Profesor Auxiliar.
Departamento Marxismo Leninismo. Universidad de Matanzas “Camilo Cienfuegos”
Matanzas. Cuba.
Dr.C Evelyn González
Paris
Metodóloga de la
Rectoría de la Universidad de Matanzas “Camilo Cienfuegos”.
Matanzas. Cuba evelyn.gonzalez@umcc.cu
La construcción socialista en sí lleva implícito la
innovación como cambio o gestación de las nuevas relaciones sociales de
producción que demanda esta nueva formación económica social. La organización
de la economía es un proceso complejo, que tiene como punto de partida la
existencia del carácter heterogéneo de las relaciones de propiedad, siendo esto
una necesidad atendiendo al bajo nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas. En este escenario las micro, pequeñas y medianas empresas
desempeñan un importante papel en su establecimiento y evolución. La
importancia de este tema es obvia en la actualización del modelo económico
cubano, aunque existen disimiles criterios al respecto. En el presente trabajo
se expone un análisis desde las posiciones teóricas marxista-leninistas de la
génesis de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) como muestra de la
necesidad innovadora de este proceso. en la actualización del modelo económico cubano.
Palabras clave: Innovación en el socialismo, Micro, pequeñas y medianas empresas,
Mipymes en el socialismo, Mipymes en la construcción del socialismo. Pymes en
el socialismo, Pymes en la construcción del socialismo.
Introducción
El fracaso de las políticas neoliberales y la necesidad
de búsqueda de vías y métodos para enfrentar y salir de las profundas y reiteradas
crisis capitalistas, ha llevado a los economistas, políticos, sociólogos y
otros teóricos, a retomar las experiencias acerca del papel de las micro,
pequeñas y medianas empresas (Mipymes) en las diferentes ramas de la economía y
en variados contextos socioeconómicos.
Por su parte en la construcción del socialismo en
condiciones del subdesarrollo, con un carácter heterogéneo de las relaciones de
propiedad, necesita de este tipo de empresas dado el bajo nivel de desarrollo
de las fuerzas productivas en este período.
El objetivo del presente trabajo está dirigido al
análisis desde las posiciones teóricas marxista-leninistas de la génesis de las
micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) como muestra de la necesidad
innovadora de este proceso en la actualización del modelo económico cubano.
Materiales y métodos
Métodos teóricos: En el estudio desarrollado, se
utilizaron como el análisis y la síntesis, la inducción y la deducción, la
comparación, la generalización y el método lógico e histórico en la
caracterización de las micro, pequeñas y medianas empresas en la construcción
del socialismo teniendo como base otros tipos de economía.
Métodos empíricos: Las fuentes principales de gestionar
la información parten de las relatorías de los encuentros en la Asociación de
Economista y Contadores ( ANEC), en los taller de realizados por el Consejo
Provincial de las Ciencias Sociales y Humanistas debates, presentación de
ponencias y discusión de sus contenidos en torno a dicha temática.
Resultados y discusión
Como resultado del análisis y la caracterización de las
micro, pequeñas y medianas empresas, se evidencia la necesidad de la existencia
y desenvolvimiento de las mismas en la actualización del modelo económico
cubano, como resultado de un proceso de innovación, que es ante todo una
actitud, una capacidad de mejora y de adaptación de los procesos existentes y
la introducción de las novedades del desarrollo tecnológico que le sean de
aplicación.
La génesis de las micro, pequeñas y medianas empresas
(Mipymes) como unidades productivas o de servicios que emplean a un grupo de
individuos relativamente numerosos, está inexorablemente vinculado al
surgimiento y evolución
de la producción capitalista. Históricamente, estas han ofrecido una
alternativa para el desarrollo industrial, reconocido éste como uno de los procesos innovadores más trascendentales de
la humanidad: La Revolución Industrial de los siglos XV y XVI.
La pequeña y mediana industria no solo es fuente de bienes materiales para el consumo, sino también catalizador del desarrollo de las fuerzas productivas sociales. Es, básicamente, en esta
industria donde se apoyó la Revolución Industrial y con ello los procesos de innovación tecnológica, génesis de las
grandes empresas que le sucedieron posteriormente.
Las primeras formas de producción capitalista, encarnadas
en el sistema manufacturero, surgieron en Italia, en los siglos XIV y XV, pero
la auténtica patria del capitalismo manufacturero fueron los Países Bajos, en
los siglos XVI y XVII.
En “El Capital”, Carlos Marx realizó un profundo análisis
de la historia del surgimiento del capitalismo, tomando a la Inglaterra de los
siglos XVIII y XIX, por significar lo que allí ocurrió como lo más destacado y
extraordinario en la historia del modo de producción capitalista hasta ese momento.
Por eso Inglaterra, es considerada la cuna del sistema fabril, una fase más
madura del capitalismo, que posibilitó el triunfo general de dicho sistema. La
evolución lógica e histórica de la gran producción maquinizada capitalista es
antecedida por dos etapas: la cooperación y la manufactura.
Las primeras empresas capitalistas, creadas por
comerciantes, usureros, maestros y artesanos ricos, eran por lo general
antiguos talleres artesanales. En ellos, al mando de los “primeros”
capitalistas, trabajaban obreros asalariados, aquellos que fueron artesanos más
débiles o se arruinaron e incluso una oleada de campesinos pobres arruinados
que acudían a los centros urbanos en busca de empleo. “Los usos y los telares,
Marx (1873), que antes se distribuían por toda la comarca, se aglomeran ahora,
con los obreros y la materia prima, en unos cuantos caserones grandes, que son
como cuarteles del trabajo”.
La primera etapa en el desarrollo del capitalismo
continua Marx ( 1873) es la cooperación capitalista
simple, cuando expone que “la producción capitalista comienza, en realidad,
allí donde un capital individual emplea simultáneamente un número relativamente
grande de obreros; es decir, allí donde el proceso de trabajo presenta un radio
extenso de acción, lanzando al mercado productos en una escala
cuantitativa relativamente amplia” y la cooperación como ”la forma del trabajo
de muchos obreros coordinados y reunidos con arreglo a un plan en el mismo
proceso de producción o en procesos de producción distintos, pero enlazados.”
Mediante la cooperación, los empresarios capitalistas
consiguieron ventajas con relación a los pequeños productores individuales de
mercancías, ya que la fuerza cooperada en el trabajo contribuye a la elevación
de la productividad del trabajo y, por ello, al abaratamiento de la unidad de
la mercancía. Si esta reducción del valor de las mercancías lo alcanza uno o
varios capitalistas, consolidan su posición en la lucha competitiva al obtener
temporalmente la plusvalía extraordinaria. Como argumentara el propio Carlos
Marx (1873), al citar a G.R.Carli: “La fuerza del hombre individual es muy
pequeña, pero asociadas, estas pequeñas fuerzas dan una fuerza total superior a
la suma de todas las fuerzas parciales que la forman, bastando la simple unión
de estas fuerzas para reducir el tiempo y extender el espacio de su eficacia”
La manufactura capitalista es la etapa que sucede a la cooperación en el
desarrollo del capitalismo y no es más que la propia cooperación basada en la
división del trabajo.
La división del trabajo en la manufactura es engendrada
por la producción capitalista y tiene un acusado carácter capitalista. Antes no
existió tal división del trabajo con esas características y desproporciones tan
exacerbadas. El desarrollo de la producción manufacturera en el capitalismo
elevó la productividad del trabajo social a niveles insospechados hasta ese
momento, abaratando el valor de las mercancías incluyendo a la fuerza de
trabajo y contribuyó extraordinariamente al desarrollo de las fuerzas
productivas.
Sin embargo, la manufactura no estaba en condiciones de
abarcar la producción social en todo su volumen y transformarla; con una base
técnica limitada solo a pequeñas y medianas empresas con relativa amplitud y
desarrollo muy determinados por condiciones específicas de la rama o sector
económico. Ella se caracteriza sólo como una original superestructura sobre la
producción de pequeños y medianos productores de mercancías y resultó ser
insuficiente para el desarrollo del capitalismo.
El papel histórico de la manufactura al igual que la
cooperación consiste en que dieron lugar al surgimiento de las pequeñas y
medianas empresas capitalistas y creó las condiciones para el paso innovador a
una forma superior en la organización de la
producción capitalista: la gran producción maquinizada industrial.
En la génesis de las pequeñas y medianas empresas (
Pymes), se pueden distinguir dos fuentes fundamentales: las que se originan
como empresas propiamente dichas, es decir, en las que se puede distinguir
correctamente una organización
y una estructura, donde existe una gestión
empresarial por un propietario capitalista dueño de la misma, donde
es explotado el trabajo de los obreros asalariados. Ellas en su mayoría son el
resultado de los procesos de cooperación y manufacturero antecesor de las
grandes empresas industriales, que se
desarrollaron dentro del sector formal de la economía con atención a un proceso
de reproducción capitalista ampliada, más o menos intensivo. Por otro lado
están aquellas que tuvieron un origen familiar, caracterizadas por una gestión
a la que solo le preocupó su supervivencia, sin prestar demasiada atención a
los costos, la inversión
destinada a la reproducción ampliada y a la búsqueda de mayor eficiencia en su
gestión empresarial. Esta última forma, es más endeble por su estructura, y por
lo tanto, con muy escasas probabilidades de subsistir en la lucha competitiva capitalista.
En la estructura económica de cualquier país, encontramos
la coexistencia de empresas de distinta envergadura y tamaño. Dentro de ellas
la pequeña y mediana empresa, (Pymes) ofrece una oportunidad para la continua
expansión en su desarrollo económico.
Con respecto a la esencia de las Pymes los conceptos
difieren y no existe un criterio único y ampliamente aceptado de la definición
de este tipo de empresas. Entre las más conocidas se hayan, Álvarez y Crespi,
(2001), Comisión Europea (2003), Comisión Económica para América Latina (CEPAL)
( 2003), Salgador, (2004), completándose una definición con lo apuntado por
Arce (2009), son “aquellas organizaciones capaces de identificar su fortaleza
en el talento de su gente y la capacidad de convertirlo en capital intelectual,
aptas en observar y aplicar en su provecho las condiciones cambiantes del
entorno e interpretar y satisfacer los deseos del consumidor con productos
nuevos, de calidad y con respeto al medio ambiente”.
Los autores consideran que las micro, pequeñas y medianas
empresas son una forma de organización económica productiva, que coexiste en
distintas ramas o sectores de la estructura económica de cualquier país,
determinada por su tamaño, -número de empleados, magnitud de su equipamiento,
resultados productivos u otro criterio económico-, cuya permanencia y
desarrollo se encuentra
en proporción directa al florecimiento económico del país y de la economía
mundial, por su papel en la competencia interempresarial y en sus capacidades
de respuesta a los cambios en el mercado y su adaptación a los avatares del ciclo productivo, aunque
puedan encontrar más o menos escollos en la introducción de las innovaciones
técnico-productivas. Que pueden ser sociales o privadas en dependencia de las
relaciones de propiedad que se geste en la misma.
Sobre este aspecto el criterio de la Comisión Europea
(2003) define a las microempresas, pequeñas y medianas” a partir de concebir
una cifra tope máxima para el número de trabajadores, el volumen de negocios y
el balance total anual, donde reconoce que: “la categoría de microempresas,
pequeñas y medianas está constituida por aquéllas que ocupan a menos de 250
personas y cuyo volumen de negocio anual no excede de 50 millones de euros o
cuyo balance general anual no excede de 43 millones de euros” este criterio
posee un carácter puramente práctico, relacionado con la actividad de este tipo
de empresas pues ellas desempeñan un papel decisivo en la economía europea
contemporánea, ya que se consideran
una fuente importante de capacidades empresariales, innovación y empleo,
constituyendo su fomento y apoyo una de las principales políticas para el
crecimiento económico, la creación de empleos y la salida de la crisis económica.
Algunos criterios o parámetros de autores, organizaciones
o instituciones expresan que el tamaño de una Pyme en la actualidad lo
determinan la cantidad de trabajadores que la integran, aunque también son
considerados el nivel de inversión en activos fijos, el volumen del capital
productivo, el volumen de las ventas, el volumen de la producción o una
combinación de varias de estas variables. Con relación al primer criterio –el
número de trabajadores que la integran- exponemos la siguiente tabla de
Zorrilla, (2004), con el criterio de algunos de los organismos o instituciones
dedicados al fomento y desarrollo de las empresas en sus países:
Institución
u Organismo
|
Tamaño de la empresa
|
Número de trabajadores
|
Instituto Nacional de Estadística y
Estudios Económicos (INSEE), de Francia.
|
Pequeña
|
De 50 a 250
|
Mediana
|
De 251 a 1000
|
|
Small Business Administrations (SBA), de Estados Unidos.
|
Pequeña
|
Hasta 250
|
Mediana
|
De 251 a 500
|
|
Comisión Económica para América Latina
|
Pequeña
|
Entre 5 y 49
|
(CEPAL).
|
Mediana
|
De 50 a 250
|
Revista Ejecutivos de Finanzas (EDF), de México.
|
Pequeña
|
Menos de 25
|
Mediana
|
Entre 50 y 250
|
|
Secretaría de Economía de México.
|
Pequeña
|
De 16 a 100
|
Mediana
|
De 101 a 250
|
Tabla: 1 Criterios
acerca del tamaño de las PYMES
Las Mipymes existen en casi todas las ramas de la
economía, pero preferentemente en la industria, el comercio, el transporte, los
servicios y en la actividad agropecuaria. En algunos sectores o ramas de
algunos países, ellas ocupan un papel decisivo y aunque por su envergadura
puedan considerarse por diversos autores como un freno para la innovación
tecnológica, también es cierto que pueden lograr pequeños créditos y con un
ínfimo de recursos financieros modernizar su base tecnológica- productiva e
introducir procesos innovadores.
Al analizar los diferentes sectores económicos en
algunos países, existen unos más dinámicos que otros o actividades que cuentan
con ventajas comparativas frente a otros países, pero lo que sí es una realidad
es que en todos encontraremos este tipo de empresas coexistiendo con las
grandes, incluso ellas se consideran fuente no despreciable de superganancia
para los monopolios.
2.-Las
pequeñas y medianas empresas en la Construcción del Socialismo.
La producción mercantil es una forma de economía social
y se puede manifestar a través de diferentes formas. El proceso de surgimiento
del capitalismo está estrechamente relacionado con el desarrollo y evolución de
esta forma de organización económico-productiva. La base económica del sistema
de relaciones socialistas de producción es la propiedad social sobre los medios
fundamentales de producción, ella determina todo el sistema que se comienzan a
establecer y desarrollar desde este período. En estas condiciones se transforma
y evoluciona la economía mercantil heredada de la vieja sociedad y se
incrementa con el proceso de creación de la base técnico material socialista.
Lenin (1981), al referirse a los variados tipos
socioeconómicos existentes en los primeros años del poder soviético y de la
construcción del socialismo en Rusia considera, “…qué elementos de los
distintos tipos de economía social existen en Rusia.
Y ahí está todo el meollo de la cuestión. Enumeremos esos elementos:1) economía
campesina patriarcal es decir, natural en grado considerable;2) pequeña
producción mercantil(…); 3) capitalismo privado;4) capitalismo de Estado;5)
socialismo” De acuerdo con este criterio, la forma mercantil de la producción
puede manifestarse mediante grandes, medianas, pequeñas e incluso
microempresas; y todas ellas coexistiendo y relacionándose durante un tiempo
más o menos prolongado de construcción y establecimiento de la estructura económica
socialista, con tendencia al fortalecimiento de la propiedad social.
Esta heterogeneidad socioeconómica ocurre en un período
de lucha y contradicciones, entre la derrotada clase burguesa con su base
económica privada y las clases sociales trabajadoras con el poder político en
sus manos, formando y consolidando su poder económico. Por eso es el propio
Lenin aconseja “no demoler la vieja estructura socioeconómica, el comercio, la
pequeña hacienda, la pequeña empresa,
el capitalismo, sino reanimar el comercio, la
pequeña empresa, el capitalismo, dominándolos con precaución y de modo
gradual u obteniendo la posibilidad de someterlos a una regulación estatal sólo
en la medida que se vayan reanimando”. Como es de entender “el grado de
realización de la propiedad social socialista es aún inmaduro en esta etapa, lo
cual se sustenta en el bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, lo
que se refleja en una baja productividad del trabajo, escasez de los recursos e
ineficiencia en su uso (…). El nivel de socialización de la propiedad es aún
formal…”
Más adelante Lenin (1981), concluye: “La coexistencia de
los diferentes tipos socioeconómicos, sustentados aún en diferentes formas de
propiedad, tributa al objetivo principal a largo plazo y al fortalecimiento de
las formas económicas más idóneas que garanticen la eficiencia en su sentido
más amplio en la creación de la riqueza…”. Según criterio leninista, en esta
etapa pueden coexistir distintas empresas por su magnitud o tamaño, e incluso
sustentadas en una u otra base económica: privada o social.
Una parte de la propiedad social se estructura y
funciona en empresas socialistas, que por su forma de propiedad pueden ser
estatales o cooperativas, aunque por el volumen de sus resultados y relaciones
predominan las estatales, sobre todo en las ramas o sectores decisivos de la
economía nacional: (energía, comercio exterior, finanzas, minería, varios tipos
de transporte, comunicaciones y algunos servicios básicos a la población).
Algunas experiencias conocidas hasta y después de la instauración del proceso
de construcción socialista que aparecen en la
teoría económica elaborada por los países del modelo euro soviético, exponen
diferentes concepciones acerca del establecimiento y desarrollo de las pequeñas
y medianas empresas, que por lógica falta de espacio vamos a obviar.
Las reformas económicas en varios países que siguen
construyendo el socialismo después del derrumbe, abrieron espacio a otras formas no
estatales de economía en sectores con
menor grado de socialización –concretamente en relación con la
propiedad-explotación de medios no fundamentales de producción, la pequeña y
mediana empresa en la industria, la agricultura y los servicios– que adoptaron
formas cooperativas y privadas, individual y capitalista, que antes eran
estatales. La validez de la teoría leninista acerca de la coexistencia de los
diferentes tipos de economías en el período de la construcción del socialismo
se manifiesta en los procesos de Reforma Económica ocurrido hacia el último
cuarto del siglo XX en países como la República Popular China y la República
Socialista de Vietnam. Ellas condujeron a un impetuoso desarrollo económico y
nivel alcanzado en la actualidad, y las mismas estaban dirigidas a buscar y
desarrollar un mecanismo que impulsara la reanimación de la economía,
acompañara y creara las mejores condiciones para el despegue estratégico de la
base económica, introduciendo procesos innovadores dirigidos al desarrollo de
las fuerzas productivas y al fortalecimiento de los fundamentos del socialismo,
asegurando el establecimiento y la continuidad de las relaciones socialistas de
producción. Quedó así generalizada la interpretación del camino “socialista con
peculiaridades propias”, estableciéndose la estrategia para el desarrollo
económico aplicado y continuar con la reforma de su estructura económica.
La transformación de la estructura de la propiedad llevó
a la necesidad de desarrollar variadas formas, identificadas con la social y
posteriormente con la pública: la estatal, la cooperativa, la individual, la
privada y la mixta. De esta manera surgieron micro, pequeñas y medianas
empresas, también al desarrollarse las formas individuales y privadas. En la
práctica, surgieron pequeñas fábricas y talleres que utilizando trabajo
asalariado, regulaban más tarde su empleo. Estos cambios exigieron una
posterior enmienda en la Constitución de estos países para ofrecer un carácter
legal a la nueva situación creada.
Mientras esto ocurría en sectores no decisivos de la
economía, se decidía mantener el monopolio estatal en los recursos minerales y
energéticos, los sectores industriales donde se concentran los más importantes
intereses sociales que garantizan los altos intereses políticos y económicos
del Estado. Todo lo demás se transformó,
incluyendo los servicios comerciales y otros de carácter local o territorial.
Estos cambios se efectuaron con el empleo de múltiples y
variados métodos que incluyeron la venta y arriendo de pequeños talleres a
familias o propietarios privados, estímulo de las actividades productivas y de
servicios colectivos, comunales, cooperativas, sociedades anónimas, etc. Las
entidades estatales y estas nuevas formas de gestión empresarial se vincularían
a través de los mecanismos del mercado. De esta manera se rectificó el criterio
erróneo de identificar la propiedad socialista con su forma estatal, la misma
se limitó a las ramas y sectores fundamentales y decisivos en el desarrollo
estratégico del país.
El vertiginoso desarrollo económico de la República
Popular China y de la República Socialista de Vietnam, expresados en los altos
indicadores económicos y sociales alcanzados en años recientes, validan el
criterio leninista de construir el socialismo con peculiaridades propias, donde
domina la propiedad social, representada en lo fundamental por la propiedad
estatal sobre los medios de producción decisivos, coexistiendo con la otra
forma de propiedad social (la cooperativa) e incluso con formas individuales y
mixtas.
Como se conoce, la pequeña producción mercantil, es un
tipo de la economía social que no es exclusiva del capitalismo, sino que tiene
su génesis en el período de descomposición de la comunidad primitiva,
evolucionando en los regímenes pre capitalistas, llegando a su máximo esplendor
cuando se transforma en producción mercantil capitalista. Los autores también
consideran que ella también puede mantenerse en el período de la construcción
socialista y evolucionar hasta convertirse en producción mercantil socialista,
apareciendo no solo como empresas estatales sino como cooperativas o formas no
sociales, las cuales pueden gestionar su actividad como micro, pequeñas o
medianas empresas.
Como las empresas estatales socialistas están asociadas a
un alto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, en aquellas ramas o
sectores económicos de menor nivel de las mismas, resulta contraproducente la
existencia de la propiedad estatal, llegando a convertirse en un freno para su
pleno y libre despliegue.
No es ocioso recordar el trabajo de Lenin “Sobre la
cooperación” del año 1923 en pleno auge de la Nueva Política Económica (NEP),
con la cual incentivaba la creación de las cooperativas, como los nuevos
mecanismos para la transformación socialista de la agricultura en Rusia, donde
explica que el establecimiento de este tipo de propiedad es el más adecuado
para transformar las relaciones de producción en la rama agropecuaria, puesto
que el Estado de obreros y campesinos, hereda la misma con un nivel inferior en
su desarrollo más bajo que en los otros sectores de la economía.
Pero este análisis no debe ser absoluto, puesto que no es
solo la agricultura la rama que menos evoluciona en el capitalismo. Otras
también compiten con ella en la recepción de las escasas inversiones
capitalistas. ¿Por qué entonces no asumir que para transformar la propiedad
privada capitalista en ellas debe realizarse también un proceso de
cooperativización y establecer en ellas la propiedad cooperativa socialista?
¿Qué tipo de empresas se crearían en esos sectores de bajo desarrollo
económico, por su forma organizativa y por su envergadura? La lógica indica que
serían micro, pequeñas y medianas empresas; de propiedad cooperativa o no estatal.
De esta manera, las grandes empresas estatales
socialistas se mantendrían en las ramas estratégicamente decisivas de la
economía y que posean un nivel relativamente más alto en su desarrollo. En
aquellos sectores, donde es inferior el nivel de las mismas, la gestión
empresarial mediante las formas estatales socialistas, como ha ocurrido hasta
hoy, más que un estímulo, ha resultado un freno o un retroceso desde el punto
de vista de la realización de las relaciones socialistas de producción. Los
procesos innovadores y transformadores que tienen lugar en la etapa de
construcción socialista deben abarcar no solo la propiedad, sino las formas
organizativas en que esta se concreta o materializa.
3.-
Peculiaridades del proceso de transformación de las micro, pequeñas y medianas
empresas en la construcción del socialismo en Cuba
La Construcción de Socialismo en Cuba se manifiesta con
particularidades muy significativas en cuanto a la evolución y desarrollo de
las micro, pequeñas y medianas empresas. La infraestructura empresarial
heredada del capitalismo era muy diversa .El capital extranjero, en particular
el de los Estados Unidos, dominaba en las principales ramas económicas,
lideradas por la industria azucarera. En otras
ramas decisivas de la economía
como la minería, el transporte,
la banca, las construcciones, las comunicaciones, la generación eléctrica y el
comercio exterior, entre otras; el capital por acciones también tenía un peso
específico importante, donde el capital nacional se entrelazaba con el
extranjero. En la agricultura los latifundios eran dueños de las mejores
tierras dedicadas al cultivo de la caña de azúcar y al ganado vacuno. En las
parcelas de pequeños agricultores se cultivaban frutales, granos, vegetales y
se criaba ganado menor.
Otras ramas de la economía como el comercio interior,
los servicios, el transporte por carretera, estaban en manos de pequeños y
medianos empresarios capitalistas nacionales.
Las primeras medidas del Gobierno Revolucionario
estuvieron orientadas a la transformación del gran capital nacional y
extranjero, de las principales ramas de la economía nacional, las cuales
durante el proceso de nacionalización fueron convertidas en empresas estatales
socialistas. Algunos de sus propietarios fueron indemnizados, pero otros, por
presentar una actitud de enfrentamiento al proceso revolucionario y
colaboración con sus enemigos, fueron confiscados. Las leyes de Reforma Agraria
fueron un duro golpe al latifundio y decisivas en el proceso de
transformaciones que con ellas se inició en la agricultura cubana.
Fue la Ofensiva Revolucionaria del año 1967 en la que el
Gobierno Revolucionario expropió a los pequeños y medianos empresarios
capitalistas, incluso a una buena parte de los productores individuales,
excepto en la agricultura y el transporte por carretera de vehículos de carga y
ligeros (estos fueron agrupados en la ANCHAR).De esta manera las pequeñas y
medianas empresas privadas existentes en el país en ese momento, por ley, se
convirtieron en estatales. Algunos de estos propietarios individuales fueron
agrupados en cooperativas de servicios o de producciones artesanales, como
fueron los talleres de producción de calzado, henequeneras, pesqueras, etc.,
aunque fenecieron con posterioridad al no recibir el necesario estímulo y
atención estatal. En 1974 se retomó el proceso de cooperación agropecuaria, con
la creación de las primeras Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), el
cual alcanzó su mayor auge hacia fines de esa década y la de los 80. Tenía como
objetivo crear pequeñas y medianas empresas en este sector con sus propios
medios de producción, en especial la tierra, con un profundo contenido
socialista. Al mismo tiempo, para vincular de cierta manera a aquellos que no
accedieran a las CPA, fueron constituidas las Cooperativas de Crédito y Servicio (CCS),
donde los vínculos entre los
productores no eran tan estrechos, manteniendo la propiedad individual sobre la
tierra y otros medios de producción.
La crisis de los noventa llamada Período Especial en
tiempo de paz y las causas que la provocaron atentaron muy fuerte contra la
normal evolución de las pequeñas y medianas empresas socialistas cubanas
existentes, tanto las cooperativas agropecuarias como las Mipymes estatales,
llegando algunas de ellas a la paralización casi absoluta e incluso a su
disolución como empresa o a su reestructuración, para adecuarse a las nuevas
condiciones, como fueron las de los servicios personales, pues sus actividades
las desarrollaban con materias primas e insumos provenientes del área euro
socialista y la URSS. Algunas cooperativas de producción agropecuaria también
recibieron este impacto y desaparecieron, o integraron entre sí, o pasaron sus
tierras a empresas estatales.
Dentro de la estrategia diseñada por la Dirección del
Partido y del Gobierno para enfrentar las consecuencias de la citada Crisis,
algunas medidas de cierta manera tienen un efecto directo con las formas de
propiedad, ofreciendo un significativo proceso innovador, necesario para
adaptarse a las nuevas condiciones surgidas y actualizar el modelo económico
cubano tanto en el sentido de las formas de propiedad, como de la forma de
organización empresarial.
El otorgamiento de licencias para el trabajo por cuenta
propia hizo resurgir y legalizó en alguna medida un sector no estatal con la
actividad de pequeños productores individuales en algunos sectores o ramas de
la economía, sobre las cuales había accionado la Ofensiva Revolucionaria de
1967, ya que este tipo de ente económico no existía, al menos legalmente, sino
como economía informal o sumergida.
El proceso innovador también tuvo lugar en la
agricultura donde se crearon las Unidades Básicas de Producción Cooperativa
(UBPC), un intento de reactivar el proceso de creación de cooperativas
socialistas en la agricultura, pero esta vez con tierras propiedad del Estado
entregadas en usufructo, provenientes de empresas o granjas agropecuarias
estatales, que también habían deprimido su actividad por las mismas causas. El
alcance de la innovación también llegó a ramas decisivas de la economía al
legalizarse constitucionalmente la inversión de capital extranjero en el
turismo, el cual se convirtió en ese momento, en la “locomotora” de la economía
cubana. Inicialmente surgieron empresas con capital mixto nacional y
extranjero, con el mayor peso del primero; pero con posterioridad aparecieron
netamente con el segundo.
En la década de los 90, coincidentemente con el Período
Especial, y con el objetivo de dar respuesta económica a muchos de los efectos
de la misma, ocurre una reestructuración en pequeñas y medianas fábricas o
talleres, cuyas producciones se destinaban a cubrir las demandas de la
población o de entidades estatales, las cuales hasta esos momentos se
satisfacían con productos procedentes de países socialistas. Surgen así las
Empresas de Industrias Locales. Estas evolucionaron durante los últimos años,
convirtiéndose algunas de ellas, en grupos empresariales. Es cierto que este
tipo de empresas (Mipymes) en época de crisis reciben primero que las grandes,
el impacto directo, pero con el apoyo estatal, ellas se convierten en una de
las opciones más importantes para salir de la misma.
Hoy se debate en Cuba, entre economistas, políticos,
filósofos, sociólogos y otros científicos de las ciencias políticas y
económicas, y hasta los más desconocedores en estos asuntos, acerca de qué tipo
de empresa debe establecerse y estimularse su desarrollo para resolver muchos
de los actuales problemas por los que transita la economía cubana. El
pensamiento innovador al profundizar en el análisis de las economías de los
países donde hoy se está construyendo el socialismo – economías
subdesarrolladas con las lógicas deformaciones que a ellos caracterizan,
dependientes del capital extranjero y endeudados económica y socialmente-, debe
comprenderse que al llevar a cabo la transformación socialista de la propiedad
privada, no debe prevalecer el establecimiento de la propiedad estatal
socialista, en todas las ramas y sectores de la economía pues en aquellas de
bajo nivel de desarrollo de sus fuerzas productivas, sería como tratar de que
un niño se vista con un traje de adulto. De hecho, estaría muy mal vestido.
Pero el traje tendría una talla tan grande que cubriría completamente al niño,
incluso impidiendo sus movimientos y hasta su respiración.
Conclusiones
Las características de los inicios del siglo XXI en las
relaciones económicas, comerciales, políticas y tecnológicas, exigen a las
micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), modificar sus estrategias de
penetración y permanencia en los mercados actuales; si desean no solo
sobrevivir, sino convertirse en una fuente importante de empleo y una vía para
conservar la identidad, la cultura y los recursos naturales inherentes a su
lugar de origen.
En períodos de crisis, como la que hoy golpea la
economía de todos los países las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes)
reciben el primero y más fuerte impacto directo, pero en economías donde el
Estado aún posea una relativa fuerza, ellas se convierten en una de las
opciones más importantes para salir de la misma.
En las condiciones de la actualización del modelo
económico cubano resulta un proceso innovador, el fomento de las Micro,
pequeñas y medianas empresas y el éxito de las mismas estará en aquellas que
sean capaces de interpretar los cambios en el ambiente socioeconómico y
aprovechar las oportunidades que la actual apertura socioeconómica ofrece. La creatividad,
innovación y calidad, serán las claves que garanticen su éxito empresarial.
Referencias bibliográficas
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. Revista Avanzada Científica Mayo – Agosto Vol. 17 No. 2 Año 2014
El tema de las MiPYMEs, no es nuevo, fue mi tesis de grado en 1993. En la misma se analiza y crítica el gigantismo que hasta ese momento era la tendendecia de nuestra economía. Textilera "Celia Sanchez Manduley", la más grande de America Latina. Fábrica de cementos "Carlos Marx", la más grande de America Latiana. No llegaron al 50 % de aprovechamiento de su capacidad instalada. Moustros ingobernable.
ResponderEliminarYa la tendencia mundual había demostrado el valor de las PYMEs, su capacidad de maniobra y el menos comprometimiento de capital en caso de fracaso, entre otras ventajas.
El estudio fue propuesto por la comisión de perfecconamiento empresarial.
Pero como todo, se hizo y hace lo contrario, se concentran cada vez más actividades en una sola empresa, unión, empresa nacional, y lo que debian ser empresas Mediamas y Pequeñas son UEB.
Hoy no es precisamente de reorganizar el parque industrial de lo que se trata, sino de crear los dueños de las empresas. De que empresas tampoco se habla, sera de las que se puedan crear con sus propios medios los particulares o de las que el estado vendera.
Eso no queda claro en la Tesis del compañero Manuel y de Evelyn.
Rogelio Castro Muñiz
Hola Rogelio, su comentario me parece muy interesante, existe alguna forma de contartarlo?? , estoy estudiando todo este tema de las PYMES y pude apreciar q es algo viejisimo, q se pensaba implementar y nada, y ahora de nuevo, necesito estar empapada con el tema. Gracias de antemano
ResponderEliminarMi correo es rogeliocastrocuba@gmail.com, cuando usted guste me contacta.
ResponderEliminarRogelio Castro Muñiz
Interesante este tema de las micro empresas... Que pasos debo seguir para incursionar en una???
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