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martes, 21 de julio de 2020

CUBA. VOLVER A SUBIR AL TREN DE LAS REFORMAS

Por Jorge Gómez Barata

La verdadera novedad en Cuba no es la estrategia económica decidida para reanimar la economía cubana, sino la determinación de aplicar lo acordado. Como subrayó el presidente Miguel Díaz-Canel, las medidas y proyecciones anunciadas, aunque adoptadas en los congresos VI y VII del partido efectuados en 2011 y 2017, respectivamente están pendientes de aplicación, probablemente por falta de consenso acerca de cómo y en qué momento hacerlo. Según expresión atribuida a Raúl, ahora se trata de: “Volver a subir al tren para no bajarse más…”

Resulta evidente que se avanza en el cumplimiento del enfoque del general de Ejército Raúl Castro, según el cual el liderazgo de las figuras históricas, es paulatinamente asumido por el protagonismo de las instituciones, para lo cual, él mismo, aunque conserva la mayor autoridad política, da paso al costado y cede espacios que son ocupados por el presidente y su equipo de gobierno.

Se trata de una transición, no de un sistema a otro, aunque si hacía un nuevo estilo de gobernar. La mutación conlleva un discreto corrimiento del centro de gravedad del poder hacía el gobierno. Sin prisas y sin pausas, el proceso conducirá a cambios en la actividad parlamentaria, así como a ajustes sugeridos por el propio Raúl Castro que, como en sus tiempos y los de Fidel, volverán a unificar en la misma persona las máximas jerarquías del partido y el estado.

Aunque, prácticamente ninguno de los 9 puntos enumerados constituye novedad, en su conjunto profundizaran las reformas que permitirán reanimar la maltrecha economía y relanzar el proyecto socialista cubano, afectados por cuatro fenómenos negativos: (1) bloqueo de
Estados Unidos, (2) problemas estructurales y deficiente desempeño económico y social, (3) efectos de la pandemia COVID-19 (4) crisis económica mundial.

Otros elementos importantes en el enfoque del Presidente cubano radican en la idea que acompaña la estrategia, acerca de la imperiosa necesidad de “…Ofrecer mayor bienestar al pueblo…” y en certeza de que: “El peor riesgo estaría en no cambiar, en no transformar y en perder la confianza y el apoyo popular. Lograremos apoyo popular porque vamos a lograr bienestar y mejorías.”

Ese enfoque restablece la idea original de que el proceso revolucionario se relegitima constantemente, no mediante abstracciones, utopías o proyecciones programáticas de distante concreción, sino por su capacidad proveer bienestar y felicidad a sus contemporáneos.

Aunque faltan precisiones, nada garantiza que todos y cada uno de los puntos de la estrategia sean infalibles, no obstante, en algunos casos vale la pena volver a intentarlo. En conjunto de lo que ahora se trata, según frases atribuidas a Máximo Gómez, general en jefe del Ejército Libertador de Cuba, es de “Montar las ideas a caballo”. Allá nos vemos.

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