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lunes, 7 de septiembre de 2020

CORRUPCIÓN ELECTORAL

Por Jorge Gómez Barata

La instalación de la democracia en el pensamiento y la práctica política en Europa y el Nuevo Mundo, es la más trascendental innovación política de todos los tiempos. En todas partes la democracia es parte de la solución a los grandes problemas sociales, nunca la causa de ellos. La crítica es legítima cuando se trata de perfeccionarla y tóxica cuando pretende suprimirla.

El advenimiento del pensamiento liberal que auspició la democracia, fue resultado de una combinación de avances tecnológicos y progreso económico que hicieron posible la producción y concentración de riquezas, la especialización laboral y el fomento de la urbanización que en las sociedades europeas llegó a un punto en el cual se hicieron necesarias estructuras y reglas nuevas.

En la arquitectura de las sociedades modernas, establecidas a partir de los preceptos del liberalismo político, económico y cultural, el elemento más importante es la elección de los gobernantes y de los integrantes de las estructuras de participación, en primer los parlamentos y las cortes. Cuando los procesos electorales fallan como ocurre en América Latina, el sistema político se resiente, se debilita y su reconstrucción recuerda un trabajo de Sísifo.

El principal problema político de la región que, sin excepción, padecen todos los países, radica en la endémica debilidad de las instituciones civiles, principalmente gobiernos, parlamentos y estamentos judiciales, que permite el exagerado protagonismo de las oligarquías y el dinero y de los caudillos, lo cual genera el fraude electoral, los golpes de estado y la corrupción electoral.

Hace cincuenta años en Chile la derecha no pudo evitar el triunfo de Salvador Allende, pero se coaligaron para impedirles gobernar y cuando la fórmula no funcionó, las fuerzas armadas encabezadas por Pinochet protagonizaron un sanguinario golpe de estado. En el Brasil de hoy la reacción maniobró para sacar del poder a Dilma Rousseff y encarcelar a Lula para impedir su participación en las elecciones.

En materia de manipulación electoral la izquierda no es inocente y frecuentemente llega al poder bajo unas reglas que cambia apenas se instala lo cual explica las frecuentes reformas constitucionales y las interpretaciones caprichosas. El caso más reciente es el de Evo Morales en Bolivia cuyo intento de disfrutar de un tercer período en la presidencia ofreció la excusa que la reacción necesitaba para expulsarlo del poder. 

Según se afirma, aunque en México, donde no existe reelección, Andrés Manuel López Obrador necesitó ganar tres comicios para llegar a la presidencia debido a que, en dos ocasiones (2006 y 2012) fue despojado de la victoria mediante fraude electoral.

Entre las deformaciones estructurales de América Latina, ninguna es más perjudicial que la debilidad de las instituciones civiles, cosa que impide la consolidación de la democracia y la celebración de elecciones creíbles. Allá nos vemos. 

06/09/2020
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El presente artículo fue publicado por el diario ¡Por esto! Al
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1 comentario:

  1. En Cuba también tenemos corrupción y no es poca. Desde el momento que un dirigente propende cubrir un cargo ofreciendo: "que en esta empresa se resuelve esto o aquello"; ya estamos en presencia de la corrupción.
    Como bien usted explica es un problema institucional.
    El discurso sobre y contra la corrupción está pendiente por nuestro actual gobierno.
    Rogelio Castro Muñiz

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