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jueves, 17 de octubre de 2019

Cuatro economistas cubanos comentan la re-dolarización parcial en Cuba


Pedro Monreal , Estado como tal. 
https://elestadocomotal.com/2019/10/17/cuatro-economistas-cubanos-comentan-la-re-dolarizacion-parcial-en-cuba/


De la asignación central de divisas a la “dolarización electrónica” 

Oscar Fernández


16 de octubre de 2019

Esto no es solo un movimiento para intentar capturar una mayor cantidad de los “dólares de la calle”. Apunta a un cambio trascendental en el mecanismo de asignación centralizada de divisas que nos inhibía. Si llegara a su plena ejecución, el organismo central quedaría liberado de garantizar buena parte de la infinitud de rubros a la que hasta ahora se dedica. Las empresas involucradas operarían con una moneda que cumple sus funciones y les permite cerrar los ciclos de financiamiento. La oferta debería comportarse a la altura de la demanda. No debería presentarse escasez recurrente, no debería haber acaparadores-revendedores.
El modelo teórico está claro. Un esquema de “dolarización electrónica” viabiliza un giro hacia una planificación más financiera y menos material, que pudiera ser utilizado como rampa de relanzamiento de la industria nacional. Faltará incorporar al sector productivo al esquema. Y faltará por ver cómo se equilibran todas las variables que componen esta compleja ecuación: remesas vs repatriación de utilidades, tasa de cambio informal usd-cuc, demanda vs capacidad de respuesta importadora, entre otras de cortísimo plazo. Se ha abierto un buen camino. Es momento de construir.
Sobrevivir no equivale progreso
Ricardo Torres Perez
16 de octubre de 2019
Las medidas anunciadas este martes 15 de octubre en la Mesa Redonda pueden ser analizadas desde muy diversos puntos de vista. A corto plazo son positivas en tanto permitan aliviar la agobiante escasez y oxigenar la economía con recursos que se “escapaban”. No obstante, la mayor parte seguirá yendo a parar a los productores extranjeros, porque casi todo se importa. Lo de los márgenes comerciales injustificables ya era conocido, y sirvieron durante demasiado tiempo para sostener la enorme ineficiencia de las empresas estatales y del sector público en general. Este paso sí supone el avance de la dolarización, en tanto esa moneda (y otras) suplantan parcialmente a las monedas domésticas en algunas (o todas sus funciones). Ese proceso no depende del soporte (electrónico o no) o de lo que se decreta formalmente. La función que comparte ahora con CUP y CUC es como medio de pago para ciertos bienes (consumo duradero, son bienes importantes), pero es muy posible que refuerce el avance en otras funciones (unidad de cuenta, reserva de valor). Ese proceso ya había empezado a andar hace mucho tiempo, en la medida en que las monedas domésticas perdieron convertibilidad. Este paso solo institucionaliza y refuerza el proceso anterior. No obstante, tiene efectos beneficiosos en el sentido de expandir los mercados, y pareciera que es deseable para el gobierno tener una mejor información sobre un volumen de divisas que estaba quedando fuera de los circuitos formales, y el efecto que tiene sobre los precios. Sin otras medidas estructurales, el beneficio es a corto plazo. Es bueno recordar que, en última instancia, los desequilibrios monetarios solo vienen a reflejar los problemas en el sector real (la producción). En el caso cubano esos problemas tienen un largo recorrido, y muchos tienen que ver directamente con el modelo económico. La escasez de divisas es crónica, y esta fase aguda empezó mucho antes de las sanciones de Estados Unidos. Bienvenidas las medidas, pero sobrevivir no es equivalente a progreso, eso ya lo sabemos desde los noventa. Ah…es interesante que se usa y abusa de una discusión poco informada de desigualdad cuando se habla de mercado o sector privado, pero en esta ocasión no se dijo una palabra.
Medidas del gobierno cubano en la comercialización de ciertos bienes apuestan por las transferencias de recursos desde el exterior
Mauricio de Miranda
16 de octubre de 2019
En la Mesa Redonda de hoy, en la que comparecieron el Vicepresidente de la República de Cuba, Salvador Valdés Mesa, el ministro de Economía y Planificación, la ministra de Finanzas y Precios, la ministra-presidenta del Banco Central de Cuba, la ministra de Comercio Interior, el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera y la vicepresidenta primera de la Corporación CIMEX se anunciaron nuevas medidas en la esfera del comercio interior. Se produjo semejante despliegue ministerial para anunciar algo que ya se había filtrado por ciertos medios antes de que se diera la Mesa Redonda y que, en esencia, se reduce a que, no contentos con tener un mercado segmentado por el uso de dos monedas nacionales (el peso cubano, CUP, y el peso convertible, CUC), abrirán un nuevo tercer segmento en el que se venderán productos de una “gama media y alta” (es decir, de mejor calidad que los que se venden en las tiendas que operan en CUP y CUC) en monedas libremente convertibles (MLC). En ese nuevo mercado (que no es tan nuevo porque ya en los 90’s antes de que apareciera el CUC se realizaban transacciones en dólares estadounidenses en las llamadas tiendas de “recuperación” de divisas) no se operará con efectivo sino con unas tarjetas magnéticas que tendrán como respaldo depósitos bancarios previos realizados en MLC.
La Mesa Redonda giró en torno a los detalles normativos que permitirían funcionar en este mercado a las “personas naturales” y “personas jurídicas”. Aparte de esto, resultó interesante la afirmación del ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, acerca de la intención del gobierno cubano de propiciar el restablecimiento de la industria nacional, que actualmente tiene, según el ministro, capacidades productivas, pero falta de financiamiento y entonces no puede satisfacer la demanda de la población. Sin embargo, el ministro eludió las medidas que resultan necesarias para atraer los recursos tecnológicos y financieros necesarios para relanzar a la industria nacional, actualmente estancada.
No puedo negar que me causó impresión ver a la ministra de Finanzas hablando de los precios de los splits y de los televisores “con accesorios” o al ministro de Comercio Exterior decir que cualquier ciudadano podría concurrir a una de las empresas autorizadas (mencionadas una por una) a importar en el caso de que no encontrara en la oferta de estas tiendas el producto que necesitara para que entonces una de estas empresas lo importara “a pedido”. Y me vino a la mente una pregunta obligada ¿tiene sentido que estos ministros tengan que detenerse en estas minucias de la microgestión o sería más provechoso que se dediquen a proponer al Consejo de Ministros un conjunto de políticas en materia fiscal y comercial (para solo mencionar sus ramas específicas) que contribuyan al desarrollo del país? Me gustaría insistir en que, en mi opinión, el Estado no debería ocuparse de la microgestión, para ello deberían estimular el emprendimiento de los diversos actores económicos que pueden surgir en condiciones institucionales adecuadas para el fomento de la actividad empresarial.
Con estos anuncios me quedan varias cosas claras: 1) el gobierno cubano sigue empeñado en desgastarse en la gestión microeconómica (en la que históricamente le ha ido mal y difícilmente le pueda ir bien) y ha decidido salir a “competir” con las personas “naturales” que hacen importaciones, teóricamente no comerciales pero que en realidad si lo son, con la ventaja de una política arancelaria favorable y de la existencia de una infraestructura comercial sin permitir que el sector privado o el cooperativo puedan acceder a esos beneficios o a construir su propia infraestructura; 2) la creación de este nuevo segmento mercantil en el que se comercializan productos en MLC, en los que primero hay que depositar la divisa y luego acceder al mercado, parece demostrar que los CUC que circulan exceden ampliamente su respaldo en USD o MLC, que constituía el principio a partir del cual éstos sustituyeron al USD en la circulación, o lo que es lo mismo, que en la actualidad en Cuba circula un peso convertible que no es tal; 3) el regreso al uso de MLC como medio de circulación y como depósito de valor parece alejar la idea de abordar la imprescindible unificación monetaria y cambiaria, unida a una devaluación de la moneda nacional, de forma que se reflejen adecuadamente los precios relativos de la economía nacional y la economía internacional y se impulse la competitividad de la producción nacional; 4) el gobierno opta por medidas que refuerzan la posición monopólica del Estado en el comercio minorista a pesar de su demostrada ineficacia en esa actividad; 5) a pesar de la insistencia en que son medidas orientadas a beneficiar a la población, vale la pena preguntar de qué forma puede la población acceder a un mercado en el que solo se venda en MLC si sus salarios son pagados en CUP y la cuantía de los mismos difícilmente alcanzaría para acercarse a dichos mercados, 6) en consecuencia, la única opción para que los cubanos accedan a esas nuevas tiendas son las remesas desde el exterior; y 7) adoptando medidas concentradas en la esfera de la circulación se siguen dilatando las necesarias reformas que deben conducir a la generación de riqueza, al incremento de la producción, al fomento de las exportaciones y a la sustitución de importaciones con calidad y eficiencia.
Estas “medidas” no contribuyen a solucionar la inmensa brecha entre los precios de los bienes de consumo y los ingresos provenientes del trabajo. Al parecer, el gobierno cubano prefiere seguir apostando a las transferencias unilaterales de recursos desde el exterior y no a la creación de la riqueza nacional mediante el trabajo productivo de la sociedad. Ese esquema fortalece la imagen de una sociedad rentista, mientras que el país lo que necesita es restablecer la cultura del trabajo productivo, con los incentivos necesarios para construir el bienestar, a partir de lo que seamos capaces de crear con las condiciones institucionales adecuadas.
Dolarización segmentada, descentralización y redistribución
Pedro Monreal
16 de octubre de 2019
La Mesa Redonda del 16 de octubre principalmente ofreció información detallada que complementa el anuncio hecho ayer. Sin embargo, el momento “teórico” -en realidad muy práctico- fue controversial: dolarización, descentralización, y redistribución.
Al aclararse, correctamente, que no se trata de una dolarización generalizada no se abordó, sin embargo, el incremento de la segmentación del mercado cubano y el impacto que eso pudiera tener sobre el proceso de unificación monetaria y cambiaria.
Se mezclaron procesos de descentralización muy distintos: un circuito desconectado de la economía interna (importaciones para ingresos generalmente no creados internamente) y otro circuito de empresas que conectan la economía interna y la internacional.
La asignación de divisas no podrá ser descentralizada -excepto en algunos segmentos de la economía- mientras predomine un modelo de planificación altamente centralizado en condiciones de escasez de divisa.
No es verosímil referirse a los asumidos beneficios redistributivos de una derrama de divisas cuando no se ofrece evidencia alguna. La manera de verificar si tal efecto positivo existe es medir el impacto sobre índices de desigualdad, pero de eso no se habla.
Probablemente se recupere el interés por el proceso de unificación monetaria y cambiaria en los próximos días. Las medidas tienen potencial suficiente para modificar los actuales equilibrios de oferta y demanda entre monedas. Habrá que observar y analizar.
Poniendo en perspectiva el significado de “potenciar” la industria cubana.
Pedro Monreal
16 de octubre de 2019
Se declaró que uno de los propósitos del nuevo esquema es captar divisas para “potenciar la industria nacional” (junto con otros fondos). Conviene entonces visualizar la dimensión real de ese propósito de “potenciar” para compararla con las divisas que pudieran aportar las ventas. [Ver el gráfico]
La industria cubana es hoy aproximadamente tres cuartos de lo que fue hace tres décadas. Solamente dos actividades han superado aquellos niveles. En realidad, 15 de las 22 actividades tienen índices inferiores al 50%.
Existen 8 actividades industriales que no alcanzan el 10% del nivel que tuvieron en hace 30 años. Algunas actividades industriales prácticamente se han “evaporado” (Tabla 11.1 del Anuario Estadístico 2018).
Las divisas que pudieran ser captadas mediante las ventas para apoyar la industria jugarían ciertamente un papel positivo, pero muy distante de los montos que se requieren para “potenciar” la industria nacional.
Fomentar PYMES privadas sería más efectivo. Hay un antecedente importante: el 48% de la superficie agrícola de Cuba es gestionada por usufructuarios. El sector privado (usufructuarios + campesinos) producen el 75,6% de las viandas y hortalizas.
Los agropecuarios privados aportan el 52,3% de la producción nacional de arroz, 82,1% de maíz, 77,9% de frijol, 83,8% de las frutas, 29% de la carne de res, 34% de la carne de cerdo, y 63,9% de la leche fresca ¿Qué impide entonces sacar lecciones del agro?
Remesas para la inversión industrial: ¿es necesaria una “carambola” comercial?
Pedro Monreal
16 de octubre de 2019
En relación con las medidas anunciadas en la Mesa Redonda del 15 de octubre hay un supuesto que necesita mayor reflexión: la noción de que la reducción de la fuga de divisas sería efectiva para dinamizar la economía interna, principalmente la industria.
Debe considerarse que el perfil actual de las importaciones “por la libre” es mucho más amplio que el surtido de “gama media y baja” que se comercializará en el nuevo canal, de manera que seguirá fugándose capital para surtir otros productos (calzado, ropa, etc.).
Existe un problema de dimensión relativa y absoluta. Si se asume estabilidad en la oferta, entonces solamente el % de la ganancia sería el utilizado como fuente de divisas para dinamizar la industria (insumos + inversión). Asumiendo generosamente un 25% de ganancia, el otro 75% se fugaría para reponer oferta.
Ninguno de los funcionarios ofreció información acerca del monto absoluto de ventas esperadas, ni acerca del monto de importaciones que conlleva este nuevo canal de comercialización interno en divisas.
Existen estimados no oficiales que tienen notables variaciones, desde 1000 millones de USD en valor importado (más otros 1400 millones en pasajes, hotel, logística) hasta estimados por países donde se hacen las compras que sugieren que el monto global es menor de 1000 millones.
El nuevo canal eliminaría la fuga relativa al valor de la importación, pero no queda claro que el resto de los actuales gastos en divisas (pasaje, hotel, logística) se convierta en demanda interna en divisas. En este caso, me refiero únicamente a demanda sobre los productos de “media y alta gama” que se ofertan en el nuevo canal.
Si de lo que se trata es de reanimar la industria, conviene revisar la estadística. El aporte de la industria al PIB en 2018 fue de 12516 millones de pesos y la inversión en la industria fue de 802,1 millones, equivalente a una tasa de inversión de 6,4%.
Solamente se ha mencionado que la industria necesita mayores insumos importados, pero una industria descapitalizada como la cubana necesita inversión. En términos de tasas de inversión pudiera necesitarse un 25%, es decir, 3129 millones. Una tasa de 20% sería de 2500 millones.
Asumiendo un nivel de ventas internas en divisas de 500 millones, el 25% de ganancia equivale a 125 millones. Si se dedicase todo a la industria, sería el 15% de la inversión industrial actual y el 4% de lo que se requiere para tener una tasa de inversión de 25% en la industria.
El nuevo canal de comercialización en divisas es un mecanismo para crear los incentivos que permitan funcionar un esquema mayor: canalizar en cuentas bancarias un % mayor de las remesas para concentrar ese ahorro en la banca estatal y hacerlo funcionar como parte del plan.
¿Existe otra alternativa para canalizar remesas hacia la industria nacional? La creación de PYMES privadas parece ser una opción más efectiva porque un % mucho más alto de las remesas pudiera convertirse DIRECTAMENTE en inversión y suministros, sin hacer una “carambola” comercial.
No queda claro que, por sí misma, la divisa captada por el nuevo canal sería suficiente para reanimar la industria. Son datos aproximados, para tratar de no seguir haciendo una reflexión “en el aire”. Sería bueno que quien tuviese datos mejores y otros análisis que los aportase.
Medidas para la concentración del ahorro en divisas
Pedro Monreal
15 de octubre de 2019
Las medidas anunciadas hoy en la Mesa Redonda esencialmente equivalen a un nuevo mecanismo para canalizar ahorro individual en divisas en forma de crédito al sector estatal, a partir de la operación de un mercado en divisas, “en frontera”.
Todo lo demás que se dijo es accesorio a esa concentración del ahorro en divisas. El consumidor potencial le ofrece un crédito en divisas al Estado cubano. El monto de las cuentas será mayor que la necesidad de fondos para que funcione el comercio.
Se supone que un % de la divisa captada se reinvierta en el circuito económico interno, pero un % grande va a “salir” (fugarse) al exterior para poder pagar niveles de importaciones que se aspira que sean estables.
¿Cómo conecta exactamente eso -más allá de los deseos- con un incremento de la productividad nacional y con la “liberación de fuerzas productivas”?
¿Proporciona la medida un mecanismo para la asignación eficiente de divisas?
El énfasis en lo periférico que predominó en la Mesa Redonda refuerza la importancia de “desempolvar” componentes de política económica que en 2016-2017 parecieron ser cruciales, pero que luego se desdibujaron.
¿Cómo es que se ha pasado de intentar transformar estratégicamente el modelo económico a ocuparse de remendarlo en sus partes aisladas?

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