Por Pedro Monreal
18 de enero de 2019
La presentación oficial del plan de la economía
cubana para 2019 identificó cinco sectores que deberían funcionar como las
“locomotoras” del crecimiento. Sin embargo, la información divulgada
públicamente no hace posible aclarar algunas incertidumbres acerca del presunto
poder de “arrastre” de los sectores en los que se intenta basar el crecimiento
planificado de 1,5%.
La exposición del plan 2019 utilizó los dos enfoques más ampliamente
empleados para presentar las perspectivas de crecimiento de una economía en el
corto plazo: el enfoque de variación de las principales variables
macroeconómicas (inversión, consumo, y exportaciones netas) y el enfoque de la
dinámica sectorial.
En ambos casos, la información ofrecida fue incompleta. Por ejemplo, no se divulgaron
datos sobre el crecimiento del consumo de los hogares ni sobre el consumo del
gobierno y, aunque se mencionó la cifra del crecimiento esperado de la
inversión, no se precisó el dato estimado del crecimiento de la “formación de
capital bruto”, que es el indicador específico de inversión que se utiliza
directamente en el cálculo del Producto Interno Bruto (PIB).
En cuanto al enfoque de la dinámica sectorial, solamente se identificaron
cinco sectores para los cuales se han planificado crecimientos en 2019, pero
sin precisar las cifras de incremento de cada uno de esos cinco sectores: “agricultura,
ganadería y silvicultura”, “industria azucarera”, “construcción”, “comercio”, y
“transporte y las comunicaciones”. La información proporcionada no permite
conocer con claridad si se han planificado crecimientos para el resto de las
actividades o si se han planificado contracciones en estas.
En ese sentido, es significativa la aparente ausencia del turismo entre los
sectores para los que se planifica crecimiento en 2019. Pudiera tratarse de una
discrepancia técnica debido a que el sistema estadístico de Cuba no incluye la categoría
de “turismo” entre las principales actividades en las que se desagrega el PIB. (1)
La categoría que más se aproxima es la de “hoteles
y restaurantes”. La presentación del plan indicó que los “ingresos
turísticos” deben incrementarse en un 15,9% en relación con los “ingresos”
estimados en 2018, pero no queda claro si eso significa que el sector “hoteles
y restaurantes” crecería en 2019 en esa magnitud, o en cualquier otra. En caso
de que se hubiera planificado el crecimiento el sector de “hoteles y
restaurantes”, entonces no quedaría claro por qué no se habría informado este en
la presentación del plan, sobre todo tratándose de un sector que usualmente es
considerado como una “locomotora” de la economía cubana, con un robusto
crecimiento sectorial promedio anual de 6,55% entre 2012 y 2017, muy superior
al crecimiento del PIB en ese periodo. (2)
La explicación ofrecida respecto a la planificación del crecimiento para los
cinco sectores mencionados es que se trata de “sectores claves, incluso estratégicos” que “tienen un impacto directo en la parte productiva del país” (3), algo que obviamente no es una
característica exclusiva de esas cinco actividades porque también la comparten
otros sectores como el turismo, la industria no azucarera, y la minería, por
citar tres casos.
La importancia de esos cinco sectores está fuera de discusión, pero cabría
hacerse dos preguntas:
-
¿Por
qué se han priorizado para promover el crecimiento, en el corto plazo, esos cinco
sectores entre los que se encuentran algunos que han mostrado patrones de
crecimiento erráticos en años recientes y que, además, en algunos casos son
actividades que no tienen mucho peso relativo en el PIB?
-
¿Existirían
posibilidades de planificar un mayor crecimiento del PIB en 2019 si se hubiese
hecho otra selección de las actividades para las que se planifican crecimientos
sectoriales?
La información diseminada durante la presentación del plan no es suficiente
para hacer un análisis completo del tema, pero debido a la importancia del asunto
pudiera ser conveniente explorar algunos puntos que, quizás, contribuirían a facilitar
una mejor comprensión de la cuestión.
El crecimiento del PIB: los
sectores “grandes” y su peso en el crecimiento promedio del PIB
-
“comercio
y reparación de efectos personales”
-
“salud
pública y asistencia social”
-
“industrias
manufactureras (excepto Industria azucarera)”
-
“transporte,
almacenamiento y comunicaciones”.
Esas son las únicas actividades, dentro del total de los 18 sectores
representados en las estadísticas de las cuentas nacionales, que tienen un peso
individual superior al 10% del PIB. (4)
De manera combinada, esas cuatro actividades concentran casi el 60% del
valor de la economía nacional. Las dos actividades mayores –comercio y salud-
aportan, entre las dos, casi el 40% del PIB.
Fuente:
ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017.
Tabla 5.8 - Estructura del producto interno bruto por
clase de actividad económica a precios de mercado. A precios constantes de 1997
http://www.one.cu/aec2017/05%20Cuentas%20Nacionales.pdf
En un segundo
plano les siguen otras dos actividades con pesos relativos cercanos al 7%:
“hoteles y restaurantes”, y “construcción”. Las restantes 12 actividades
económicas tienen pesos relativos individuales que son iguales o inferiores al
6% del PIB.
Conviene anotar
que pudieran existir algunos problemas de metodología, pues resulta llamativo
el hecho de que una actividad como la “agricultura,
ganadería y silvicultura” represente solamente el 3,7% del PIB, a pesar de
ser la principal fuente sectorial de empleos del país, con 782,900 trabajadores,
es decir, el 17,5% del empleo total del país. (5)
Dada esa
estructura sectorial del PIB, muy concentrada en pocas actividades, cabría
esperar que los cuatro principales sectores –especialmente los dos mayores- tengan
un peso decisivo en las tendencias del crecimiento del PIB. El parecido de las
trayectorias de crecimiento del PIB y de la media de las tasas de crecimiento de
los cuatro sectores “grandes” pudiera ser tomada como una evidencia de esa
conexión.
Fuente: ONEI. Anuario
Estadístico de Cuba 2017. Tabla 5.9 - Tasas del Producto interno bruto por
clase de actividad económica a precios de mercado. A precios constantes de 1997
http://www.one.cu/aec2017/05%20Cuentas%20Nacionales.pdf
La posible
implicación de lo anterior para las políticas económicas es que el “manejo” de
las tasas de crecimiento de esas cuatro actividades tiende a determinar la tasa
de crecimiento anual del PIB. Por tanto, pudiera ser problemático no
considerarlas como actividades “priorizadas” en el plan de cualquier año.
Por ejemplo, si
en el corto plazo se desea alcanzar -en un escenario ideal- un crecimiento del
PIB del 6%, esos cuatro sectores deberían registrar aproximadamente tasas a ese
nivel, o alternativamente las tasas entre ellos deberían compensarse para
promediar un nivel cercano al 6%. Gestionar el crecimiento global del PIB
mediante el “manejo” del crecimiento de los sectores grandes es usualmente
menos riesgoso que apostar al crecimiento de sectores más pequeños que
solamente pueden tener un impacto notable en el PIB en el caso de que esos
sectores pequeños registrasen tasas de crecimiento muy elevadas.
Lo anterior no se
refiere a cálculos exactos, sino a datos aproximados que sirven para facilitar
la comprensión de los procesos de impacto del crecimiento sectorial en el PIB.
Repasando el “arrastre” de las “locomotoras”
En la economía, lo
ocurrido en el pasado no determina el futuro, pero puede ayudar a entender determinadas
relaciones importantes.
Lo primero que
llama la atención acerca de la selección de los cinco sectores para los que se
ha planificado crecimiento es la ausencia de dos de los sectores más “grandes”
de la economía nacional: el comercio y la industria no azucarera. En otras
palabras, la gestión del PIB en 2019 parece haber excluido, de entrada, casi el
30% del PIB como un área priorizada del “manejo” sectorial del crecimiento
económico. Con la información divulgada durante la presentación del plan para
2019 no es posible conocer si se han planificado decrecimientos para el
comercio y para la industria no azucarera.
Simplemente llamo
la atención sobre lo que pudiera ser un caso de “desventaja” autoinfligida en
materia de gestión macroeconómica. Posiblemente pudieran existir razones para
ello, pero estas no han sido explicadas públicamente.
El siguiente
gráfico presenta las trayectorias recientes del crecimiento de los cinco
sectores identificados como “locomotoras” en el plan para el año 2019 e
igualmente se incluye la trayectoria del crecimiento global del PIB, para
tomarla como punto de comparación.
Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017. Tabla 5.9
- Tasas del Producto interno bruto por clase de actividad económica a precios
de mercado. A precios constantes de 1997 http://www.one.cu/aec2017/05%20Cuentas%20Nacionales.pdf
A primera vista,
el gráfico anterior parecería ser un abigarrado esquema de tipo “espagueti”,
pero cuando este se observa con detenimiento es posible diferenciar tres patrones
distintos de trayectorias de crecimiento sectorial en relación con el
crecimiento del PIB:
-
Crecimiento
sectorial pro-cíclico y moderado (“comercio” y “transporte y las
comunicaciones”)
-
Crecimiento
sectorial pro-cíclico y volátil (“industria azucarera” y “construcción”)
-
Crecimiento
sectorial anti-cíclico (“agricultura, ganadería y silvicultura”)
Vale aclarar, de
nuevo, que los patrones de crecimiento del pasado no determinan necesariamente
las trayectorias de crecimiento del futuro, pero conviene conocer lo que ha
ocurrido antes, sobre todo si se ha manifestado en forma de tendencias.
Las dos
principales “locomotoras” previstas para “halar” el PIB en 2019 son dos de los
cuatro sectores “grandes”: “comercio” y “transporte y las comunicaciones”.
Entre los dos, representaban el 29,1% del PIB en 2017.
Ambos sectores
coinciden en haber tenido una trayectoria de crecimiento sectorial pro-cíclico y
moderado entre 2012 y 2018. Es decir, en general, las dinámicas de ambos
sectores se han “movido” en el mismo sentido del PIB y las diferencias que han
existido entre la tasa promedio del PIB y las tasas de incremento sectoriales
han sido relativamente pequeñas. (6)
Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017. Tabla
5.9. Op. Cit.
No se han dado a
conocer públicamente las tasas de crecimiento previstas para esos dos sectores
“grandes” en 2019, pero una posible conjetura es que estas no se distanciarían
mucho de la tasa de crecimiento del PIB.
Una potencial
implicación para la gestión planificada del crecimiento del PIB en 2019 es que
el peso combinado de esos dos sectores pudiera facilitar a los responsables de
la política económica la tarea de la gestión global del crecimiento mediante el
manejo de dos sectores que pudieran influir decisivamente en el 30% del PIB.
Adicionalmente, el
plan 2019 ha identificado otras dos “locomotoras” (“construcción” e “industria
azucarera”) que no solamente son más pequeñas que las dos primeras
“locomotoras” sino que recientemente han tenido una trayectoria de crecimiento
errático.
De manera
combinada, ambos sectores representan el 7,4% del PIB, es decir, que tomados
conjuntamente no llegan a tener el peso de la más pequeña de las dos primeras
“locomotoras”. Por otra parte, las trayectorias de ambos sectores en general
también se han “movido” en el mismo sentido del PIB, pero a diferencia de las
dos primeras “locomotoras”, las trayectorias de la “construcción” y de la
“industria azucarera” se han caracterizado por la presencia de “bandazos” que
incluyen tasas de crecimiento y de contracción “amplificadas” en relación con la
dinámica del PIB, como puede observarse en el siguiente gráfico.
Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017. Tabla
5.9. Op. Cit.
Finalmente, la quinta “locomotora” representada por el sector “agricultura, ganadería y silvicultura” –que solamente representa un 3,7% del PIB- ha tenido una trayectoria cambiante, pero sin “bandazos”, cuya característica más llamativa es que en general ha sido una trayectoria “anti-cíclica” en cuanto a que se ha “movido” en sentido contrario al PIB. Como promedio, el sector ha crecido cuando la tasa de PIB ha disminuido, y viceversa.
Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017. Tabla 5.9. Op. Cit.
No es propósito
de este texto explorar en detalle esa particularidad de la reciente trayectoria
del sector agropecuario cubano, pero conviene señalar brevemente que, además de
la variabilidad normalmente atribuible a los factores climáticos, la
trayectoria parecería haber sido influida por un patrón anti- cíclico de
inversión en ese sector, aclarando que no tiene que tratarse necesariamente de
un patrón intencional.
A este nivel, es
solamente una hipótesis, pero parece existir alguna evidencia que justifica tal
planteamiento.
Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017. Tabla
5.9 y tabla 12.9 - Volumen de inversiones por clase de actividad económica. (7)
Por otra parte, la
inversión en el sector agropecuario ha tenido una trayectoria “antagónica” –en
varios momentos- en comparación con la dinámica de la inversión total del país
desde 2012, como ilustra el gráfico siguiente. Ese antagonismo pudiera
ser un factor en la dinámica anti cíclica del sector respecto al movimiento del
PIB global.
Resumiendo:
-
Dos
de los cuatro sectores “grandes” de la economía cubana - “salud pública y
asistencia social” e “industrias manufactureras (excepto Industria azucarera)”-
que conjuntamente abarcan casi el 30% del PIB no parecen contar con
crecimientos planificados para 2019.
-
Si
esos dos sectores no crecen en 2019 pudieran funcionar entonces como
importantes “lastres” para el crecimiento global de la economía. En un plan con
una magra tasa de crecimiento de 1,5%, cualquier “imprevisto” en otro sector de
peso pudiera conducir a una contracción económica en 2019. La única vez
anterior, desde 2012, en que coincidieron tasas negativas en esos dos sectores,
la economía cubana estuvo al borde del decrecimiento (en 2016). De hecho,
inicialmente se informó una contracción económica y posteriormente se modificó
el dato hacia un crecimiento anual de 0,5% en 2016.
-
No
quedan claras las razones para la aparente decisión de no planificar
crecimientos en esos dos sectores, sobre todo en el caso de la industria, la
cual se supone que sea un sector clave para poder alcanzar objetivos cruciales
del plan como son la sustitución de importaciones, la generación de
exportaciones y la captación de inversión extranjera.
-
La
industria es un sector demasiado grande (11,6% del PIB) y muy crucial para el
funcionamiento de eslabonamientos productivos como para que no se priorice su
designación como una “locomotora” del crecimiento nacional.
-
La
identificación como “locomotoras” en el 2019 de los otros dos sectores
“grandes” –“comercio” y “transporte y las comunicaciones”- que conjuntamente
abarcan casi otro 30% del PIB pudiera facilitar a los responsables de la
política económica la tarea de la gestión global del crecimiento global del PIB
mediante el manejo de esos dos sectores.
-
Otras
dos “locomotoras” - “construcción” e “industria azucarera”- son relativamente más
pequeñas (combinadas son apenas el 7,4% del PIB) y recientemente han tenido trayectorias
de crecimiento erráticas, lo cual incrementa los riesgos en el “manejo”
macroeconómico de ambos sectores.
-
La
quinta “locomotora” –el sector agropecuario- es relativamente pequeña (3,7% del
PIB), pero su crecimiento planificado, que muy probablemente se explica por un
incremento de la inversión en el sector, es crucial para el funcionamiento de
la economía y para el bienestar ciudadano porque si 2019 representase el inicio
de una estabilización del sector a mediano plazo, con tasas anuales de
crecimiento entre el 5% y el 8%, su eventual efecto en la reducción de precios
pudiera ser un factor importante para incrementar el salario real.
Finalmente, volvemos a una de las preguntas iniciales: ¿Existirían posibilidades de planificar un
mayor crecimiento del PIB en 2019 si se hubiese hecho otra selección de las
actividades para las que se planifican crecimientos sectoriales?
La respuesta preliminar –a modo de hipótesis- es que pudieran existir esa
posibilidad. La clave parecería radicar en la distribución de los montos de
inversión, que hoy parecen estar excesivamente concentrados en la actividad
inmobiliaria (31,8% de la inversión total), pero ese pudiera ser el tema de un
próximo análisis.
Notas
1 Ver, ONEI. Nomenclador de
Actividades Económicas (NAE). http://www.one.cu/nae_pdf.htm
2 El dato de crecimiento planificado para 2019 fue
tomado de la diapositiva titulada “Actividad turística” correspondiente a la
presentación televisada de Alejandro Gil Fernández, ministro de Economía y
Planificación, ante la Asamblea Nacional, el 21 de diciembre de 2018. El
promedio de crecimiento del sector “hoteles y restaurantes” fue calculado a
partir de los datos de la tabla 5.9 “Tasas del Producto interno bruto por clase
de actividad económica a precios de mercado. A precios constantes de 1997”, ONEI.
Anuario Estadístico de Cuba 2017. http://www.one.cu/aec2017/05%20Cuentas%20Nacionales.pdf
3 Ver “Si hacemos bien las cosas podremos garantizar una dinámica superior
de crecimiento en los próximos años” (Fragmentos de la versión taquigráfica del
informe presentado a la Asamblea Nacional por Alejandro
Gil Fernández, ministro de Economía y Planificación). Granma, 22 de diciembre de 2018. http://www.granma.cu/cuba/2018-12-22/si-hacemos-bien-las-cosas-podremos-garantizar-una-dinamica-superior-de-crecimiento-en-los-proximos-anos-22-12-2018-01-12-52
4 La estadística oficial de la ONEI incluye 19 “actividades económicas”,
pero una de ellas (“derechos de importación”) no es propiamente un sector
económico.
5 ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017. Tabla 7.3 - Ocupados por clase de actividad económica http://www.one.cu/aec2017/07%20Empleo%20y%20Salarios.pdf
5 ONEI. Anuario Estadístico de Cuba 2017. Tabla 7.3 - Ocupados por clase de actividad económica http://www.one.cu/aec2017/07%20Empleo%20y%20Salarios.pdf
6 Aunque 2017 es el último año para el que se dispone de estadísticas
completas de cuentas nacionales, en este grafico ha sido posible incluir el año
2018 porque las cifras de crecimiento de los dos sectores reflejados en el
gráfico fueron informadas en la presentación del plan de la economía para 2019.
8 Ibidem.