas entidades salen deficientes en las inspecciones, bajo el concepto de que esta medida no puede afectar al trabajador y mucho menos la labor de la empresa. Pueden estar convencidos que sin estas medidas las pérdidas hubiesen sido mayores”, agrega.
“En el presente año, la ONURE nos ha realizado 441 acciones de control y solo el 5% obtuvo la evaluación de deficiente. Asimismo, el Grupo ejecutó 3 148 acciones de control y evaluamos el 16% como deficientes. Este tema encabeza el orden del día de todos los consejos de dirección”, afirma Santos Ferrer.

Y mientras tanto ¿qué hacen los servicentros?

Muy efectivo ha sido dotar a todos los servicentros de herramientas tecnológicas capaces de hacer más difícil el robo de combustible. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
Lázaro Ayala Ramos es el director de Servicentros –del Grupo Empresarial CIMEX−, la red que se dedica a la comercialización mayorista y minorista de combustibles, además de otros productos y servicios. 
Para el monitoreo de las altas cifras de combustibles, el grupo realiza dos tipos de controles: los programados y los sorpresivos. En este último se constatan, in situ, el funcionamiento, explotación y servicios ofrecidos en los 669 servicentros con que cuenta el país. En esta cifra se incluyen los que abastecen a organismos y a la población, y los que se encuentran ubicados en puntos como terminales de ómnibus provinciales y nacionales, industrias, marinas, y otras actividades. 
Desde enero hasta agosto del presente año se efectuaron dos mil 789 acciones de control de conjunto con otras estructuras de CIMEX. Como resultado, se detectaron 347 hechos graves que conllevaron a la aplicación de medidas disciplinarias; 34 de ellos fueron presuntos hechos delictivos, todos presentados a la fiscalía militar.
Lo cierto es que trabajar en los servicentros, sean CUPET o un Oro Negro, cada vez da menos cobertura para el enriquecimiento ilícito de quienes −en contubernio con actores de otros organismos implicados− lucraban con un bien estatal. 
Entrevistado por Cubadebate en agosto, Ayala Ramos asegura que el aumento de las medidas “ha creado inestabilidad del personal, porque lo que no podemos permitir es la impunidad”. “Por tanto, trabajamos aceleradamente en una mejor selección del personal que va a laborar en los servicentros, y en el objetivo de brindarles mayor preparación y capacitación para estas actividades”.
De igual forma se acciona de manera colegiada e intencionada en la comprensión por los trabajadores de los Servicentros, de la importancia de la labor que estos desempeñan en la cadena de control de tan vital recurso para el país, en tal sentido han sido varios los procesos políticos desarrollados en interés de este objetivo.
Indisciplinas como el incumplimiento de los horarios laborales, demoras en los cambios de turno, tarjetas en manos de pisteros, violaciones al cumplimiento del Manual para el trabajo en servicentros y depósitos de combustible en envases, son ejemplos de las principales violaciones cometidas en esos lugares. 
De acuerdo con el directivo, hasta agosto de 2019 se ocuparon 44 tarjetas pertenecientes a organismos o empresas, en manos de trabajadores del servicentro, para una venta ilícita posterior del combustible. 
“Cuando esto sucede, a través de la presidencia de CIMEX se emite una notificación al Ministerio y autoridades del organismo competente”, asegura el funcionario. 
Otros males descubiertos en los chequeos a la red de servicentros han sido el descuadre en el balance físico del combustible en los tanques, efectivo fuera de caja, así como el vencimiento de las certificaciones de aforos y varas de medición. 

Ante las violaciones, más acciones

Donde se ha introducido la aplicación Autogara, las ventas al cash han aumentado entre un 15% y un 25%. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
Si bien son necesarias, “la palabra disuasiva” y la prevención para cerrar puertas al descontrol y al robo, no serán per se las que garanticen los cambios en la mentalidad y el actuar de todos los implicados en este fenómeno. 
Entre las acciones de control aplicadas hasta ahora por el organismo están las visitas sorpresivas, las reuniones con directivos y trabajadores a fin de sensibilizarlos y comprometerlos, así como los talleres nacionales con el personal de servicentros para el intercambio de experiencias sobre fallos, hechos extraordinarios o deficiencias detectadas en las supervisiones.
Sin embargo, como se dice en buen cubano: “hay que ir a la concreta”. Muy efectivo ha sido dotar a todos los servicentros de herramientas tecnológicas capaces de hacer más difícil el robo de combustible.
De acuerdo a Ayala Ramos, hoy se agilizan los procesos para instalar en cada unidad todos los sistemas de control necesarios. Uno de ellos es el Autogara, aplicación que procesa la orden entre el POS y la bomba.
Al cierre de junio, el 97 por ciento de los servicentros (634) contaban con ese sistema. Digamos que esto no es nuevo, pues CIMEX lo implementó desde 1996; pero solo en 2012 comenzó a tomar fuerza, al “heredar” la masividad de servicentros y puntos de abastecimiento.
“Autogara procesa lo que el POS le solicita y activa el brazo de la bomba con determinado tipo de combustible; a partir de ahí, esa ‘comunicación’ entre ellos engrosa los reportes solicitados por la dirección de servicentros o los administradores y jefes de turno de dichas instalaciones”, explica Miguel Jiménez, especialista desarrollador de la aplicación, perteneciente a la División Datacimex.
Ayala Ramos agrega que anteriormente “la bomba estaba aislada del sistema de control”, lo cual ha cambiado con el Autogara, “que saca al pistero del medio” y propicia que cuando se realice la operación (por efectivo o tarjeta), esta se resuma en algo tan sencillo y eficaz como una indicación al surtidor del volumen de combustible a entregar. 
“No se puede, por tanto, hacer “la trampa del efectivo”, sintetiza el director de la red de servicentros, quien asegura que donde se ha introducido este sistema, las ventas al cash han aumentado entre un 15% y un 25%.
Como es conocido, uno de los modus operandi enraizados en los servicentros era que el portador de una tarjeta “se ponía de acuerdo con el pistero” y le “ofrecía” determinada cantidad de litros de los asignados por su organismo. El pistero le pagaba de inmediato en efectivo −por debajo del precio del combustible en la red estatal−, pasaba la operación por el POS, y luego era cuestión de tiempo venderlo en efectivo a otros clientes. Una operación “redonda”, donde “ganaban” todos. 
“Ya no se puede hacer eso porque para mandar la bomba a despachar tiene que tener una tarjeta en la mano”, apunta Gilberto Díaz Valdés, gerente general de Datacimex. Es por eso que hay quienes aún se exponen a dejarlas en manos de cajeros, administradores o pisteros a sabiendas del peligro que corren. 
Añade que también se regulan las devoluciones o sobrantes. “Ahora se despachan 20 litros, por ejemplo, y si al tanque no le cabe esa cantidad, la diferencia es recuperada por el sistema, sin permitir que se pueda hacer uso de ella más tarde”.
Otro de los beneficios de Autogara es que, al quedar registradas las operaciones, permite realizar reportes de las tarjetas que servician varias veces en un día, o aquellas que hacen altas descargas, sin corresponderse con la capacidad del tanque.
“No es rellenar y depositar el sobrante en un galón. Cuando se cuelga el brazo de la bomba ya se cierra la operación. Tiene que recurrir nuevamente al POS para efectuar la devolución de la diferencia, que se vuelve a cargar a la tarjeta”, interviene Lázaro Ayala Ramos.
“También se daba el caso de que el sobrante de menores cantidades, como un litro, el chofer se lo ´regalaba´ al pistero. Pero ahora, a la vez que cuelgues, eso pasa al inventario de CIMEX”, ilustra Díaz Valdés.
Pero ¿se trata sólo de detener las “filtraciones” por la bomba? De esto también están conscientes las autoridades de la Corporación. Además del Autogara, existe otro sistema en implementación, pero a pasos menos acelerados
La medición automática del nivel de los tanques de almacenamiento, llamado Veeder-Root, se emplea actualmente en 152 servicentros, lo que representa el 24 por ciento de la red. Es superior al sistema de medición con varas, el más usado en Cuba. 
Además de garantizar la precisión, este sistema asegura el control del volumen de los tanques en tiempo real y, como consecuencia, se convierte en una poderosa arma en la detección de fugas de combustible. Resulta más que efectivo, por tanto, para descubrir los desvíos antes y durante el transporte de la carga, y también en el momento de reabastecer los tanques.
“Este sistema permite solo un margen error de un milímetro de diferencia, además de medir el agua, la existencia de combustible y su temperatura”, aclara Ayala Ramos. 
Además de las correcciones mencionadas, este medio posibilita más precisión y evita que los pisteros o jefes de turno falseen las mediciones, pues al igual que el POS, emite un escrito con las cantidades exactas de cada uno de los tanques, y la capacidad disponible para su reabastecimiento.

Otros programas inversionistas

Desde 2013 y hasta la actualidad, CIMEX desarrolla un conjunto de programas inversionistas en función de mejorar las condiciones constructivas y tecnológicas de los servicentros, −muchos de los cuales tienen más 50 años de explotación−. En total, se han invertido más de 87 millones de pesos en ellos. 
Según el Director General de Servicentros, estos contemplan no solo la parte constructiva de las instalaciones, sino también las líneas conductoras y la reparación de tanques, que ya presentan deterioro. 
“Se perfecciona el control del combustible al impedir salideros y mermas por evaporación, además de pérdidas por la mala instalación y explotación de los servicentros. A su vez, se logra una mayor seguridad y protección en esos locales”, aseguró Ayala Ramos a Cubadebate
Las acciones de enterramiento de tanques para ampliar capacidades de almacenamiento en servicentros que contaban con depósitos pequeños, se añade a los programas de inversión. 
Asimismo, está el de servicentros móviles (similar a un contenedor supuesto), los cuales poseen —al decir de Ayala Ramos—, alta seguridad y los sistemas de control ya instalados. El otro programa es el de servicentros rodantes, para la sustitución de pipas excepcionales.
Lo cierto es que paso a paso, CIMEX y su red de servicentros se han estado blindando con la intención de no constituir el trampolín hacia la piscina del robo y la corrupción en el tema combustibles. 
En sus inventarios no se registran pérdidas y, como asegura el máximo responsable de Servicentros: “A CIMEX no le roban el combustible…, desgraciadamente, este bien se adquiere del asignado a las empresas”, y cuyos proveedores son personas que se lo ofertan a los pisteros para “hacer negocios”.
“CIMEX es el trampolín, pero no tenemos pérdidas, sino las entidades a las que le roban el combustible”. 

Cifras que hablan por sí solas

Se dice que cuando comenzaba el tiempo de zafra o la cosecha de papa, las ventas en efectivo de combustible solían deprimirse. Hoy esa realidad ha cambiado, y se podría atribuir a la disminución de las asignaciones a las entidades del Estado desde hace unos meses, agravada ahora debido a la situación energética por la cual atraviesa el país. 
Datos proporcionados por la Dirección de Servicentros de CIMEX revelan que, desde enero a junio de 2019, creció el total de ventas minoristas (gasolina y diésel) en efectivo
En el caso de la gasolina, de los 78,9 millones de litros vendidos de enero a junio de 2018, hubo un incremento en similar período de este año de 8,6 millones de litros. Totalizan, en ese período, unos 87,5 millones de litros vendidos. 
De diésel, cuya demanda por el sector particular siempre ha sido la más deprimida, al menos en la red de servicentros, se logró vender en la etapa señalada más que en el año 2018 completo, cuando sólo se comercializaron alrededor de 2 millones de litros (1,4 millones hasta junio).
En este calendario, al cierre de su sexto mes, se habían vendido 7,4 millones de litros; o sea, se quintuplicaron las ventas del hidrocarburo. 
Dicho incremento puede obedecer a “todas las medidas tomadas, de conjunto con la ONURE, la Fiscalía General de la República y otras entidades”, para evitar que el combustible −fundamentalmente el diésel−, vaya a parar al mercado negro, donde un litro puede cotizar entre los 10 y 20 pesos en moneda nacional (CUP), mientras que en la red estatal se vende a 1 peso convertible (ó 24 CUP).

Tarjeta magnética para porteadores privados, ¿posible solución?

FINCIMEX puso en operación más de 2 mil 785 tarjetas, 2 mil 595 de ellas en manos de usuarios acogidos a la modalidad de taxi libre, y las restantes, en las de los porteadores por rutas. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
La entrega de tarjetas magnéticas a los porteadores privados para que adquieran −a precio diferenciado− el combustible, asomó en determinado momento como una de las soluciones para preservar esa parte del recurso que se expende en la bolsa negra.
En octubre de 2018, el Ministerio del Transporte inició un experimento con transportistas particulares de la capital, que incluía la instrumentación de tres tipos de licencias operativas. Aquellos que optaran por la modalidad de taxis de “ruta”, podrían comprar el combustible a través de una tarjeta emitida por FINCIMEX, con precios diferenciados: diésel (2 CUP), gasolina de motor (10 CUP), regular (13 CUP) y especial (16 CUP).
Mientras, los que prefirieran la categoría de “libre”, deberían utilizar una cuota mínima asignada de combustible, a precio minorista y utilizando una tarjeta magnética.
FINCIMEX puso en operación más de 2 mil 785 tarjetas, 2 mil 595 de ellas en manos de usuarios acogidos a la modalidad de taxi libre, y las restantes, en las de los porteadores por rutas. 
En abril de este año, Marta Oramas, viceministra primera del Transporte, aseguró que los resultados de ese ensayo, hasta la fecha señalada, “no habían sido los esperados y como consecuencia, no era posible avanzar con su generalización en el resto del país”.
De acuerdo con la vicetitular, citada en abril en un reporte de Cubadebate, en la modalidad de rutas se inscribieron sólo 122 transportistas, mientras que los libres fueron 12 veces esta cantidad. 
La propia funcionaria aseguró que uno de los problemas generados por el consumo obligatorio de combustible mediante la tarjeta magnética a precios minoristas, provocó un incremento en el costo de operaciones, lo cual se trasladó al precio del pasaje y consiguientemente afectó a la población. 
Según la Dirección de Servicentros, en esa etapa se vendieron 168 mil litros de combustible a la modalidad de rutas, y unos 1,7 millones de litros a los taxis libres.
Una de las principales demandas de los transportistas privados, expresada incluso en el último congreso de la Central de Trabajadores de Cuba, −desarrollado en abril último− fue la disminución de los precios del combustible en la red estatal de servicentros, no sólo para aquellos que se acojan a determinada modalidad. 
Ante tal reclamo, Oramas explicó que “el tema está en estudio, pues sabemos que los actuales importes son incompatibles con el servicio de transportación pública. No se admitirá el robo de combustible bajo ningún precepto”, señaló.
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En respuesta a un rediseño del experimento con los transportistas privados, FINCIMEX cuenta con la capacidad tecnológica para “soportar” todas las ventas de combustible por tarjetas a este segmento. 
Yamil Hernández González, gerente general de esa financiera, perteneciente a CIMEX, apuntó que se tiene una estrategia de trabajo ante el posible escenario de masificar la venta de combustible por tarjeta a dicho sector en todo el país.  
“El servicio de carga de las tarjetas se va a llevar a todos los municipios, al menos en cada uno hay disponibilidad de terminales públicas, porque hoy casi todas están en empresas (bases de transporte)”, adicionó el funcionario.
El principal escollo es que FINCIMEX cuenta con oficinas para la captación de los pagos sólo en las cabeceras provinciales y algunos algunos municipios. No obstante, Hernández González precisó que “hay un plan para aumentar dichas capacidades, además de otras variantes de cobro al transportista” para que este no tenga que acudir a la cabecera provincial.
FINCIMEX es el encargado de la emisión de tarjetas −instrumentos de pago− para que todo el sistema empresarial cubano y presupuestado controle sus asignaciones de combustible; administra, además, toda la red de aceptación de esas herramientas: terminales o puntos de venta que son atendidos asimismo desde el punto de vista de funcionamiento.
Como parte de todo un engranaje, la empresa desarrolló desde hace varios años una página web para que las empresas autogestionen la información correspondiente a las asignaciones y uso de sus combustibles, además de ayudar a los directivos a controlar el tema energético.
En la página https://combustible.cimex.com.cu/combustible/, los organismos disponen de la información del comportamiento de su flota de tarjetas. “Se trata de un servicio gratuito, que si bien está activo desde el año 2005, no había sido potenciado al no existir cultura ni empuje para que las instituciones hicieran uso de la misma”, reconoce Hernández González. 
Para el funcionario, “aparejada a la intención gubernamental de redoblar el control del uso de combustible, se han incrementado la exigencia del uso de esta herramienta y, aparejado a ello, se nota una masificación en su empleo”.
“Atendiendo a la alta demanda de esta herramienta, existe un proyecto conjunto con Datacimex para actualizarla totalmente, y dotarla de mayores prestaciones. El mismo debe concluir en este mes”. 
De acuerdo con datos ofrecidos por FINCIMEX, la flota de tarjetas para el uso de combustible supera las 600 mil, distribuidas entre los más de 20 clientes del sistema. 

¿Para qué asociar la tarjeta a un vehículo?

"Sabemos que los actuales importes son incompatibles con el servicio de transportación pública". Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
La personalización de las tarjetas magnéticas por vehículo y responsable, es una de las 12 medidas aprobadas por el Consejo de Ministros, hace un año. Las mismas resultan de estricto y obligatorio cumplimiento por todos los actores económicos del país.
A pesar de no ser una pretensión tan reciente, comenzó a concretarse en julio y se va a ir implementando gradualmente, así como perfeccionando. “Ya un volumen de empresas lo está haciendo”, informó el Gerente General de FINCIMEX. 
“Con ello se gestionaría que, a nivel de información, cuando se introduzcan los datos o se realice una búsqueda sobre determinada tarjeta, el sistema sea capaz de identificar a qué chapa o vehículo estaba asignada, y por lo tanto, tener un atajo al responsable de alguna violación”.
Dicha actualización −explicó Hernández González− fue diseñada de manera tal que las empresas sean las que tributen la información (tarjetas y chapas) al sistema. Ingresan los datos en una plantilla que preparamos, y nos la hacen llegar a través de un protocolo de transferencia de archivos (FTP por sus siglas en inglés) disponible. 
Este, a juicio del principal directivo de FINCIMEX, será un proceso gradual debido a que, si bien hay clientes que completó su información en el mes de julio, otros “no han entendido el mecanismo y no logran conectarse”. 
En septiembre debemos dar un impulso importante al tema de las chapas, puntualizó.

Que cada uno haga lo que le corresponde

Si tenemos en cuenta que una tonelada de diésel cuesta alrededor de 700 dólares, la necesidad de controlar cada litro de combustible resalta por sí sola. En momentos en que la persecución y las sanciones de Estados Unidos a los tanqueros que llegan a Cuba se intensifica, velar por el uso eficiente de estos recursos es un imperativo. 
Por ello, las acciones de la ONURE son tarea de primer orden. Hasta mayo, esta entidad realizó 15 mil 801 acciones de control en las empresas, cuantificando pérdidas económicas por un total de 312 mil 627 CUC y 1 millón 762 mil 754 CUP. Esas cifras no solo se originaron a partir del descontrol sobre el combustible, sino también por el derroche de electricidad, con su evidente gasto extra de portadores energéticos.  
Según Erdey Cañete Tejas, director adjunto de la ONURE, existen varias acciones de control, pero hay dos que son las de mayor fuerza, por la profundidad y el tamaño de muestra con que se hacen: las programadas (concertadas por plan de gobierno y afectan a todos los organismos de la Administración Central del Estado); y los despachos, que no son más que una reunión de las empresas con la ONURE a nivel nacional, teniendo en cuenta que esta entidad cuenta con representaciones en cada provincia.
“En el caso de la acción programada, el inspector acude a la empresa y realiza los chequeos con un nivel de profundidad y muestra mayor, mientras que en el despacho, la empresa acude a la instalación de la ONURE con la documentación fundamental, demostrando que tiene el control del combustible, pero en este caso solo se realiza sobre una base documental; pero, contradictoriamente, sin los documentos primarios”, apuntó.
De las 241 acciones programadas, el 39% arrojó resultados deficientes, porque contaban con un sistema de control de combustible muy vulnerable.
En el caso de los despachos, que sumaron 4 mil 757 al cierre de mayo; de ellos el 5%, 241 empresas, no lograron justificar sus niveles de consumo de diésel, principal combustible que se revisa.
Sin embargo, uno de los principales problemas detectados en estos controles es la falta de coincidencia entre los reportes primarios y los datos entregados. Este indicador demuestra cuánto camino falta por recorrer para asumir con responsabilidad cada fase de un chequeo que implica tanto a operarios, jefes de turno, energéticos, auditores y el Consejo de Dirección de cualquier entidad.
“No puede ser que la acción de control externo sea la que detecte los problemas en una empresa, porque debe existir un autocontrol —a partir de la indicación del Ministerio de Energía y Minas al control a los portadores energéticos—, donde la entidad sea capaz sobre la base del cumplimiento de lo establecido que cada persona sea capaz, según sus funciones, r de hacer lo expresado en la ley”.
Al decir de Cañete Tejas, es indispensable que las empresas establezcan sus propios procedimientos, cumpliendo —por supuesto— con las directivas generales. “Sin embargo, existe la necesidad de que estas vayan más a las especificaciones de cómo controlar el combustible en su instancia. Ello propiciaría cumplir con las directivas generales, pero sobre la base de las vivencias reales”.

Prioridad de Gobierno

Otra de las acciones decisivas para combatir el robo de combustible está en las 12 medidas implementadas en septiembre de 2018 por el Consejo de Ministros de Cuba y de las cuales han derivado otro grupo de indicaciones. El Ministerio de Energía y Minas es el encargado de verificar su cumplimiento, aunque otra vez la ONURE e incluso el autocontrol de cada entidad, tienen un peso fundamental en su aplicación.
Una de las decisiones más importantes es la propuesta de procedimiento con medidas punitivas agravadas, como es el caso del decomiso del vehículo o viviendas asociadas al robo de combustible. Asimismo, ya la ministra de Trabajo y Seguridad Social presentó un orden ministerial que dispone para los trabajadores o directivos vinculados a estos delitos se apliquen siempre las sanciones más severas entre las recogidas en el Reglamento disciplinario interno de las empresas.
Junto a ello, para cualquier situación con los porteadores privados, se valoró establecer un apartado solo para el tema del combustible, en lo fundamental enfocado a otorgarle fuerza a los inspectores estatales. Además, continúa en estudio la posibilidad de que toda persona que adquiera combustible en los servicentros lo haga a través de una tarjeta magnética.
La reducción del 50% del combustible por tres meses en la actividad administrativa para aquellas entidades donde se encuentren deficiencias en el control es otra de las medidas de mayor impacto. Aunque parte del criterio de no afectar la producción, sí penaliza a los jefes encargados de implementar un chequeo efectivo sobre los porteadores energéticos.  
Para el director adjunto de la ONURE, en general esas medidas pueden catalogarse como positivas, aunque el resultado de las inspecciones muestra que todavía existen vulnerabilidades en los sistemas de control de las empresas. Como son medidas fuertes e intencionadas, han tenido buen impacto, pero aún quedan vulnerabilidades en los sistemas de control al interior de los organismos.
De igual manera, alerta sobre la necesidad de crear en todas las entidades planes de enfrentamiento al robo de combustible, sobre todo amparados en la experiencia y resultados de otros controles. A su vez, aclara que esas acciones deben ser objetivas y atemperadas al contexto de cada entidad. 
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En un panorama donde se nos reclama un grado de responsabilidad social, el mayor desafío continúa siendo cómo asumirla conscientemente, sin justificaciones.
Aún directivos y trabajadores no son conscientes de que el robo de combustible atañe tanto al que “desvía” el litro, al que se lo hurtan “en sus propias narices”, como a quien lo compra “para resolver”. Así lo confirman los comentarios y llamadas recibidas durante la publicación de esta serie de reportajes en Cubadebate.
Si en una entidad ocurre un hecho punible, la vergüenza ha de vestir a quienes allí laboran, sin excepción, porque los recursos y los medios de producción son del Estado, y nuestros. Y porque a la afectación material se añade el impacto social por la tarea dejada de realizar.
El día que seamos intolerantes con el delito y comprendamos que quien roba al Estado lo hace “en casa” pondremos llave a un mal ya enconado en la economía cubana.
El robo de combustible atañe tanto al que “desvía” el litro, al que se lo hurtan “en sus propias narices”, como a quien lo compra “para resolver”. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.
¡Peligro!, inflamable. Foto: Abel Padrón Padilla/Cubadebate.

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