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viernes, 21 de agosto de 2020

Historiografía, psicología social, subjetividad ciudadana y economía informal


Por Jorge Rodríguez Hernández
Periodista-investigador

(…) El establecimiento de un clima permanente de ORDEN, DISCIPLINA Y EXIGENCIA en la sociedad cubana, premisa imprescindible para consolidar el avance de la actualización del modelo económico y no admitir retrocesos contraproducentes´´.

(Raúl Castro Ruz; Primera Sesión Ordinaria de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular; 7 de julio de 2013)

CONTEXTO

En mi intención no está restar importancia al tema de los coleros- todo lo contrario-, situados hoy en la picota pública, pues se reactivaron con particular fuerza e ímpetu, durante la pandemia de la COVID-19, para exhibir aún más la cara visible de la economía sumergida: la especulación, junto al acaparamiento. Tal fue su desenfado al mostrar el rostro de los días, parafraseando el título de la novela cubana de turno, que hacia finales de julio y principios de agosto de 2020 la prensa nacional desplegó en sus páginas alrededor de una treintena de trabajo sobre el álgido tema.

Tras quienes se dedican a estas actividades informales, están poderosos tentáculos, muy bien parapetados en la sombra; aunque no al margen de cuanta turbulencia ocurre- ¿acaso ellos no mueven esos hilos?-, en cada una de las cuales se ofertan bienes y servicios ´´por la izquierda´´. Hasta ellos es preciso llegar si existe la voluntad de desarticular tales redes subterráneas. Hablando en buen cubano, por ahí es por donde le ´´entra el agua al coco´´.

Dentro de ese entramado, el cual suele desestabilizar y subvertir el país en todos los órdenes, los llamados coleros constituyen las ´´larvas´´- corruptos menores- y los antes mencionados son los ´´mosquitos´´- corruptos mayores-. Si las investigaciones policiales, fiscales y periciales sobre estas tramas profundizan lo suficiente, la gallinita, con el hilo amarrado en una de sus patas- rememorando mi niñez montuna-, puede conducir a las autoridades, hasta donde se oculta la gran nidada, con los huevos de oro, y los máximos responsables de tan persistente drenaje a la economía nacional.

Varios factores pusieron presión a la olla: bloqueo económico norteamericano recrudecido, lo cual implicó la caída del envío de remesas y un descenso en la recepción de turistas, entre otros efectos adversos. Sin obviar las deficiencias y errores propios. Como consecuencia, varios segmentos de población se vieron afectados por esta problemática, la cual se potenció aún más en los meses de pandemia de la COVID-19. Como se ha dicho, la propia crisis generada por la situación epidemiológica a nivel global, cambió la mentalidad acerca de cómo vivimos, trabajamos y viajamos.

A propósito de esto último, no pocos informales que viajaban con frecuencia a diferentes países, para adquirir mercancías diversas, con el propósito de comercializarlas dentro de las fronteras nacionales, de pronto se vieron varados en su actividad económica; algo similar ocurrió con los sectores privado y cooperativo, así como un número importante de actividades estatales.

Por otra parte, un número nada despreciable de informales vinculados, de una forma u otra, a los sectores antes mencionados, se vieron también sumidos en el paro, sin recibir ingreso alguno. De ahí que ´´asumieran´´ otras actividades en la sombra, de por sí constreñidas,  pues el grifo de los canales de abastecimiento al mercado negro, empezó a cerrarse con los operativos policiales en curso y un presumible mayor control de los recursos, sí así pudiera decirse.

HISTORIOGRAFÍA

El tema de la especulación y el acaparamiento, vinculado también a los coleros, no es nuevo en el escenario económico-social cubano, y su expansión a través del tiempo ha generado una jerga diversa (Ver ANEXO). Los medios de prensa nacionales- al menos en las últimas tres décadas-, se hicieron eco de tales prácticas. Pudiera glosar algunos títulos al respecto: Ron a chorros. A un mes del parto (Sierra: 1990); Gasolineras: bonos de oro (González Bello: 1990); El pueblo en acción: una ´´piloto´´ de altura (Peñalver Moral: 1990); La zafra de los coleros (Rodríguez:2013); Antídotos contra pillos y especuladores(Febles Hernández: 2016); El acaparamiento y el espejo (Castro Medel: 2016); Nuestra playa tiene un ¿dueño? (Labacena Romero: 2016); Sigue en cartelera la ´´danza´´ de los revendedores (Rodríguez: 2017); y La moraleja del requesón y el vino (León Moya: 2020), entre otros muchos.

La historiografía posee un estimable valor para explicarnos el curso que toman con los años los procesos económico-sociales, y el asunto de marras no es la excepción. También nos ayuda a no confundir causas y efectos, algo recurrente en los análisis acerca de este tema. Igualmente, contribuye a aplicar a tiempo cirugía y profilaxis, según corresponda. La dilatación de las decisiones en este campo suelen tener un alto costo.

En los albores de la década de los 90 del pasado siglo XX, cuando el Periodo Especial en tiempo de paz se hacía tangible en la Isla, al describir un fresco de la economía subterránea, los primeros trazos de las escenas te llevaban, indefectiblemente, a especuladores y acaparadores, cebando sus bolsillos a costa de la escasez de la mayoría.

Desde los inicios de los años 60 se inició  la entrega de la libreta de abastecimiento como consecuencia de las restricciones impuestas por el bloqueo económico norteamericano y ante la necesidad de buscar una distribución lo más equitativa y racional posible, de una canasta familiar de productos subsidiados por el Estado.

Cuando la dirección del país decreta el  Periodo Especial, dada la crisis económica de esos años, como consecuencia del derrumbe de la Unión Soviética y el campo socialista este-europeo, principal mercado cubano, unido a un visible agotamiento del modelo económico, la demanda resultaba superior a la oferta y las colas eran constantes, y solo desaparecían cuando la mercancía se agotaba. Dada la inestabilidad de los abastecimientos se hacía casi imposible crear un clima de confianza entre los consumidores. En tales circunstancias se genera un escenario propicio para la especulación, el agiotismo y otras ilegalidades, incluso, hasta para la comisión de graves delitos contra la economía nacional, acerca de los cuales existe un vasto historial.

Durante muchos años, madres solteras con proles numerosas y núcleos familiares de varios integrantes, se dedicaron a vender algunos productos alimenticios recibidos por la libreta de racionamiento, a precios subsidiados. (Rodríguez Hernández: 1994) Era una vía expedita para incrementar los ingresos, los cuales entonces como ahora resultan insuficientes. Tales prácticas llegaron hasta hoy, cuando se actualiza el modelo económico-social y se aprecia una segmentación de los ingresos por causas diversas.

El salario en Cuba ha sido bajo históricamente. El salario medio en 1975 ascendía a 135 pesos. En los años ochenta osciló entre 149 y 188 pesos, mientras que en la década de los noventa estuvo entre 185 y 188, según datos ofrecidos por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información. Se considera que entre 1990 y 1993 el salario real sufrió una caída estimable.

Con relación a los años más recientes, el salario medio en 2018 fue de unos 777 pesos, y en 2019 se estimó en 879 pesos.

Por otra parte, el Ministerio de Finanzas y Precios reconoció que en 2020 se reporta un déficit presupuestario (Bolaños Weis: 2020), aunque no se informó el monto. En 1993, año más crítico del Periodo Especial, la cantidad de este último ascendió a 5 000 millones de pesos. Una economía como la cubana, previo a la crisis de los años noventa, debió moverse con una liquidez de 3 mil 900 millones de pesos; sin embargo,  en 1994  dicha liquidez  llegó a 12 mil 300 millones de pesos. (Rodríguez Hernández: 1993)

 No hay que olvidar que dichos desequilibrios inciden también en las presiones inflacionarias y en la liquidez acumulada. De ahí la importancia de conocer cuál es la cifra del déficit y de la propia liquidez.

Estas últimas condiciones propiciaron que en mayo de 1993 el circulante en la economía sumergida ascendiera a 12 mil millones de pesos. Algunas fuentes lo situaban entre 15 mil y 19 mil millones de pesos.1 Se estima que el mercado negro creció monetariamente alrededor de 20 veces en el Periodo Especial. Hacia finales de1993 se consideraba que entre el 60 y 70 por ciento de los productos que se ofertaban en la economía informal eran de procedencia estatal.2

Asimismo, en mayo de 1993 se estimó que en Ciudad de La Habana entre el 85 y 87 por ciento de los núcleos familiares accedían al mercado negro.3

Desde 1990 hasta 2007 se reportaron fuertes presiones inflacionarias, determinado por el incremento del circulante monetario en manos de la población, tanto en efectivo como en depósito en cuentas de ahorro corriente. A inicios de este último año el 50 por ciento del dinero que circulaba en La Habana era de dudosa procedencia y el 10 por ciento de la población-      alrededor de 200 mil habitantes- acumulaba la mayor suma monetaria circulante. Hacia el 2008 el excedente monetario se calculaba en 21 mil millones de pesos. (Rodríguez Hernández: 2008)

Aunque en condiciones diferentes al Periodo Especial en tiempo de paz, en las actuales circunstancias de crisis producto de la COVID-19, hay vicios y deformaciones presentes que potencian prácticas propias de la economía sumergida.

Entonces como ahora, frente a una escasez severa, esa masa de dinero sedentaria y desigualmente distribuida por diversas causas, se vuelve sobre las espaldas de la mayoría de los ciudadanos, principalmente los sectores más vulnerables, los de menos ingresos y de aquellas personas situadas en la base de la pirámide económico-social, invertida durante años por conocidos problemas estructurales.

En la política de empleo, como parte de la estrategia económico-social pos COVID-19, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social se enfoca en garantizar que los niveles de ingresos constituyan la fuente principal para satisfacer las necesidades del trabajador y su familia en correspondencia con el desarrollo económico y social del país, y en el sector empresarial se estudia la eliminación de límites administrativos asociados a cumplimiento de planes para el pago del salario. (Lezcano Lavandera: 2020)

Tanto en los años noventa como ahora, los llamados ´´macetas´´- nuevos ricos-, en un marco legal algunos e ilícitos otros, prepararon los avíos para una nueva y jugosa campaña, con la cual reforzarían las utilidades obtenidas en las redes especulativas, entre ellas las dedicadas a la compra- venta de alimentos y artículos de primera necesidad. No hay que perder de vista que a inicios de 1994, año en que se realizó la Operación ´´Maceta´´, se calculaba en 11 mil millones de pesos, el monto del dinero circulante, distribuido de manera desigual en la población. (José L. Rodríguez: 1994) En aquellas condiciones no pocos individuos se enriquecieron ilícitamente.

Amén de pronunciamientos condenatorios por diferentes vías y penalizaciones diversas a coleros, especuladores y acaparadores, resulta preciso profundizar en las causas que están en la base de esta conducta ciudadana. La escasez resulta una circunstancia contribuyente; pero no puede esperarse a que haya de todo para resolver este fenómeno en cierta medida. (Barral: 1991)

Hay factores psicosociales que pueden desestimular las buenas actitudes  e incentivar conductas especulativas y agiotistas en los individuos, todo lo cual requiere estudio e investigación, para llegar a conclusiones que trasciendan las opiniones superficiales sobre el tema.

En el ámbito de la subjetividad se aprecian falencias en el ámbito de la realización personal. Se trata de un asunto al cual hay que ponerle ciencia, pues su solución rebaza anaqueles y almacenes más o menos abastecidos para satisfacer la demanda siempre creciente e incrementar el consumo, indicador que también constituye una expresión de crecimiento económico-social.

En determina dos segmentos poblacionales se ha entronizado una ´´cultura de rebusque´´,  y la prolongada crisis de los últimos seis lustros, han generado las condiciones para que muchas de las estrategias de sobrevivencia adoptadas ante la coyuntura hayan pasado a instituirse como pautas culturales. De ahí que cualquier modelo de reajuste o enfrentamiento a la crisis que no considere este factor cultural puede conducir a resultados inesperados. (P. Rodríguez: 2014)

DESOCUPACIÓN, MADRE DE NO POCOS MALES

El ocio es la madre de no pocos vicios. El texto Memoria sobre la vagancia en la isla de Cuba (Saco: 1831) habla de hacer una revolución en las costumbres, para enfrentar males latentes en el imaginario popular, como la vagancia, los juegos de azar y la especulación, algunos de los cuales aún persisten actualmente, heredados también de la seudorrepública, a pesar de las acciones sanadoras de la Revolución. Ello habla de la necesidad de realizar no solo transformaciones económico-sociales profundas, sino también de carácter cultural.

En el Vigésimo Primer Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), celebrado en el primer cuatrimestre de 2019, se informó que dos millones de personas en edad laboral estaban desocupadas y tampoco buscaban empleo.

Dentro de esta última cifra, había un alto por ciento de mujeres, quienes declararon estar enfrascadas en quehaceres del hogar, mientras que más de 500 mil, en su mayoría hombres jóvenes, dijeron no estar buscando empleo, ni estarlo necesitando. Como se dijo en el referido evento sindical por la máxima autoridad del ministerio correspondiente, constituye una realidad que exige diversas medidas para que pueda irse revirtiendo.

La holgazanería y vagancia actual nos pone también ante otra encrucijada, a partir del creciente e irreversible envejecimiento de la población. En el propio Vigésimo Primer Congreso de la CTC se dijo que para 2021 serán más los que salen del universo laboral que quienes entran en el mismo, agudo problema ante esta realidad, y más grave aun cuando los niveles de remplazo resultan deficitarios.

Con respecto a esto último, las cifras son arto reveladoras, pues hasta el 2023, unos mil trabajadores sostendrán a 660 que no trabajan, y la situación se agravará para 2030, ya que la misma cifra de mil sostendrá a unos 820, lo cual hace aún más crítico el panorama laboral existente a, tal como se reconoció en el propio foro sindical.

Hay cifras que nos inducen a pensar, quiénes se desempeñan actualmente en la economía informal cubana. Entre los hombres, más de 1 de cada 3 no trabaja formalmente en una actividad legalmente autorizada, mientras que en el caso de las mujeres tiene trabajo formal 1 de cada 2. El resto trabaja y se busca su sustento- ´´el diario´´- en actividades informales. En muchos casos, las mujeres en peores condiciones que los hombres, porque tienen que cargar con la casa y también las colas. En total los desocupados están rondando los dos y medio millones de cubanas y cubanos. (Benavides: 2020)

A lo antes dicho se suma el hecho de que más de 98 mil 160 trabajadores interruptos estaban sin reubicación, hacia finales de junio de 2020. (Abay Fonseca: 2020) ¿Estarán sumados también a la lógica de buscar ´´ el diario´´? ¿Cuál será la ubicación de las más de 64 mil 120 personas que buscaban empleo hacia finales de abril de 2019? (Reyes Montero: 2019)

Ante el referido panorama laboral, se impone una pregunta: ¿quiénes laborarán en sectores estratégicos como turismo, agropecuario e industria electrónica, ubicados dentro de la estrategia de recuperación económica pos COVID-19, y donde se concentra el 68 por ciento de las opciones de empleo dentro del plan de la economía? Son muchas las preguntas necesitadas las respuestas.

Para romper esta prolongada inercia en la evolución del panorama laboral cubano, algunos expertos adelantan propuestas, como la legalización de todo aquello que resulte factible, en concordancia con los documentos aprobados hace más de tres años por el Partido y el Estado, e incluidos en la Constitución de la República. (Benavides: 2020)

PLAN CONTRA PLAN

La Estrategia Económico-social asumida por Cuba para enfrentar con éxito la crisis derivada de la pandemia de la COVID-19, incluye el Plan de Gobierno para accionar contra las ilegalidades y la corrupción, asuntos acrecentados en tiempos de urgencias epidemiológicas. (Castro Morales: 2020)

En los planes y propósitos del adversario- dentro y fuera de la Isla- está desestabilizar la situación del país y a la Revolución, con pretensiones anexionistas. (Díaz-Canel: 2020) De ahí la importancia que tiene la sistematicidad en el establecimiento de un clima permanente de ORDEN, DISCIPLINA y EXIGENCIA, trilogía clave para aspirar al éxito de cualquier actividad. (R. Castro Ruz: 2013) Es necesario actuar en contra de la lógica de quienes actúan en la sombra y medran a costa del patrimonio público.

En la historiografía de la Isla, el agiotismo, la especulación, la bolsa negra y el contrabando son de larga data. A través de diferentes épocas, tomando diversos rasgos, se advierte su presencia. En el prólogo a la edición póstuma del libro Los negros curros, Fernando Ortiz ofrece un amplio fresco de tales prácticas. Documentos emitidos por las autoridades coloniales, se refieren a la situación socioeconómica de la Isla en el siglo XVII. Se habla de cómo los vecinos de ésta se dedicaban a las más ilícitas operaciones mercantiles, y el contrabando se convirtió en una costumbre, una necesidad, una rebeldía contra el poder central y una burla organizada por los más arrojados.

En 1946, entre fotos y carteles de candidatos electorales ineficaces y de ladrones, junto a la propaganda de productos diversos, la gente pasaba de largo al transitar frente a un nuevo letrero que acumulaba la constitución de la Orden del Guayabo (Ciro Bianchi: 2020), destinada a vapulear con contundentes ramas de ese árbol a comerciantes culpables de ocultación de mercancías y especulación.

Ante la disimulación y la apatía de las autoridades, Comandos Juveniles iniciaron acciones a tenor de la susodicha Orden, entre las cuales figuró la dirigida contra el almacén de víveres, sito en la Calzada de Belascoaín  número 968, propiedad de la Compañía de Suministro Hatuey S.A, donde la voz popular aseguraba que se vendían de manera clandestina y a precios superiores a los oficiales arroz, aceite, manteca, leche enlatada, jabones de lavar y de tocador(…), artículos todos de primera necesidad y que escaseaban en el mercado.

Bastaba con darle ´´un toque´´ al gerente del establecimiento para que el interesado fuese autorizado a acceder a la trastienda del almacén y adquiriese las mercancías deseadas, mientras que la inmensa mayoría del vecindario se quedaba con las ganas, según el relator de esta reveladora historia.

Los guayabos, quienes tenían en la mirilla a dicho establecimiento, vigilaban todos los movimientos en torno a este último. Fue así que una tarde detectaron como un hombre bien trajeado, tras conversar brevemente con el gerente Braulio Fernández, pasó a la trastienda, y en un tiempo breve volvió a la calle, seguido de un empleado del lugar que conducía en un carrito un saco de arroz; pero no caminó mucho la pareja, pues un grupo compacto de jóvenes, armados de gajos de guayaba, frustraron aquella transacción en la sombra.

Una vez dados sus respectivos vergajazos al empleado del almacén, el cual emprendió una veloz carrera, mientras que el hombre bien trajeado se situó a prudente distancia de los indignados miembros del Comando Juvenil de la Orden, quienes tras ocupar el botín, llamaron a voces a vecinos y transeúntes, para avanzar sobre el establecimiento, y una vez allí aplicar la justicia por su cuenta, suceso que tuvo repercusión en la prensa nacional, pues el periodista Carlos Lechuga lo reseñó en la revista Bohemia.

A juzgar por los hechos acaecidos en Cuba, con relación a coleros, especuladores y acaparadores, durante la pandemia de COVID-19,  y sobre los cuales los medios de prensa se hicieron eco, de forma profusa, hacia finales de julio y principios de agosto de 2020, esta vez no habrá que apelar a la Orden del Guayabo, para mantener a raya y defenderse de tales individuos.

La Revolución Cubana en el poder, con el apoyo popular, hizo pública a través de sus máximas autoridades la decisión de hacerlo, contra los parásitos pequeños y grandes, para que en la Isla no se repita la aleccionadora experiencia, que constituyó el fracaso de la Comuna de París, la cual no supo utilizar, en su momento, la fuerza del soberano contra los apetitos de ambos parásitos.

La alerta de Fidel está vigente. Sus palabras del 17 de noviembre de 2005 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana ante jóvenes dirigentes estudiantiles, resulta un persistente aldabonazo en la conciencia nacional. Su interrogante y aseveración acerca de que los vicios entronizados en la economía y sociedad cubanas, son primero que todo una cuestión ética; pero que además es una cuestión económica. Ambas cuestiones constituyen cuentas por saldar de cara al presente y futuro de la nación.

Pero esto último no será plausible, sino buscamos las causas más profundas, las raíces expandidas y penetrantes del problema, pues no podremos apartarnos de las ´´manzanas´´ que siguen creciendo a ojos vista, y que ya nos han envenenado tantas veces. (Castro Medel: 2020)

Saber orientarnos ante esta compleja problemática con un actuar consecuente, firme e indeclinable, pudiera ofrecer al país apreciables réditos en todos los órdenes. Es conocida la falta de sistematicidad en este y otros ámbitos, dado lo cual se acumulan no pocas facturas indeseadas. Pero a estas alturas lo importante es asumir soluciones de fondo para que la recuperación poscoronavirus sea un paso firme, y no una curita fácil de quitar cuando la herida no ha sanado todavía. (León Moya: 2020)

Notas

1 Informes ofrecidos por la Emisora Radio Rebelde, al comentar acerca del comportamiento de la actividad delictiva en 1993

2 Emisora Radio Reloj; Noticiero Nacional, Radio Rebelde; y los espacios A primera hora y Punto de vista, emisora Radio Progreso, medios donde se hicieron públicas estas cifras de los años 90 del pasado siglo XX. Octubre de 1993

3 Datos ofrecidos por mandos de la Dirección General de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), a partir de encuestas realizadas entonces. Septiembre de 1993

José Luis Rodríguez, Ministro Presidente Comité Estatal de Finanzas, al abordar alternativas de saneamiento de las finanzas internas. CC PCC. 5 de mayo de 1994

ANEXO.-

JERGA EMPLEADA EN PREDIOS ESPECULATIVOS

En los circuitos especulativos se emplea una jerga muy especial entre quienes se desempeñan en este ámbito.

¡“agua...agua...”!: cuando alguien previamente concertado advierte sobre la presencia de la policía a los  especuladores que expenden mercancías en los alrededores de las tiendas  que venden en divisas.

“babosa”: especulador adherido a las actividades del mercado agropecuario y de los trabajadores por cuenta propia, para evadir el pago de impuestos y encubrir su ilegalidad.

“buquenque”: quien especula con la venta de pasajes para ómnibus nacionales.

“candonga”: Lugar utilizado por los especuladores para  hacer  sus Transacciones comerciales.

“el pan”: el dinero u otro beneficio  en especie que se obtiene en alguna operación especulativa.

“mandarte a matar”: represalia de un especulador contra otro por poner en peligro una determinada operación.

“merodeadores”: personas que especulan  en los alrededores de lugares públicos.

“merolicos”: personas que  ofertan mercancías y servicios, sin abonar ningún tributo al estado. Palabra tomada de una novela mexicana muy popular en Cuba.

“prismática”: relativo a prisma. Aquella postura que asumen algunas personas que se dedican a especular y ostentar con cuestiones materiales.

“parqueros”: los revendedores de tickets y pre tickets para viajar por ómnibus en la terminal “La Coubre”, de La Habana. Una suerte de “buquenques”.

“quimbos”: así llamaban en el primer lustro de la segunda década del siglo Veintiuno cubano a las ventas improvisadas en los portales de avenidas principales de La Habana por quienes se desempeñaban en la economía informal. 

“rebusque “: aquella acción consistente en adquirir dinero en la economía informal, mediante la venta de materias primas y otros objetos.

“yo le di el ardimú”: significa dar la mercancía en el ambiente  especulativo.

“talibanes”: así llaman a aquellas personas dedicadas en la capital a llevar la vida como dé lugar; generalmente, suelen andar con alforjas donde guardan los materiales más insospechados para revenderlos en la economía informal de la segunda década del siglo Veintiuno cubano.

´´sacar el diario´´: acción realizada por quienes se desempeñan en circuitos especulativos, para ganar algún dinero diariamente.

1 comentario:

  1. Muy interesante la reseña histórica.
    Las causas y condiciones del desempleo, el mercado informal y los delitos asociados es lo que realmente debe combatirse.
    En caso de las tiendas casi siempre los acaparadores están vinculados a los empleados.
    Hoy un turno para comprar en USD cuesta 30 cuc. Y quién no lo sabe.
    Rogelio Castro Muñiz.

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