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miércoles, 11 de diciembre de 2019

Otra vez sobre la producción de azúcar en Cuba

Por Jose Pablo Guerra Melenco, Ing. Agronomo 


Elsa (*)

Después de varios días dándole vueltas al documento, hoy me decido a enviártelo sin revisarlo más.

Me parece que el documento del Co. Juan M. Ferrán Oliva (1) contiene elementos valiosos, a estos voy a agregar algunos comentarios, para ello me voy a valer de la técnica del corte y pega y comentar las ideas que expone Ferrán:

La capacidad industrial máxima era de unos 6 millones de toneladas de azúcar: Sin embargo en la zafra de 1953, se produjeron 7,25 millones de toneladas. En esta se extendió la zafra a 120 días al ser levantada por EEUU la limitación que se imponía de no exceder los límites de la famosa “Cuota Azucarera” que nos imponían. La duración de las zafras a 90 días estaba también determinada por esta limitante.

el contenido de sacarosa en caña era elevado; es una virtud natural de las tierras y el clima de la Isla: Y en la actualidad pudiera serlo también si no se insistiera en comenzar zafras en momentos en que la caña no ha alcanzado “su madurez”, es decir si se comienzan los cortes en momentos en que todavía tenemos lluvias, no se han presentado temperaturas del nivel que aquí llamamos “frías” (20º C o menos) y a esto se agregan otros factores como la aplicación tardía de fertilizantes nitrogenados y riegos, entonces la concentración de sacarosa no puede ser alta. Se aplican los llamados “maduradores”, sustancias químicas que deben colaborar para que se acelere el proceso de concentración de azúcar, pero no debemos tener dudas que estos no tienen toda la eficiencia necesaria.

y crecieron las producciones de derivados y otras actividades inducidas: Por iniciativa del Che fue creado el ICIDCA, con el objetivo de estudiar otras posibilidades de productos cañeros que libraran a Cuba de la dependencia del azúcar. Esta institución ha desarrollado muchos productos de alto valor a partir de la caña de azúcar, tanto de la sacarosa, como de otros componentes naturales de esta planta, como por ejemplo, la cera. Sin embargo el desarrollo industrial para la producción a nivel comercial de estos nunca ha sido desarrollada y por tanto en la práctica continuamos dependiendo de la producción casi exclusiva de azúcar. Existen productos que no requieren de un verdadero desarrollo de instalaciones industriales para producirlos, como es el caso de varios que se pueden utilizar en la alimentación animal que no alcanzan todo el potencial que pudiera dárseles, coincido en que este tema debiera estudiarse para dar impulso a las exportaciones.

Las condiciones estipuladas con la URSS favorecieron la extensión de las zafras a 150 días en contraste con los 90 ó 100 anteriores: Entiendo que esta duración de las zafras es un factor negativo, pues tanto al principio como al final, siempre pueden incidir lluvias que perjudiquen el nivel de sacarosa. Si se aprovechara con toda intensidad y eficiencia los meses de enero a abril, o quizás a partir de fines de diciembre, se lograría hacer zafras de 120 días en un período de mejores condiciones, que permitiría ante todo una mayor producción por unidad molida, pero también debemos tener en cuenta que cortar caña en medio de la presencia de lluvias, perjudica en extremo los campos y limita la vida útil de estos.

Hugo Chávez repudió el plan (es decir producir alcohol en vez de alimentos) considerando que afectaría la producción de alimentos. Igual postura adoptó Cuba: Hemos de respetar este pensamiento de tan queridos líderes, sin embargo, como más adelante plantea Ferrán, a la luz de la situación actual y de las condiciones objetivas que tenemos en Cuba, sería muy conveniente hacer un profundo análisis y considerar la conveniencia de producir alcohol como combustible a partir de fuentes renovables. Plantea Ferrán: Cabe preguntarse si merece la pena reconsiderar, mediante estudio, la conveniencia de producir etanol, sus proporciones  y el destino y uso del bagazo.

Tan sólo en diesel, la enorme industria existente requería más de 450.000 TM anuales: Esto es un aspecto que nos llama a la rectificación de errores, estimo que es un bochorno para la industria cubana. En el pasado, y hasta el Triunfo de la Revolución, existían en nuestro país numerosos centrales que no consumían ni una gota de petróleo para hacer la zafra. La molienda se ejecutaba totalmente a partir del bagazo y para la arrancada se utilizaba leña, que en muchos casos era producida en lo que se conocía como “Montes Energéticos” que eran pequeñas áreas sembradas en las proximidades de las industrias con árboles de rápido desarrollo, como el Eucalipto y la Teca. La introducción masiva de los quemadores de petróleo estimo que se generalizó por ser este de más fácil manipulación y porque teníamos un abundante abastecimiento a precios moderados de petróleo desde la URSS. Hoy ese abastecimiento no existe y por tanto debe hacerse todo lo que esté a nuestro alcance para regresar a tan sana forma de brindar energía a nuestra industria azucarera.  Esta acción pudiera pasar a formar parte de la “TAREA VIDA” que tanta atención y propaganda se le da.

fueron eliminados 94 centrales de los que dependían 109,000 trabajadores[1] que se incorporaron a nuevas labores: Quizás esta fue una decisión que se tomó sin estudiar a toda profundidad las consecuencias que se derivarían de la eliminación de la fuente principal de la economía cubana durante siglos. Se pensó que era factible desviar las áreas cañeras, que no fueran necesarias para la producción de azúcar, hacia la de especies alimenticias, sin tener en cuenta que existen grandes diferencias, inclusive culturales de las regiones, entre una y otra tecnología de producción. Ambas actividades, aunque son agrícolas, tienen grandes diferencias desde los suelos en que se plantan, siguiendo por los sistemas de regadío, siembra cultivo y cosecha. Esta afirmación la baso en que no se ha logrado en la mayoría de los casos una incorporación masiva de los trabajadores a las labores de producción de alimentos y existen áreas que nunca han sido utilizadas con eficiencia.

En la industria azucarera influyen decisivamente dos tipos de rendimientos. Uno es el agrícola consistente en el volumen de caña obtenido en un área determinada. Otro es el tenor de sacarosa de la caña que al ser recuperado en el central se convierte en el rendimiento industrial: Para hacer posible los altos rendimientos de la caña es imprescindible aplicar una tecnología adecuada emanada del legado del eminente cubano del Siglo XIX, Don Álvaro Reinoso. No haría falta mucho más. La aplicación de tecnologías modernas puede ser consecuente, pero si fuéramos capaces de aplicar lo que nos enseñaron en nuestras universidades, que no fue más que estudiar los principios establecidos por ese insigne cubano, seguramente que pudiéramos salir del ridículo lugar que ocupamos en el mundo en lo referente a rendimientos de campo. En cuanto a los niveles de sacarosa, el estudio de variedades es fundamental, pero también, como ya señalé y para mí algo fundamental, es realizar las zafras en el período de mayores rendimientos en azúcar.

la caña recibió el impulso de los fertilizantes, plaguicidas y regadío: No solamente se dispuso de estos recursos, en realidad se malgastaron, se recibieron muchos más de los que podíamos aplicar y se perdieron grandes cantidades, en especial de fertilizantes, porque no existían tampoco suficientes almacenes para su conservación. Eso fue un grave error.

Un tema polémico fue el sistema de cosecha tradicional y el de la quema: Fue esta una decisión errónea para tratar de disminuir el envío a los centrales de  materias extrañas y se estimó que el sistema de quema, aplicado con éxito en Australia, podía ser eficiente aquí, sin profundizar en la tecnología que se utiliza en ese lugar con posterioridad a la quema de los campos, la cual no es posible aplicar aquí.

Los 8 espejos de agua existentes en 1959: No sé qué dirán las estadísticas oficiales de nuestro país en este sentido, pero aseguro que solamente en el Central Estrella, luego República Dominicana, se explotaban con buena eficiencia 7 micropresas. ¿Existiría solo una más que esas en todo el país?

Baste señalar los exiguos rendimientos en las distintas producciones agrícolas. Los de la caña se mueven entre los más bajos del mundo: Esto debe hacer que se revuelvan en sus tumbas todos los que con tanto amor se dedicaron a la producción cañera y debe movernos, a los que aún estamos con los pies sobre esta tierra, para que luchemos porque se eliminen todas las ineficiencias que hacen que sea Cuba una de las últimas en el mundo, en vez de continuar siendo faro y guía, como fue durante muchísimos años del Siglo XX.

Paradójicamente, sus rendimientos agrícolas (por supuesto se refiere a Cuba) decayeron, como promedio, desde las pobres 45.5 Tm/Ha. (52 961 @/caballeria)[2] anteriores, a las paupérrimas 32.4 Tm/Ha. (37 810 @/caballeria)  obtenidas de 2002 a 2010: Ya he comentado sobre este aspecto, pero no creo que sea excesivo reiterar que hay que hacer todo lo que sea necesario para que se aplique lo que aprendimos desde el Siglo XIX y se aplicó con éxito durante el Siglo XX. Estoy seguro que aún existen agricultores que son capaces de obtener en sus tierras rendimientos de 70 – 80 mil @/cab., sin aplicar tantos fertilizantes o regadío, sino solamente cuidando la limpieza, población, buen corte y atenciones posteriores a este. Y esto lo pueden lograr inclusive en campos que pueden tener una vida útil de muchos años. Existieron, o quizás existen todavía, agricultores que mantenían rendimientos de este nivel en campos con 20 años o más.

Los rendimientos cañeros dependen de factores que implican costos como las variedades utilizadas, el mencionado regadío, el deshierbe, el periodo de reposición de la cepa, la lucha contra las plagas, el tiempo de crecimiento de la planta y el transporte.  Otros son aleatorios como la lluvia, la calidad de los suelos y la temperatura. Los hay también institucionales; tales son el modelo de dirección y la programación del corte: Es cierto que en un momento determinado se hicieron plantaciones de caña en suelos que no reúnen las características adecuadas para este cultivo, no sé si aún sobrevivirán muchas plantaciones en esos lugares, pero no sería algo en extremo difícil de enmendar. La rectificación de todo lo demás depende de los factores de dirección. SOBRE ESTE ASPECTO ENTIENDO QUE ES EN LO QUE DEBEMOS CONCENTRAR NUESTROS ESFUERZOS PARA RECTIFICAR TODO LO QUE PERJUDIQUE.

El rendimiento agrícola sugiere el nivel técnico, pero no ha de tomarse como meta olímpica… Lo verdaderamente importante es la diferencia entre el costo de producción del azúcar y los precios obtenidos al exportarlo: Está muy claro, producir para no aportar a la economía, no es consecuente.

 Joaquín Benavides afirma que entre 2013 y 2018 la producción azucarera cubana disminuyó un tercio (2). Opina que hay suficiente tierra –de regadío o secano- para lograr zafras de 3 millones de toneladas de azúcar. Afirma, con lógica, que una caña bien sembrada con regadío, en 18 meses es capaz de producir 120 mil arrobas por caballería (112 TM/Ha.). Yo (Ferrán) añado que aún en secano, se alcanza un rendimiento parecido en un primer corte de la cepa: Muy de acuerdo, pero además añado que rendimientos de ese nivel, quizás algo más bajos, pero de nivel significativo pueden ser alcanzados en campos que si son tratados adecuadamente, pueden durar muchos años. Menciona Benavides un aspecto muy importante, este es la existencia de campos de 18 meses; estos son necesarios no solamente para elevar los rendimientos, sino también para comenzar las zafras cortando estos que siempre fueron llamados como “CAÑA QUEDADA” y son capaces de brindar buenos rendimientos agrícolas y en azúcar.

Hay buenos suelos, un elevado pol en caña, centrales adecuados, personal calificado, know how, disponibilidad de regadío: Como ya señalé, solo falta aplicar adecuadamente todo esto.





 (*) Enviado por el autor a la compañera Elsa Claro Poetisa, narradora, analista, política y periodista cubana especializada en temas internacionales.

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