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viernes, 20 de diciembre de 2019

Se acerca la unificación Monetaria y cambiaria

Por Armando Nova González Actualizado Dic 20, 2019

LA HABANA. Son varios los autores que han expresado su opinión sobre la dualidad monetaria-cambiaria y las remesas dentro del complejo contexto actual de la economía cubana. La necesidad de obtener divisas frescas de inmediato, por diversas vías y dentro de los marcos legales establecidos, y de adoptar medidas de carácter emergente ha sido un criterio generalizado.

Las medidas hasta el momento implementadas deben acompañarse de decisiones más dinámicas, sistémicas y no parciales o incompletas, para lograr una mayor descentralización y eliminación de regulaciones que hoy limitan el desarrollo de las fuerzas productivas y no propician los resultados esperados de la actualización del modelo económico cubano.

Se conoce la existencia de un volumen nada despreciable de divisa real en manos de la población (por supuesto, no cuantificada). Esta liquidez no cambia en CADECA, entre otras razones por el gravamen impuesto sobre el USD, y es retenida o negociada en un mercado subterráneo de divisas con mejores tasas de cambio. La apertura de las 13 tiendas o áreas habilitadas para la venta de algunos productos en divisas (12 en Ciudad de La Habana y una en Santiago de Cuba), corroboró esa tenencia, cuando se registró una asistencia masiva a estos lugares de los estratos de la población que posee divisa real (USD, Euros, entre otras).

Además, la oferta de productos es limitada en el área comercial estatal en CUC o CUP. No obstante, con este paso se ha creado una oferta oficial (con precios inferiores a los de mercados subterráneos), una competencia legal con el sector privado, el cual había encontrado una brecha no cubierta en el mercado interno y logró establecer un flujo continuo de mercancías no facilitadas por los mercados oficiales.


La masividad con que la población ha acudido a las tiendas recientemente abiertas para comprar en ocasiones más de un equipo confirma en primera instancia la existencia de cantidades apreciables de divisa real, y además motiva a suponer que los ingresos por las ventas de productos en dólares hayan alcanzado a estas alturas cientos de millones de USD, aun con un limitado surtido de productos ofertados.

Lo anterior ha posibilitado que la economía cubana disponga de una cuantía importante de divisa real, en corto tiempo, ampliando su capacidad de pago y maniobra, para asumir compromisos de pagos pendientes e inmediatos y mejorar la posibilidad de solicitud de nuevos créditos. A la vez, esos recursos financieros obtenidos implican también erogaciones para asumir un suministro sostenible a dichos establecimientos, lo cual resta o limita recursos financieros con destino al desarrollo económico.

De ahí la importancia de lograr extender esta medida a un más amplio diapasón de ofertas (alimento, ropa, calzado, etc.) y de eliminar el gravamen sobre el USD, porque se reportaría así un mayor volumen de ingresos por ventas en divisa real.

Actualmente la oferta se ha visto disminuida en estas nuevas tiendas, no se ha logrado mantener una sistematicidad, particularmente con los electrodomésticos más demandados. En los establecimientos de venta de partes, piezas y accesorios automotrices por lo general se registraron situaciones similares. De igual forma la oferta de electrodomésticos en el área de venta en CUC y CUP se ha visto deprimida.

Proceso de reunificación monetaria y cambiaria

La medida de retomar el pago en USD, Euros u otra divisa real, para poder realizar las compras en esa tiendas o áreas habilitadas ha motivado cambios en la tasa de cambio en la banca privada o subterránea del CUC —durante la operación de venta y/o compra— con relación al USD. De 0.93 o 0,95 CUC por cada USD, esta tasa se ha movido entre 1.05 y 1.20 CUC por USD en muy breve tiempo. Incluso se pronostica que esta tasa podría alcanzar 1.50 CUC por USD en un período relativamente corto, lo cual evidencia la depreciación del CUC.

Esta devaluación ha contribuido al proceso de acercamiento del CUC respecto al Peso Cubano (CUP). Medidas también recientes, como la sustitución del CUC por el CUP en las operaciones de pago en los aeropuertos, la prohibición de sacar del territorio nacional el CUC, así como la reciente resolución implementada por el Banco Central de Cuba —que de forma experimental dispone que en dos tiendas de la capital con ventas en CUC los cambios se realicen en CUP— identifican pasos hacia un nuevo ordenamiento monetario.

De cara a este proceso, en el complejo escenario económico-financiero actual, hay entonces algunas incógnitas a considerar. El recrudecimiento del bloqueo económico por parte de la actual administración estadounidense complejiza aún más este escenario. Lo anterior implica, de forma prioritaria, tener presente que la economía está compuesta por un conjunto de variables económicas que se interrelacionan, y adquieren así nuevas propiedades, por lo que resulta imprescindible aplicar el conocido enfoque sistémico en toda su extensión, abarcando las relaciones económicas internas y su vínculo con las externas.
Todo parece indicar que después de un largo tiempo, más allá de lo debido, el momento de inicio de la reunificación monetaria y cambiaria se acerca, quizás casi inmediato. Al respecto varias interrogantes surgen:
En el ámbito de la economía interna-población, teniendo en cuenta que la moneda que finalmente quedará establecida y en la que se establecerán los precios en el mercado interno (TRD- Shoping y el mercado tradicional en pesos cubanos) será el CUP, ¿cuál sería la tasa de cambio? ¿Se mantendría la actualmente vigente 25 CUP por un CUC? De hecho, esto implicaría que los salarios o ingresos reducirían su capacidad de compra. Es un punto neurálgico y significativo, puesto que esa tasa deberá estar fundamentada técnica y económicamente, y deberá considerar aspectos sociales.
Para amortiguar en cierta medida este efecto se requeriría de una reforma salarial que incremente los salarios y las pensiones. Pero, como desde hace años la economía cubana se encuentra limitada por la oferta, con mayores ingresos los consumidores acudirían a comprar productos (incluidos en primer orden alimentos, ropa, calzado, etc.) con una mayor capacidad de compra. De no disponer de una oferta en equilibrio con la demanda, el mercado subterráneo seguiría fortaleciendo sus elevados precios en busca del equilibrio oferta-demanda. De modo que el efecto esperado con el incremento salarial no se lograría y, de continuar incrementos de salarios y pensiones, se propiciaría una inflación de magnitudes mayores que la actual.
Es de esperar que los subsidios generalizados desaparezcan y sean puntuales, solo para quienes realmente lo requieran y luego de una rigurosa evaluación económica-social, en constante actualización.
Sin duda, para afrontar esta posible contingencia se requiere disponer de un respaldo financiero que permita enfrentar el incremento de la demanda, el cual, de una forma u otra, la economía cubana ya está creando a partir de esta reciente medida. Esa demanda podría incluso ser mayor, de hacer la oferta extensible a todos los productos; y as ventajosa, de convocar a cadenas foráneas para que acudan al mercado interno con sus productos en consignación, lo cual no implicaría desembolsos iniciales en divisas para la economía cubana.
En el ámbito empresarial, por otro lado, es determinante liberar las fuerzas productivas, que los productores empresariales, industriales y agrícolas puedan tomar sus propias decisiones en la gestión económica y que la macroeconomía vele por que las condiciones y requerimientos sociales se respeten.
Además, es necesario eliminar las actuales restricciones que mantienen atado al productor. Se debe prescindir de la excesiva centralización —particularmente las referidas a cómo combinar eficientemente los factores productivos—; que se pueda comercializar las producciones de forma directa, evitando intermediarios, a precios que garanticen el retorno de los costos, más un margen de ganancia razonable; que pueda acudir a un mercado de insumos productivos en el momento oportuno, a precios aplicados en correspondencia con la cadena productiva-valor y de acuerdo su capacidad de comprar, solvencia económica y crediticia. En resumen, lograr que la propiedad se realice y con ello el incremento necesario de la producción nacional de alimentos.
El aplicar o instrumentar decisiones puntuales sin considerar la interrelación de las variables económicas que integran el complejo sistema de la economía, conlleva a un enfoque parcial e inclusive unilateral de los problemas, con repercusiones no deseadas en lo económico-social y con implicaciones políticas importantes. Las decisiones deben tomarse con un enfoque sistémico para que proporcionen los resultados esperados, a los que aspira y necesita la economía cubana.
Nota: El presente trabajo fue conformado a partir de un amplio ensayo escrito por el autor para la agencia IPS.
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