Efectivamente, en el escenario actual que es particularmente
complejo, de recrudecimiento del bloqueo, de persecución financiera por todos
los medios, que pudiera aflojar pero no
es probable, unido a la situación política en la región, que tiene señales de
ponerse aún más tensa, por todas las presiones internas y externas en cada
país, volvemos a un tema que parece de menor importancia, de menor urgencia.
Sin embargo, para la economía del país, para la
sociedad entera, para la propia “empresa estatal socialista“, para nuevas
prácticas y desarrollos del sistema de propiedad, y para cada uno de los
trabajadores, es esencial.
Se trata de la empresa estatal socialista como ente
fundamental de la economía pasa por la consideración y concepción del colectivo
laboral como su núcleo central, con protagonismo activo en su actuar.
Se trata del COLECTIVO LABORAL, sea de
empresa estatal socialista, de entidad presupuestada, o de las nuevas formas de propiedad y gestión
como son las cooperativas, o empresa de propiedad privada no existente, sino
como TCP, que no es igual a estas instituciones, y de esto se habla poco o
nada, aunque existen investigaciones, propuestas
y bibliografía propia profusa hasta el presente.
Ha pasado mucha agua en
el último medio siglo, desde la „“democracia laboral“, cuando se consideraba el
Colectivo Laboral sólo como espacio laboral y organizativo, centrado en el
mejor de los casos casi exclusivamente como elemento técnico-organizativo, tan
divulgado y supuestamente tan intemporal y neutro, que ensalza la participación
como exigencia del espacio organizacional empresarial.
Pero, no se ha avanzado
en la concepción en nuestra sociedad del Colectivo Laboral como subsistema y
dimensión política y sujeto de propiedad. Al decir de Juan Valdés Paz (2004):
“La participación es un proceso social y político complejo....“
Si se busca un modelo
de sociedad, economía, empresa, gestión, capaz de situar al ser humano como
objetivo, en definitiva, cualquier objetivo económico-fuinanciero-comercial lo
tiene, o debería tenerlo, entonces es inevitable el tema del COLECTIVO LABORAL como
un todo; su concepto, su papel en la empresa u otra entidad, pero también más
allá de ésta, en la sociedad.
Reflejo de las preocupaciones,
de la centralidad del problema, y del tiempo transcurrido sin que se
concientizara su magnitud e importancia, por mencionar sólo tres artículos, sin
intención de promoción: “Participación del colectivo laboral como expresión de
la participación social y política“ de
2013 (www.nodo50.org › economia ›alhama_310113); “Colectivo laboral como sujeto
de la actividad política“ (www.nodo50.org
› economia alhama_300914);“Posibles puntos de partida para un análisis crítico
de propiedad y modelación de los componentes del sistema de relaciones “ de
2014 (www.nodo50.org
› economia › alhama_311213).
Por lo tanto, no es
posible pensar actualmente, ni llevar a cabo alguna o cualquier medida o
propuesta sobre empresa estatal socialísta, llevarla a un nivel superior
cualitativo, en momentos en que se debaten y proponen medidas acerca del
Trabajo por Cuenta Propia y Cooperativas no agropecuarias, pasando por alto el
COLECTIVO LABORAL como sujeto de la
actividad económica y política, y su participación
activa como expresión de su participación económica, social y política en la
sociedad.
Desde luego, no se
desconoce algo que en el pasado ha sucitado tanta discusión, el colectivo
laboral como institución, ni desmerita ni minimiza sino que implica el papel
del individuo (“sujeto humano colectivo“).
Es mayor su
importancia, por el tiempo transcurrido desde las primeras propuestas y sus
insuficiencias para su consideración para cualquier tipo de perfeccionamiento
de la empresa estatal en los últimos 40 años; que se remontan a mediados de la
década del 70 del siglo pasado con la Organización Científica del Trabajo
(OCT); luego en la década del 80 con el cálculo económico y la Organización
Básica del Trabajo y (un estadío inferior a la anterior década que no se llegó
a definir cuáles eran sus objetivos, pero sí lo que no se podía), la II Reforma
General de Salario; en la propia década y más tarde el perfeccionamiento
empresarial con su experiencia y sus experimentos hasta que comenzó
oficialmente el proceso de Perfeccionamiento Enmpresarial en 1997-98 hasta una
fecha que se pierde.
Estas alertas no eran
desarrollos teóricos y conceptuales vacíos. Eran basados en preocupaciones
reales y prácticas propias y ajenas observadas en los países del “campo
socialísta“ de Europa del este, donde se perseguía por todos los medios la “norma“
y la “productividad del trabajo“ por encima de cualquier otra consideración.
Los resultados eran tan dramáticos, entre otros, para las relaciones sociales y
las relaciones sociales de producción en el proceso de construcción de una
nueva sociedad, que se hicieron no pocas películas, pero el principal que
quiero destacar, una vez más, es la alienación del trabajador-objeto, sin ser
sujeto pleno ni con el papel que le debía corresponder como parte del
propietario social, aun cuando se declaraba por todos los medios como el
objetivo supremo. Y, los resultados económicos y productivos, estuvieron
siempre lejos de los objetivos propuestos y de las potencialidades.
Desde luego, el
colectivo laboral en las empresas, las relaciones sociales dentro de la
empresa, tampoco habían variado mucho, manteniéndose de un lado los
trabajadores del otro los directivos, cuadros, o gerentes, incluso en el caso
de la autogestión obrera yugoslava.Algunos autores analizaban la alienación en
función del “sentimiento“ o “percepción de dueños“ , a partir de la indagación
del estado de influencia y situación real en el mejoramiento de las condiciones de trabajo, la seguridad del trabajo,
contribución a la eficiencia económica, ingresos, participación en las
decisiones, creación de nuevos puestos de trabajo, satisfacción en el trabajo,
entre otros. Incluso autores (Whitehorn, A. 1976) hicieron interesantes estudios
comparativos de la autogestión obrera con colectivos en empresas de Canadá, entre
otros.
Se trataba de evaluar
la autogestión a través del análisis crítico de su instrumentación a partir de la construcción de viviendas a cargo de
la empresa, el otorgamiento de créditos favorables, facilidades de transporte, alojamiento y comida, entre otros,
hasta los vínculos de cooperación entre
la empresa y las organizaciones locales y municipales.
Todos, o muchos de
estos elementos, han tenido mejores momentos en el pasado de nuestra empresa
estatal socialista. Algunos no tuvieron los desarrollos necesarios, otros han
desaparecido, por múltiples motivos. Se llegó al extremo de considerar la
“satisfacción“ como no adecuado y concepto capitalista, al decir del asesor de
un ministro hace veinte años atrás.
La realidad es que es
importante rescatarlos si se quiere redimensionar la empresa estatal socialista
desde los temas socio-políticos, desde el desarrollo de las relaciones sociales
de producción y el papel activo del colectivo laboral de una empresa estatal
socialísta activa, en la vida económica, social y política.
Porque, todos los
procesos, sin distinción, de uno u otro lado del océano, en mayor o menor
medida priorizaban, cuando no limitaban los objetivos a los temas técnicos,
organizativos, económicos, financieros, sin entrar ni en análisis ni en
propuesta de medidas concretas acerca del colectivo laboral y su papel en la
empresa, más allá de ser el sustentador o generador de fuerza y energía para
llevar a cabo lo que se propone desde arriba o aprueba, muchas veces no
originada ni siquiera en la entidad donde está presente.
Por muy importante y
urgente como lo son los temas, sean de
autonomía, productivos, económico-financieros, organizativos, de gestión,
inversión, incentivos. Pero, el éxito de
la empresa estatal como ente fundamental de la economía pasa por la dimensión
social, por rescatar y potenciarla, pasa por la potenciación del colectivo
laboral de la empresa, entendido como un todo. ¿Cuántas medidas y políticas son
referidas a este aspecto?
La principal labor ideológica no es la lectura de textos, o
asambleas de información, sino cambios reales primero en la concepción de la
empresa y su gestión, luego en la instrumentación de medidas que aprovechen el
potencial del mayor número de sus trabajadores, no del 10%; no sólo de los
mejores cuadros, no sólo de las Juntas de Gobierno.
Pero para que el colectivo laboral y la empresa puedan
tomar nuevos aires protagónicos, no basta con medidas internas. Es
imprescindible crear un ambiente favorable, y esto significa no pocas medidas,
algunas de las cuales están en el papel, al exterior de la empresa, en o con
las cuales la empresa no tiene prácticamente ninguna influencia.
Están
contenidas entre las políticas y medidas
“Para la implementación de los Lineamientos aprobadas las “Transformaciones del sistema
empresarial estatal“, que dice entre otros que: “En el período 2011-2016 se
aprobaron e implantaron un grupo de medidas para la transformación gradual de
la gestión del sistema empresarial estatal cubano...“, pero ¿dónde están las
referidas al colectivo laboral?
Para que tanto el
colectivo como la propia empresa tenga espacio propio, es imprescindible mayor
agilidad en todas y cada una de las operaciones y acciones cotidianas, y esto
implica menos burocracia y menos niveles por encima de la empresa,
reestructuración de las estructuras institucionales: Esto, para no entrar en
detalles, tiene también que ver con la dinámica del abastecimiento, las
exportaciones, los encadenamientos, las producciones y los ciclos productivos,
las cooperaciones.
Si la participación
política es una variante de la participación social, y la participación laboral
es una expresión de aquella, en tanto en el socialismo en su etapa de tránsito
o construcción, como se quiera, participar debe ser mucho más que elecciones
desde la concepción liberal, debe ser participar en el gobierno y la gestión,
es participar en el poder político, ¿porqué la participación social y
política no se hace efectiva también a través de la participación de los
trabajadores en los colectivos laborales? O, pudiera expresarse
también así ¿porqué la participación de los colectivos laborales no
tiene una expresión más amplia en la participación social y política?
En 1980, se estaba frente
a grandes retos, en un momento en que se profundizaba la
institucionalización del país, y se planteaban para el quinquenio tareas de
perfeccionamiento de la empresa y la introducción del cálculo económico, y
Fidel, en el aniversario XXVII del Moncada decía: “No lograremos la victoria y los éxitos solo con la aplicación de un sistema, con la
aplicación de una experiencia, con la aplicación de la ciencia en la
planificación y la
gestión. Detrás de eso tiene que estar el hombre…..”.
En los Lineamientos
Económicos y Sociales para el Quinquenio 1986-1990 constaba entre los objetivos
fundamentales uno que decía: “Elevar
sustancialmente la participación de la clase obrera y de todos los trabajadores
en los procesos económico-sociales. Impulsar la educación económica y técnica de
los trabajadores”. Y más adelante; “El cumplimiento de este objetivo
exige el perfeccionamiento de los mecanismos de participación actualmente en
vigor”. La educación económica y técnica, el nivel educacional y técnico
profesional se siguieron elevando, hasta alcanzar veinte años después, la
llamada tasa de capital humano entre las más altas del mundo.
Se impone actualizar
los derechos y responsabilidades de los trabajadores y directivos que integran
el colectivo laboral y sus vínculos reales; lograr efectivos procesos de
rendición de cuenta de todos los miembros al interior de los colectivos;
cambiar las relaciones colectivo-individuo con el Estado, y una efectiva
representación laboral a nivel local y territorial.
No se pueden separar el proceso laboral y el colectivo
laboral de la empresa, ni las funciones del colectivo laboral-empresa y las
relaciones sociales del colectivo laboral de las relaciones sociales de
producción existentes. Esto lleva a la empresa estatal socialísta al lugar que le corresponde.
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