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domingo, 29 de diciembre de 2019

A más bloqueo, más resiliencia (+ Infografías)

En 2019 la economía cubana no decreció y el bienestar social siguió su ritmo ascendente, de forma modesta, pero sostenida. Un vistazo somero al comportamiento de algunos indicadores económicos y sociales de 2015 a 2019, o cómo, a pesar de las agresiones, seguimos avanzando
 

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La capacidad del pueblo cubano para sobreponerse al reforzamiento del bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de Estados Unidos volvió a quedar demostrada en 2019. Nuestra economía no decreció, y el bienestar social siguió su ritmo ascendente. Fue de forma modesta, pero sostenida.
La administración norteamericana se ha empeñado en recordarnos a los más viejos (o al menos a quienes se les había «medio que olvidado» o se estaban haciendo «los chivos con tontera») y en demostrarles vívida y sufridamente a los más jovencitos, que el bloqueo es la primera y principal causa de que no nos hayamos desarrollado más, ni tampoco incrementado en lo deseable los niveles de prosperidad económica y social que nos merecemos.
A lo interno, problemas, trabas, burocracia, esquematismos, pensamientos adocenados… tenemos a tutiplén y deberíamos resolverlos definitivamente, pero «verde con puntas negras… ».
El año termina y es bueno reiterar algunas de las medidas adoptadas por la Casa Blanca en el período en su inútil intento por asfixiarnos, aunque nos han hecho un daño grande:
  • Activación del Título III de la Ley Helms-Burton para frenar el auge de la inversión extranjera e incrementar los costos de los financiamientos externos.
  • Reducción del envío de remesas desde Estados Unidos a personas en Cuba a solo mil dólares por trimestre.
  • Prohibición de viajes en cruceros desde Estados Unidos y de los vuelos aéreos desde allí a las provincias, excepto La Habana.
  • Reactivación de la prohibición a entidades de terceros países de vendernos bienes que contengan más del diez por ciento de componentes estadounidenses.
  • Reactivación de la prohibición de que bancos intermediarios estadounidenses acepten los pagos en dólares entre bancos cubanos y bancos de terceros países.
  • Persecución y castigo para impedir la llegada de combustibles (el país ha tenido que funcionar en varios meses con menos del 50 por ciento de los hidrocarburos que necesita).
  • Continuo engrosamiento de la espuria lista de entidades y personas bloqueadas financieramente por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro.
Son muchas más. Como señalaba el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en el discurso de clausura del 4to. Período Ordinario de Sesiones de la 9na. Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el escalamiento de la agresión de Estados Unidos mantuvo un ritmo a razón, prácticamente, de «una medida por semana; es decir, una “vuelta de tuerca” cada siete días para asfixiar a nuestra economía».
El país, sin embargo, mantuvo su vitalidad, y el pueblo y el Gobierno incrementaron a niveles insospechados —para quienes creyeron que íbamos a flaquear— la capacidad de resiliencia.
El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define la resiliencia, en primer término, como la capacidad «de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos».
La segunda acepción refiere la capacidad «de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido».
Esta no se aplica a nuestro caso. No vamos a volver a la «posición inicial». Nunca lo hemos hecho. Cada año, «gracias» al bloqueo, hemos tenido que superarnos a nosotros mismos. Nos curtimos más y nos volvemos más sabios.
Cuba seguirá adelante, rumbo al desarrollo y la mayor prosperidad posible. Será, como siempre ha sido, con o sin Estados Unidos, y a pesar de tener en contra a sus gobiernos y grupos de poder hegemónicos. No es «fácil» para nosotros —nunca lo ha sido—, pero quienes más están perdiendo aquí son el empresariado norteño y, lamentablemente, el pueblo estadounidense.
A continuación les ofrecemos, en una composición de textos y gráficos, algunos indicadores económicos y sociales de 2015 a 2019, para facilitarles una comparativa sobre el transcurrir de estos hechos en el período.

2019: Más salario y mayor empleo

Entre las medidas más esperadas por la población, este año se incrementó el salario a los trabajadores del sector presupuestado y a grupos de pensionados.
No fue una reforma, pero el salario medio en el sector presupuestado subió de 667 pesos mensuales a 1 067 pesos, mientras que el ingreso medio por este concepto entre los trabajadores de los sectores estatal (presupuestado y no presupuestado) y mixto se situó en 877 pesos, según cifras preliminares.
En el año que termina la ocupación laboral creció en alrededor de 32 500 puestos, unos 12 500 en el sector estatal y unos 20 000 en el no estatal. La población ocupada se situó así en 2019 por encima de las 4 500 000 personas.
Entre las causas de este incremento en el número de trabajadores estuvieron las nuevas inversiones que entraron en operación, el perfeccionamiento sostenido de las formas no estatales de gestión económica, y el retorno a sus antiguos oficios de personas que estaban desempleadas, ante el estímulo de los nuevos salarios en el sector presupuestado.

Turismo: La locomotora «pita» claro y fuerte

A pesar de que el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de EE. UU. se cebó contra el sector del turismo, se estima que este año arriben a nuestras tierras unos 4 300 000 visitantes internacionales.
No se alcanzará lo previsto, que era más de cinco millones, pero será una derrota —otra más— para la Casa Blanca. El desarrollo del turismo continúa. Ha de convertirse en la locomotora de mayor potencia de la economía, generando más riquezas para el pueblo, tanto por sí como por los encadenamientos productivos con la industria, la agricultura y otros servicios.
El estadounidense es el «mercado natural» de visitantes internacionales para el Caribe, y por lo tanto, para Cuba, pero para Washington constituye un instrumento político para atacarnos. No obstante, las potencialidades del sector, como ha venido demostrando desde el inicio de su desarrollo en los años 90 del pasado siglo, será a pesar de ellos.
El mercado de EE. UU. ha ocupado tras el auge de 2015, en cuanto a arribo de visitantes, una participación moderada (menos del 14 por ciento) en comparación con el resto de los emisores.
Es este, empero, un área económica sumamente compleja, muy vulnerable a los avatares de la economía mundial y a sus crisis, que fue una de las causas de la caída en la llegada de vacacionistas de otras regiones, especialmente de Europa, en los años recientes.
A lo anterior se sumó la reanimación del turismo en la cuenca del mar Mediterráneo, incluida África del Norte y Medio Oriente tras la debacle que sufrieron esos destinos con las llamadas primaveras árabes y las guerras provocadas por EE. UU. en varios países de la zona, lo cual llevó a una relocalización de parte del turismo europeo hacia otros destinos, incluido el Caribe y dentro de él Cuba.
Como somos un turismo preferentemente de sol y playa, también nos afectan eventos climatológicos extremos, como el huracán Irma en 2017, que dañó severamente la costa norte de la Isla, donde está la principal infraestructura hotelera, y condujo a una disminución de arribos en el último trimestre de ese año y el primer semestre de 2018. Pero nos recuperamos.
Muchos son los desafíos, mas Cuba no renuncia —no puede— a un auge turístico sin precedentes y modélico. Pero el sector tiene un gran reto: incrementar la calidad y la diversidad de sus ofertas de bienes y servicios. Así que, manos a la obra.

Cuba es casa

En 2019 se construyeron 43 700 viviendas, entre estatales, por esfuerzo propio y subsidios (células básicas habitacionales —CBH—). También se resolvieron más de 47 000 afectaciones provocadas por eventos climatológicos.
Los nuevos hogares al cierre de 2019 superaron en 10 801 lo previsto para el primer año de la implementación de la Política Nacional de la Vivienda, incluido la terminación de 11 525 CBH para personas de bajos ingresos necesitadas de una morada.
Si se mantuvieran los ritmos crecientes en este sector, podríamos resolver en menos de diez años (plazo general previsto en la Política) el déficit habitacional del país, que según la Política asciende a 929 695 necesidades de viviendas: 527 575 a construir y 402 120 a rehabilitar.

Y resistimos, y nos desarrollamos

Las inversiones en el año que termina cerrarán con montos superiores a los 10 000 millones de pesos, no obstante que algunas debieron paralizarse o ralentizarse. Superaron en varios cientos de millones las de 2018.
También entraron en operación nuevas industrias, vitales para la economía, como la planta de Cloro Sosa de Villa Clara (su entrada en funcionamiento, por solo citar un ejemplo, significará el ahorro de más de 20 millones de dólares por concepto de importaciones); la fábrica de fertilizantes nitrogenados —NPK— de Cienfuegos, y la fábrica de pañales desechables de la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM), entre otras.
Por otro lado se incrementaron y diversificaron las exportaciones, con especial destaque de la industria agroalimentaria.
Desde una perspectiva de mayor bienestar social, continuaron, además, las inversiones en el sector hidráulico y la reanimación de pueblos y ciudades.
La informatización de la sociedad sigue a toda marcha. Y no es a paso de «bit», sino de «megas». Un ejemplo: se habilitaron unas 600 000 nuevas líneas móviles. El año cerró con seis millones de líneas telefónicas activas solo en ese servicio.

Cuba: Buena inversión

  • En los albores de la década del 90 del pasado siglo, Cuba inició su estrategia hacia la inversión extranjera directa (IED), y en 1995 se aprobó la primera ley para el sector.
  • En 2014 se proclamaría una nueva legislación, la Ley No. 118. De entonces a octubre de 2018 se había logrado más de 20 reinversiones, más de 40 negocios en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) y operaba más de un centenar de emprendimientos con capital foráneo en el resto del país.
  • En 2018 se aprobaron más de una treintena de nuevos negocios, varios de ellos en la ZEDM, y se encontraban activas unas 200 entidades con IED en diversos sectores.
  • En el primer semestre de 2019 se aprobaron nuevos proyectos de IED y se autorizaron prórrogas de negocios ya establecidos. Al cierre del año, en la ZEDM operaban más de medio centenar de entidades.
  • En el contexto de Fihav 2019 se divulgó la Cartera de oportunidades 2019-2020, contentiva de 460 proyectos —47 en la ZEDM— con un monto de inversión estimado en unos 11 745 millones de dólares, 174 millones más que en la versión anterior.

( Tomado Juventud Rebelde)

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