Fidel
García Brigos, Jesús P.; Alhama Belamaric, Rafael; Alvarez Medero,
Pedro; Márquez Castro, René; Rafuls Pineda, Daniel
Parecería innecesario tener que insistir en la
necesidad del sistemático trabajo para el desarrollo de la teoría de la
transformación socialista en nuestras condiciones, atendiendo a las
alertas de Raúl Castro cuando plantea que "No se olviden que una equivocación conceptual nos conduce a
equivocaciones en la vida,../ "2, ...
“O rectificamos o ya se acabó el tiempo de seguir bordeando el precipicio, nos
hundimos, y hundiremos…(…)… el esfuerzo de generaciones enteras…”3.
Luego del proceso en torno al VII Congreso del
Partido Comunista de Cuba y sus resultados, contamos con importantes
indicaciones como la contenida en la Resolución sobre el Proyecto de
Conceptualización aprobada en el VII Congreso, encargando“….al Comité Central del Partido Comunista
de Cuba…(…) c) controlar que el documento aprobado sirva de
guía para las acciones dirigidas a la actualización del Modelo de
desarrollo económico y social de la nación, así como a su perfeccionamiento, en
correspondencia con la evolución de los diferentes escenarios.”.
No obstante, las experiencias de más de cien años
de esfuerzos transformadores en diversos contextos, nos muestran una vez más
que “la teoría es gris, verde es el árbol de la vida”: un “verdor”
lleno de retos, oportunidades… y amenazas, de las cuales la peor, sin dudas, es
precisamente el reiterado menosprecio- y hasta desprecio- de la teoría.
No se puede ignorar cuanto
influyen sobre la formación de los referentes para el accionar cotidiano, las
presiones de las urgencias del día a día, en el terreno propicio de
subjetividades bajo la influencia de la fragmentariedad y el cortoplacismo del
metabolismo de capital, uno de los hijos de la modernidad con su
peligrosa instrumentalidad. Tampoco puede ser desdeñada la real complejidad de lo que es hacer teoría sobre un proceso
al mismo tiempo que somos parte del mismo.
Estamos inmersos en un proceso de
transformaciones peculiar, que rompe con siglos de una cotidianeidad que se
metamorfosea como estado natural, en la que nos reproducimos como
individuos alienados de nuestra existencia y nuestra propia esencia. La
cotidianeidad instrumental que, en el sistema del capital,
condiciona privarnos hasta de pensar en cambiar,
pero aún en el más revolucionario de los casos, puede llevar a pensar que se
hacen inevitables asumir las respuestas más “prácticas” y “realistas”, acuñando
la “patente de corso” para quienes por ignorancia o por oportunismo, les
resulta “más cómodo” o “más conveniente” buscar y encontrar las respuestas
fáciles.
Otros han vivido antes en peculiares
contextos las consecuencias de tales amenazas4. Nosotros tenemos mucho que aprender de
nuestra propia experiencia, estudiando lo ocurrido en otros procesos y los
conceptos empleados, pero siempre actuando en correspondencia con nuestras
realidades. No podemos seguir “bordeando el precipicio”, so pena de hundirnos
como Nación independiente.
¿Es posible hacer las cosas distinto manteniendo
nuestra visión de futuro, sin la sistemática actualización y enriquecimiento de
la conceptualización de nuestro proceso, decisiva en la
elaboración de las estrategias de desarrollo de nuestra sociedad y la
definición e implementación de las imprescindibles políticas y acciones?
Las autocríticas reflexiones de Fidel el 17 de
noviembre del año 2005 en el Aula Magna de la Universidad de la Habana no han
sido interpretadas igual por todos.
Dentro de la llamada “civilización occidental”,
las ideas acerca de una sociedad “más humana” aparecieron muy temprano, y
también temprano, la palabra socialismo apareció acompañándolas. Con el tiempo,
no faltaron propuestas con lo que hoy algunos aceptarían quizás llamar
“modelos”, y hasta desarrollos en experiencias reales tan temprano como en la
Inglaterra del siglo XVIII, que no pasaron de eso5.
Aunque es injusto calificarlas simplistamente como “fracasos”, porque tuvieron,
además del legítimo honor de intentarlo, - llegando incluso a
intentar “tomar el cielo por asalto”-, el indiscutible valor de, para un “buen
entendedor”, dejar enseñanzas indispensables para, más allá de “interpretar la
realidad” y pretender cambiarla con los buenos deseos y sacrificios, plantearse
una “guía para la acción” que impulsara a transformarla a partir de nuevas
bases.
El nuevo ideal socialista “recorría el mundo”,
hasta que pareciera empezar a hacerse realidad material. Pero, como dice el
querido colega canadiense Profesor Michael Levowitz, “el socialismo no cae del
cielo”6.
¿Por qué aquellos “diez días que estremecieron
al mundo”, - pariendo fuerzas que fueron capaces de cambiar la vida en el
planeta al sacar a millones de seres del atraso dentro de sus fronteras y poner
serios retos al capital internacional, que pudieron parar a un fascismo que
parecía invencible, impulsado con un “apoyo por omisión” que buscaba dirigirlo
a destruir las nuevas ideas cada vez más “peligrosas” para las potencias
imperialistas- generaron en su seno lo que antes de terminar el siglo XX haría
implosionar aquel proyecto, cuando sus dirigentes proclamaban que ya comenzaban
la “construcción del comunismo”? ¿Era eso inevitable?
¿Cómo entender que …“La salida de la primera
guerra mundial y la victoria en la segunda, el primer hombre en el cosmos y millones
de personas , que se planteaban por sí mismos crear una nueva sociedad- esto es
la práctica del socialismo. Cientos de miles ciudadanos abofeteados en los
GULAKS, la transformación de millones de ciudadanos en semi ciervos, la
eliminación física de relevantes científicos y activistas sociales- esto
también es la práctica “del socialismo”. Y como culminación- la agonía
brezhneviana y el inglorioso final de la URSS y del “sistema socialista mundial”?7
Al parecer, ocurría algo tan impensable como que “el sol un
día dejara de salir”/Fidel/.
De pronto las ideas
socialistas parecían perder todo su poder transformador, en medio de “otro
estremecimiento mundial”. Fue un estremecimiento distinto, que “alentó” a
muchos, - llegándose a anunciar un “fin de la historia”, el
punto final del desarrollo de la ideología y la universalización de la
democracia liberal de modelo occidental como forma última posible 8, con la victoria final del capital, - y
“deprimió” a no pocos, que vergonzantemente renunciaron a los “conceptos” que,
como principios incuestionables habían defendido muchas veces ciegamente, como
dogmas de fe. Y cambiaron hasta los adjetivos que los habían identificado.
Inglorioso fue el final de la
URSS, surgida emprendiendo un camino nunca antes recorrido y brindando algo, que
resultaría difícil afirmar que no estuvo en el centro de las aspiraciones de
una inmensa mayoría de los seres humanos desde antes y durante buena parte del
siglo XX. Hoy se puede valorar que aquello demandaba
cambios profundos desde mucho tiempo atrás. Igualmente, podría afirmarse acerca
de lo que se denominó “sistema socialista”.
Pero no todos los que habían decidido unir sus
esfuerzos de cambio al rumbo iniciado en Petrogrado, dejaron caer las banderas.
Y para ellos se plantean nuevos retos, a la ya difícil obra de romper con
siglos de alienación, de ir “más allá” del “reino de la necesidad”.
¿Dónde está hoy esa fuerza transformadora?
¿Resultó el impulso de la Rusia de los soviets y la URSS un “proyecto
inconcluso” o un proyecto irrealizable? ¿Cómo se plantearon el
“socialismo” aquellos pioneros, cuáles fueron sus preguntas en ese camino y,
sobre todo, como encontraron y cuáles fueron sus respuestas?
Han pasado casi treinta años. Para la mayoría
de los que pensaron que “con mercado y más democracia” iban a “mantener
lo que tenían y tener lo que nunca habían tenido9”, otra ha sido la
realidad. Hoy algunos se plantean construir “un capitalismo más humano”. No son
pocos los que recuerdan con nostalgia el socialismo al que renunciaron.
Otros, como los cubanos, nunca bajamos las
banderas, y hoy nos planteamos “cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Pero no
se trata de cambiar por cambiar.
¿Cómo entendemos en la
actualidad el socialismo y el comunismo? ¿Se mantiene las “viejas preguntas”
acerca de la posibilidad o no de “construir el socialismo” en un solo país, y
las “respuestas” acerca del nivel “necesario” de desarrollo de las fuerzas
productivas para plantearse esta obra, en su relación con los enfoques acerca
de papel “determinante” de la economía en la sociedad, lo “decisivo” de la
política, la relación entre el plan – o mejor, la planificación- y el mercado,
en este proceso de transformaciones? ¿Hasta cuándo se va a seguir dando vueltas
al concepto, y más, a un estado de ánimo, de contra-mercado dogmático
del llamado socialismo real, considerándolo antípoda del socialismo?
¿Profundizamos todo lo necesario en el contenido del mercado, su lugar en la
sociedad y en particular en las diferentes fases de la transformación
socialista?, ¿”Desaparece” el mercado en esta transformación, o se “extingue”,
desaparece “tal como lo hemos conocido hasta hoy”-parafraseando la idea de Marx
y Engels acerca del Estado y la política en este proceso? Más allá de determinadas
relaciones de mercado, presentes como parte del sistema del capital al
iniciarse la transformación, ¿cómo se vincula el avance en el complejo y
contradictorio proceso de la verdadera emancipación y autorrealización
del hombre, -visión de Marx de la transformación comunista – con las
prácticas concretas de socialización en todas las esferas de actividad?¿En las
condiciones de capital globalizado neoliberalmente, cuáles deben ser las
“fuerzas motrices” de las transformaciones, la clase que debe estar al frente
de ellas? ¿Qué entender por una clase? ¿Se ha prestado atención a las “formas
de lucha de clase”, con las especificidades que Lenin nos indicó atender en un
proceso de transformación
socialista?
¿Cómo se concibe el Estado en
tanto forma de organización de un organismo social que
emprende este tipo de cambio en las condiciones del capital actual? ¿Cómo debe
implementarse el proceso de gobernar ese Estado, en tanto interacción que
se establece entre los individuos en el proceso de socialización? ¿Cuál es
el lugar de los partidos o de un partido y sus relaciones
con las otras estructuras que se conforman en el funcionamiento y desarrollo de
esa organización social ?… son solo algunas de las interrogantes que expresan
retos, amenazas y oportunidades objetivas ante la transformación socialista en
las condiciones actuales de Cuba y el mundo.
¿Tenemos
nuevas preguntas? ¿Tenemos nuevas respuestas para las viejas preguntas?
¿Seguimos
con las mismas respuestas que han marcado las transformaciones hasta el
presente?
Cuba es hoy uno de los procesos que “contra
viento y marea” ha dado continuidad a sus aspiraciones de un mundo mejor,
arraigadas en las luchas desde el siglo XIX. Asumió su proyecto
socialista, cuando iniciaba un proceso de transformaciones revolucionarias
luego del triunfo armado del 1 de enero de 1959; un proyecto que no se limitaba
a cambios para “restablecer la democracia” y “desarrollar el país” y desde los
primeros pasos enfrentó retos totalmente nuevos, más allá de los que se podían
avizorar ante un cambio de gobierno, para la necesaria consolidación del poder
en manos de las fuerzas que encabezaron la lucha armada contra la dictadura,
para resolver la contradicción que regía los fundamentos del
sistema reproductivo cubano10:
alcanzar la verdadera
independencia, dejando de ser una peculiar neocolonia de la
potencia imperialista más poderosa de los tiempos modernos, causa directa de
la condición de país subdesarrollado de la cual partimos,
desconocida en las ideas adelantadas por Marx y Engels y en la práctica
iniciada con la revolución rusa de 1917.
¿Cuál ha sido la relación de este proceso
revolucionario con las concepciones socialistas autóctonas e internacionales?
¿Cómo han estado presentes los elementos teóricos acerca del funcionamiento y
desarrollo de la sociedad en la identificación de los aspectos esenciales y su
jerarquización para llevar adelante una transformación de esa naturaleza? ¿Cuáles
referentes conceptuales sirven hoy para el diseño de estrategias, políticas y
acciones concretas en las actuales condiciones?
El profesor italiano Domenico
Mario Nuti nos recuerda que “El socialismo es un sistema económico y
político relativamente reciente. La palabra socialismo como tipo de
organización económica, creada en interés de los trabajadores, surgió en 1827
en los trabajos de los seguidores de R. Owen”11.
Poco más de un siglo después,
las ideas socialistas, con mucha mayor difusión y más seguidores, enfrentaron
una nueva crisis ante las prácticas que las materializaban, las cuales, junto a
indiscutibles avances en el progreso humano, reprodujeron procesos de
alienación sobre nuevas bases. ¿Pero acaso esto permite hablar de la quiebra,
la bancarrota de las ideas socialistas?
Las necesarias comparaciones siempre son
difíciles, y en este caso particular diría que son imposibles si no se hacen
precisiones indispensables, pero vale atender a la observación del Dr. Profesor
A. V.Buzgalin:
“En cierta ocasión Mark Twain
dijo: ´dejar de fumar es muy sencillo. Yo lo he hecho varias veces´. A
nuestro modo de ver, lo mismo puede decirse acerca de la génesis del sistema
que a algunos hoy les parece poco menos que ´natural´ y eterno – acerca del
capitalismo, ese mismo que Misses identifica con la economía de mercado. Pero
acaso no es que este sistema político- económico solo a mediados del siglo XX
(¡NB!) llego a ser dominante para la mayoría de los habitantes del planeta
Tierra (por supuesto, sin olvidar que las personas viven no solo en USA y
Europa Occidental…), y hasta este momento el capitalismo lo ´crearon´ muchas
veces, y numerosos ´experimentos´ de creación del mercado y el capital como
fundamentos del desarrollo nacional fracasaron estruendosamente: en Italia y
Alemania y en muchos otros países de Europa, y también de América Latina, Asia,
etc. , donde los brotes del capitalismo se extinguieron no una ni dos veces…”
…...
“….En Rusia comenzamos a crear
el capitalismo no dos ni tres veces e incluso ahora, en el siglo XXI (¡!!) no
hemos logrado crearlo completamente”.12
Y, como apuntábamos anteriormente, si se hiciera
la comparación, hay que partir de precisar con todo el rigor necesario, que el
inicio de la transformación comunista de la sociedad plantea un cambio
cualitativo con peculiaridades que lo distinguen de todas las revoluciones
sociales anteriores13.
En los tránsitos a las
formaciones económico-sociales(FES)14 esclavista, feudal y capitalista, las
nuevas relaciones de producción surgen y se desarrollan hasta hacerse
predominantes, determinando el sistema de relaciones de reproducción social, en
el seno de la formación anterior, hasta completarse todos los elementos
definitorios de la nueva socialidad; la base
económica comienza a estructurarse dentro de la
existente que se agota en sus potencialidades de cambios progresivos: el
proceso de establecimiento de la organización social superior culmina con la
toma del poder político por la clase económicamente hegemónica, lo cual
es indispensable para articular un nuevo estadio en el desarrollo del
sistema de propiedad privada adversarial en los espacios sociales donde se
desintegraron las comunidades originarias.
Durante este desafío al desarrollo humano, el
orden de las transformaciones no puede ser otro que comenzar el establecimiento
de la nueva formación, el reordenamiento revolucionario del organismo social en
cuestión, con la toma del poder político por la clase desposeída de todo poder
económico, que no sea el que le confiere a sus integrantes el ser poseedores exclusivamente
de su fuerza de trabajo y estar obligados a entregarla en un
intercambio desigual por los elementos mínimos indispensables para su existencia,
a los poseedores de los medios de producción, necesitados a su vez de esa
fuerza de trabajo para la reproducción ampliada del sistema capitalista15.
Ello está vinculado
esencialmente a que este cambio formacional inicia la negación de toda la etapa
anterior que funciona reproduciendo la enajenación del
individuo respecto al proceso social, reproduciendo un tipo histórico de propiedad, el sistema de propiedad privada adversarial16, que alcanza un punto culminante con la
formación capitalista, cuya esencia es caracterizada por Marx al afirmar que:
“La propiedad privada nos
ha hecho tan estúpidos y unilaterales que un objeto es solamente nuestro cuando
lo tenemos —cuando él existe para nosotros como capital, o cuando es
directamente poseído, comido, bebido, vestido, habitado, etc.—, dicho
brevemente, cuando es usado por nosotros. Aunque la misma propiedad privada de
nuevo concibe todas estas realizaciones directas de posesión solamente como
medios de vida, y la vida que ellas sirven como medios es la vida de
la propiedad privada —el trabajo y la conversión en capital—.
En lugar de todos los sentidos
físicos y mentales ha llegado entonces la enajenación completa de todos estos
sentidos, el sentido de tener. El ser humano tuvo que ser reducido a esta
pobreza absoluta para poder rendir su riqueza interior ante el mundo exterior.
[Acerca de la categoría de “tener”, ver Hess, en la Philosophy of the
Deed]. ”17.
Consecuente con su rechazo a formulaciones de
“propiedad en general” claramente expuesto en la crítica a Proudhon, Marx
sintetiza aquí lo que distingue la naturaleza del sistema de propiedad
privada adversarial, partiendo de sus análisis de la sociedad capitalista:
surgido de las
posibilidades de las comunidades originarias, ocupó espacios geográficos y
sociales diversos, -incluso algunos que polémicamente se ha tratado de ajustar
a la clasificación propuesta por Marx para describir el desarrollo social, como
es el caso del llamado “modo asiático”, - en una fragmentación homogeneizante
de las relaciones sociales, hasta alcanzar la relativa universalidad de un proceso
de enajenación en el capitalismo, que obliga a que su negación devenga
necesaria trascendencia” de una totalidad.
Si complejo resulta el proceso
de establecimiento de cualquier formación económico- social, la complejidad se
hace mayor aún ante el tránsito comunista: se trata de ir “más allá” de los
vínculos directos de los individuos entre sí y con la naturaleza en el proceso
de trabajo, - y, por supuesto, mucho más allá de simplistas
reducciones a la expropiación del “poseedor” de los medios de producción que en
definitiva descansa en la misma visión de la propiedad que nos ha “hecho estúpidos y unilaterales”-, para necesariamente
transformar revolucionariamente la totalidad del sistema de relaciones que se
establecen durante el mismo, como proceso específicamente humano. Se trata,
como lo ha caracterizado István Mészáros, de cambiar radicalmente la unidad
conformada por el sistema del capital con su sistema de las mediaciones
de segundo orden, “responsable” del alcance y la sostenibilidad de este
sistema, no obstante sus límites objetivos como modo de progreso humano18.
Raúl Castro en 1999 afirmó que la construcción
socialista es un “viaje a lo ignoto”19. Y la vía principal para ese viaje, debemos
procurar no sea un callejón lleno de baches y obstáculos, sino una moderna
autopista trazada, construida y mantenida como proceso esencialmente
consciente, necesariamente dirigido, que necesita de una visión de
futuro, y de estrategias, políticas y acciones para conducirlo.
Esta visión no es un “modelo”.
Plantear un “modelo” a “alcanzar”, a “establecer”, no es posible, ni sería
riguroso proponerlo.
Necesitamos la visión del futuro deseado, no
como un cuadro preconcebido, sino como la Utopía de la que nos habla el poeta
uruguayo, la que nos hace mover, y que cada vez tenemos que ir precisando en
sus contornos y sus contenidos en la medida que nos movemos en las condiciones
históricas de cada proceso, guiados por una “brújula bien ajustada”, la “guía
para la acción” que elaboremos a partir de Marx, Engels, Lenin, lo mejor del
pensamiento revolucionario mundial y nuestra propia obra.
Esa “visión de futuro” es un
referente elaborado sobre lo que se desea alcanzar, - a partir del
conocimiento acerca del objeto o proceso sometido a estudio, teniendo en cuenta
las realidades en las que el mismo se desenvuelve, sobre la base de
determinado aparato categorial,- que nos oriente para movernos: en palabras
de Michel Godet, se trata de “iluminar las opciones del presente a la luz de
los futuros posibles”20 .
Hoy se mantiene el debate sobre la viabilidad
del socialismo como régimen social. Tanto como la demanda de encontrar
soluciones a los conflictos que nos colocan ante la realidad de nuestra
desaparición como especie.
La teoría de los procesos transformadores del socialismo
está por escribirse: no ha existido el suficiente análisis crítico de los
hechos y situaciones a lo largo estos cien años, y las prácticas, sobre todo
desde la segunda mitad del siglo pasado, tampoco han sido sistematizadas, ni
han sido suficientemente asimiladas las continuas repeticiones de problemas
similares, especialmente vinculadas a propuestas e ideas acerca de reformas
socio-económicas, políticas o programas de estabilización económica de largo
plazo que fueron concebidos desde la década del sesenta pero no tuvieron
realización, o sólo parcial, hasta la caída del muro de Berlín, y con él, los
intentos de modelos de desarrollo sostenible socialista.
La carencia de este material histórico ha
contribuido a la ausencia significativa de enfoques
integrales, transdisciplinarios efectivamente sistémicos y a
obstaculizar la elaboración de los instrumentos teórico-metodológicos
consecuentes, que permitan identificar las pautas, las “guías
para la acción” en el sentido de Marx y Engels, los referentes que nos brinden
los contenidos histórico y concretamente condicionados para cada proceso
específico, y puede posibilitar que determinados intereses terminen
imponiéndose en el imaginario social, generando conductas que en nada favorecen
los cambios imprescindibles.
Citas
1“Cien horas con Fidel”, Capítulo 19.
2 "La crítica no es opción, es
necesidad", María Julia Mayoral, Granma, 3 de noviembre de 1999.
3 Castro Ruz, Raúl, Discurso pronunciado en la
clausura del Sexto Periodo Ordinario de Sesiones de la Séptima Legislatura de
la Asamblea Nacional del Poder Popular, periódico Granma, Diciembre 20, 2010,
p. 5.
4 Voeikov, M.I. “La predeterminación de la estrategia
socioeconómica. El dilema de Lenin”, Instituto de Economía de a AC Rusa, Moscú
2007 (en ruso). interpretando su experiencia, afirma: “Comencemos, como de
costumbre, desde la teoría. Por alguna razón aquellos que simplemente viven su
vida, e incluso algunos otros fuera de este círculo, quieren poco o no
entienden a los teóricos y, en correspondencia con ello, a la teoría. Si con
respecto a la física y otras ciencias naturales, esta incomprensión de la
teoría y de los teóricos se reprime por las limitaciones que causa la baja
calificación común en esos temas, la cuestión es totalmente diferente con las
ciencias sociales. Incluso aquel totalmente carente de preparación, por sí
mismo sabe bien, como es necesario perfeccionar la sociedad, para que él individualmente
viviera mejor, más alegre. Y cuanto más ignorante es, tanto más él es
presuntuoso y arrogante. Está preparado para reducir toda la ciencia social a
dos o tres afirmaciones o frases escuchadas en algún lugar, sin entender sus
limitaciones y, frecuentemente, incluso sin darse cuenta de lo absurdo de estas
frases, hasta se disgustan con los teóricos, que con firmeza insisten acerca de
la complejidad y la contradictoriedad de los procesos sociales en el mundo. No
obstante, al final él vive su vida. Este oscurantismo fácilmente asimilable y
ampliamente extendido, es muy cómodo para el poder reaccionario, que buscando
preservar su posición y, al mismo tiempo, detener el desarrollo de la ciencia
social, mantiene a tales personas en su primitiva ignorancia y engreimiento. Y
entonces, naturalmente, los teóricos y en general los científicos están de más.
La quintaesencia de esta posición la expresó A. Hitler., al afirmar que «los
intelectuales y los científicos son inútiles y dañinos »
5 Nuti, D. M., “Ascenso, caída y futuro del
socialismo”, “Mir pieriemen” (“El mundo de cambios”), Número 4, 2018, pp.41-
55; Laidler, Harry W, Historia del socialismo, Espasa Calpe. Bilbao, 1933;
Silva Herzog, Jesús, El pensamiento Socialista, Publicaciones de la Universidad
Obrera de México, México D.F., 1937; Mosca, Gaetano, Historia de las doctrinas
políticas”, Editorial Revista de Derecho Privado, Madrid, 1941; G.D.H. Cole,
Historia del pensamiento socialista, T.I. Los precursores (1789- 1850), Fondo de
Cultura Económica, 1962; Hampsher-Monk, Iain, Historia del pensamiento polìtico
moderno. Los principales pensadores políticos de Hobbes a Marx, Ariel Ciencia
Política, Barcelona, 1996; Sassoon, Donald, One Hundred Years of Socialism.,
European Left in the twentieth Century , The New York Press, 1996.
6 Lebowitz, Michael, EL Socialismo no cae del
cielo: un nuevo comienzo, Monte Avila Editores, 2007.
7 Buzgalin, A. V., “EL futuro del comunismo”,
Moscú, OLMA-Press, 1996 (en ruso)
8 Se hizo muy popular la visión de “fin de la
historia” atribuida al politólogo, filósofo, economista político y escritor,
investigador del Centro para cuestiones d ela democracia, el desarrollo y
supremacía del derecho, de la Universidad de Stanford, EEUU, nacido en Chicago
en 1952 y residente en California actualmente, Francis Fukuyama, que en 1992
publicó el libro “El fin de la historia y el último hombre”. En una reciente
entrevista realizada por el periodista inglés George Iton, (NewStatesman, 2018,
17 de Oct) reproducida recientemente en la revista rusa “El mundo de cambios”,
(Mir pieriemen). 1, 2019, con el título “El socialismo debe regresar”, Fukuyama
hace interesantea afirmaciones, entre otras, referidas a que “sus críticos
probablemente no se leyeron su libro hasta el final”. Formado en el círculo
cercano a Reagan- Bush, - Paul Wolfowitz fue su mentor- a fines de 2003 se negó
a apoyar la guerra en Irak, la que valoró como un error garrafal “junto con la
desregulación de las finanzas y la creación del Euro”, asevera que “Toda esa
élite política…resultaron unos perfectos incapaces. Por eso la gente tiene
fundamento para estar descontentos”. Su libro “El fin de la historia…” fue una
crítica a los marxistas, que consideraban el comunismo el estado final de la
ideología, y al preguntarle el periodista su parecer sobre el renacimiento del
socialismo de izquierda en Gran Bretaña y los EEUU, respondió: “Todo depende de
lo que Usted entienda por socialismo. Si habla de la socialización de los
medios de producción, no creo que eso vaya a tener buenas consecuencias,
excepto en aquellas actividades donde eso es claramente indispensable, por
ejemplo, en los servicios comunales. Si usted tiene en mente un programa,
mediante el cual mediante la redistribución se propone corregir los tremendos
desbalances surgidos en los ingresos y en el acceso, yo pienso que no solo
puede, sino que debe volver…”…lo cual acompaña con interesantes críticas acerca
del “mercado no regulado”…y afirma más adelante “… piensa que algunas de las
ideas de Marx resultaron ciertas”, aunque, con todo el respeto, lo que, al
menos en esta entrevista vemos como sus interpretaciones de Marx, nos hace
pensar que en este sentido le sería aplicable una valoración parecida a la que
hace de quienes son sus críticos: es probable que deba volver a hacer un
estudio de la obra de Marx y Engels para mejorar sus críticas y valoraciones
positivas.
9 Como ha expresado en varios foros el académico
ruso Ruslán Grinberg, “Con ingenuidad pensaron que con mercado y más democracia
iban a mantener lo que tenían y tener lo que nunca habían tenido y hoy han
visto que ni mantuvieron lo que tenían ni lograron alcanzar lo que iban a
tener”
10 La Dra. Thalía Fung en su obra “En torno a la
regularidades y particularidades de la revolución socialista en Cuba” /Ciencias
Sociales, La Habana 1981/ nos brinda un ejemplo de la importancia del análisis
de las contradicciones dialécticas para el estudio de un caso específico de
funcionamiento de un organismo social como parte del contexto en que el mismo se
desenvuelve. Algo poco frecuente en la producción teórica nacional e
internacional. Para el caso cubano en vísperas de la revolución liderada por
Fidel Castro, identifica como contradicción principal en el sistema actuante en
Cuba, la existente “…entre el imperialismo norteamericano y el pueblo
cubano…”/p.7/, y no resulta difícil concluir que dadas las condiciones internas
– creadas en buena medida por la peculiar dependencia respecto a los gobiernos
de EEUU- resultaba personificada en la contradicción entre el pueblo cubano,
-en el concepto fidelista de pueblo expuesto en “La Historia me absolverá”- y
la dictadura de Fulgencio Batista.
11. Nuti, D. M., “Ascenso, caída y futuro del
socialismo”, ref. anteriormente.
12 “La URSS. Proyecto inconcluso”, red. princ. A.V.
Buzgalin, Ed. URSS, Moscú, 2012, p. 5.
13 Hablamos de revolución social como la ruptura en
el proceso de desarrollo, que conduce a la substitución de un modo de
producción material por otro superior en el sentido de núcleo del proceso de
desarrollo de la vida social en su integralidad a un nivel que la hace
cualitativamente más apta para su conservación y reproducción ampliada,
conformándose una nueva Formación Económico Social. No todas las revoluciones
sociales conocidas han estado acompañadas de cambios en la naturaleza
reproductiva: solamente la que tuvo lugar en los sistemas que sufrieron la
descomposición de las comunidades originarias, y la que necesariamente iniciará
el proceso de trascendencia del capital, la revolución comunista.
14 Formación Económico Social. Según la obra de
Carlos Marx, el proceso histórico se ha desarrollado a través de diferentes
formaciones económico- sociales, caracterizadas por una base material que son
las relaciones de producción material, forma social de un sistema de fuerzas
productivas, con las que conforman una unidad dialéctica denominada modo de
producción, y una superestructura social, conformada por las instituciones y
normas derivadas que se deben corresponder con el modo de producción material de
la sociedad. El conjunto de las relaciones de producción, señala Marx en la
Contribución a la Crítica a la Economía Política, “. conforma la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza la superestructura
jurídica y política,y a la cual se corresponden determinadas formas de la
conciencia social”/Obra citada, T.IV, Obras Escogidas en 9 tomos (en ruso),
Editorial de Literatura Política, Moscú, 1985, p.137/ . El análisis del proceso
histórico en la obra marxista muestra que en los tránsitos conocidos de FES la
revolución social ha tenido sus causas últimas en unas relaciones de producción
que entorpecen, frenan o no contribuyen al progreso del sistema de las fuerzas
productivas en el sentido de proceso de interacción hombre – naturaleza, el
“proceso del trabajo”, núcleo generador de las condiciones de su existencia
material y los propios seres humanos como individuos sociales. La revolución
lleva a hacer dominantes unas nuevas relaciones de producción que favorezcan
dicho progreso, propiciando el establecimiento de un nuevo modo de producción,
con una nueva superestructura
15 Aquí nos encontramos con elementos que reclaman
urgentemente un análisis consecuente con la obra de Marx, Engels y
Lenin: el concepto de clase, la clase vanguardia de la sociedad, llamada a
ser fuerza revolucionaria en la transformación comunista, el proletariado como
clase histórico- concretamente determinada, irreducible a su expresión en el
proletariado industrial de fines del siglo XIX inicios del siglo XX, ante las
transformaciones ocurridas en el desarrollo capitalista desde la segunda mitad
del siglo XX, especialmente con su manifestación en el capitalismo globalizado
neoliberalmente, y la condición de asalariado estrechamente vinculada a la
categoría de plusvalía en su necesaria proyección a la actividad política.
16 Ver: “Cuba. Propiedad social y construcción
socialista”. García Brigos, Jesús P., Alhama Belamaric, Rafael; Lima Ferrer,
Roberto; Rafuls Pineda, Daniel, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2012.
17 Marx. C., Engels, F. , .Collected Works, t. III,
pp. 300-301
18 Ver “Beyond Capital. Towards a Theory of
Transition” de Istvan Mészáros, en 2 tomos, K.P.Bagchi & Company, Calcuta,
2000
19 El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Segundo
Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, durante la
celebración de la Asamblea Provincial de Balance del trabajo del Partido en la
provincia de Guantánamo en el año 1999 afirmó: “(...) La construcción del
socialismo en las actuales circunstancias, es un viaje a lo ignoto; tenemos que
ver las experiencias de otros, pero seguir creando nuestros propios conceptos”.
“Qué busca el cambio en los estilos y los métodos del Partido”, María Julia Mayoral,
en Granma, La Habana, 6 de octubre de 1999.
20 Godet, Michel, “From anticipation to action”,
Unesco Publishing, 1994, P. 29.
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