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miércoles, 1 de abril de 2020

CRISIS ECONOMICA EN CUBA DESPUÉS DEL COVID 19 o PERIODO ESPECIAL DESPUÉS DEL CORONAVIRUS


Por Joaquín Benavides *
                                                                                  ( I )

Albert Einstein sobre la crisis:

. ¨La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche¨
. ¨Es en la crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias¨
. ¨Quién supera la crisis se supera a sí mismo, sin quedar superado¨
. ¨La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia¨

 Dentro de 30 a 60 días es posible que el País, bajo la firme conducción del Gobierno, la profesionalidad de nuestro sistema estatal de la Salud y la disciplina consciente de la inmensa mayoría de la población, haya vencido, sin demasiadas pero siempre dolorosas bajas, el inesperado hace tres meses ataque viral, que convertido en Pandemia universal, ha ocasionado miles de muertos, y en el imprescindible esfuerzo por contenerla, la paralización inevitable de la economía mundial.

La economía de nuestro País, que padece una burocracia que después de más de diez años desperdiciados sin decidirse a  actualizar su modelo económico y eliminar distorsiones monetarias surgida en la década de los noventa, continua incumpliendo, sin ofrecer explicaciones sobre compromisos establecidos previamente; que además lleva más de tres años soportando ilegales y criminales agresiones comerciales y financieras del Gobierno de Trump y de la mafia anticubana y contrarrevolucionaria; se encuentra de pronto ante la circunstancia ineludible de tener que sobrevivir económicamente en medio de una economía mundial en crisis.

Hace unos días el Ministro de Economía compareció ante la Mesa Redonda en la que comenzó caracterizando la situación económica internacional y las dificultades que habrá que enfrentar en la etapa post coronavirus.

A continuación se refirió con énfasis a Fortalezas, e incluyo en ellas a la Planificación Estatal Planificada, y al Presupuesto estatal. En mi opinión con el alcance que les dio son dos instrumentos de asignación centralizada de recursos escasos hacia actividades priorizadas. Son una fortaleza administrativa y legal para que el Ministro de Economía, y la Ministra de Finanzas reasignen centralizadamente, recursos materiales y financieros sin sujeción al Plan y el Presupuesto que aprobó la Asamblea Nacional en Diciembre. No lo objeto, porque es evidente que ante la realidad del Coronavirus el Plan del 2020 lo más que se puede hacer con él es administrarlo, en números, porque posiblemente los recursos materiales y financieros no se materializaran. El Ministro no profundizo en este aspecto. A continuación se dedicó a distribuir entre organismos y actividades el cálculo de los recursos que podrán contar sin que aun haya sido derrotada la epidemia. Fue un ejercicio eminentemente burocrático. Nada de Política económica ni de pronóstico.

El único elemento estratégico que percibí de la intervención en la Mesa Redonda fue la de ¨ENCONTRAR EN LA AGRICULTURA LA FUENTE PRINCIPAL DE LA ALIMENTACION DEL PUEBLO¨

Efectivamente en la Agroindustria cubana se encontrara la fuente principal de alimentación del pueblo. Pero no solo de eso, sino también la fuente de la acumulación para reiniciar el proceso de desarrollo socialista. Pero para ello habría que revolucionar las formas de gestión y de financiamiento de la agroindustria.

Hace dos días en la Mesa Redonda, intervino el Ministro de la Agricultura. Prefiero no comentarla. Comparto totalmente el comentario que ayer público en nuestra red el compañero Gustavo Llorens.  

En mi opinión, la economía del País y el Pueblo de Cuba tiene una Fortaleza, que lamentablemente el Ministro de Economía no tuvo en cuenta: Los Principios de la Conceptualización aprobados en el VII Congreso del Partido y Refrendados en sus aspectos principales en la Constitución aprobada en abril del 2019.

Sugiero que una vez que las autoridades de Salud Publica hayan declarado que el peligro del COVID 19 haya pasado, el Gobierno declare la emergencia económica y adopte las siguientes decisiones:

1.       Aprobar la Reforma Cambiaria y establecer una tasa de cambio empresarial con el dólar, no menor a Un dólar USA igual a 25 CUP.

Defiendo que este es precisamente el momento en que hay que llevarla a cabo. Varios compañeros economistas destacados dudan de que este sea el momento adecuado, ya que una fuerte devaluación del Peso cubano, pondrá en una muy difícil situación financiera a empresas que han sido grandes importadoras.  La tasa de un peso igual a un dólar, además de favorecer las importaciones ha obligado al Presupuesto a subsidiar esa diferencia. Si  el momento supuestamente adecuado fue antes y no se hizo, mi opinión es que este, en que la economía del País está prácticamente paralizada y los trabajadores con sus ingresos garantizados, es el ideal para llevar a cabo la Reforma cambiaria y dejar creadas las condiciones para hacer creíbles los resultados financieros de las empresas y manejable con información objetiva la economía en su conjunto. Si no se hace ahora el temor volverá a invadirnos cuando nos estemos recuperando. Este sería el momento además, de devaluar el CUP con respecto al dólar lo más posible. Que sea el crecimiento futuro de la economía quien lo vaya valorizando. Es el momento de apoyar fuertemente con la política monetaria la estrategia de exportar más, importar solo lo necesario e incrementar lo más posible la producción nacional.

2.       Establecer que en el periodo hasta el 31 de diciembre del 2020, los ciudadanos cubanos cambien todos los CUC que posean por CUP a una tasa de 1 CUC igual a 24 CUP.

La decisión ya tomada por el Gobierno de autorizar tiendas que vendan en dólares, y también empresas que importen a solicitud de personas naturales, convierte en importante que se elimine el CUC de la circulación y que queden en manos de la población legalmente el CUP y las divisas. Ello facilitaría evitar la compraventa informal de divisas por CUC a tasas acordadas bilateralmente, que mantiene el poder de capitalización del CUC no vinculado a actividad productiva.

3.       Aprobar un instrumento legal que autorice la creación de PYMES principalmente en la actividad agroalimentaria, que puedan incorporarse si lo desean, a las cooperativas agropecuarias.

Es el momento también, que no se debe dejar pasar,  de superar temores infundados sobre el sector privado cubano, resida donde resida, en que se convierta en un ¨caballo de Troya¨ qué conspire contra el carácter socialista de la economía y de la preeminencia de la empresa estatal en el desarrollo económico.
No se entiende bien como se estimula la inversión extranjera y se le teme al establecimiento de PYMES con capital de ciudadanos cubanos, con independencia de donde residan.
El carácter socialista de la economía lo garantizan la Constitución Socialista, el Gobierno Cubano y la inversión de la economía planificada cubana en las empresas del Estado.
La inversión privada en un momento de crisis económica se convierte en un apoyo importante para la salida de la crisis, en que la epidemia del Coronavirus y también la demora de casi tres años en llevar a cabo el cambio en el Modelo económico aprobado en el VII Congreso del Partido pone ahora a la economía y por ende a la población en una situación alimentaria particularmente desprotegida.   No es inversión no estatal lo que se requiere, es inversión privada. Y no hay que esconder el concepto. La inversión privada en Cuba, junto a la extranjera, que es también privada, y esta refrendada en la Constitución, será un elemento importante que puede contribuir a salvar al Socialismo Cubano después del COVIP 19.
Logrando hacer coincidir los intereses económicos comunes de las Cooperativas de Producción agropecuaria (CPA), las Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS) y las PYMES, es posible obtener recursos para invertir en la máxima utilización y mejoramiento de las tierras, así como  en obtener tecnología y equipamiento para el desarrollo de la pequeña y mediana industria agroalimentaria, y también en la del ganado lechero, de carne y porcino.

4.       Reestructurar todo el esquema institucional de la agricultura.

    El Ministerio de la Agricultura debe ser fundamentalmente el rector de la política agraria, del control de la propiedad de la tierra y de la política fitosanitaria, de salud animal, y de los centros de investigación. No tendría subordinadas directamente empresas estatales agropecuarias, pero con la facultad de designar el Presidente de los Consejos de administración de las grandes y más importantes empresas estatales agropecuarias del País, las que operarían en todos los casos bajo los principios del autofinanciamiento. Tendría responsabilidades con respecto las empresas de suministros para toda la producción agropecuaria, pero ninguna sobre las cooperativas agropecuarias y de créditos y servicios.

5.       Las Cooperativas agropecuarias y de créditos y servicios serian autónomas en su funcionamiento interno y en su economía

   Solo se subordinaran a su Asamblea General de Cooperativistas. Sus relaciones con las empresas y autoridades estatales del Ministerio de la Agricultura serán de cooperación y en ningún caso de subordinación. Aprobaran en Asamblea General  sus planes económicos y de producción, de entrega y venta. Responderán materialmente por el incumplimiento de los contratos de venta de productos Llevaran la contabilidad de sus operaciones y pagaran sus impuestos de acuerdo a sus utilidades y no por los ingresos.  Podrán establecer operaciones de negocios de inversiones y comerciales con las PYMES y de inversiones con empresas extranjeras, según la legislación que esté vigente. Podrán negociar créditos bancarios con la banca nacional para inversiones en equipos y tecnología, entregando garantías con sus activos y recursos propios. Podrán exportar directamente e importar directamente asumiendo el pago con sus recursos propios.

El Banco Central creara una Institución Financiera No bancaria,  y la dotara de un capital mínimamente suficiente para financiar las Cooperativas  para la adquisición de los insumos requeridos para exportar y para adquirir equipos y materiales. Ese capital será pagado con un porciento de las utilidades en divisas que obtengan las cooperativas, cuyas divisas obtenidas serán captadas por esa institución financiera
  
6.       Política de Precios de productos agropecuarios y de la población.

    La política de precios a los productores agrícolas, sean cooperativistas, privados y/o usufructuarios no puede ser rehén de la política presupuestaria y salarial del País. La política de los topes de precios agrícolas, establecidos por el Ministerio de Finanzas, que es quien aprueba el Presupuesto, es la principal responsable de que la producción agrícola no crezca y que haya que importar lo que pudiera producirse en el País.

El tope de los precios no afecta a las empresas estatales, no solo porque tienen una participación relativamente más baja en la producción de viandas, vegetales y carne de cerdo, sino porque si no logran cubrir sus costos, el presupuesto subsidia a esas empresas. Al campesino cooperativista, privado y usufructuario el presupuesto no los subsidia.

Cuba que es una economía abierta que aspira a exportar sus producciones agrícolas y a sustituir importaciones de origen agropecuario y sobre todo producir los alimentos para el Pueblo,  tiene que tener una política de precios para las producciones agropecuarias que los haga comparables con los precios del mercado internacional. Por ejemplo el precio internacional de 1 tonelada de frijol negro es $580 USD. Al campesino se le paga  el quintal a 925CUP, ( 9250 CUP) la tonelada...  Para la tasa oficial de 1CUP es igual a un dólar, parece un buen precio, pero si se le aplica una tasa de cambio de 1 dólar por 25 CUP, el precio de compra equivale a 370 USD; el 64% del precio internacional. Es posible, habría que investigarlo, que con el 64% del precio internacional el campesino medio cubano no pueda cubrir sus costos para dedicar sus tierras, con la adecuada tecnología a producir principalmente frijoles negros. Quizás si produce otras producciones que no sustituyen importaciones y que sean menos exigentes pueda obtener una utilidad mayor.

Ese análisis habría que hacerlo con todas las producciones agropecuarias que pretendemos sustituir las importaciones y con aquellas a las que se le ven posibilidades de exportar, en este caso para conocer los límites de costos internos. Estos precios de compra de productos agropecuarios deberían ser aprobados por el Gobierno.

Con relación a los precios topados para la población, habría que desvincularlos de los precios a los productores. Cuando el productor en vez de precios estimulantes, se encuentra con precios que no le dan suficientes utilidades o peor que no les cubre sus costos, la tendencia que va a seguir es a entregar la cifra acordada con Acopio y el resto de su producción tratar de venderla a intermediarios en el mercado al precio que le paguen y le convenga. Cuando las autoridades territoriales se dan cuenta y comienzan a perseguir a esos intermediarios y hasta amenazar al productor, este se ajusta a lo que tiene comprometido con acopio y las autoridades territoriales y no incrementa gastos para producir más. Como funciona en la práctica este mecanismo lo tengo estudiado en una Cooperativa de Créditos y Servicios de la Habana.  No falla. Querer cambiar la cultura del campesino cubano de 60 años de gobierno revolucionario y socialista, es pura utopía. La burocracia no puede pretender imponerle reglas absurdas al campesino que es quien trabaja la tierra y produce los alimentos y además se le acuse que quiere vender caro. Junto a pedirle que crezca en su producción y firme sus contratos hay que pagarle buenos precios, comparables con los internacionales.

La fórmula que propongo es la siguiente: Fijarle precios bien estimulantes a los productores agropecuarios, que incluya productos de la agricultura y la ganadería. La instancia que les apruebe esos precios debe tener en cuenta los precios internacionales y la tasa oficial de cambio que esté vigente después de la Reforma cambiaria. Esos precios serían los oficiales para los productores agrícolas, incluyendo los estatales. Por ellos es por los que pagaría la entidad comercial.

El Ministerio de Comercio establecería los precios de la población tomando en cuenta la situación del mercado y de los ingresos de la población. Diferenciando hasta donde le sea posible los mercados de precios medios y altos para la población, según sus ingresos; y de precios bajos subsidiados para los segmentos de la población de bajos ingresos. Eso requiere estudios sistemáticos de ese Ministerio sobre los rangos de ingresos y la población contenida en ellos, referido a los distintos territorios y provincias.

Resumiendo, la entidad comercial de acopio les compraría a los campesinos a los precios oficiales para los productores y vendería a los mercados de productos agropecuarios y comercios especializados, así como al sector privado comercial a precios de esos mercados diferenciados. La diferencia entre lo que paga el comercio (acopio) a los campesinos por sus producciones a precios oficiales estimulantes y lo que cobra por sus ventas a todo el mercado de consumo, si da perdidas, estas serían subsidiadas por el Presupuesto.

Hasta aquí este artículo. Pretendo escribir por lo menos dos más. Cayo en mis manos de casualidad esos pensamientos de Einstein y como estoy en mi casa encerrado, y muy inquieto y preocupado con lo que nos viene para arriba, después que venzamos el Coronavirus, como lo vamos a vencer, como mejor utilizo mi tiempo es escribiendo sobre mi experiencia acumulada. Lo que si estoy seguro, es que igual que el Mundo será distinto, la economía cubana tendrá que ser distinta.

1 de abril de 2020

*Joaquín Benavides Rodríguez. Ocupó el cargo de Ministro- Presidente del Comité Estatal de Trabajo y Seguridad Social de Cuba (1980-1986). Fue Ministro de Gobierno y Presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Dirección de la Economía (1986-1991). Entre 1991 y 2003 ocupó el cargo de Viceministro de Economía del Ministerio de Transporte




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