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lunes, 3 de agosto de 2020

Cartas a Joe Biden y a Donald Trump. #PuentesDeAmor 🇺🇸❤️🇨🇺


Cartas a Joe Biden y a Donald Trump. #PuentesDeAmor🇺🇸❤️🇨🇺

Carta a Joe Biden

Estimado Joe Biden: A noventa millas de nuestras costas, el pueblo cubano se enfrenta a los retos del coronavirus. Pero al mismo tiempo, y como si la pandemia fuera poco, ese pueblo también tiene que enfrentar un embargo económico que dura décadas. Yo soy cubanoaméricano y he vivido en los Estados Unidos por casi treinta años. Por los Estados Unidos, un día fui a la guerra. Hace quince años, como médico de combate, auxilié a marines y soldados heridos en Irak, en la batalla de Fallujah. Considero a este país mi hogar y aquí he fundado una familia. En la actualidad, soy maestro de preparatoria en Seattle. En resumen, Estados Unidos ha sido para mí, como un padre amoroso que me abrió sus brazos y me ofreció infinidad de oportunidades. A esta gran nación le agradezco gran parte de lo que soy. Pero, como hijo agradecido y responsable, tengo el derecho y el deber de hablarle a este padre, con mi corazón abierto.

Al igual que los sentimientos de amor que profeso hacia los Estados Unidos, en mi alma también habita un profundo cariño por Cuba. Allí crecí y di mis primeros pasos y allí conocí el amor. Cuando yo era niño, vi como aquellos vecinos y familiares, compartían entre sí lo poco que tenían. En mi barrio ocurría a diario el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Sr.Biden, probablemente usted entiende de lo que hablo. En ocasiones lo he oído mencionar Scranton, el pueblito de su infancia, en Pensilvania. Allí usted dio sus primeros pasos. Allí conoció a personas, que incluso después de décadas, siguen siendo sus amigos. Estoy seguro que usted no permitiría que les hicieran daño a aquellos vecinos suyos, ni a sus hijos. A mi me pasa igual Joe, usted tiene su Scranton, yo tengo mi Jaimanitas. Estados Unidos es mi padre, pero Cuba es mi madre. ¡A esa tampoco le puedo dar la espalda! No hay nada más triste para un hijo que las desavenencias y riñas de sus padres divorciados. El corazón del niño como que se estruja, como que se parte en dos. Yo quiero que mi país natal y mi nación adoptiva se den la mano. Yo quiero construir puentes de amor entre nuestros dos pueblos. Y este clamor no es solo mío, es el clamor de miles de norteamericanos, cubanoamericanos y cubanos.

Por eso le escribo, porque usted pudiera ser el próximo presidente de los Estados Unidos. Quiero que sepa que miembros de mi familia y yo, nos encontramos en este momento en un peregrinaje. Estamos pedaleando de costa a costa de los Estados Unidos. Hemos recorrido en bicicleta, cientos de millas y pedalearemos por más tres mil. Hablaremos con oficiales electos, representantes y senadores, así como con gente común y corriente de cada rincón del país. Demócratas, republicanos, sin importar raza o credo, a todos les explicaremos de la necesidad de tender puentes de amor entre nuestras dos naciones y de lo imperioso de levantar las sanciones económicas a Cuba, especialmente en tiempos de coronavirus. Recientemente impulsamos una campaña en Change. org, pidiéndole al presidente Trump el levantamiento de sanciones por razones humanitarias. En cuestión de días, miles de personas, mayormente cubanoamericanos, firmaron la petición. Es un clamor general que prevalezca el amor y que se acabe este tiempo de enfrentamientos entre nuestros países.

En unos días arribaremos a Washington D.C. Por esa razón, le solicito a usted unos minutos de su preciado tiempo. Queremos expresarle las aspiraciones de millones de estadounidenses, cubanoamericanos y de gente de buena voluntad de todo el mundo. Para todos nosotros; las consideraciones políticas deben de ceder a las consideraciones humanas. Es tiempo de amor y de entendimiento. La gente de Scranton y de Jaimanitas se lo merecen.

Carlos Lazo
31 de julio de 2020

Tercera misiva al presidente Donald Trump

Sr. presidente Donald Trump: Mi nombre es Carlos Lazo. Soy cubanoamericano, maestro. Resido en el estado de Washington. Estimado presidente, le he escrito anteriormente por vía electrónica y por correo regular, pero nunca he recibido respuesta suya o de su oficina. Hace meses, con motivo de la pandemia de coronavirus que aflige al mundo, le envié a usted una misiva pidiéndole que considerara levantar, aunque fuera de manera temporal, algunas de las sanciones económicas que pesan sobre el pueblo de Cuba. Ese pedido, fue acompañado por una petición en Change.org que obtuvo miles de firmas (mayormente de cubanoamericanos). Gente de diferentes ideologías y credos expresaron su deseo de que se aliviaran las sanciones económicas a Cuba.

A pesar de que nuestra campaña de firmas tuvo amplia repercusión nacional e internacional, no recibimos ninguna respuesta de la Casa Blanca. De hecho, desde esa fecha al presente, se han recrudecido las sanciones y medidas que afectan a la familia cubana a ambos lados del estrecho de la Florida. Pero no solo los cubanos son los afectados, el embargo económico contra Cuba impide la cooperación médica de Estados Unidos con la Isla. En tiempos de coronavirus, esta cooperación pudiera ayudar a salvar vidas de norteamericanos, cubanos o de gentes de cualquier lugar del mundo.

En estos momentos, mi familia y yo nos encontramos recorriendo los Estados Unidos, en bicicleta, de costa a costa. Hemos hablando con nuestros compatriotas norteamericanos, con gente de diversas ideologías y credos, acerca de la necesidad de tender puentes de amor entre los Estados Unidos y Cuba. En unos días llegaremos a Washington DC. Tenemos la intención de llevarle a usted y a miembros de su administración este pedido, así como a representantes y senadores y a todo el que quiera escucharnos.

Respetuosamente, le solicitamos nos conceda unos minutos de su preciado tiempo para comunicarle, de primera mano, el clamor de miles de estadounidenses, cubanoamericanos y cubanos de que las consideraciones políticas cedan a las consideraciones humanas.

Qué Dios lo bendiga a usted y a su familia y qué Dios bendiga a los pueblos de Cuba, los Estados Unidos y el mundo.

Carlos Lazo
28 de julio de 2020


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