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jueves, 13 de junio de 2019

Capacidad política de cambio


Por Rafael Alhama Belamaric

Sería este un título más apropiado para significar la “participación de los trabajadores en la elaboración del plan”, anunciado en el VIII Congreso de la ANEC para el próximo período; de una manera muy práctica resume y contiene el fundamento de muchos años de prácticas de autogestión y cogestión obrera en otras sociedades. 

Capacidad política, porque se trata no sólo de preservar la visión de un pasado, sino de conjugarlo con la visión del presente y de futuro comunes. La crisis de representación actual de un futuro en el mundo, de lo político, se encuentra en la facilidad o dificultad de realización de los proyectos, de sus estrategias y tácticas.

Capacidad política, porque la nueva concepción del plan sin directivas específicas ni límites, con la participación activa de los trabajadores de cada empresa, implica no sólo otras nuevas y cualitativamente superiores relaciones sociales, de producción y laborales dentro de la empresa, o debería implicar, sino que esto no sólo abarca un grupo mayor o menor de indicadores, cifras e información a elaborar en colectivo, debatirlo, llegar a acuerdos y decisiones. 

Debe implicar otros aspectos, que también son parte del plan, relacionados con la propia vida laboral y vida en general, personal y social de los trabajadores. Es algo que formó parte de la cultura empresarial en el pasado, que se ha ido perdiendo en las últimas dos décadas, y es imprescindible recuperarlo, y potenciarlo. Esto es parte también, no sólo de la experiencia propia de nuestra empresa en el pasado, sino es un aspecto fundamental de otras experiencias de cogestión y autogestión del siglo pasado.

Un fortalecimiento institucional empresarial, sobre la base de unas relaciones más democráticas, también fortalece las relaciones sociales fuera de la empresa estatal. Desde luego esto es válido para todo tipo de propiedad y de gestión presentes.

Capacidad política, porque es un proceso que, en busca de una mayor eficiencia económica, ante todo debe basarse en mutua confianza interinstitucional e intrainstitucional; así como transparencia dentro de la empresa y hacia fuera. 

Una eficiencia así alcanzada, es un fuerte estímulo, que se puede convertir en una fuerza poderosa para cambiar el estado de cosas hacia arriba, administrativa, institucional, estructuralmente, que establezca unas relaciones cuantitativas y cualitativas nuevas. Y esto, de hecho es o se convierte en un objetivo político. 

De lo contrario las mejores experiencias que se puedan alcanzar a nivel de empresa, chocarán con la cultura, hábitos y normativas establecidas del “nivel superior decide”, es el que “tiene el poder”, “los recursos a disposición”, que se “balancean arriba”. 

Sin entrar en historias, ni análisis críticos de otras experiencias, no es cierto, como a veces se lee, que fueron “los empresarios”, o management, los “culpables” de fracasos o malas decisiones; estas al final casi siempre llevaban la huella de decisiones de niveles superiores.

Ya no es posible practicar ni permitir la empresa que, teniendo capacidades suficientes en la empresa, en el país, con calidad probada de determinado producto, se aproveche la mitad de esta, porque la otra mitad de la demanda necesaria implica compra fuera del país, implica tres o cuatro viajes.

Tampoco lo permitirán los trabajadores de la empresa, que teniendo el 80% de la fuerza de trabajo calificada o altamente calificada, con un buró de proyectos de cientos de ingenieros, estos tengan que pasar por algún organismo de la capital para recibir el visto bueno y un cuño, absurdos que eran prácticas cotidianas en el pasado reciente.

Así que vamos a pasar tangencialmente a un gran desarrollo teórico-práctico sobre las diferentes formas y modelos posibles, que se ha descuidado o ignorado en estos últimos años, para centrarnos en algunos aspectos prácticos, que es absolutamente imprescindible instrumentar para que la experiencia inicial cumpla con los objetivos deseados. 

Esto es, cambios trascendentales en y de la gestión empresarial, de tal manera que la estimulación y apoyo a la (auto) gestión a favor de la empresa, o un mayor balance a favor de esta, de su colectivo laboral, frente a los niveles centrales, se concrete más allá de la empresa, y se convierta en punto de partida para una “economía negociada” o de negociación.

Es parte de una descentralización necesaria a favor de la participación activa y efectiva de los trabajadores. Pero, debe quedar claro que este no es un problema o problemática, ni cuestión empresarial, que se puede limitar a esta; es un problema político, y como tal debe ser entendido y tratado por todos. 

Sin entrar en el análisis si es una participación dirigida desde arriba, con limites, o que puede convertirse en formal, o si es formulada desde abajo, lo cual no sería difícil de argumentar con todas las propuestas de los últimos 10 años, centrémonos en aspectos importantes a atender, preparar y desarrollar, sin dilación de tiempo. Sólo apuntar que estamos hablando de participación activa, dinámica, como parte de unas relaciones sociales más amplias, no de modelos representativos.

Por tanto, se descartan modelos de élites, de “especialistas en nombre de“, con estatus o funciones “por encima de“. Claro, que los técnicos y especialístas deben jugar un papel central, y ayudar tanto metodológicamente como en la ejecución y seguimiento del proceso (s) de elaboración y control colectivo del plan(es); no presentación de cifras y datos para votar a mano alzada. 

Desde luego, esta es una responsabilidad mucho mayor de lo que ha tenido la empresa y el colectivo laboral hasta ahora. Se trata de administrar, “gestionar desde abajo“, tomar decisiones que implican a todos.

Otro punto de partida, diáfano, debe ser que una apertura a la empresa, a su colectivo laboral, y su participación en todos los aspectos de la vida económica y laboral, es la activación y potenciación del MERCADO, con mayúscula, o de los mecanísmos de mercado, hoy secuestrados, o tímidamente tratados; aunque es imprescindible potenciarlo como herramienta, como indicador social de necesidades y gastos.

También es necesario alertar que estos mecanísmos no pueden pasar a la dominación por encima de todo, pues, fácilmente puede inclinar la balanza hacia su absoluto dominio, y esto, también son lecciones del pasado. A la duda de ¿a cuánto debe ascender?, la respuesta es sencilla, a lo necesario para no desatender ningun aspecto del plan de mercadeo, al menos.

¿Están preparados, la empresa, los trabajadores, la CTC, los organísmos ramales y rectores? No.

¿Qué debemos hacer? Y ¿Que se puede esperar si se hace lo que se debe? Trataremos de resumirlo.

De entre la amplia bibliografía existente, puede tomarse a Kenneth Andrews y Mintzberg H. (1993) con su marco conceptual del plan de negocios, antes de elaborar ni un sólo dato o número de algún indicador del plan, puesto que se visibiliza fácilmente como se interelacionan los diversos elementos de la Estrategia, que toda empresa, en mayor o menor medida tiene, los recursos disponibles, la identificación de oportunidades, riesgos, hasta ahora dominando éstos, sin arriesgar para llegar a nuevas oportunidades.

Este proceso organizacional, mucho más que el plan, y que la empresa, de alguna manera ha desarrollado en estos años, pudiera formularse así, en su formulación principal:



Esto implica actualización de información disponible por la empresa, socializarla, es decir, compartirla con el colectivo laboral, que salga del consejo de dirección, ampliado. Implica también activar la INTERNET, buscar modelos de planes de negocios apropiados, así como software especializados, casi todos en inglés, y dirigidos en su mayoría en la búsqueda de recursos, lo cual, en este caso, puede ser muy bueno.

De la visión, misión, no vamos a hablar. Todos, de alguna manera, unos más consciente y profunda, otros más superficialmente han pasado este proceso.

Si se ha elaborado bien, debe ser material de primera, para recordar, identificar, o buscar nuevos posibles “socios“, stakeholders“ o partes interesadas. Porqué no, reelaborar la misión y visión, así como el concepto de NEGOCIO, identificar a los reales COMPETIDORES, a las fuerzas externas con las que se cuenta, y en definitiva definir o redefinir los OBJETIVOS.

Esto nos lleva directamente a la estructura del negocio, y a las estrategias a desarrollar. Identificar los valores diferenciadores y las claves de éxito; tres estrategias, la de penetración  de mercado (demanda, participación, adquisición, defensa); desarrollo de mercados (nuevos canales, segmentos, territorios); desarrollo por productos (calidad, innovación).

Con ello se pasa al plan de mercadeo: posicionamiento y mercado objetivo, con ello trabajar en producto-servício; precio (percepción del consumidor); canales de distribución; servicios(pre y posventa); promoción y publicidad.

Luego, el Plan Operativo, con abastecimiento, calidad, tecnología, procesos de producción, y la estructura organizacional.

Luego, el Plan Financiero, donde casi todo se trata la mayor parte del tiempo, por diversas razones, aunque todo lo anterior se elabore. Y es ahora, en estas SUPOSICIONES BÁSICAS, donde más se puede desarrollar el pensamiento, voluntad y acciones colectivas. Desde Ventas proyectadas, pasando por Costos, hasta Pérdidas y ganancias, Indicadores de negocio, Evaluación de inversiones.

Todos y cada uno de estos aspectos pudieran estar visualizados en una gran tabla informativa, preparado por los especialistas correspondientes en la empresa, que, además de brindar información y datos actualizados, brindaría información de la marcha en la preparación de cada aspecto, su evaluación; y la evaluación dada por el “Comité de seguimiento y control“, escogido a propuesta de los trabajadores, que colabora activamente con la dirección, pero también vigila el proceso de participación, y el cumplimiento de lo acordado por los trabajadores.

De esta manera, todos los trabajadores tendrían el mínimo necesario de información y de conocimientos para participar realmente en las propuestas, en el seguimiento de los procesos, y en las decisiones decisivas para la empresa y sus trabajadores.

A preparar con inteligencia la próxima zafra azucarera llama Presidente cubano

Por: Yaima Puig Meneses
En este artículo: Cuba, Economía, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Zafra Azucarera
12 junio 2019




Reunión de preparación de la próxima zafra azucarera. Foto: Estudios Revolución
A preparar con inteligencia la próxima zafra y pensar bien dónde ponemos los recursos, teniendo en cuenta la situación que enfrenta el país en relación con el clima, así como la disponibilidad de financiamientos y de combustible, fue el llamado hecho este lunes por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en un encuentro donde se examinaron las acciones que se desarrollan para garantizar la venidera contienda azucarera y el cumplimiento de la siembra de primavera.
El mandatario cubano enfatizó en que se debe trabajar con más ahorro y ordenar bien cada acción que se diseñe, de manera que logremos un mayor rendimiento y aprovechemos mejor las reservas de eficiencia con que cuenta el sector.
Julio García Pérez, presidente del Grupo Azucarero AZCUBA, refirió que se ha diseñado un conjunto de medidas – tanto para las reparaciones industriales como la cosecha y el transporte-, encaminadas a garantizar el cumplimiento de la venidera zafra.
Destacó que entre junio y octubre resulta fundamental mantener una reparación continuada y con calidad de los centrales, que permita tenerlos listos para la arrancada en noviembre y así aprovechar mejor la estabilidad del clima a finales del año. En tal sentido, informó que en estos cinco meses las vacaciones de los trabajadores serán escalonadas, de manera que sea posible sostener un trabajo constante.
Además aseguró que, con el apoyo de universidades y politécnicos, se diseña cómo será la preparación y capacitación a los trabajadores y colectivos que participan en la zafra, según las necesidades identificadas en las diferentes áreas.
Al respecto, el primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Salvador Valdés Mesa, comentó que un factor determinante en la ineficiencia de la presente contienda estuvo relacionado con que solo se logró el 85% del completamiento de la fuerza de laboral, parte de ella prácticamente sin experiencia, situación que debe ser revertida para el próximo periodo.
Por otra parte, el Presidente del Grupo Azucarero AZCUBA destacó que junio es un mes decisivo, pues en él se unen “el máximo de labores que garantizan la siembra de caña de primavera, la limpieza integral de las áreas y la fertilización, al tiempo que continúan la producción de alimentos y la preparación de la zafra”.
Con cierre 6 de junio –puntualizó- las provincias de Camagüey, Villa Clara, Las Tunas, Ciego de Ávila y Granma son las que mayores atrasos manifiestan en la siembra, resultados que, de no revertirse, comprometen el cumplimiento del Plan.
En la reunión, donde además participó el Segundo Secretario del Comité Central del Partido, José Ramón Machado Ventura, se coincidió en señalar que, aun cuando no estén todos los recursos que demanda la zafra, se deben continuar buscando alternativas que posibiliten un adecuado rendimiento en las áreas de siembra y que todas las plantaciones estén limpias cuando se comiencen a aplicar los fertilizantes, lo cual constituye una garantía de los resultados que en el futuro se obtengan.
(Tomado del sitio de la Presidencia)

Díaz-Canel y el Consejo de Ministros continúan visita gubernamental a Camagüey

El presidente cubano conoció de cerca las proyecciones para el desarrollo hidráulico en Camagüey. Foto: ACN
Para conocer la rehabilitación integral del acueducto de la ciudad de Camagüey, tercera urbe más poblada del país, llegó hasta la planta potabilizadora de agua el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, en su segundo día de trabajo como parte de una visita gubernamental a la provincia.
Acompañado por la vicepresidenta Ines María Chapman, intercambió con especialistas sobre el programa inversionista financiado por el Fondo de Arabia Saudita para el Desarrollo, con 40 millones de dólares en una primera etapa, iniciada en 2016 y prevista a concluir en 2021, la cual se encuentra ya en alrededor del 80 por ciento de ejecución.
Con más de 100 años de explotación el acueducto de Camagüey contaba al triunfo de la Revolución con una sola presa de apenas siete millones de metros cúbicos de capacidad.
El desarrollo hidráulico fomentado por el líder de la Revolución, Fidel Castro, permitió que hoy los más de 320 mil habitantes de la urbe, la tercera ciudad en población urbana de Cuba, además de otros sistemas menores de acueductos y pozos, se abastezcan de cuatro embalses entre ellos las presas Máximo y Cubano Búlgara con capacidades de 7 millones de metros cúbicos la primera y más de 120 millones la segunda.
También cuenta con un sistema de purificación en la citada planta que hoy está en proceso de rehabilitación y favorecerá aumentar el suministro a la ciudad de mil 200 litros por segundo actualmente, a mil 800 y ahora se trabaja para llegar a zonas de la periferia oeste por una red de conductorasque hoy sustituyen a las viejas en algunas áreas de la parte más antigua de la localidad, y otras se amplían hasta varios repartos en esa zona.
También se acomete el cambio de la conductora maestra desde la presa Cubano-Búlgara hasta la planta por nuevos tubos la cual tiene más de 20 kilómetros de longitud y se prevé en el plan sustituir la plante de Pontezuela que data de los años 50 del pasado siglo.

Se analizan problemas de la construcción de viviendas en Camagüey

Foto: ACN
El presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, analizó en una reunión las deficiencias del proceso de construcción de viviendas en la provincia camagüeyana.
Entre los problemas considerados estuvieron el seguimiento deficiente a los subsidios, infracciones en la documentación, atrasos en concesión de la condición de habitable, de acuerdo con un tuit de @PresidenciaCuba.
El presidente aclaró que, por su impacto social, el programa de construcción de viviendas subsidiadas por el Estado requiere de máxima atención.
(Con información de ACN)

Camagüey puede resolver incumplimientos

Se efectuó una reunión con organismos de la provincia para dialogar sobre la economía del territorio. Foto: ACN
El ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca Díaz, junto a varios viceministros, sostuvo un encuentro este jueves con representantes de los organismos globales y las principales entidades relacionadas con la economía camagüeyana en el Centro de Convenciones Santa Cecilia.
Uno de los planteamientos conclusivos de este encuentro fue que la provincia tiene posibilidades reales de resolver incumplimientos en un grupo de producciones importantes identificadas hasta el cierre del primer cuatrimestre de este año, y cuya solución es independiente de los problemas materiales que enfrenta el país.
Malmierca comentó que en la provincia se conoce de la urgencia de potenciar las exportaciones, y que en las instituciones visitadas pudieron apreciar el potencial que existe para impulsar nuevas fuentes de exportación y aumentar la producción con poca disponibilidad de recursos.
“El Ministerio de Economía y el país —aseguró— están dispuestos a brindar ese tipo de apoyo a las empresas, pero debemos evaluar las posibilidades de duplicar o triplicar los rendimientos, examinar la garantía de mercados, de manera que esos proyectos favorezcan sustituir importaciones y a la vez exportar”.
El sector productivo y el comercio cuentan con reservas que pudieran ayudar a tener mejores resultados, así ocurre con las exportaciones, que deben aumentar, porque de los ingresos que generen dependen los gastos, dijo Roberto Pérez Pérez, viceministro de Economía y Planificación.
Otro momento de la reunión estuvo dedicado a los problemas de control en la entrega y ejecución de subsidios para viviendas, la demora en las obras y poca claridad en la utilización de dichos recursos.
Hasta el momento se encuentran depositados en Banco cerca de 21 millones de pesos, de acuerdo con Luis García López, director provincial de Finanzas y Precios, por lo que se pidió en el encuentro acelerar la entrega de los subsidios.
De las más de 43 mil viviendas afectadas por el huracán Irma en 2017, se han recuperado 32 mil 748, y el plan de construcción de residencias para este año es de 722, y han sido terminadas 103.

Vicepresidenta evalúa mejoras en acueducto de Nuevitas

Foto: ACN
Inés María Chapman, vicepresidenta de los Consejos de Estado y de Ministros, evaluó las mejoras tecnológicas efectuadas en la Planta Potabilizadora de Nuevitas durante una visita.
Chapman supo de los cambios hechos a las tuberías de la bomba de vacío y en las placas tranquilizadoras, la instalación de los dosificadores de cloro, las conexiones de los paneles de las casas bombas y el mantenimiento de los sedimentadores.
Desde el último chequeo a la planta en noviembre de 2018, la funcionaria aseveró que ha habido avances, y que su reparación capital se añadirá al plan de la economía nacional para 2020.
Previamente, la vicepresidenta había visitado el acueducto y la planta de Guáimaro, y se prevé que la primera parte de su rehabilitación esté terminada para fines de julio.
También hizo un llamado en ambas plantas a mejorar las estrategias de planificación y la logística para salvaguardar los recursos del Estado.

Díaz-Canel visita zonas de desarrollo del ganado

Foto: ACN
El presidente cubano recorrió varios centros, como la Empresa Pecuaria Maraguán —a alrededor de 30 kilómetros de la ciudad— y el centro para la reproducción y desarrollo de ovinos El Hoyo, en Caracuna, Jimaguayú.
En este último lugar dialogó con jefes de la granja sobre el programa provincial —que tiene como objetivo diversificar el sector agropecuario.
(Con información de ACN)

«Amueblar» el desarrollo

La Industria Cubana del Mueble ha logrado un crecimiento sostenido de las producciones y un desarrollo paulatino de sus unidades empresariales de base, a partir del encadenamiento con el Turismo

Autor: Yudy Castro Morales | yudy@granma.cu
4 de junio de 2019 21:06:58

La materia prima nacional aún es insuficiente en calidad y cantidad para satisfacer los requerimientos de la industria. Foto: Endrys Correa Vaillant
Más que una directriz estratégica o una alternativa viable para aguijonear el desarrollo, los encadenamientos productivos son una urgencia para el país. De ahí que aplicarles los consabidos «gerundios de dilatación»: estudiando, trabajando, investigando... resulta, cuando menos, una miopía económica.
Aunque los Lineamientos y todos los documentos programáticos de la actualización del modelo económico definen la importancia de «encadenarse», casi no se ha logrado trascender ese abordaje conceptual, ni mucho menos convertirlo en ejemplos concretos a lo largo y ancho del sector empresarial. Todavía se pueden contar con los dedos de las manos las buenas prácticas.
Una de esas excepciones, todavía perfectible, que precisamos transformar en regla es la Industria Cubana del Mueble (Dujo), la cual ha logrado insertar sus producciones en la planta hotelera del país y con ello crecer, por un lado, en sus indicadores económicos y estándares de calidad y abaratar, por otro, los costos del Turismo en esta actividad.
O sea, si la industria cubana del ocio tuviera que comprar en el exterior, como sucedía antes, la cantidad de muebles que adquiere hoy en casa, los gastos ascenderían alrededor de un 30 %.
Generalizar experiencias de este tipo, aún con tropiezos, lanza un vendaval de desafíos a los productores nacionales, signados por la intermitencia, y a los demandantes de esos surtidos, abrazados, casi de modo natural, a las importaciones.
Solo que el ultimátum está dado.
Radiografía económica
No es cosa nueva asegurar que la economía cubana tiene una alta vocación importadora. Las estadísticas son lo suficientemente claras al reflejarlo y en ese comportamiento, al decir de Alejandro Gil Fernández, titular de Economía y Planificación (MEP), inciden tres factores fundamentales.
En primer lugar, menciona la dualidad cambiaria, que hace que las importaciones resulten aparentemente «baratas», sin que lo sean en modo alguno.
Le sigue la obsolescencia tecnológica que limita la competitividad de las producciones nacionales respecto a otras similares importadas. En muchas ocasiones la calidad, el acabado, los plazos de fabricación… se quedan por debajo de las exigencias de los clientes, y eso es una barrera para encadenarse hacia lo interno de la economía en busca de soluciones a sus pedidos.
También impacta negativamente la restricción en el acceso a las divisas por parte de los productores nacionales, pues no siempre les llega con el tiempo requerido para fabricar y satisfacer determinada demanda.
A veces, «a pesar de tener la capacidad instalada y un producto competitivo, el país termina comprándolo en el exterior. La falta de oportunidad casi siempre se convierte en importaciones».
Ante este escenario, desmotivador para los encadenamientos, Cuba está obligada, a juicio de Gil Fernández, «a bajar los niveles de importación, pues no cuenta con los ingresos suficientes para respaldar los índices sostenidos en los últimos años. De modo que se impone tener una relación más positiva entre el componente importado y el Producto Interno Bruto».
Mucho se habla, sin embrago, de sustitución de importaciones, como lema o como un estado de deseo. Y en otras ocasiones, que son mayoría lamentablemente, se confunde lo hecho con una supuesta «sustitución»; pero fabricar aquí productos con un componente importado elevadísimo no hace rentables las operaciones.
La idea es, en palabras del titular del mep, «llevar adelante inversiones que, como prioridad, empleen insumos de producción nacional. Hoy tenemos industrias que producen determinadas materias primas aún sin la calidad necesaria, y en lugar de invertir ahí para mejorar esos surtidos, seguimos importando.
«Se trata de pensar en una producción donde la fuente de materia prima sea de factura nacional, que permita una integración hacia lo interno, aun cuando para ello se precisen inversiones inducidas en aras de mejorar las fuentes de abastecimiento».
Esos enfoques, dice, aún escasean, «pero no se puede solo contemplar ese escenario; hay que impulsar los encadenamientos».
¿Qué ocurrió entonces en la industria del mueble?
«El Turismo, dentro de su esquema de financiamiento, destinaba un significativo nivel de dólares para importar muebles. Entonces se determinó usar ese dinero como anticipo para la industria nacional, en pos de que esta produjera y cubriera la demanda de los hoteles.
«O sea, hubo un traspaso de la liquidez del cliente final al productor, de manera que el Turismo está prefinanciando la industria, lo que sabemos, no es su responsabilidad».
Lo necesario, apunta Alejandro Gil, «es implementar mecanismos que le permitan a la industria acceder a recursos en la Banca cubana con respaldo de liquidez y, una vez hecho el producto, venderlo a otras empresas que puedan pagar con igual respaldo para luego honrar el crédito, es decir, cerrar el ciclo.
«Se trata de buscar incentivos financieros para que los productores se encadenen entre sí. Y esas son las medidas que deberán implementarse este mismo año, dada la necesidad del país de disminuir las importaciones sin decrecer y aprovechar al máximo las capacidades instaladas. La economía hay que moverla a través de mecanismos financieros y no de medidas administrativas».
Eso sí, reconoce el Ministro de Economía, «hay que hacer una ruptura en los modos de actuación, pues el fondo del Banco se forma al quitarle un nivel de recursos del plan de importaciones a los organismos. Ello, lógicamente, genera insatisfacciones porque aún falta confianza en la industria nacional, en su capacidad para producir con calidad y en tiempo...».
Y a los productores nacionales, insiste, les toca evaluar más las demandas de los clientes, las características, ajustarse a los patrones de calidad... «Este es el momento para aprovechar todas las potencialidades internas y buscar soluciones nacionales a los problemas que enfrenta cada día la economía, y una vía es fomentar los encadenamientos».
La lupa en la industria nacional. Un ejemplo «¿Fácil? No, no. A veces la industria está “sofocadita” porque el Turismo es un mercado muy exigente. Por eso los empresarios siempre han tenido miedo de montarse en ese tren. Pero hay que hacerlo», dice, afincado en su experiencia, Antonio García González, director general de Dujo.
«El Turismo, con su demanda constante... y creciente, lo hala todo», y lo afirma, supongo, teniendo en cuenta el estirón de las ventas: de poco más de 63 millones de pesos, en 2014, a casi 100 millones, al cierre de 2018, y algunos estirones más, el de la calidad, la capacidad productiva luego de un proceso inversionista, la preparación de los operarios...
Lo cierto es que mucho ha cambiado esta empresa, compuesta por 11 unidades empresariales de base (UEB) diseminadas por todo el país, luego de insertar sus producciones en las demandas del Turismo y, aunque la cuesta todavía está empinada, las propuestas nacionales ya se han abierto un espacio en ese mercado.
«Cuando arrancamos, entre los años 2014-2015, no teníamos el compromiso de abastecer todos los hoteles», evoca Antonio García. «Al inicio teníamos la responsabilidad de amueblar un hotel, pero, paralelamente, se estaban importando los muebles para otro. Hoy todas las licitaciones son a favor de la industria cubana».
Todas, aclara, respecto a los muebles de madera, tableros, acero negro o aluminio tapizados con espuma de goma, cueros artificiales, que son las líneas fundamentales. Todavía se importa un porcentaje de muebles de acero inoxidable y resinas, pues la industria no tiene la tecnología requerida para fabricarlos.
Aunque si de tecnología se trata, la empresa llevó a cabo un amplio proceso inversionista entre los años 2017 y 2018, ya hoy en explotación, que le ha permitido de manera paulatina responder a las demandas crecientes del Turismo. Más allá de que aún no se explotan al máximo todas las capacidades en las ueb, pues, de forma general, el aprovechamiento ronda el 80 %.
Valdría resaltar, de acuerdo con Juan Manuel García Ramos, director técnico de Desarrollo, que la inversión, ascendente a 10 827 700 pesos, destinados a la adquisición de equipos tecnológicos y medios de transporte, «se ejecutó en los plazos previstos y los términos para la devolución de los créditos se vienen cumpliendo».
El encadenamiento con el turismo precisa mayor especialización de la fuerza técnica. Foto: Endrys Correa Vaillant
El nudo gordiano: las materias primas...
Si queremos hablar de sustitución efectiva de importaciones, de encadenamiento real hacia lo interno, es preciso incorporar las materias primas nacionales a las producciones, concebirlas incluso desde el diseño de cada inversión. Lo demás son parches.
Por ello, por lo urgente y lo estratégico de esta máxima, la industria del mueble, a partir del mercado cubano, ha tratado de identificar aquellos insumos que se pueden adquirir en plaza.
De tal suerte, comenta Antonio García, nació el vínculo con el Grupo Agroforestal para el suministro de las maderas blandas, en especial la de pino, que se emplea para la producción de cunas.
Tengamos en cuenta que con ese propósito el país importaba alrededor de 3 000 metros cúbicos de madera. Dicha sustitución debe representar este año un ahorro de alrededor de 1,5 millones de pesos.
Además, enfatiza en el estudio de factibilidad elaborado por este proveedor para llevar adelante una inversión que le permita procesar la madera semidura, o sea, la destinada a las producciones para la planta hotelera, la cual se cotiza a elevados precios en el mercado internacional.
«Hoy se emplean unos 3 000 metros cúbicos de madera semidura para el turismo, con un valor de 850 dólares cada uno». Los cálculos son elocuentes.
En cuanto al resto de los insumos hay que seguir trabajando, subraya García González. «Estamos dando los primeros pasos, por ejemplo, con el Grupo Empresarial Azcuba para usar el cartón de seis milímetros que producen sus plantas. Pero aún no logra satisfacer la demanda de la industria y es preciso perfeccionar la calidad».
Las exigencias del mercado y la calidad
«Lo mejor que le pudo pasar a la industria del mueble fue insertarse en las producciones con destino al Turismo. En primer lugar, su exigencia nos ha obligado a capacitarnos y a elevar los estándares de calidad», insiste Roselio R. Margolles Zamora, director adjunto de Dujo.
Se trata, dice, de un ciclo cerrado que le imprime ahorro a la industria: presentamos un dossier de decoración con nuestros diseños y el listado de recursos, ellos los importan, y fabricamos lo que esté pactado en los contratos.
«Es cierto que estamos sometidos a una evaluación constante. Semanalmente se chequea la disponibilidad de materias primas, el suministro y colocación de los muebles en los hoteles, lo que ha conllevado una preparación de los operarios, aunque es necesario seguir perfeccionando lo hecho.
«No obstante, terminamos el Hotel Manzana con un grado de satisfacción de más del 90 %, el Packard casi al 100 %, y estamos hablando de hoteles de alto estándar. Ahora trabajamos, entre otros compromisos, en Prado y Malecón, que debe entregarse en agosto, y las labores marchan bien».
Para introducirnos en ese mercado, afirma Margolles Zamora, buscamos dos fortalezas, además de la producción con calidad que es fundamental, el montaje de los muebles y su sostenibilidad, o sea, el mantenimiento, aspectos que no pueden ofrecer los proveedores extranjeros.
Incertidumbres
Le pasa a la industria del mueble y a casi todos los sectores: el empresariado cubano todavía es reticente a la hora de vincularse con el Turismo.
Al principio, asegura Antonio García, recibimos críticas, señalamientos... solo que esa situación, lejos de amilanarnos, nos ha impulsado hacia el perfeccionamiento de todos los modos de hacer. «Si cada rama de la economía lograra insertar sus producciones, entonces podría hablarse de verdadero desarrollo del sector estatal cubano».
Eso sí, alerta, «encadenarse con el Turismo requiere constancia para hacer sostenible la participación. Pero además del Turismo, tenemos la Zona Especial de Desarrollo Mariel. Cada planta que se monte allí precisa insumos que tenemos que ser capaces de ofrecerles.
«El sector empresarial estatal no puede permitirse que se importen cosas con ese destino, teniéndolo nosotros en las narices. Ese es nuestro rol. Y para ello hay que capacitar a la fuerza laboral, proponer procesos inversionistas, desarrollar nuevas producciones a partir de las demandas del cliente... Esas son las broncas que tenemos que buscarnos».
Nuestras plantas, reconoce, han tenido aciertos y desaciertos. «No lograr en un inicio las expectativas del cliente, por ejemplo, enfrentarnos a producciones que no habíamos hecho antes, a un volumen de muebles con altos requerimientos de calidad… Pero hemos contado con la paciencia del cliente y ha existido voluntad de apoyar a la industria estatal nacional».
La industria y su otro sostén
Cuando a la industria le encomiendan una ruta crítica o un diseño específico que no logra hacer porque la cantidad entorpece el proceso productivo, entonces se subcontrata a las formas no estatales de gestión y se «encadenan» al proceso.
Para ello existe un procedimiento que, a juicio de Antonio García, tal vez habría que perfeccionar, en pos de fortalecer el vínculo con este sector que mucho puede aportar en términos de mano de obra y calidad.
«Hoy, por ejemplo, las formas no estatales contratadas están terminando un hotel de poco más de 20 habitaciones».
Pero más allá de estos encadenamientos, ya sea hacia delante con el Turismo, hacia lo interno con las materias primas, y horizontalmente con el sector no estatal, la industria también asume compromisos con las cadenas de tiendas, la zed Mariel, e incluso con el comercio electrónico.
En este último caso, explica García González, se ha firmado un contrato con Citmatel para que las personas naturales puedan, desde el exterior, comprar muebles en Cuba. Se trata de muebles de estar, o sea, juegos de sala, comedor, cuarto… y la empresa los traslada hasta donde indique el cliente final.
Y otra de las líneas de trabajo significativas consiste en la reparación y reanimación del mobiliario escolar, que ha permitido el rescate de 17 073 muebles.
Todo este empeño, y proyectos más ambiciosos como la exportación, también requieren, como señalan los directivos, insertar a la industria en sistemas de pago más novedosos que sirvan de estímulo a una fuerza de trabajo seducida por los salarios que hoy pagan las formas no estatales de gestión.
No obstante, la industria persiste en sus compromisos con la planta hotelera del país, porque a la «locomotora» de la economía, lejos de quitarle, hay que seguir sumándole vagones.
EN CIFRAS
436 200 unidades para un 104 % de cumplimiento: Cantidad de muebles producidos al cierre del año 2018.
122 900 unidades para un 101 % de cumplimiento: Cantidad de muebles producidos hasta el cierre de abril de 2019.
Foto: Granma

El porqué soy un economista marxista

Moseley
Por Fred Moseley

Fred Moseley, profesor de Economía, Mount Holyoke College*

Comencé mi charla de esta manera: muchos amigos y colegas me han preguntado a lo largo de los años: “Fred, ¿por qué eres un economista marxista?” Eres un buen estadounidense de sangre roja, un hombre de deportes, ¿por qué marxista?” Así que esta ceremonia de reconocimiento parecía ser una ocasión apropiada para intentar responder esa pregunta. Y esto es lo que procedí a comentar:

Algunas de las personas que me hacían esta preguntan añadían algo como: “Fred, la Unión Soviética ha colapsado, se ha ido. ¿Por qué sigues interesado en la teoría de Marx?” Intenté ser educado y no decirle a esta gente que mostraban su ignorancia sobre la teoría de Marx; pero sí enfaticé que la teoría de Marx no tiene que ver con la Unión Soviética, o con el antiguo bloque Soviético o con China. La teoría de Marx es sobre el capitalismo. Ante todo, ¡el título del libro de Marx es El capital! Y es una teoría sobre el capitalismo, una teoría alternativa del capitalismo, alternativa a la microeconomía y a la macroeconomía convencional.

Es primordialmente una teoría macro, sobre la economía capitalista como un todo y de cómo las economías capitalistas se desarrollan a lo largo del tiempo y por qué son susceptibles a las crisis. La respuesta breve a por qué soy un economista marxista es en realidad muy sencilla : porque creo que la teoría de Marx provee la mejor explicación de los fenómenos más importantes de las economías capitalistas, mejor que cualquier otra teoría económica, incluyendo la micro y macro convencionales. Esto es, soy un economista marxista porque la teoría de Marx tiene un poder explicativo mucho mayor que cualquier otra teoría económica. Estoy utilizando el criterio científico estándar de que una decisión entre dos teorías debe basarse en la comparación entre el poder explicativo empírico entre ellas. Los fenómenos más importantes de las economías capitalistas que son explicados por la teoría de Marx y que discutiré son los siguientes: la ganancia, los conflictos entre capitalistas y trabajadores, el cambio tecnológico endógeno, la tendencia de la tasa de ganancia, las crisis recurrentes y los ciclos auge/depresión, la desigualdad creciente y la reciente Gran Recesión. Discutiré cada una de ellos en su turno. El punto general es que todos estos importantes fenómenos son explicados por la teoría de Marx y la mayoría de ellos no son, para nada, explicados por la economía convencional.

*Fragmento de una transcripción de una videoconferencia impartida por Moseley en la Facultad de Economía de la UNAM en febrero de 2016. La transcripción y la traducción son obra de Sebastián Hernández Solorza, estudiante de la Licenciatura en Economía en el ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México). Email: a.sebastian.hdz.s@gmail.com.

Encadenamientos productivos en Cuba: ¿funcionan igual para las exportaciones y para el mercado interno?


Por Pedro Monreal , El estado como tal

https://elestadocomotal.com/2019/06/12/encadenamientos-productivos-en-cuba-funcionan-igual-para-las-exportaciones-y-para-el-mercado-interno/

En días recientes, Alejandro Gil, ministro de economía y planificación de Cuba, recomendó en su cuenta de Twitter la lectura de un artículo periodístico sobre los encadenamientos productivos de la industria del mueble en relación con el turismo internacional. (1)
Coincido en que, efectivamente, es un buen artículo sobre un tema acerca del cual se habla mucho, pero cuyos detalles no se divulgan públicamente.
El artículo describe -con entrevistas incluidas- la adopción de medidas que han permitido a la industria del mueble aprovechar los encadenamientos productivos “hacia atrás” que se originan en la actividad turística. Es decir, se aprovecha la demanda de muebles que se crea en las nuevas instalaciones hoteleras para estimular la oferta nacional de muebles y de materias primas (madera y cartones) de origen nacional.
Además del impacto positivo que ello tiene en cuanto al aporte de valor al Producto Interno Bruto (PIB), empleos, salarios, ganancias empresariales y fuentes de ingresos para el presupuesto, se ha estimado un ahorro de 30% en relación con el valor de los productos para los que se sustituyeron las importaciones, con el consiguiente ahorro de divisas.
El citado artículo periodístico proporciona datos de interés a dos niveles: en el ámbito empresarial y en plano de las políticas públicas.
Mis comentarios se concentran en ese último plano.
Obstáculos comunes para la sustitución de importaciones Cuba y las posibles respuestas
Entrevistado para el artículo, el ministro Alejandro Gil fue preciso en la identificación de tres factores que determinan una alta propensión a las importaciones en Cuba:
  • Tasa de cambio sobrevaluada que abarata artificialmente las importaciones.
  • Obsolescencia tecnológica de las capacidades productivas que reduce la competitividad de las ofertas nacionales.
  • Restricciones en el acceso a las divisas que son imprescindibles para poder completar los ciclos de la producción nacional.
Adicionalmente, el ministro destacó la importancia del “timing” de la disponibilidad de divisas, al señalar que “a pesar de tener la capacidad instalada y un producto competitivo, el país termina comprándolo en el exterior. La falta de oportunidad casi siempre se convierte en importaciones”.
La respuesta a nivel de políticas públicas parece estarse diseñando de manera diferenciada en dos momentos en el tiempo: corto plazo y largo plazo.
En el corto plazo, la acción gubernamental consiste esencialmente en traspasar liquidez desde el cliente final (turismo) hacia el productor (industria del mueble y sus suministradores), para poder prefinanciar la oferta de muebles nacionales.
Es una medida administrativa, no de mercado, pero el punto central es que puede ser efectiva. Aclaro que históricamente ha sido un componente frecuente de políticas públicas en muchas partes del mundo, al que se le ha denominado “política industrial”.
El traspaso de liquidez ha permitido resolver los dos últimos factores anteriormente mencionados. El productor nacional pudo acceder a las divisas, factor muy escaso cuya ausencia impide “cerrar” ciclos productivos”, y se utilizó parte de esa divisa para modernizar la capacidad productiva.
No queda claro si la respuesta de política pública incluyó alguna medida en relación con la sobrevaluación cambiaria, por ejemplo, permitir que la industria del mueble opere con una tasa de cambio distinta a la oficial. Hice la pregunta en Twitter, pero no obtuve respuesta.
Es probable entonces que la acción se haya concentrado en solucionar el cuello de botella que representan las divisas, traspasando su disponibilidad, pero sin llegar a modificar los precios relativos con los que funciona la industria del mueble, mediante la concesión de una tasa de cambio menos favorable a las importaciones.
Considero que esos encadenamientos basados en la transferencia de liquidez ha sido una política oficial correcta de corto plazo, en medio de un contexto macroeconómico difícil.
En el largo plazo, la política para fomentar la sustitución de importaciones parece apoyarse en dos grandes componentes: énfasis en el funcionamiento del mercado y establecimiento de mecanismos bancarios que aseguren la liquidez de los productores nacionales.
Se trataría de dos modificaciones importantes respecto a la política que está utilizándose en el corto plazo. Por una parte, el acceso de los productores a la liquidez que les permitiría financiar sus producciones dejaría de ser el resultado de una decisión administrativa que “ordene” al cliente a prefinanciar al productor. El ministro fue concluyente al afirmar que “La economía hay que moverla a través de mecanismos financieros y no de medidas administrativas”.
El segundo componente implicaría la transformación de lo que ahora es una “asignación” de divisas desde el cliente al suministrador hacia una disponibilidad de divisas por parte del productor basada en un mecanismo bancario. El ministro de economía reconoce que no sería un proceso exento de complicaciones ya que “hay que hacer una ruptura en los modos de actuación, pues el fondo del Banco se forma al quitarle un nivel de recursos del plan de importaciones a los organismos”.
También coincido en que se trata de una política correcta en el largo plazo.
El supuesto básico del esquema es que el productor debe vender a un cliente que pueda pagarle al productor con el mismo tipo de liquidez que debe utilizarse para que el productor devuelva el crédito al banco. Se trata de una liquidez en divisas.
Es importante retener este último punto a los efectos de evaluar la posible extensión del modelo a otros casos de sustitución de importaciones.
La sustitución de importaciones cuando el cliente es el mercado interno
El artículo periodístico menciona el término “buenas prácticas” y quizás pudiera pensarse que el mecanismo de encadenamientos del turismo y los muebles se corresponde con ese término y que ese pudiera ser un modelo aplicable a otras situaciones de sustitución de importaciones.
Con esto se debe ser cuidadoso. Ciertamente es un caso de “buenas prácticas” en el contexto muy específico para el cual se ha diseñado, pero es necesario tomar nota de que es un modelo de “buenas prácticas” que el propio gobierno intenta modificar en el futuro. Más importante aún es tener en cuenta que el modelo funciona porque la liquidez inicial se origina en entidades nacionales que directamente ingresan divisas (turismo).
Es precisamente esa última característica lo que impide la aplicación directa de este modelo de “buenas prácticas” a procesos de sustitución de importaciones donde el cliente final tenga sus ingresos en moneda nacional, en el mercado interno.
Cabría entonces la pregunta acerca de ¿cuáles posibles modelos de financiamiento del productor nacional se utilizarían cuando las ventas de las producciones nacionales que sustituyen importaciones no generan directamente divisas?
Ese sería el caso de una parte de los alimentos importados.
Los productores nacionales de productos agropecuarios son mayoritariamente privados y la industria procesadora es mayoritariamente estatal, pero con independencia de las formas de propiedad y de gestión, los productores nacionales de alimentos estarían afectados hoy por el impacto negativo de los tres factores anteriormente mencionados: tasa de cambio que abarata artificialmente las importaciones, obsolescencia tecnológica, y restricciones en el acceso a las divisas.
En principio, pudieran existir diversas variantes para tratar de resolver esos problemas, pero lo que cambia las cosas radicalmente en relación con el “modelo turismo- muebles” es que no es posible hacer una transferencia de liquidez en divisas desde el cliente final (entidades y personas naturales que comercializan en los mercados internos de alimentos) hacia los productores nacionales, por la sencilla razón de que las ventas finales se hacen en moneda nacional.
No habría margen para poder establecer esquemas cliente- productor, relativamente descentralizados, de transferencias de liquidez en divisas. El esquema tendría que apoyarse en una liquidez originada en el presupuesto nacional, la cual debería formar parte del racionamiento centralizado del uso de divisas. Obviamente, pudiera distribuirse esa liquidez global en divisas en presupuestos “sectoriales”, pero ello no cambiaría la esencia del planteamiento.
En caso de que se asignasen divisas del presupuesto central a los productores, estos devolverían moneda nacional al presupuesto.
Para que “cuadre la cuenta” de la sustitución de importaciones tendría que producirse un ahorro cuando se compare el precio de los alimentos nacionales con el precio de los productos equivalentes importados. Se necesitaría, por tanto, disponer de una medición confiable que permita comparar precios expresados en monedas distintas.
Conviene insistir en que no se trata solamente de comparar la parte en divisas del costo total del producto nacional con el valor en divisas de las importaciones, sino que debe compararse todo el valor producido nacionalmente (componente de costo en divisas más todos los componentes en moneda nacional) con el valor importado. Se necesita una medición global del valor producido. Limitar la comparación al gasto directo en divisas también distorsionaría el análisis de la sustitución de importaciones.  
Es aquí donde cobra relevancia la tasa de cambio. Sin una tasa de cambio económicamente fundamentada, no sería posible medir con precisión el efecto económico de la sustitución de importaciones. Es decir, a diferencia del “modelo turismo- muebles”, que parece funcionar sin tener que atender a la tasa de cambio, en el caso de la sustitución de importaciones donde las ventas finales se producen en moneda nacional, la tasa de cambio es el primer factor que habría que considerar en el diseño de la política de sustitución de importaciones.
Sin una tasa de cambio adecuada no sería posible determinar si es más racionalidad económicamente asignar divisas del presupuesto para producir o para seguir importando.
Es decir, pudiera darse el caso de que tuviese lugar la producción física de productos que reemplacen importaciones, pero si eso termina siendo más costoso que importar, entonces la sustitución de importaciones no tendría racionalidad económica
Resumiendo, en el corto plazo, las políticas para sustituir importaciones en el caso de entidades cubanas que hacen las ventas finales en divisas pueden articularse como transferencias de liquidez en divisa desde el cliente final hacia el productor, resolviendo los cuellos de botella de divisas y consiguientemente facilitando la modernización productiva que consolida una oferta nacional de lo que antes debía ser importado.
Cuando se observa el funcionamiento de la economía cubana, parece evidente que, además del turismo, no son muchos los sectores que disponen de condiciones para actuar como sectores líderes -con ventas finales en divisas- capaces de forjar encadenamientos “hacia atrás” que puedan “halar” productivamente otras actividades de la economía nacional.
Parecería ser que el grueso del potencial de sustitución de importaciones se encuentra en otros sectores cuyas ventas finales se producen en moneda nacional, notablemente en el caso de los alimentos. En ese caso, las transferencias de liquidez desde el presupuesto central no pueden ser diseñadas si no se cuenta primero con una medición adecuada del efecto de la sustitución de importaciones y ello exige disponer de una tasa de cambio económicamente justificada que permita comparar precios expresados en monedas distintas.
El problema es que este asunto de la tasa de cambio es probablemente el tema de política económica más “estancado” de todo el proceso de reforma.
¿Logrará la urgencia de la sustitución de importaciones de alimentos finalmente resolver el impasse de la dualidad cambiaria en Cuba? 
Notas
1 Yudy Castro Morales. “Amueblar el desarrollo”, Granma, 4 de junio de 2019, http://www.granma.cu/cuba/2019-06-04/amueblar-el-desarrollo-04-06-2019-21-06-58