Por Jose Pablo Guerra Melenco, Ing. Agronomo
Elsa (*)
Después de varios días
dándole vueltas al documento, hoy me decido a enviártelo sin revisarlo más.
Me parece que el documento
del Co. Juan M. Ferrán Oliva (1) contiene elementos valiosos, a estos voy a agregar
algunos comentarios, para ello me voy a valer de la técnica del corte y pega y
comentar las ideas que expone Ferrán:
La capacidad industrial máxima
era de unos 6 millones de toneladas de azúcar: Sin embargo en la zafra de 1953, se produjeron 7,25
millones de toneladas. En esta se extendió la zafra a 120 días al ser levantada
por EEUU la limitación que se imponía de no exceder los límites de la famosa
“Cuota Azucarera” que nos imponían. La duración de las zafras a 90 días estaba
también determinada por esta limitante.
el contenido de sacarosa en caña
era elevado; es una virtud
natural de las tierras y el clima de la Isla: Y en la actualidad pudiera serlo también si no se
insistiera en comenzar zafras en momentos en que la caña no ha alcanzado “su
madurez”, es decir si se comienzan los cortes en momentos en que todavía
tenemos lluvias, no se han presentado temperaturas del nivel que aquí llamamos
“frías” (20º C o menos) y a esto se agregan otros factores como la aplicación
tardía de fertilizantes nitrogenados y riegos, entonces la concentración de
sacarosa no puede ser alta. Se aplican los llamados “maduradores”, sustancias
químicas que deben colaborar para que se acelere el proceso de concentración de
azúcar, pero no debemos tener dudas que estos no tienen toda la eficiencia
necesaria.
y crecieron las producciones de
derivados y otras actividades inducidas: Por iniciativa del Che fue creado el ICIDCA, con el
objetivo de estudiar otras posibilidades de productos cañeros que libraran a
Cuba de la dependencia del azúcar. Esta institución ha desarrollado muchos
productos de alto valor a partir de la caña de azúcar, tanto de la sacarosa,
como de otros componentes naturales de esta planta, como por ejemplo, la cera.
Sin embargo el desarrollo industrial para la producción a nivel comercial de
estos nunca ha sido desarrollada y por tanto en la práctica continuamos
dependiendo de la producción casi exclusiva de azúcar. Existen productos que no
requieren de un verdadero desarrollo de instalaciones industriales para
producirlos, como es el caso de varios que se pueden utilizar en la
alimentación animal que no alcanzan todo el potencial que pudiera dárseles, coincido
en que este tema debiera estudiarse para dar impulso a las exportaciones.
Las condiciones estipuladas con
la URSS favorecieron la extensión de las zafras a 150 días en contraste con los
90 ó 100 anteriores: Entiendo que esta duración de las zafras es un
factor negativo, pues tanto al principio como al final, siempre pueden incidir
lluvias que perjudiquen el nivel de sacarosa. Si se aprovechara con toda
intensidad y eficiencia los meses de enero a abril, o quizás a partir de fines
de diciembre, se lograría hacer zafras de 120 días en un período de mejores
condiciones, que permitiría ante todo una mayor producción por unidad molida,
pero también debemos tener en cuenta que cortar caña en medio de la presencia
de lluvias, perjudica en extremo los campos y limita la vida útil de estos.
Hugo Chávez
repudió el plan (es
decir producir alcohol en vez de alimentos) considerando que afectaría la producción de alimentos. Igual postura
adoptó Cuba: Hemos de respetar este pensamiento de tan queridos líderes, sin embargo,
como más adelante plantea Ferrán, a la luz de la situación actual y de las
condiciones objetivas que tenemos en Cuba, sería muy conveniente hacer un
profundo análisis y considerar la conveniencia de producir alcohol como
combustible a partir de fuentes renovables. Plantea Ferrán: Cabe preguntarse si merece la pena reconsiderar, mediante estudio, la
conveniencia de producir etanol, sus proporciones y el destino y uso del bagazo.
Tan sólo en diesel, la enorme
industria existente requería más de 450.000 TM anuales: Esto es un aspecto que nos llama a la rectificación de errores, estimo
que es un bochorno para la industria cubana. En el pasado, y hasta el Triunfo
de la Revolución, existían en nuestro país numerosos centrales que no consumían
ni una gota de petróleo para hacer la zafra. La molienda se ejecutaba
totalmente a partir del bagazo y para la arrancada se utilizaba leña, que en
muchos casos era producida en lo que se conocía como “Montes Energéticos” que
eran pequeñas áreas sembradas en las proximidades de las industrias con árboles
de rápido desarrollo, como el Eucalipto y la Teca. La introducción masiva de
los quemadores de petróleo estimo que se generalizó por ser este de más fácil
manipulación y porque teníamos un abundante abastecimiento a precios moderados
de petróleo desde la URSS. Hoy ese abastecimiento no existe y por tanto debe
hacerse todo lo que esté a nuestro alcance para regresar a tan sana forma de
brindar energía a nuestra industria azucarera.
Esta acción pudiera pasar a formar parte de la “TAREA VIDA” que tanta
atención y propaganda se le da.
fueron eliminados 94 centrales
de los que dependían 109,000 trabajadores[1]
que se incorporaron a nuevas labores: Quizás esta fue una decisión que se tomó sin estudiar a toda
profundidad las consecuencias que se derivarían de la eliminación de la fuente
principal de la economía cubana durante siglos. Se pensó que era factible desviar
las áreas cañeras, que no fueran necesarias para la producción de azúcar, hacia
la de especies alimenticias, sin tener en cuenta que existen grandes
diferencias, inclusive culturales de las regiones, entre una y otra tecnología
de producción. Ambas actividades, aunque son agrícolas, tienen grandes
diferencias desde los suelos en que se plantan, siguiendo por los sistemas de
regadío, siembra cultivo y cosecha. Esta afirmación la baso en que no se ha
logrado en la mayoría de los casos una incorporación masiva de los trabajadores
a las labores de producción de alimentos y existen áreas que nunca han sido
utilizadas con eficiencia.
En la
industria azucarera influyen decisivamente dos tipos de rendimientos. Uno es el
agrícola consistente en el volumen de caña obtenido en un área determinada.
Otro es el tenor de sacarosa de la caña que al ser recuperado en el central se
convierte en el rendimiento industrial: Para hacer posible los altos
rendimientos de la caña es imprescindible aplicar una tecnología adecuada
emanada del legado del eminente cubano del Siglo XIX, Don Álvaro Reinoso. No
haría falta mucho más. La aplicación de tecnologías modernas puede ser
consecuente, pero si fuéramos capaces de aplicar lo que nos enseñaron en
nuestras universidades, que no fue más que estudiar los principios establecidos
por ese insigne cubano, seguramente que pudiéramos salir del ridículo lugar que
ocupamos en el mundo en lo referente a rendimientos de campo. En cuanto a los
niveles de sacarosa, el estudio de variedades es fundamental, pero también,
como ya señalé y para mí algo fundamental, es realizar las zafras en el período
de mayores rendimientos en azúcar.
la caña recibió el impulso de los
fertilizantes, plaguicidas y regadío: No solamente se dispuso de estos recursos, en
realidad se malgastaron, se recibieron muchos más de los que podíamos aplicar y
se perdieron grandes cantidades, en especial de fertilizantes, porque no
existían tampoco suficientes almacenes para su conservación. Eso fue un grave
error.
Un tema polémico fue el sistema
de cosecha tradicional y el de la quema: Fue esta una decisión errónea para tratar de
disminuir el envío a los centrales de
materias extrañas y se estimó que el sistema de quema, aplicado con
éxito en Australia, podía ser eficiente aquí, sin profundizar en la tecnología que
se utiliza en ese lugar con posterioridad a la quema de los campos, la cual no
es posible aplicar aquí.
Los 8 espejos de agua existentes
en 1959: No sé qué dirán las
estadísticas oficiales de nuestro país en este sentido, pero aseguro que
solamente en el Central Estrella, luego República Dominicana, se explotaban con
buena eficiencia 7 micropresas. ¿Existiría solo una más que esas en todo el
país?
Baste señalar los exiguos
rendimientos en las distintas producciones agrícolas. Los de la caña se mueven
entre los más bajos del mundo: Esto debe hacer que se
revuelvan en sus tumbas todos los que con tanto amor se dedicaron a la
producción cañera y debe movernos, a los que aún estamos con los pies sobre
esta tierra, para que luchemos porque se eliminen todas las ineficiencias que
hacen que sea Cuba una de las últimas en el mundo, en vez de continuar siendo
faro y guía, como fue durante muchísimos años del Siglo XX.
Paradójicamente,
sus rendimientos agrícolas (por supuesto se refiere a Cuba) decayeron, como promedio, desde las pobres 45.5 Tm/Ha. (52 961
@/caballeria)[2]
anteriores, a las paupérrimas 32.4 Tm/Ha. (37 810 @/caballeria) obtenidas de 2002 a 2010: Ya he comentado
sobre este aspecto, pero no creo que sea excesivo reiterar que hay que hacer
todo lo que sea necesario para que se aplique lo que aprendimos desde el Siglo
XIX y se aplicó con éxito durante el Siglo XX. Estoy seguro que aún existen
agricultores que son capaces de obtener en sus tierras rendimientos de 70 – 80
mil @/cab., sin aplicar tantos fertilizantes o regadío, sino solamente cuidando
la limpieza, población, buen corte y atenciones posteriores a este. Y esto lo
pueden lograr inclusive en campos que pueden tener una vida útil de muchos
años. Existieron, o quizás existen todavía, agricultores que mantenían
rendimientos de este nivel en campos con 20 años o más.
Los rendimientos cañeros dependen de factores que implican costos como las variedades utilizadas, el mencionado
regadío, el deshierbe, el periodo de reposición de la cepa, la lucha contra las
plagas, el tiempo de crecimiento de la planta y el transporte.
Otros son aleatorios
como la lluvia, la calidad de los suelos y la temperatura. Los hay también
institucionales; tales son el modelo de dirección y la programación del corte:
Es cierto que en un momento determinado se hicieron plantaciones de caña en
suelos que no reúnen las características adecuadas para este cultivo, no sé si
aún sobrevivirán muchas plantaciones en esos lugares, pero no sería algo en
extremo difícil de enmendar. La rectificación de todo lo demás depende de los
factores de dirección. SOBRE ESTE ASPECTO ENTIENDO QUE ES EN LO QUE DEBEMOS
CONCENTRAR NUESTROS ESFUERZOS PARA RECTIFICAR TODO LO QUE PERJUDIQUE.
El
rendimiento agrícola sugiere el nivel técnico, pero no ha de tomarse como meta
olímpica… Lo verdaderamente importante es la diferencia entre el costo de
producción del azúcar y los precios obtenidos al exportarlo: Está muy claro,
producir para no aportar a la economía, no es consecuente.
Hay buenos suelos, un elevado
pol en caña, centrales adecuados, personal calificado, know how, disponibilidad de regadío: Como ya señalé, solo falta aplicar adecuadamente todo esto.