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jueves, 6 de agosto de 2020

Producción de frijoles: La recuperación después de la plaga

De alto valor proteico y menos exigente para el cultivo, el frijol caupí ayudaría a paliar la reducción productiva provocada por la plaga en otras variedades Foto: Carlos Rafael/Periódico Ahora
La dirección de Agricultura del Ministerio de igual nombre intensifica su trabajo desde la base para recuperar las plantaciones de frijoles que se perdieron en la pasada campaña de frío a causa de la plaga thrips de la flor, toda vez que la siembra de ese grano se había reducido drásticamente como consecuencia del bloqueo.
Yoján García Rodas, jefe del departamento de Cultivos Varios de la dirección de Agricultura, explicó que durante la pasada campaña de frío (etapa específica del año donde se planta el frijol), el plan de siembra de esta gramínea se redujo casi a la mitad de lo previsto –46 000 hectáreas– debido a las limitaciones que supuso para el sector el recrudecimiento del bloqueo y su impacto en la disponibilidad de combustibles e insumos destinados al desarrollo de este rubro.
El directivo, al frente de la actividad de granos en la referida dirección del MINAG, añadió que, de las 23 000 hectáreas sembradas, solo se le pudo poner fertilizante al 8 %, y se protegió con una parte de los pesticidas necesarios el 16 %.
«Esto, sumado a la aparición de la plaga del thrips gigante o thrips de la flor (Megalurothrips usitatus), afectó considerablemente los rendimientos del frijol. En la campaña se afectaron 13 500 hectáreas por esta plaga y, de ellas, se perdieron completamente más de 7 000. El resto de las áreas que sufrieron afectaciones no sobrepasaron el índice de rendimiento de 0,6 tonelada por hectárea, inferior al 1,15 planificado», detalló.
LA TABLA SALVADORA DEL CAUPÍ 
El Jefe del departamento de Cultivos Varios de la dirección de Agricultura del MINAG explicó que, a raíz de los estragos que causó la plaga referida, se acometió como alternativa la siembra del frijol caupí (especie que puede ser plantada en primavera), para dar respuesta, en lo posible, al consumo social y a otros destinos dispuestos por el Ministerio del Comercio Interior.
«Concebimos un programa que comprendía la siembra de 10 000 hectáreas de este frijol, y en el mes de febrero arrancamos con la siembra de las primeras mil, con el objetivo de obtener semillas para poder sembrar en los meses de abril, mayo y junio. Actualmente tenemos sembradas alrededor de 8 500 hectáreas en todo el país, y ya se está cosechando», puntualizó.
García Rodas refirió que semanalmente se chequea el proceso de cosecha y entrega al Mincin, organismo con el cual se comprometieron unas 2 500 toneladas, mientras que el resto de la producción se distribuirá a través de la red de mercados del sistema de Acopio.
La provincia de Holguín, por ejemplo, integra la lista de los territorios que más áreas dedica al cultivo del frijol caupí, de alto valor proteico y con posibilidades, aún por explotar a fondo, de empleo como extensor en la elaboración de embutidos cárnicos y otros productos.
En la campaña de primavera del presente año aquí fueron sembradas 1 400 hectáreas con la variedad Inifat 93-1, que se adapta bien a los suelos holguineros y soporta el embate de plagas y enfermedades, detalló Marcos Antonio Reyes Noris, especialista en Agrotecnia de los Cultivos en la delegación provincial de la Agricultura.
Fruto de la cosecha en marcha, hasta el momento, dijo, 80 toneladas se han entregado para la comercialización en mercados en los que la población adquiere el grano, mientras que otras 30 fueron a los establecimientos de semillas, una vez que, del total de áreas sembradas, 250 hectáreas tienen este fin.
La insatisfacción de directivos de la Agricultura y productores está en los bajos rendimientos, que se han comportado, como promedio, a media tonelada por hectárea, situación que algunos relacionan con la imposibilidad de aplicar abonos químicos en las parcelas destinadas a suministrar caupí para la población, sobre todo la fórmula completa npk y la urea, cuya baja existencia se destinó a los sembradíos que aseguran las simientes.
Pero Marcos Antonio Reyes estima que en muchos sitios no se han tenido en cuenta las posibilidades de los biofertilizantes que, si bien no ofrecen los beneficios de los mencionados productos industriales, poseen muchas virtudes, razón por la que se debe incrementar su preparación y uso. 
En estos momentos continúa la siembra en áreas de los municipios de Mayarí y Calixto García, respuesta concreta a las intenciones de plantar el grano en las campañas de primavera y frío, y de extender su cultivo a todas las tierras aptas, cosa que marcha por buen camino, porque este año la única excepción es el territorio de Moa.
Otro de los territorios que asumió el reto de convertirse en uno de los mayores productores, a partir de las graves afectaciones provocadas al frijol por la plaga del thrips en gran parte del país, es la provincia de Las Tunas, donde las áreas cubiertas actualmente equivalen a 1 441 hectáreas en el sistema de la Agricultura y 326 en el de Azcuba, todas plantadas con semillas obtenidas allí.
Precisamente a ese fin, el de reproducir simientes, se destinaron 200 de las 3 500 hectáreas previstas en el programa.
El 98 % del caupí tunero se concentra en la zona norte, esencialmente en los municipios de Menéndez y Puerto Padre. Luis Oro Torres, subdelegado de la Agricultura que atiende Cultivos Varios, explicó que ya se han entregado al balance nacional más de 30 toneladas del grano, y que la mayoría de las áreas se encuentran en secano. Actualmente los rendimientos no superan el valor de 0,4 tonelada por hectárea, lo que sin duda puede calificarse como bajo.
«El grano iba bien, con buen desarrollo, pero lamentablemente no le llovió lo que debía en el momento adecuado, y no pudo desarrollar como en años anteriores. Ahora en el periodo de cosecha es que está lloviendo, y eso también provoca afectaciones al frijol».
EL BACHE EN EL CAMINO DE ABASTECER LA DEMANDA
Enel Espinosa Hernández, director de Agricultura del Minag, precisó a Granma que la media productiva del frijol en los tres últimos años rondó las 51 000 toneladas. En contraste, refirió que en este almanaque, por las razones expuestas, los resultados globales de la cosecha deben acercarse a las 8 000 toneladas, de las cuales ya han sido acopiadas unas 5 800, por lo que es una realidad tangible la ausencia del grano en las redes de mercados agrícolas del país. Sin embargo, destacó que el Ministerio mantiene su meta de lograr el autoabastecimiento en ese renglón productivo.
«La nación demanda 70 000 toneladas de frijoles por año y, en las últimas tres campañas, sin tener en cuenta la presente, las cifras fueron superiores a las 50 000, con un índice de rendimiento de 1,2 toneladas por hectárea», subrayó.
De acuerdo con Espinosa Hernández, en nuestro país el frijol es uno de los cultivos cuyo rendimiento sobrepasa la media mundial, y esto se debe a que los productores conocen las tecnologías asociadas al desarrollo de las plantaciones y saben cómo y cuándo sembrarlo. Este año, dijo, nos afectó la plaga, pero ya estamos preparándonos para la campaña de frío que comienza en septiembre, para la cual nos planteamos la cifra de 50 000 toneladas.
Foto: Ilustrativa

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