El viajero exclusivo realiza entre dos y tres viajes al año, va en pareja y gasta una media de 5.000 euros por persona en cada escapada
Madrid 17 OCT 2019 - 15:41 CEST
El turista de lujo realiza entre dos y tres viajes al año, suele ir en pareja y gasta una media de 5.000 euros por persona en cada escapada, según el primer monográfico presentado por Observatur, el observatorio nacional del turismo emisor, una entidad privada dedicada a analizar el sector. Las agencias de viajes compiten por hacerse con estos clientes ricos: Más del 40% de los consumidores contratan sus viajes con estas empresas.
El turismo de lujo es un sector que está en crecimiento (por encima del resto del sector), resiste mejor los episodios de crisis y aporta más beneficio por cliente, según el estudio. Las previsiones de Observatur dan al turismo de lujo un incremento del 6,2% en los próximos 10 años, frente al 4,8% del resto del sector.
Para viajar como un turista rico hay que hacerlo con un punto de despreocupación. Por eso, una de las cosas que más priorizan estos viajeros (de clase alta o media-alta) es la seguridad, según una encuesta realizada a casi 1.000 clientes de ocho agencias de viajes especializadas. Aquellos que optan por viajes de lujo también buscan que sus destinos estén personalizados a sus gustos, prefieren viajar a lugares lejanos y exóticos y alojarse en lugares exclusivos.
“Japón es el rey en cuanto a los viajes de lujo”, asegura Marcos Franco, fundador del observatorio, seguido de las islas Maldivas y países del este de África. El país nipón ha recuperado el tirón tras el accidente nuclear de Fukushima, que diezmó el turismo. Ahora es el favorito gracias también a la mejora de la conexión. Desde hace tres años cuenta con vuelos directos desde España.
Guillermo González, director de ventas en España para Iberia y British Airways, ha enumerado lo motivos del éxito de Japón: “Exotismo, gastronomía y la compra de marcas exclusivas”. El directivo ha resaltado las ventajas de estos modelos de viajes: “Logran desestacionalizar el turismo y crear un negocio más sostenible”.
Las Maldivas, con más de 1.200 islas, de las cuales apenas 200 están habitadas, es el segundo destino más deseado por los turistas de lujo. Este archipiélago perdido en mitad del océano índico ofrece un lugar paradisíaco y perfectamente aislado para este perfil de viajero. Los países de África oriental y del sur no se quedan muy atrás. Aunque los safaris siguen siendo uno de los principales atractivos de estos lugares, la caza ha perdido fuerza, según el análisis de Observatur. Los ricos ya no quieren disparar a animales, prefieren fotografiarlos, así como mezclarse con pueblos locales y conocer sus costumbres.
Viajes espirituales o solidarios
El cambio generacional ha empezado a mostrar la llegada de nuevas tendencias: Los ricos quieren viajes de crecimiento personal, “espirituales o solidarios”, ha explicado Franco. Los destinos exóticos y las actividades humanitarias o relacionadas con el ecologismo, ganan atractivo. La preocupación de las emisiones de CO2 y el interés por el medioambiente están favoreciendo nuevos formatos de negocio, como el slow travel (viaje relajado que escapa de la masificación turística) o el glamping (acampadas al aire libre sin renunciar al lujo y la comodidad).
Los viajes de autor responden también a esa búsqueda de exclusividad de los turistas más acaudalados, y se mezcla con la demanda de una mayor personalización. Este modelo de negocio permite que los clientes disfruten de una experiencia única e irrepetible, ya que los viajes de autor suelen venderse como ediciones limitadas.
El estudio desglosa la tipología del consumidor de los viajes de lujo: Por un lado, el turista de lujo, propiamente dicho, es el que suele usar este formato de manera habitual. Gasta de media 11.800 euros y representa un 17% del grupo, según la encuesta de Observatur. En segundo lugar, se encuentran los turistas premium, consumidores ocasionales de este formato de viaje que, normalmente en fechas señaladas (aniversarios, bodas, etcétera), eligen este modelo y gastan una media de 3.750 euros. Representan el 34% del conjunto. Por último, el grueso de los consumidores, el 49%, lo forman los clientes upscale (exclusivos), que no suelen realizar más de un viaje de este tipo y que tienen un gasto medio de 1.350 euros.
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