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lunes, 18 de noviembre de 2019

El pib per cápita no lo dice todo…pero casi.

SINE DIE 81
SD2
juan m ferran oliva                                   noviembre 18 de 2019


El Producto Interno Bruto (PIB) per cápita es considerado la información par excellence del nivel económico de un país. Expresa riqueza creada pero no lo dice todo. Enmascara el grado de dispersión en su distribución y no refleja fielmente  otros atributos relativos a la calidad de vida. Su propio creador, el economista Simon Kuznets[1] alertó sobre la pretensión de medir el bienestar exclusivamente sobre la base de este macro indicador.

A mediados de los años 70 del pasado siglo comenzó a coquetearse con el concepto de calidad de vida. Se fundamenta en determinadas propiedades como el disfrute de salud, la educación, la cultura, la vivienda, el medio ambiente, la justicia, la igualdad, la seguridad, la dignidad, y la participación en la vida social y política. Son atributos difícilmente cuantificables. La Organización de Naciones Unidas (ONU) los reconoció como derechos de la humanidad. En diversas épocas aparecieron metodologías para evaluarlos. Intentan resaltar aquellos aspectos que escapan al PIB per cápita.

El llamado Coeficiente de Engel[2] expresa que a medida que aumenta el presupuesto doméstico disminuye la proporción dedicada a la alimentación dentro del hogar. En el siglo XX se difundió este tipo de investigación y actualmente se realiza en muchos países.  El consumo de otros bienes y servicios se realiza a partir de lo que resta del presupuesto alimentario. Primero vivir, después filosofar decían los antiguos.

El Coeficiente de Gini[3] expresa la desviación existente en la distribución del ingreso.  Un “0” sería expresión de la igualdad distributiva total. Los valores superiores hasta llegar a “1” indican asimetría. Los rangos habituales registrados en países de América Latina suelen moverse entre 0,60 y 0,40. En años anteriores al Periodo Especial fue 0.31 en Cuba. ¿Igualitarismo?.

Debido a desigualdades en los precios, tarifas y salarios, la capacidad de compra de US$1 suele diferir de un país a otro. Con objeto de salvar esta incongruencia se utiliza el método de la Paridad del Poder Adquisitivo (PPA). Mide el nivel de vida proporcionado por el PIB per cápita sobre la base del costo de la vida y empleando una canasta de alrededor de 1.000 productos.

En general se han desarrollado diversos métodos para evaluar la calidad de vida. Unos se basan en la medición de la satisfacción de bienes y servicios concretos: calidad y condiciones de la vivienda, acceso a servicios sanitarios, nivel de educación, extensión de la cultura, disponibilidad de autos, teléfonos, consumo eléctrico, etc. Se trata del cálculo puntual de las necesidades básicas insatisfechas (NBI) hecho por lo general en términos físicos.

Según parecía todo lo resolvió el Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Considera una vida larga y saludable, educación a distintos niveles, el ingreso de la población, el PIB per cápita y el PPA. Su metodología conduce a la media geométrica de los indicadores utilizados. Un valor “1” es el máximo. Parece ideal.

Con datos de 2014, PNUD clasificó el IDH en 188 países. En la categoría muy alto entraron 49 Estados; otros 56 en alto; 36 en medio, y 44 en bajo. Cuba obtuvo un índice 0.769, se colocó en el lugar 67 y en la categoría alto[4]. Noruega con 0.944 y Niger con 0.348 constituyeron el primer y el último lugar, respectivamente.

Elaboré el gráfico adjunto que muestra la correlación entre el PIB per cápita y el IDH en el año 2005, en 160 países, excluyendo 4 estados petroleros árabes, por atípicos. Resalta la importancia del nivel de ingresos en la categorización del IDH. Los países con un bajo PIB per cápita afrontan el círculo vicioso de la pobreza y aunque exista voluntad política carecen de recursos para acometer mejoras sociales. Por el contrario, en países opulentos, la distribución suele ser injusta, pero la abundancia permite larguezas.


El monto del PIB per cápita constituye un límite a las mejores intenciones. Dice mucho, aunque no sea todo. Es lo esencial.

Unos pocos países, como Cuba, logran resultados que sobrepasan las posibilidades de su nivel de ingresos. Pero hay topes y los iconos peligran si no hay crecimiento económico. Nuestro PIB per cápita es bajo. Subiendo al 1% anual, harían falta 70 años para duplicarlo. Al 2% se demoraría 35 años, y al 3% serian algo más de 23 años.

O nos desarrollamos o todo se va bolina, como diría Roa.





Fin



[1] El economista Simon Kuznets (1901-1985) fue Premio Nobel en 1971 por sus trabajos de estudio sobre el crecimiento económico.
[2] Fue formulado por el estadígrafo Ernst Engel en 1857. Fue director de la Oficina de Estadísticas de Prusia. Efectuó estudios sobre los presupuestos de gastos de consumo en familias de distintos ingresos. Formuló la ley que lleva su nombre, que es más bien una regularidad.
[3] Desarrolladas por Conrado Gini (1884 1965). La distribución equitativa del ingreso se expresa a través de una Curva de Lorenz  y el Coeficiente de Gini indica la desviación respecto a dicha distribución ideal. Viene a ser  la integral de la distribución real.
[4]  Datos de Wikipedia

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