Otras Paginas WEB

viernes, 3 de enero de 2020

Ciencia y empresa: presión al acelerador para 2020

Una nueva zona especial de Desarrollo, parques científico-tecnológico y un impulso a la relación universidad-empresa. Esto es lo que viene.
 




La avenida 25 en el Municipio Playa en La Habana, para mí, comienza cuando se cruza con la calle 31, atraviesa el municipio La Lisa y continúa recta hasta diluirse en lo que todavía muchos conocemos como la autopista de San Antonio de la Baños. Los habitantes de esa ciudad pueden decir que viven al final de la calle 25.

La calle 25 también pudiera ser conocida como el corredor de la ciencia y la tecnología de Cuba. Ninguna otra calle, en ningún otro lugar de Cuba, concentra en su entorno tantas instituciones de ciencia y tecnología. A su vera, nació hace ya muchos años el Alma Mater de todos los centros de investigación del hoy conocido como Polo Científico del Oeste, el CNIC.

Hoy desde el río Quibú hacia el oeste se encuentran el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el Centro de Investigación de Ingeniería Molecular, fábricas de medicamentos, el Instituto de Farmacia y Alimentos de la Universidad de la Habana y ya entrando en la autopista, el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, el Centro de investigaciones de Ciencias Avanzadas y la Universidad de la Ciencias Informáticas. Pero muy cerca, apenas a unos siete kilómetros hacia el este, aparece el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría.


En estos días en que tanto nos preocupamos por el próximo año, que sabemos será muy duro, tanto como como este, cuando todos los ojos se enfocan en el plan del 2020, plan difícil y tenso de alcanzar, apareció un reporte de prensa sobre el último Consejo de Ministros del 2019 –el primero con Primer Ministro– donde se anunciaron varias medidas que si bien no tendrán un impacto tangible en el corto plazo, es posible que sí lo tengan en el mediano y largo plazo.

También se conoció la emisión de un decreto y dos resoluciones publicados en la Gaceta Oficial de Cuba No. 86 del 2019 –decretos 363 y Resoluciones 286 y 287. Todo ello invita a mirar al futuro, porque de eso se tratan los fines de años: el pretexto para asomarnos e imaginarnos el futuro.

En ese último Consejo de Ministros salieron a la luz tres de decisiones que tienen que ver con el futuro. Ellas son:
Plan de Ordenamiento Territorial y Urbano de la Zona Especial de Desarrollo Ariguanabo.
La creación del Parque Científico-Tecnológico de la Universidad de las Ciencias Informáticas.
La presentación de un proyecto de Fundación en la Universidad de la Habana, que será una institución sin fines de lucro, para la gestión de la ciencia y la tecnología y promover los vínculos universidad–empresa.

Sé que me adelanto y que pudiera cometer muchos errores en lo que escribo más abajo, pero vale la pena intentarlo, antes que quedarme de piedra ante tan importante anuncio.

Ojalá que nadie me rectifique y que yo no esté equivocado, pero inferí de esa nota de prensa que se había decidido crear una nueva Zona Especial de Desarrollo, la de Ariguanabo (ZEDA). De ser así indicaría también la posibilidad de poder crear otras Zonas Especiales de Desarrollo en otros territorios del país, ajustadas a las características y potencialidades de dichos territorios y donde los gobiernos territoriales tendrían un rol decisivo. Pienso en el eje Santa Clara–Cienfuegos y en el Holguín–Santiago de Cuba, ambas porque tienen Universidades poderosas, centros industriales importantes y densidad poblacional adecuada.

De ser así, esa Zona Especial de Desarrollo (ZEDA), tendría una ubicación privilegiada. Bastante cerca de Mariel, pero… ¡mucho más cerca de la Capital! con una ubicación privilegiada a lo largo del “corredor del conocimiento” y muy cerca de dos aeropuertos y de un parque de naves industriales que en su tiempo fue la Zona Franca Wajay, donde ya todo está construido, donde ya todo tiene facilidades de infraestructura y que siendo vecino de Ariguanabo pudiera también integrarse con costos de inversión muy bajos.

No sé a quién pertenece hoy aquella antigua Zona Franca, pero pensando como país, pudiera ser una fortaleza.

Su corazón será el Parque Científico Tecnológico de la UCI, y esto es otra novedad. Una ZED que orbita en torno a un Parque Científico–Tecnológico es un capítulo inédito para nuestro país.

*Imaginemos la calle 25 y la autopista de San Antonio recorrida por buses eléctricos que se alimentan de cargadores solares alimentados a su vez por paneles solares colocados en los techos de la terminal. Buses todos con red WIFI y paradas inteligentes donde los pasajeros puedan interactuar. No serían buses para el personal de la ZDE, sino para todos, para los habitantes de la ciudad del Ariguanabo y de esos municipios que esa avenida atraviesa. Es cierto que cuesta, pero ¿qué no cuesta? ¿Acaso el propio Parque y la ZED no podrían generar el capital semilla para algo así?

Alguien podría preguntar para qué queremos dos ZED si todavía la primera no termina de alcanzar la dinámica que necesitamos. Sin embargo, también pienso que esta nueva que nace puede aprender de los errores de la primera, evitar tropezar con las mismas piedras y sobre todo evitar enamorarse de esas piedras.

Concesionarios y usuarios siempre habrá si sabemos presentarlas como buenos negocios, con ventajas para todos, fáciles de armar y con el mínimo de burocracia. Imagino que el gobierno territorial deberá jugar en rol importante desde la misma concepción del proyecto y pensar el desarrollo del territorio desde esa nueva fortaleza.

¡Una Fundación para la Universidad! La posibilidad de crear una Fundación para la gestión de la Ciencia y la Tecnología en la Universidad de la Habana es una ya vieja aspiración que de hacerse realidad estoy seguro que contribuiría con mucho al financiamiento de las ciencias y la transferencia de tecnología. Hablamos de la Universidad que concentra el 50% de todos los premios a la ciencia que otorga el CITMA, esa es la Universidad de la Habana, un gigante científico que necesita apoyos más sólidos y ajustados a estos tiempos. Fondos para financiar la ciencia, ciencia para obtener fondos y todo ello sin abandonar el propósito principal de la institución.

Estas son muy buenas noticias, no para el 2020, pues ninguna de ellas tendrá efecto inmediato tangible en los próximos doce meses. Es una buena noticia para un futuro más mediato.

Hay no obstante otra noticia que, lastimosamente apenas tuvo repercusión en la prensa y que de alguna forma constituye como la sombrilla de las tres anteriores. Esa noticia es la aprobación y publicación en la Gaceta Oficial Ordinaria No. 86 del 8 de noviembre de 2019 del Decreto no. 363/2019. De los parques científicos y tecnológicos y de las empresas de ciencia y tecnología que funcionan como interface entre las universidades y entidades de ciencia, tecnología e innovación con las entidades productivas y de servicios.

Cito a continuación su definición:

Artículo 3. Los parques científicos y tecnológicos, en lo adelante Parque, se definen como la organización gestionada por profesionales especializados, cuyo objetivo fundamental es incrementar la riqueza de su comunidad promoviendo la cultura de la innovación y la competitividad de las empresas e instituciones generadoras de saber instaladas en el Parque o asociadas a él; estimula y gestiona el flujo de conocimiento y tecnología entre las universidades, instituciones de investigación, empresas y mercados; impulsa la creación y el crecimiento de empresas innovadoras mediante mecanismos de incubación y de generación centrífuga; y proporciona otros servicios de valor añadido, así como espacios e instalaciones de gran calidad.

Los parques funcionarán como sociedad mercantil y adoptarán la forma de Sociedad Anónima. Decidirán y aprobarán las instituciones empresariales y de conocimiento que se afilien o incuben en este, según la inserción en el mercado y la factibilidad económico-financiera y técnica de los proyectos, y la creación de las nuevas empresas, a partir de las incubadas, debe ser de forma expedita, de acuerdo con las formalidades que la ley prescriba y a través del organismo competente, esas empresas tendrán el mismo tratamiento regulatorio de los Parques.

Entre sus propósitos está fomentar la inversión nacional y atraer la inversión extranjera, cualquier persona natural o jurídica, con un buen proyecto puede optar por presentarlo al Parque Tecnológico. Mientras, el capital social del Parque lo aportarán los accionistas; se empleará un esquema cerrado de financiamiento en divisas que les permita disponer de una parte de los ingresos por exportaciones en moneda extranjera que se generen desde el exterior, en la magnitud que asegure la sostenibilidad de su actividad; tendrán un régimen especial de tributación que favorecerá e incentivará los proyectos de investigación en los primeros cinco años de funcionamiento; y se eximirán del pago de aranceles por concepto de importación de partes, piezas y equipamiento en los primeros cinco años de funcionamiento. Los parques tendrán además las facultades de exportación por ellos mismos.

Sería un despropósito narrar en este artículo todo el Decreto-ley, solo he pretendido llamar la atención acerca de este asunto que de alguna manera nos habla más del futuro mediato que del corto plazo

Es cierto que llegamos a los parques tecnológicos y a las incubadoras de empresas después. Para mi gusto, mucho después de lo que necesitábamos, pero llegamos. Ahora hay que ponerle un poquito de presión al acelerador y mucho de imaginación a la realidad.

Hace ya mucho tiempo, un día gris, los habitantes de San Antonio de los Baños descubrieron que la famosa Laguna de Ariguanabo se había secado, desapareció como por encanto y nadie nunca supo adonde fueron sus aguas. En estos días se han enterado que nuevas aguas correrán por la cuenca y que ellos también podrán beber de ellas.

Como hoy es 30 de diciembre entonces mis mejores deseos para el año que viene.

Felicidades por y para el futuro.

( Tomado de OnCuba)

No hay comentarios:

Publicar un comentario