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sábado, 7 de diciembre de 2019

¿Nos podemos fiar de los modelos matemáticos del cambio climático?

Todos son coherentes con las observaciones que muestran que, efectivamente, está cambiando el clima y está siendo influido por acción de los humanos 



Vista del pabellón de España en la 25ª Conferencia de las Partes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP) bajo el lema 'Tiempo de actuar'. ZIPI EFE

El cambio climático y sus efectos en el medio ambiente y en la sociedad son de los asuntos más importantes y controvertidos del momento actual, como se puede comprobar durante estos días en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Pero para poder entablar un debate profundo sobre el cambio climático es importante saber cómo se construyen los modelos en los que se basan las predicciones y recomendaciones planteadas, cómo se comprueba su funcionamiento, qué tipo de predicciones producen y cómo de fiables son.

Partimos de un hecho claro: es muy difícil predecir el clima. Por un lado, la atmósfera es un sistema complejo, en el que afectan numerosos factores y en el que aparecen comportamientos caóticos. Básicamente, el clima es una interacción de la energía emitida por el sol, con la atmósfera, los océanos, el hielo y la vegetación, cuya evolución describimos mediante las leyes de la física validadas a lo largo de los siglos. La mayoría de los modelos del clima parten de modelos meteorológicos que ofrecen una predicción del tiempo a cinco días. Estos usan las ecuaciones de Navier-Stokes en una esfera en rotación –un conjunto de ecuaciones en derivadas parciales que determinan el movimiento de la atmósfera, incluyendo información del momento y la energía del aire y los océanos–, y las leyes de la termodinámica –que describen la evolución de la temperatura y el efecto del calor del sol en el aire, el agua y la evaporación–.

El sistema de ecuaciones resultante se resuelve cada seis horas para obtener soluciones aproximadas, con ayuda de un ordenador. Para ello, se divide la Tierra y su atmósfera en pequeños cubos en los que se estiman las soluciones: este método recibe el nombre de discretización. Para hacer un pronóstico del tiempo se resuelven unas mil millones de ecuaciones discretas. Este proceso implica invertir matrices muy grandes, lo que lleva aproximadamente una hora de cálculo en una supercomputadora. Los resultados obtenidos hoy en día son bastante acertados, y además, podemos compararlos con la realidad diariamente para determinar los errores cometidos.

Además de estos algoritmos de predicción meteorológica, los modelos de la evolución del clima añaden información física, química e incluso biológica. El resultado son sistemas de ecuaciones tremendamente no lineales y que pueden tener soluciones caóticas. Además interesa obtener pronósticos no a cinco días, sino a miles o millones de años. También es necesario en cuenta el impacto actual y futuro de la humanidad (el incremento de dióxido de carbono en la atmósfera por la quema de combustibles fósiles, las modificaciones en las prácticas agrícolas, o por talas de selvas tropicales…). Esto es quizás lo que más incertidumbre añade al modelo.

El tamaño y la complejidad de los sistemas resultantes hace tremendamente difícil verificarlos, modificarlos y ejecutarlos. También es complicado interpretar los resultados, ya que producen una gigantesca cantidad de datos, complicada analizar e incluso de almacenar. Por suerte en las últimas décadas los modelos climáticos han evolucionado considerablemente, tanto en precisión como en complejidad. Y en paralelo, mejoran también los ordenadores –cada vez son más rápidos– y el software que permite obtener buenas aproximaciones de las soluciones.

Para valorar las predicciones también es fundamental controlar los errores cometidos, que provienen tanto de la forma en que se representa la física, como de los algoritmos utilizados para resolver las ecuaciones, la codificación de los algoritmos, los datos que se introducen en el cálculo y las condiciones iniciales utilizadas para iniciar todo el sistema. Para evaluar la magnitud del error final es necesario comparar las soluciones estimadas con la solución real.

Un primer paso es testear el modelo meteorológico sobre el que se basa el modelo climático, lo que expondría, por ejemplo, cualquier error sistemático del código. También, mediante argumentos matemáticos –de una rama llamada análisis numérico– es posible constatar la convergencia de los algoritmos empleados; y se emplean herramientas de estadística y probabilidad para cuantificar la incertidumbre de los datos con los que se trabaja, tanto como condiciones iniciales como de posibles escenarios. Por otro lado, como es imposible contrastar los modelos climáticos directamente con datos futuros (a no ser que estemos dispuestos a esperar décadas), se comparan con datos del pasado, usando un método llamado hindcasting, que básicamente afirma que si un modelo puede predecir el pasado, tenemos argumentos para creer que también podrá anticipar el futuro.


Pero, incluso aunque somos capaces de anticipar ciertos sucesos y estimar cómo de certero es nuestro pronóstico, sigue siendo muy complicado explicar por qué obtenemos los resultados finales. Para entenderlo se trabaja con una jerarquía de diferentes modelos, que van incrementando su complejidad, de manera que partimos de ladrillos simples, que somos capaces de entender, y a partir de ellos, se configuran la siguientes piezas, cuyo funcionamiento se deduce más o menos de lo anterior, y así sucesivamente: modelos de equilibrio de energía, modelos de caja, modelos de complejidad intermedia de la Tierra o los modelos del clima reducidos, modelos globales del clima para atmósferas y océanos, y modelos del sistema Tierra. En conjunto, todos los modelos se basan en afirmaciones científicas sólidas y nos ofrecen la mejor manera de explicar los cambios del clima del pasado, y de predecir lo que pasará en el futuro.

Las preguntas finales son: ¿coinciden en sus predicciones los diferentes modelos? ¿Qué indican? Por mucho que quieran negar algunos políticos, todos son coherentes con las observaciones que muestran que, efectivamente, está cambiando el clima y está siendo influido por acción de los humanos. Sabemos, además, con qué grado de error se hacen estas afirmaciones. Las conclusiones, son matemáticas.


Chris Budd es gresham professor of Geometry en la Universidad de Bath (Reino Unido) y fue uno de los ponentes de la sesión “Climate crisis: facts and actions” del 7º Heidelberg Laureate Forum


Traducción: Ágata A. Timón G-Longoria (ICMAT

Hambre y destitución para millones por recortes de Gobierno de Trump en cupones de alimentos


El Gobierno de Trump anunció el miércoles una nueva norma que privará a casi 700.000 personas de los beneficios del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, siglas en inglés), profundizando el hambre de incontables familias.

SNAP, antes conocido como el programa de cupones de alimentos, actualmente da una asistencia federal vital a más de 36 millones de personas.

A partir de abril de 2020, la norma hará mucho más difícil que los adultos entre 18 y 49 años sin dependientes obtengan beneficios. Dificultará que los estados ofrezcan exenciones al requisito de que estos individuos trabajen 20 horas por semana para recibir beneficios, ya que solo permitirá que los estados con una tasa de desempleo de 6 por ciento o más apliquen para exenciones. Actualmente, algunas regiones con tasas de desempleo tan bajas como 2,5 por ciento cuentan con exenciones.

La prensa ha ignorado en gran medida este paso, el cual llevará a incontables hogares a sufrir hambre. Los legisladores demócratas han guardado en gran medida silencio, estando concentrados en el juicio político contra Trump alegando que sus políticas no son lo suficientemente agresivas contra Rusia.


Un supermercado indica que aceptan cupones de alimentos en el oeste de Nueva York, N.J. (AP Photo/Seth Wenig)

Esto es porque, al atacar las condiciones de vida de masas enteras de personas, Trump está llevando a cabo una política bipartidista, apoyada por ambos partidos patronales. En 2014, el presidente Obama promulgó una ley que disminuyó $8.7 mil millones en cupones de alimentos durante la década siguiente, lo que significó que 850.000 hogares perdieron un promedio de $90 por mes.

Según un estudio más temprano este año, cuando el cambio fue propuesto, afectaría a los más pobres y vulnerables: 97 por ciento de los beneficiarios de SNAP afectados por la medida viven en la pobreza; el 88 por ciento tiene ingresos por hogar de 50 por ciento o menos del nivel de pobreza o $600 por mes.

La norma sobre el requisito de trabajo está vinculada a dos otras propuestas: un límite a las deducciones por gastos en los servicios públicos y otra medida que haría que un millón de estudiantes pierda el acceso a comidas gratis o de costo reducido. En total, el Urban Institute estima que estas tres protestas expulsarían a 3,6 millones de personas de los beneficios de SNAP.

En palabras del secretario de Agricultura, Sonny Perdue, estas medidas —que literalmente les arrebatarán comida de la boca a los niños, pobres y más vulnerables— “devolverán la dignidad del trabajo para un importante segmento de nuestra población, mientras se respeta a los contribuyentes que pagan el programa”.

En realidad, la visión distópica de Perdue no tiene nada que ver con la “dignidad del trabajo”, sino con sumir a millones de estadounidenses más profundamente en la pobreza mientras se aumenta la riqueza de los superricos que se han beneficiado de los recortes fiscales de Trump y los ataques a los programas sociales. Forbes estima el patrimonio neto de Perdue en $5 millones, un personaje menor comparado con la secretaria de Educación, Betsy Devos, cuya riqueza neta es de $2 mil millones, la más alta en el gabinete de Trump.

El secretario de Agricultura, quien también fue gobernador de Georgia, acumuló su fortuna en la agroindustria y bienes raíces. Poco después de unirse al gabinete de Trump, les transfirió a sus hijos adultos sus inversiones, valoradas en al menos $8 millones. Es una ironía cruel que el oficial de Trump a cargo de encabezar el ataque a los cupones de alimentos haya hecho su fortuna de la agroindustria, mientras los suicidios entre las familias de agricultores en quiebra del centro del país estén surgiendo.

Los tres cambios a las normas de SNAP reducirían la provisión de cupones de alimentos en al menos 15 por ciento para 13 estados, según un estimado del Urban Institute. El tercero de estos cambios golpearía en particular al Distrito de Columbia (24 por ciento) y Nevada (22 por ciento). Los beneficios totales caerían al menos 15 por ciento en nueve estados.

Solo en California, aproximadamente 200.000 personas perderían los beneficios debido a las restricciones en las exenciones a los requisitos de trabajo.

Los estadounidenses en estados fríos como Vermont, Nueva York y Dakota del Sur sufrirán el golpe más alto por la norma de la reducción de personas que pueden reducir los costos de los servicios públicos. El estado principalmente rural de Vermont perdería casi el 22 por ciento de sus cupones de alimentos, mientras Nueva York, Dakota del Sur y Maine perdería aproximadamente 11 por ciento cada uno. El Departamento de Agricultura de EE. UU. estima que el cambio relacionado a los servicios públicos reducirá el gasto en cupones de alimentos aproximadamente en $4,5 mil millones durante los próximos cinco años.

Casi 7 de cada 10 benefactores de Vermont vería un recorte en sus beneficios de SNAP, con una caída promedio de casi 40 por ciento de los ya miserables $215 por mes a $133 por mes, según Hunge Free Vermont. Ellen Vollinger, la directora de las organizaciones sin fines de lucro Food Research & Action Center, afirmó que la propuesta del costo de los servicios públicos obligará a las personas a “elegir entre comer o tener calefacción”.

Es un mito que cualquiera de estas medidas les ayudará a las personas encontrar trabajos. Los expertos han subrayado que muchos de los afectados viven en áreas empobrecidas y rurales, y frecuentemente sufren problemas de salud mental y discapacidades. “La política va dirigida contra los muy pobres con dificultdes para trabajar, algunos sin vivienda o viviendo con enfermedades”, le dijo a NBC News la vicepresidenta de políticas de asistencia alimentaria del Centro de Prioridades Presupuestarias y Políticas, Stacey Dean. “Quitarles a estos individuos su asistencia alimentaria básica tan solo aumentará sus dificultades y hambre, mientras no hace nada para ayudarles a encontrar un empleo estable y de tiempo completo”.

Pero mientras el Gobierno de Trump presume que el crecimiento en la economía es un indicador de la salud económica del país, nuevas señales de crisis social en el país pregonan un aumento, no una disminución, del sufrimiento y la desesperación que tan solo se recrudecerá por los recortes de asistencia alimentaria.

Estados Unidos ha visto una caída en la esperanza de vida por tres años consecutivos. Lo más perturbador es que cada vez más personas están muriendo relativamente jóvenes, entre 25 y 64 años, un grupo afectado directamente por las nuevas normas del SNAP.

Estas son las personas que, en una sociedad sana, se encontrarían en la flor de sus vidas laborales. En cambio, cada vez más mueren por “enfermedades de desesperación”: suicidios, alcohol, sobredosis. Las tasas de mortalidad para estas edades también aumentaron por al menos 35 otras causas, incluyendo enfermedades como diabetes, condiciones autoinmunitarias, obesidad e hipertensión.

Después de una caída en la tasa de personas sin seguro por el requisito en la Ley de Cuidado de Salud Asequible de que las personas sin seguro deben comprar un seguro privado, la tasa está volviendo a subir. Las cifras de subasegurados y presionados por los altos costos de bolsillo están aumentando, forzando a cada vez más personas a pronunciarse en bancarrota personal.

Un nuevo reporte de dos grupos sin fines de lucro revela la cifra impactante de que más de 2 millones de estadounidenses en 2019 no tienen acceso a plomería interior o agua corriente. Las nuevas estadísticas también muestran que la crisis del agua en Flint no es un incidente aislado y que la provisión de agua en incontables ciudades y pueblos del país está contaminada con niveles peligrosos de plomo.

La defensa del derecho humano básico a una nutrición, agua y cuidado de salud adecuados no se le puede dejar a ningún partido patronal. El ataque del Gobierno de Trump a los beneficios del SNAP suscita la necesidad de que la clase obrera avance su propia defensa independiente de estos derechos sociales por medio de la construcción de una dirección revolucionaria que luche por la organización socialista de la sociedad con base en la satisfacción de las necesidades humanas y no las ganancias.

(Publicado originalmente en inglés el 6 de diciembre de 2019)

Kate Randall

El mundo necesita recortar a la mitad el CO2 lanzado a la atmósfera en la próxima década para sortear lo peor de la crisis climática


Tras diez años de, casi, oídos sordos, el mundo se enfrenta a un contrarreloj cada vez más exigente. Los países deben recortar a la mitad las emisiones globales de CO2 la próxima década para cumplir el Acuerdo de París y limitar el calentamiento de la Tierra a 1,5ºC, según el último informe de emisiones de la ONU. Solo eso evitaría los impactos más destructivos de la crisis climática.

La cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) lanzada a la atmósfera ha crecido a un ritmo del 1,5% anual desde 2010 "a pesar de las advertencias", explican los expertos de la ONU. De hecho, el año pasado alcanzaron un máximo histórico de 55,3 gigatoneladas. 55.000 millones de toneladas. Las economías más desarrolladas, las del G20, suponen tres cuartas partes del problema.

Este análisis del Programa para el Medio Ambiente (Pnuma) lo que hace es medir la brecha entre lo que se está emitiendo en realidad y la cantidad máxima admisible en 2030 para conseguir que la Tierra se caliente por debajo de 1,5ºC o 2ºC –los dos umbrales citados en el Acuerdo de París–. Esa brecha no ha parado de crecer, poniendo la cosa cada vez más cuesta arriba.

La situación es la siguiente: tras el récord de esas 55,3 gigatoneladas, llegar a tiempo en 2030 supone rebajar el volumen de gases de efecto invernadero liberado un 55%. Si la humanidad se conforma con el umbral de los 2ºC, el recorte se queda en el 15%. La diferencia entre un objetivo y el otro fue descrita profusamente por el Panel Internacional de Expertos (IPCC) en octubre de 2018. "Terribles consecuencias", fue su calificación.
Principales emisores mundiales de GEI en 2018. PNUMA y Eldiario.es
El ritmo de recorte calculado es pues de un 7,6% cada año desde 2020 hasta 2030. "Si se hubiera comenzado a recortar en 2010, habría bastado con un 3,3% anual", recuerda el análisis.

Sin señales de tocar techo

Lógicamente, una cadencia creciente de emisiones ha provocado que la concentración de CO2 en la atmósfera haya batido un récord en 2018 al alcanzar un promedio de 407,8 partes por millón (ppm). La anterior plusmarca en épocas industriales fue de 405,5 ppm en 2017. Dos años consecutivos batiendo el techo.
La cantidad de gas invernadero acumulada vaticina una prolongación de su efecto a la hora de calentar la Tierra (origen de la alteración climática). Algunos de estos compuestos afectan durante algunos años. Otros persisten centenares de ellos.
Imagen: Organización Meteorológica Mundial (OMM) y El diario.es
Según están las cosas, la previsión es que la temperatura global ascienda entre 3,4 y 3,9 ºC "trayendo un amplio espectro de impactos destructivos", avisa el estudio. "No hay ninguna señal de que las emisiones vayan a tocar techo en los próximos años. Cada curso que se retrase este techo implica que los recortes deberán ser más profundos y rápidos", explica el documento.

"Necesitamos ponernos al día por los años en los que hemos estado aplazando las medidas", subraya la directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen. "Si no, el objetivo del 1,5ºC estará fuera de alcance antes de 2030", ha añadido.

La cumbre del clima de Madrid que se celebra entre el 2 y el 13 de diciembre inicia los últimos 12 meses antes de que los países del Acuerdo de París revisen sus planes climáticos. Los compromisos que aporta cada uno para conseguir el objetivo global sobre cambio climático.

El informe de 2019 del PNUMA avisa de que esos planes revisados tienen que conseguir cerrar la brecha. Y el camino se presenta arduo, según la revisión de los técnicos: los compromisos de los países que participan en el Acuerdo de París deben ser cinco veces más ambiciosos que lo actuales para ese objetivo ideal de 1,5º máximos."Requerirá un gran esfuerzo y compromiso de todas las naciones del planeta", concluye el informe a modo casi de alegato.

Los cofundadores de Google se apartan y Pichai asume el mando de Alphabet

Por Paresh Dave

SAN FRANCISCO,  (Reuters) - Los cofundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, se van a apartar como líderes del gigante de internet que fundaron hace 21 años, poniendo fin a una carrera meteórica que los llevó a construir una de las empresas más valiosas e influyentes del mundo.

Su lugarteniente Sundar Pichai, que desde 2015 ha dirigido el buscador, principal negocio de Google, tomará inmediatamente el timón como CEO de Alphabet Inc.

Page, Brin y Pichai han compartido su énfasis en el desarrollo de un software de inteligencia artificial para hacer que la búsqueda web sea más rápida y personalizada, a la vez que amplían la gama de información y servicios disponibles a partir de una simple consulta de texto.

Pero su visión se enfrenta a un escrutinio sin precedentes, ante las exigencias de mejores salvaguardas por parte de Gobiernos de los cinco continentes, quejas de conductas supuestamente anticompetitivas y el aumento de impuestos a la compañía de publicidad online más grande del mundo. Miles de empleados han protestado, y algunos incluso han dimitido, por la preocupación de que el famoso mantra de Google de “no seas malvado” —que antes defendían a capa y espada Page y Brin— se esté agrietando.

Page y Brin, ambos de 46 años, siguen siendo directivos de la compañía matriz, pero cederán inmediatamente sus respectivos títulos de CEO y presidente, dijo Alphabet. El papel del presidente no será ocupado, dijo la empresa, que señaló que estos cambios se habían debatido durante mucho tiempo.

Los cofundadores todavía controlan la compañía a través de su propiedad de acciones preferentes. En abril, Page tenía el 26,1% del poder de voto total de Alphabet, Brin el 25,25% y Pichai menos del 1%. Las acciones de Alphabet subieron en las plataformas electrónicas un 0,56% hasta 1,302 dólares después del anuncio, que se realizó con Wall Street cerrado.

Información de Paresh Dave; Información adicional de Sinéad Carew y Caroline Valetkevitch en Nueva York y Noel Randewich en San Francisco; Editado por Lisa Shumaker y Nick Tattersall; Traducido por Michael Susin en la redacción de Gdansk.

Apuestas en 2020 para la economía cubana

Las mejores opciones en 2020 para la economía cubana: Turismo, mejor trato a los inversionistas extranjeros y reforma monetaria estructural.

El hotel de lujo Iberostar Grand Packard
Foto: Jorge Luis Baños_IPS
En estos últimos meses se han acrecentado las sanciones desde la administración estadounidense de Donald Trump contra la economía cubana. Las medidas han añadido tensiones a una balanza de pagos y a unas finanzas públicas que ya estaban en una situación maltrecha debido al deterioro de los acuerdos con Venezuela desde 2015.
Las opciones para amortiguar estos choques van siendo menos. La expansión fiscal financiada con bonos públicos llegó a su límite. De hecho, el aumento salarial decretado en el sector estatal este año ha acentuado los riesgos inflacionarios. La crisis energética obligó a detener algunas inversiones y actividades industriales en el segundo semestre.
El consumo ha sufrido durante todo el año repetidos episodios de escasez. Todos estos factores deberían ubicar la economía cerca de la recesión en 2019. No obstante, hay que esperar que la Oficina Nacional de Estadísticas e Información publique las cifras a finales de año, las cuales más de una vez han sorprendido con datos difíciles de entender.
Los esfuerzos diplomáticos internacionales del gobierno cubano son cruciales en un momento en que Washington intenta aislar a La Habana. Sin embargo, no es previsible que ello redunde en una recomposición significativa del portafolio comercial hacia estas naciones con las cuales se intenta estrechar lazos diplomáticos.
El problema radica en que la economía cubana se enfocó en las últimas dos décadas en un modelo de inserción internacional que dependía y sigue dependiendo de la exportación de servicios, principalmente servicios médicos y turismo.
Por tanto, aun cuando México, Rusia u otras naciones quisieran venderle petróleo a Cuba y afianzar las relaciones comerciales, Cuba no cuenta con capacidad de pago, ni con capacidad de venderle y competir, por ahora, en otros sectores diferentes a estos servicios.
Este modelo de crecimiento apoyado en la exportación de servicios ha estado en aprietos debido al entorno internacional de crisis venezolana y mayores sanciones de Estados Unidos. El cambio de ciclo político en el continente ha llevado a retirar las misiones médicas en Brasil, Ecuador y Bolivia.
Se contabilizan ya cinco años sin aumento real en las exportaciones totales de bienes y servicios.

Cuba va a seguir dependiendo del petróleo venezolano, y buscando todas las vías para burlar las sanciones de estadounidenses debido a que lo paga con los servicios médicos.
Para que Cuba pueda reorientar en el corto plazo sus compras de petróleo tendría esto que venir acompañado por un acuerdo con otras naciones para contratar servicios médicos cubanos, lo cual hasta el momento no se ha logrado y sigue teniendo una baja probabilidad de éxito.
La apuesta a la inversión extranjera sigue siendo importante, pero habrá que sobreponerse al aumento del riesgo que implica la activación del título III de la Ley Helms-Burton. En cualquier circunstancia, el cálculo básico del inversionista será siempre comparar riesgo con rentabilidad futura.
Si crece por motivo del embargo el riesgo financiero, pues las autoridades cubanas tendrán que poner en marcha labores para reducir otros riesgos y a su vez multiplicar el retorno de los capitales foráneos en la isla. Ello incluye transformar las agencias empleadoras estatales, buscar arreglos monetarios con los inversionistas para minimizar la incertidumbre asociada a las monedas locales, entre otros.
La apuesta actual al turismo que han hecho las autoridades cubanas parece tener todo el sentido. Hoy se vislumbra como la única opción clara para aumentar las exportaciones en el corto plazo. A pesar de que ha tenido dos años malos, en su trayectoria histórica el turismo cubano ha mostrado capacidad de recuperación.
Las ventajas competitivas que han sostenido a largo plazo la tendencia creciente de la demanda por el mercado cubano siguen estando presente y se pueden acrecentar con las nuevas inversiones que se planifican en hoteles e infraestructura y con la mayor integración con el sector privado.
El turismo se mantiene como la gran opción para la recuperación de la economía de país.
Foto: Ivet González/IPS
Junto al turismo, la otra opción de crecimiento económico parece radicar en una reorganización de las industrias nacionales y en una reubicación más eficiente del capital humano. Ello no implicará mayores exportaciones en el corto plazo, pero sí permitirá avanzar en la sustitución eficiente de importaciones y en un aumento de la productividad.
El gobierno tiene que acabar de ajustar el sector empresarial estatal que sigue subsidiando, que sobrevive gracias a la tasa de cambio oficial sobrevaluada (tanto del peso cubano como del peso convertible, el CUC), y que continúa empleando improductivamente una parte importante de la fuerza de trabajo.
La fuerza de trabajo es un recurso escaso en el mercado cubano debido a la emigración y el avanzado envejecimiento de la población. Tenerlo empleado en industrias estatales sin sentido económico añade notables ineficiencias al sistema productivo, reduce la productividad media de la economía y explica en gran parte los bajos salarios en el propio sector estatal.
Mantener a flote estas industrias estatales improductivas sigue encajando en el modelo socialista enraizado en la ideología oficial, pero en la práctica socava su poder político al debilitar a la economía.
El gobierno de Miguel Díaz-Canel podría ganar fuerza con una estrategia de cierre de empresas estatales ineficientes, aumentos de salarios en las empresas estatales productivas, expansión del sector privado, y mayores contribuciones impositivas desde una economía estatal y privada más dinámica.
En este escenario, sí serían posible mayores gastos fiscales no inflacionarios en salud, educación y en el resto del sector presupuestado. Sin embargo, esta reestructuración no es posible hasta tanto no se corrijan las tasas de cambio oficiales. No es posible medir qué empresas estatales hoy son efectivamente rentables y vale la pena defender y cuáles son irrentables y habría que cerrar.
Los balances financieros en el sector estatal han estado distorsionados por treinta años debido a la tasa de cambio sobrevaluada del peso cubano, y en los últimos años también del CUC. La reforma monetaria, sobre todo la unificación y correcciones de las tasas de cambio oficial del peso cubano y del CUC, sigue siendo la madre de todas las medidas que requieren las industrias cubanas para aportar al crecimiento desde la productividad.
Desde mediados de los años 90, Cuba acudió a un sistema de dualidad monetaria y cambiaria que le dio un respiro inflacionario, pero del que no ha podido salir.
Foto: Jorge Luis Baños_IPS
En estas últimas semanas el Banco Central publicó una nota explicando que algunos de los mercados minoristas estatales que operan en pesos convertibles van a empezar a ofrecer el cambio (vuelto) en pesos cubanos de manera experimental.
Junto a la decisión previa de redolarizar otros mercados, son disposiciones que confirman el objetivo final de sacar de la circulación al peso convertible. No obstante, la salida del CUC en algún momento tiene que involucrar un ajuste de la tasa de cambio e incluir a las empresas.
No es suficiente con que los mercados minoristas estatales operen con pesos, tiene que haber un ajuste cambiario de alguna magnitud. Ya en los mercados informales el CUC se ha devaluado alrededor de 15 por ciento en relación al dólar estadounidense, lo cual da una idea de la magnitud del ajuste cambiario que requiere el CUC, y además está pendiente el ajuste de la tasa de cambio oficial del peso cubano.
En otras palabras, los pasos importantes en la reforma monetaria estructural los veremos cuando el Banco Central comience a ajustar las tasas de cambio. (2019)