CAMAGÜEY.–Si bien disponer de recursos materiales y financieros resulta ideal en algo tan prioritario como el uso eficiente de la energía, la experiencia cotidiana se encarga de demostrar cómo el actuar de los hombres puede suplir o paliar la falta de cualquier aseguramiento por imprescindible que parezca.
Desde esa óptica transcurrió en esta provincia un taller de buenas prácticas, organizado por el grupo empresarial AzCuba, con el propósito de conocer y generalizar los mejores procederes en materia de generación eléctrica y de eficiencia energética, un asunto vital en la recuperación del sector cañero-azucarero del país.
«La operación adecuada de un central es la fuente más importante de ahorro sin inversión», aseguró Mario González Gómez, director de plantas industriales del organismo, tras precisar que está probado que solo con medidas organizativas, de exigencia y control se pueden obtener resultados superiores.
Se trata, al decir de los especialistas, del abecé del ingenio, una industria en la que, hace mucho, todo está normado hasta el detalle, pero no siempre se pone en práctica de la manera correcta, para trastocarse en brechas por donde escapa la posibilidad de producir electricidad con índices favorables de eficiencia.
Una de las propuestas más aceptadas fue la aplicación de un sistema integral de gestión energética, que abarque todas las áreas del central (molinos, generación de vapor, planta eléctrica y fabricación) por su interdependencia funcional y su incidencia en el máximo aprovechamiento de la materia prima.
Ello presupone, entre otros asuntos impostergables, la eliminación de las indisciplinas tecnológicas y operacionales, el destierro de la improvisación y la chapucería, el mantenimiento preventivo oportuno y la calificación y especialización de los operarios que ocupan puestos clave dentro de la industria.
A modo de ilustración, uno de los expertos explicó que las buenas prácticas en ese sector estratégico para la economía del país no pueden desentenderse de acciones tan elementales como mantener, limpiar, revisar, reparar, operar, medir, registrar, analizar y planificar, en fin, hacer en cada momento lo que compete.
Sin embargo, poco se avanzaría en ese sentido si no se cuenta con hombres instruidos, capacitados y competentes, desde el jefe de turno integral hasta el último de los trabajadores, capaces de actuar con creatividad y de buscar alternativas para enfrentar todos los desafíos del proceso fabril.
Bárbara Hernández Martínez, directora de generación eléctrica de AzCuba, puso especial énfasis en la necesidad de regular el consumo energético interno de los centrales, con el fin de autoabastecerse e incrementar las entregas de una electricidad limpia, barata y eficiente al Sistema Eléctrico Nacional.
Los centrales en operaciones deben aportar al finalizar la zafra azucarera actual más de 300 gigawatt-hora (significa el ahorro de unas 80 000 toneladas de combustible), lo cual tendría un impacto positivo en medio de la situación compleja que atraviesa el país con los portadores energéticos.
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