Por Jorge Gómez Barata
Como antes lo hicieron Geraldine Ferraro (†) que en 1984 acompañó a Walter Mondale como candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos, convirtiéndose en la primera mujer en intentarlo, Sarah Palin que con John McCain trató de lograrlo en las presidenciales de 2008, e Hilary Clinton, que estuvo a punto de conseguirlo en 2016, Kamala Harris se unirá a Joe Biden en los esfuerzos de llevar a una mujer a las alturas de la política estadounidense y sacar a Donald Trump de la Casa Blanca.
Kamala Harris de 56 años, nacida en Oakland, California, abogada y senadora, con estudios de Derecho y fogueada en el trabajo como Fiscal General de California, de cara a los blancos conservadores y racistas, arranca con el hándicap de su origen y de su color que puede convertir en ventajas.
De cara a la confrontación electoral, los blancos conservadores y los racistas de todos los colores y credos, apelarán al origen de la candidata, de tez oscura, hija de emigrantes, jamaicano el padre y natural de la India la madre. En el debate electoral la derecha americana, partidaria de Trump, mostrará sus peores perfiles: políticamente primitiva, raigalmente conservadora y culturalmente atrasada.
Como si dirigiera una orquesta, el presidente levantó la batuta y abrió fuego: “Es desagradable y horrible…”, dijo Trump que se expresó de ese modo porque carece de la caballerosidad y del refinamiento de los estadistas, así como del talento para emitir un comentario apropiado sobre un acontecimiento que se veía venir. Definitivamente, se comportó de modo predecible porque no sabe hacerlo de otra manera.
No tenía nada que decir y, como otras muchas veces, perdió la oportunidad de permanecer callado.
Con Kamala Harris y Biden, estarán las personas de pensamiento avanzado de todas las condiciones y colores, los que no ven el color, sino el talento y las capacidades, los emigrantes, así como los hijos y nietos de emigrantes que llegados de todas partes edificaron ese país, las personas que aspiran a vivir en una sociedad donde la tolerancia y no su contrario sea la regla, la juventud ilustrada y sobre todo, las muchachas y mujeres que tal vez esta vez puedan celebrar que una de ellas lo consiguió.
Para todas las que han intentado reivindicar a las féminas estadounidenses, el largo camino comenzó hace más de 170 años en Seneca Falls, una villa del estado de Nueva York donde, en 1848, se libró una gran batalla de las mujeres estadounidenses contra la discriminación, tuvo lugar la primera convención sobre los derechos de la mujer en el Nuevo Mundo y se emitió la Declaración de los Sentimientos, inspirada en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos.
En el documento se denunció la discriminación que padecían las mujeres estadounidenses, entonces privadas de derechos políticos y se conectó el feminismo con la lucha abolicionista y anti esclavista, contra la discriminación racial y el sufragismo que reclamó el derecho a la participación política de la mujer, especialmente, al voto femenino.
Kamala Harris no tendrá un camino fácil, pero podrá lograrlo. Con ella todavía no van todas, pero van muchos y muchas que tratan de hacer grande a Estados Unidos de otra manera. No faltarán detractores, pero presumiblemente, serán más los apoyos. Allá nos vemos.
13/08/2020
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El presente artículo fue publicado por el diario ¡Por esto! Al
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