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domingo, 22 de marzo de 2020

El tiempo de la bioeléctrica y la energía que necesitamos ( Premio Periodismo Económico 2019)

Así quedará la bioeléctrica del central Ciro Redondo, primera de su tipo que entrará en funcionamiento en el país.
CIRO REDONDO, Ciego de Ávila.–Cuando en abril de 2017 los embajadores del Reino Unido y la República Popular China asistieron a la colocación simbólica de la roca que marcó el inicio de la era de las bioeléctricas en Cuba, imaginé a Sísifo empujando la gran piedra redondeada desde la base hasta la cima de la montaña.
La afirmación no es exagerada. La inversión, incluido el equipamiento tecnológico empleado en el corte del marabú, costará más de 185 millones de dólares y es una de las mayores obras del país en ejecución, entre las vinculadas al uso de fuentes renovables de energía.
Nadie duda de que será útil, muy útil, cuando comience a generar los 60 megawats definidos en el proyecto, que desarrolla la empresa mixta Biopower S.A., cuyos accionistas son la británica Havana Energy y Zerus, esta última organización subordinada al Grupo Azucarero Azcuba.
La contribución por la parte china es en tecnologías y lleva la firma del Instituto de Diseño Mecánico y Eléctrico (Simee), de Shanghai, como contratista.
Desde junio de 2017, Andrew Macdonald, presidente de la empresa Biopower S.A., hablaba de ella con beneplácito ante 200 expertos y empresarios de unos 20 países que asistían a la IX Conferencia Internacional de Energía Renovable, Ahorro de Energía y Educación Energética, en La Habana.
En aquella oportunidad, Macdonald agregaba que existía suficiente materia prima –bagazo de caña y marabú– para el funcionamiento de la planta, que aportaría energía eléctrica de forma compatible con el medioambiente y ahorraría miles de toneladas de petróleo al año.
El 17 de agosto de 2017, José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido, en diálogo con Vidal Martín Sarduy, director de la unidad empresarial de base central Ciro Redondo, se interesó por la puesta en marcha del proceso de reparaciones del ingenio y la disponibilidad de caña, a la vez que insistió en sembrar bosques energéticos porque, presumiblemente, el bagazo no sería suficiente y, a la larga, el marabú tampoco, en clara alusión a la bioeléctrica en construcción.
Ocho meses después, el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez visitó el lugar, con el interés de valorar el estado y perspectiva de la ejecución de la obra, en compañía de Alfredo López Valdés, entonces ministro de Energía y Minas; René Mesa Villafaña, titular de la Construcción, y Salvador Pardo Cruz, al frente en aquel momento del Ministerio de Industrias, además de otros dirigentes, entre los que no faltaron Félix Duarte Ortega, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en Ciego de Ávila, y Raúl Pérez Carmenate, presidente de la Asamblea del Poder Popular a igual nivel. Nadie quedó al margen de los análisis.


GRÚAS LEVANTAN ATRASOS Y… EXPECTATIVAS
Las grúas, casi tan altas como las torres del central, se empinan con la carga pesada del atraso de la inversión, que de unos meses acá va camino de la recuperación; pero, como en todo atraso, el tiempo perdido será imposible de recuperar.
La ingeniera Carmen Taboada Hernández, vicepresidenta de Biopower S.A., solícita explica que el atraso aumentó con la embestida del ciclón Irma, acentuado con el bloqueo yanqui contra la Isla.
«Cuando nuestra entidad, creada en el año 2012, licitó el proyecto, explica Taboada, se presentaron alrededor de 32 empresas extranjeras y quedaron ocho o diez. Por causa del bloqueo esta inversión se retardó dos años», recuerda mientras levanta la mirada hacia una de las grúas.
–La obra comenzaron a construirla oficialmente en marzo de 2018, pero la primera piedra la colocaron casi un año antes.
–Fue una piedra simbólica, especifica Carmen, pero necesaria por lo que significa para el país el desarrollo de los programas de uso de fuentes renovables de energía. De aquella piedra a lo que ves hoy hemos adelantado bastante.
«Nos hemos trazado un plan de aceleración con los constructores chinos y cubanos, con la empresa china Simee, y actualmente nos encontramos a un 30 % de ejecución de la bioeléctrica, no del proyecto. El proyecto está más adelantado. En noviembre estaremos en condiciones de iniciar las pruebas a plena carga», refiere.

Detalla la especialista que el ritmo inicial de crecimiento en cuanto a construcción y montaje no es el mismo a medida que avanza la obra. La parte civil marcha más lentamente que el montaje. Y puso de ejemplo las fundiciones de la base de las turbinas y el turbogenerador: «para continuar los trabajos, primero debemos cerciorarnos de que las fundiciones alcanzaron las resistencias del diseño. Así es con cada paso, incluso, somos celosos con la calidad de las soldaduras de alta precisión, que certifica la Empresa de Servicios Técnicos de Defectoscopía y Soldadura (Cenex), de Cienfuegos. Mientras no queden certificadas, no procedemos al montaje de los equipos».
Carmen Taboada, quien cada noche tarda en conciliar el sueño desde que está involucrada en el megaproyecto, habla de interioridades, de lo útil que será la planta, «si todo funciona bien, como esperamos», mientras se adentra en parámetros que domina como las palmas de sus manos: «La bioeléctrica consumirá 2 100 toneladas de bagazo en 24 horas en tiempo de zafra, y de 1 200 a 1 500 de marabú en el periodo de inactividad del ingenio.  
«El central entregará el bagazo y el agua condensada, y ella, que aportará 60 megawatt al Sistema Electroenergético Nacional, le concederá electricidad y energía térmica (vapor) para que pueda seguir el proceso, según el contrato firmado entre ambas partes.
«Tenemos gran responsabilidad en el aseguramiento de la logística, sobre todo cuando el central se paralice por mantenimiento, rotura o porque no haya materia prima. Para esas contingencias debemos de estar preparados, en aras de suplir la falta de bagazo de caña con biomasa de marabú, transportación que asumirá Biopower S.A.
«Además, es la primera planta de este tipo que construye Cuba en la modalidad de inversión extranjera y pionera en el empleo de marabú como combustible, para lo cual se han adquirido las máquinas más modernas y eficientes. Todo ello constituye un reto».
Cuando Granma fue al encuentro con los directivos de Biopower S.A., ya había investigado y corroborado lo más peligroso, la verdad de un atraso que va más allá de la propia bioeléctrica porque, al parecer, ese monstruo generador estará en condiciones de realizar la prueba de rendimiento a plena carga en noviembre próximo, pero…
¿Marcharán bien las obras inducidas del central Ciro Redondo para el aumento de su capacidad industrial de 6 000 a 7 000 toneladas diarias para aportar todo lo que necesita su vecina? ¿Estarán los rendimientos agrícolas en condiciones de sostener molidas altas y estables en el ingenio? ¿Habrá suficiente materia prima (marabú, bagazo) para garantizar la generación de energía una vez concluida la zafra? ¿Existirá un sistema de transporte que mantendrá estable el flujo de la biomasa? ¿Ayudarán los restantes tres ingenios de la provincia si el Ciro Redondo no es capaz de ponerle el bagazo que demanda la planta generadora? ¿Dispondrá la provincia de los bosques energéticos?
Interrogantes en tiempo futuro. Las respuestas están por ver y habrá que esperar a que la planta comience a mover su andamiaje y a engullir bagazo y marabú.

PULGARCITO NO DA EL BRAZO A TORCER

Si el central Ciro Redondo pretende sincronizarse en tiempo con la bioeléctrica en construcción deberá calzar botas de siete leguas, como Pulgarcito, para saciar las ansias de biomasa de su joven vecina, que pedirá al longevo más y más bagazo cuando abra las turbinas generadoras.
El centenario ingenio está envuelto en una de esas zafras para olvidar y ya hubiera paralizado su maquinaria si no fuera por la falta que le hace al país cada grano de azúcar, y porque a pie de obra faltan muchos recursos para acometer la modernización.
En 107 días de zafra –hasta el pasado 25 de marzo pasado– cumple la norma potencial de molida solo al 50,67 %, de un plan de 68 %, y en reiteradas ocasiones paralizó su maquinaria por falta de caña y problemas industriales, realidad obligada a cambiar con la inversión, si se pretende que no entre en contrapunteo con la bioeléctrica.
Julio García Pérez, presidente del Grupo Azucarero Azcuba, a inicios de este mes, en una de las reuniones de chequeo, habló sin medias tintas: «Las inversiones del central tienen que salir sincronizadas con las de la bioeléctrica. No es un problema de “vamos a ver”. Tienen que salir», repetía.
Aunque la duda esté en el ambiente, no es pecado creer en el milagro de que el Ciro Redondo cumpla con el compromiso de iniciar las entregas de una parte de lo que necesita la bioeléctrica, solo una parte, porque ella abrirá capacidades de manera paulatina y aventurarse desde ahora con cualquier conjetura cae en el terreno de las especulaciones.
Como atletas al darle la vuelta al óvalo una y otra vez, en el ánimo de los directivos y trabajadores está presente izar la bandera del triunfo. Y es bueno que así sea, aunque en cuanto a fechas para concluir determinadas inversiones, los cálculos no dan exactos para Granma luego de haber investigado acerca de las obras para elevar la molida del central de 6 000 a 7 000 toneladas en 24 horas, una de las condiciones esenciales para que la bioeléctrica funcione a sus anchas.
Sin ápice de pesimismo, Jorge Félix Martín Iglesias, director de inversiones en la empresa azucarera de Ciego de Ávila, aclara dudas: «Para asegurar la entrega del bagazo y lograr eficiencia, el Central debe ser sometido a inversiones que eleven su norma potencial para estabilizar molidas del 85 %. De lo contrario, el bagazo no será suficiente para cubrir lo que se requiere.
«La inversión también necesita del alistamiento de componentes que serán fabricados en la planta mecánica Fabric Aguilar Noriega, de Villa Clara, y la UEB Cubana de Bronce, que trabaja en función de garantizar la producción de piezas destinadas a la industria azucarera, a los que se suman proyectos por concluir y otros recursos por contratar».
Martín Sarduy especifica que en total son más de 30 inversiones asociadas al megaproyecto de ampliación de capacidades, entre las que se encuentran el montaje de un nuevo tándem en un área libre, la grúa viajera, el clarificador, la báscula de ferrocarril y el tanque de miel, este último paralizado en disímiles ocasiones por falta de laminado.
Al cúmulo de «cosas por hacer», se suman dos vasos de 22 000 pies cúbicos (previamente hay que desmantelar cuatro al término de la actual zafra), la puesta a punto de dos filtros de cachaza en el área de purificación, que obligará a elevar la altura de las naves, además del  alargamiento de la estera del basculador para asimilar las 7 000 toneladas. También será necesario alistar otros dos viradores de camiones y montar un virador lateral de carros-jaulas, además del reordenamiento eléctrico del ingenio.
A ello se agrega el montaje de una bomba al vacío de 5 000 pies cúbicos, dos centrífugas que procesarán entre ambas 48 toneladas de masa cocida, y un banco de calentadores, con el objetivo de que pueda moler sostenidamente al 85 % o más.
El tiempo no admite complacencias. Hasta el pasado 25 de marzo, de un total de 52 proyectos previstos en la inversión, habían concluido 42, y otros diez están en proceso, a lo que se suma la gran cantidad de elementos, partes, piezas y equipos que faltan por construir o no han llegado a la obra.


OTROS DESAFÍOS
Tras las ansias de ver una obra hecha realidad corren los rumores, sobre todo, entre los propios trabajadores azucareros: «al central le hace falta una reparación capital», «requiere de una inversión gigantesca», «no hay caña», «tienen que elevarle la norma potencial...».
En reiteradas ocasiones, José Ramón Machado Ventura ha hablado de la necesidad de acometer una ofensiva para sembrar caña hasta llegar a una cobertura de 150 días de zafra, propósito que se logrará con la ampliación de las áreas de riego, la calidad en la preparación de tierras, la correcta selección de semillas, la siembra y las atenciones a las plantaciones.
René Olivera Escajadillo, jefe de riego del central Ciro Redondo; Yudiaski Espinosa Hera, jefe del grupo de caña, y Raudel de la Torre Rodríguez, director de la unidad de Atención a Productores Agrícolas, más conocida como APA, fueron entrevistados por Granma para profundizar en este tema.
«Hoy tenemos 32 máquinas de pivote central, seis goteos, siete enrolladores y diez sistemas por gravedad. En total existen bajo riego 4 027 hectáreas (ha), con un rendimiento agrícola de unas 60 toneladas por hectárea (t/ha). Para el presente año las inversiones contemplan el montaje de 16 máquinas de pivote central, cinco goteos y tres enrolladores», comenta Olivera Escajadilla.
«Se trabaja sobre un marcado atraso, comenta Yudiaski. De las 16 máquinas de pivote previstas, falta el completamiento de algunas de ellas, aunque con marcado atraso en las obras civiles de estas inversiones.
«En el caso de los sistemas por goteo, ya deberían tener caña sembrada, si se quiere que las plantaciones estén listas para la zafra 2021-2022. De acuerdo con el programa de desarrollo vinculado con la bioeléctrica, este central debería tener bajo riego 14 792,2 ha, y hoy disponen de esa facilidad solo 4 027», amplía Yudiaski Espinosa.
El fondo de tierra del Ciro Redondo es de 22 819 ha y de ella bajo riego está el 18 %, cifra que aumentará al 65 % para el año 2023, fecha en que deberán funcionar 70 máquinas de riego, 52 goteos y 50 enrolladores; es decir, unos 172 equipos y hoy existen 45. Se habla de una inversión superior a los 30 millones de pesos, solo para la rama del riego.
Para lograr tales fines se requiere crear una brigada de mantenimiento y atención al riego, con grúas, personal calificado, ingenieros, como parte de una logística muy diferente a la que hoy disponen. Si todo ese entramado se resuelve, habrá caña para el 2023, si la naturaleza ayuda y sin el azote de ciclones tropicales ni sequías.
Los cálculos, más o menos exactos, ponen sobre el tapete una realidad: cuando estén las 14 792 hectáreas bajo riego, a 70 t/ha como promedio en el rendimiento agrícola, entonces se podrá hablar de abastecimiento estable para la bioeléctrica.
Para extender las zafras en el Ciro Redondo hasta los 150 días, deben ir al balance de corte más de un millón de toneladas de caña y hoy apenas dispone de unas 435 000 toneladas en los campos.
Las cifras arrojan análisis que no permiten demoras para la realización de un programa integral, de cara a las unidades productoras, donde se incluya la modernización del parque de equipos, aparejado a la entrega del paquete tecnológico disponible: fertilizantes, herbicidas, hormonales…
Si la producción cañera no aumenta con celeridad en las áreas del Ciro Redondo, no quedará otra alternativa que vincularle la gramínea de otros ingenios de la provincia, a despecho de que el Primero de Enero tenga en sus narices una fábrica de tableros de bagazo, el Ecuador disponga de la única fábrica de refino del territorio y el Enrique Varona cuente con una destilería.
Y si un día la bioeléctrica entrara en «shock» por la falta de biomasa cañera, imagino que otra de las alternativas para cubrir la demanda esté en la incorporación de los vecinos Uruguay, de Sancti Spíritus; y Brasil, de Camagüey.
La construcción de los siete kilómetros de la línea de transmisión de 110 000 voltios, para el enlace de la bioeléctrica con el Sistema Electroenergético Nacional, también se inscribe en este proceso, sobre el cual directivos de la empresa eléctrica de Ciego de Ávila afirman que cumplirán con el compromiso en el tiempo previsto.
Según información brindada al Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, en reunión de análisis celebrada el pasado 21 de marzo, la primera energización debe ocurrir a finales de julio próximo, para el 29 de agosto sincronizarla en su etapa inicial y, sobre el 10 de noviembre, realizar las pruebas de rendimiento a plena carga.
A los anteriores razonamientos se suma que la provincia debe aumentar su índice boscoso. «Todavía no hemos comenzado a sembrar los bosques energéticos, ni tenemos planificado hacerlo en 2019.  Ellos tardan de seis a ocho años en hacerse productivos», afirma el ingeniero Eusebio Rosales Ordóñez, director técnico-productivo de la Empresa Agroforestal de Ciego de Ávila.
Para que una inversión de tal envergadura e importancia para el país rinda sus frutos hay varios desafíos, todos ellos planteados: concretar a tiempo las inversiones en el central, aumentar la producción cañera y que fructifiquen los bosques energéticos. Del buen ritmo de esos empeños dependerá que la bioeléctrica funcione efectivamente y se convierta esta experiencia en un referente para otros esfuerzos similares que se prevén.

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