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viernes, 11 de septiembre de 2020

Viacrucis por la supervivencia


Por Jorge Rodríguez Hernández*

Todas las verdades conocidas por evidencia son necesarias, porque la evidencia es la conformidad de nuestro concepto de verdad invariable con los hechos exteriores.
José Martí Cuadernos de apuntes, t. 21, p.65

El monto de la erogaciones monetarias en la economía sumergida cubana, con fuertes presiones inflacionarias, desde finales de 1990 hasta agosto de 2006, según encuestas y análisis comparativos, particularmente  ha estado determinado por el incremento del circulante monetario en mano de la población, tanto en efectivo como en depósito en cuentas de ahorro corriente. Sin descartar la persistente escasez y las peculiaridades de este propio mercado, bastante atípico en las condiciones de la isla, sujeta a los efectos negativos de un bloqueo económico de varias décadas.
A principio de 1995 se decía que el 34 por ciento del dinero físico estaba en manos de la población y el 66 por ciento en cuentas de ahorro corrientes.
Para lograr un funcionamiento normal--al menos en aquellas circunstancias previas a la crisis de los años 90 del pasado siglo-, una economía como la cubana debe moverse con una liquidez de alrededor de 3 500 millones de pesos.  Desde 1988 se advirtió una tendencia hacia el incremento de ésta, cuando llegó a ser superior a los 3 600 millones de pesos, cifra que subió en espiral hasta diciembre de 1994, cuando se elevó hasta 12 300 millones de pesos.
En mayo de este último año, cuando el Parlamento acordó aplicar un importante paquete de medidas, con vista al saneamiento de las finanzas internas y lograr una revalorización gradual de la moneda nacional, el exceso de circulante monetario era de unos 11 897 millones de pesos, cifra que se redujo en más de 400 millones desde principios  de  junio hasta mediados de julio de 1994, al aplicarse una nueva tarifa de precios a un grupo de productos seleccionados, no esenciales, como cigarros, tabacos, etcétera.
Las  medidas  adoptadas por la Asamblea  Nacional del Poder Popular,  con vista al saneamiento de las finanzas internas, se asumieron después  que  el  movimiento  obrero  y  los  trabajadores,  reunidos en asambleas a partir de enero de 1994, expusieron ideas y sugerencias al respecto.
El plan de reducción de exceso de circulante para el año 1994 era de unos 1000 millones de pesos. Pero en menos de un año, de mayo a diciembre, el mismo se redujo en más de 1 800 millones de pesos. En los últimos siete meses de 1994, más del 80 por ciento de la extracción del circulante se realizó mediante la venta de cigarros y bebidas alcohólicas.
El déficit presupuestario disminuyó en más de 3 600 millones de pesos con respecto a 1993, cuando alcanzó los 5 000 millones de pesos. No hay que olvidar que estos desequilibrios inciden también  en las presiones inflacionarias y en la liquidez acumulada.
La historiografía de esta etapa crítica de la economía cubana, tendrá que tomar en cuenta para cualquier análisis, cuál era la situación imperante antes y después de mayo de 1994, cuando se aceleró todo el programa de reformas en la isla, con la aplicación de medidas que incidieran en las relaciones monetario-mercantiles y que tuvieron un impacto innegable en la economía sumergida, que la obligarían a rediseñar sus campos operacionales y a buscar nuevos espacios, sobre todo aquellos dejados por las medidas aplicadas.
 La canasta familiar básica sufrió entonces un particular impacto a través de las presiones inflacionarias imperantes en la economía subterránea. No obstante de que 30 productos esenciales de esa canasta, más de 20 se subsidiaban  por el Estado. Por ejemplo, una libra de fríjol le costaba al Estado 0.50 centavos y el consumidor la adquiría a 0.30 centavos.
A pesar de la venta de cigarros y de ron liberadamente -es decir, fuera de la libreta de racionamiento-, constituyó en aquellas circunstancias una importante fuente de recaudación de dinero circulante, se calculó en esos momentos  en unos 400 millones de pesos anualmente el subsidio estatal a los precios de esos productos. 
Esa canasta familiar básica con precios subsidiados de alimentos y productos esenciales satisface el 40 por ciento de las necesidades alimentarías de la población, según cálculos de economistas independientes, quienes señalan que el cubano promedio tiene que satisfacer el 60 por ciento  de sus necesidades en el mercado negro 1.  Aunque más adelante pudiéramos volver sobre este asunto.
El salario promedio en Cuba ha sido bajo históricamente.  En 1975 era de 135 pesos y cinco años después se incrementó en 13 pesos. Si en 1989 era de 188 pesos, al año siguiente era de 187 pesos. En 1991 fue de 185 pesos, y en 1992 y 1993 de 182 pesos. Se considera que entre 1985 y 1989 el salario real sufrió una caída estimada  en un 4 por ciento.  Entre 1990 y 1993 está caída debió ser mucho más fuerte,  consideran los observadores. Si a ello se suma que entre 1989 y 1992 la venta de mercancías y servicios a la población cayó en alrededor de un 35 por ciento.  Dicho impacto también estuvo asociado a la extinción de la Unión de República Socialista Soviéticas  (URSS)  y el derrumbe del campo socialista,  hasta entones el principal mercado proveedor  de alimentos  y otros bienes de consumo hacia Cuba.
Cuando se realizó  la Reforma General de Salario en 1981, se produjo un incremento salarial de 40 pesos  como `promedio  y el incremento de la producción fue de un 7 por ciento. No obstante, a partir de esa fecha el circulante monetario se  mantuvo  a niveles aceptables, pues existía un nivel de gratuidades, de subsidios y de abastecimientos, que mantenían la inflación de cierta forma controlada.  Si no era en aquellas condiciones de otra forma era imposible que el salario pudiera tener tal poder adquisitivo. No puede obviarse que el 70 por ciento  de los ingresos y egresos de la población era en aquellos momentos por concepto de salario.
La dinámica de crecimiento del salario medio en Cuba, desde el año 2000 al 2005,  fue de 126.1 por ciento, ya que el mismo se movió de 238 a 330 pesos, según el Anuario Estadístico del país, emitido por la Oficina Nacional de Estadística. Indicadores superiores se alcanzaron en dicho período  en Ciudad de La Habana. En el primer semestre de 2006, según otras fuentes,  estos índices en cifras absolutas,  ascendían a 396 pesos  en el país  y a 399 pesos  en la capital de la isla.
 Si se observa  la evolución de los precios en el mercado negro, desde finales de 1993 hasta agosto de 2006, y se compara con el comportamiento que ha tenido el salario medio en dicha etapa, y además se toma en cuenta los niveles de participación de los núcleos familiares en la economía sumergida o subterránea, se aprecia la incapacidad del salario medio ante esta espiral especulativa.
 Baste decir que en Mayo de 1993 se consideraba que en Ciudad de La Habana entre  el 85 y 87  por  ciento  de  los  núcleos familiares accedían al mercado negro 2. En tanto que algunas fuentes estimaban que en mayo del propio 1993 la magnitud del circulante  en  la  economía  en  la  sombra  ascendía  a  12  000  millones de pesos 3- otras lo situaban en 15 000 y 19 000 millones-, asociado al exceso de circulante antes y después del Período Especial 4 y potenciado por otros vicios y deformaciones presentes en aquellas y las actuales condiciones, que aunque diferentes, reclaman continuas acciones para aplicarle cirugía  a la fuente nutricia y asidero principal  de esa economía clandestina: el delito económico. Según algunos economistas el mercado negro pudo haber crecido monetariamente más de 20 veces en el transcurso del Periodo Especial. No perdamos de vista que hacia el último trimestre de 1993, se estimaba que entre el 60 y 70 por ciento de los productos que se ofertaban en el mercado negro, eran de procedencia estatal. 5
Frente a una severa escasez, esa masa de dinero sedentaria  y desigualmente distribuida por diversas razones, se volvió sobre las espaldas de la mayoría de la población, principalmente la de los sectores más vulnerables, los de menos ingresos y de aquellas personas más desfavorecidas por las desigualdades generadas  por las medidas adoptadas para la paliar la crisis, entre ellas, la despenalización del dólar y la reapertura del trabajo por cuenta propia.
En aquel entramado socioeconómico, se dispusieron a hacer una buena pesca los llamados “macetas” 6 una suerte de “nuevos ricos”, quienes en un marco legal, prepararon los avíos para una nueva y jugosa campaña, que reforzara las utilidades obtenidas en las redes especulativas, entre ellas los dedicados a la compra y venta de alimentos, antes y durante del período de la crisis. Pero el tema y su complejidad, merecen un capítulo aparte.
No olvidemos que hacia el primer cuatrimestre de la década de los 90  del pasado siglo,  en Cuba el 65 por ciento de las personas ganaban 100 pesos como salario y solo el 35 por ciento devengaba más de 100 pesos como remuneración a su trabajo. Además, téngase en cuenta que en ese período el 93 por ciento de los trabajadores percibía entre 100 y 231 pesos.
En un año ¡tremendo! de la crisis, como fue 1993,  el ingreso de un núcleo familiar medio era de 273 pesos. Si a ello se suma que cuando el Período Especial era sólo un presagio, me refiero al cuatrienio 1985-1989, el salario real sufrió una caída estimada del  4 por ciento, como escribíamos antes.
 Se infiere entonces que dicho descenso debió ser más marcado en el trienio 1990-1993, tal como subrayamos en párrafos anteriores.  Y por consiguiente, se deduce una sustancial disminución del poder adquisitivo de los cubanos, máxime con una moneda apreciablemente devaluada y sujeta entonces a un proceso inflacionario  bien acentuado,  sin precedentes.
Al hacer un análisis del comportamiento de los precios en el mercado negro de 18 artículos importantes de la canasta familiar: manteca y aceite; café; leche fluida, condensada y evaporada: frijoles, cigarros, ron y cerveza, detergente y jabón de lavar y de baño; mantequilla, pollo, carne de res y huevo, se aprecia como el salario del  cubano sufre un deterioro, incluyendo no sólo el salario medio sino el mínimo y el máximo.
El conjunto de cada unidad de cada uno de los citados productos totalizaba,  al precio oficial, 17.29 pesos. Así  fue desde Mayo de 1991, fecha de inicio de la referida encuesta, hasta el 1 de Junio de 1994, cuando se aplicó una nueva tarifa de precios a bienes no esenciales como cigarrillos, ron y cerveza, sufriendo un incremento de entre 22.59 y 28.49 pesos. Hasta la fecha, tal situación no ha sufrido cambios notables,  salvo determinadas excepciones.
Si en Octubre de 1993, el precio oficial de la canasta familiar básica creció entre 45 y 59 veces con respecto al de la economía sumergida, pues para entonces el cubano de a pie necesitaba entre 788 y 1014 pesos para enfrentar los precios del mercado negro. Para diciembre de ese año, se incrementaron entre 52 y 69 veces, y ya a finales de Marzo de 1994 había aumentado entre  67 y 71 veces.
A partir de junio de 1994, cuando se aplican nuevas tarifas de precios, el monto de las erogaciones en la economía subterránea seguía elevado, pues para enfrentar ésta, se necesitaba entre 1 306 y 1 553 pesos. Al cierre del último semestre de 1994, estos desembolsos oscilaban entre 568 y 708 pesos, cifras que disminuyeron hasta 465 y 731 peso al concluir marzo de 1995.
Si se tomaran estas últimas cifras y se comparan con otras obtenidas durante estos más de cinco años--los más críticos del Período Especial--, de encuestas y análisis acerca del comportamiento de los precios de estos productos de la canasta familiar básica en la economía sumergida,  se observará que están aproximadamente en el rango de las cantidades reportadas entre Abril y Junio de 1993, cuando los crecimientos fueron de entre 28 y 50 veces aproximadamente.
Al cierre de Junio de 1995, el costo de ésta oscilada entre 401 y 648  pesos, similar a las cifras obtenidas entre Enero y Abril de 1993, cuando el aumento fue entre 23 y 38 veces con respecto al precio oficial de la canasta básica.
 Esta encuesta a los 18 productos seleccionados se realizó nuevamente  los años 2003 y 2006. Aunque el monitoreo de su comportamiento se mantiene hasta la fecha. En algunos rublos particularmente, el descenso de los precios ha sido importante, pero todavía continúan produciéndose fuertes presiones inflacionarias en la economía sumergida cubana y el salario muestra aún un saldo desfavorable con respecto a los precios que rigen en ese mercado de oferta y demanda.
Sobre esto último, se aprecia, incluso, como los más remunerados,  se quedan aún por debajo, si desean acceder a dicho comercio, de precios monopólicos.
Desde mucho antes; pero sobre todo a partir de julio de 1993, cuando se despenalizó la tenencia de divisa, se afianzó la tendencia hacia la ´´dolarización´´ de la oferta de la canasta familiar básica en los predios especulativos, en particular,  y de la economía sumergida,  en sentido general.  Nuevos productos y servicios podrían adquirirse a partir de entonces en moneda libremente convertible.
Este tipo de transacciones se apreciaron cada vez más en las diferentes redes clandestinas que conforman esta economía en la sombra, con sus diferentes rasgos  y peculiaridades, donde la especulación constituye su cara visible; pero no la única. De su entramado, de su vasto y complejo universo, incluyendo los tentáculos que la mueven, pudiéramos escribir en otro momento.
Doce años después de iniciados estos análisis en Mayo de 1991, tomando como referencia   la   encuesta   realizada  en  septiembre  de  2003, la situación se encontraba  en los niveles similares a Enero de 1992, cuando por igual número de productos (18) de la canasta familiar básica había que desembolsar entre 223 y 256 pesos, como precio mínimo y máximo, respectivamente, en el mercado negro. Tanto el uno como el otro, están en un rango superior al precio mínimo reportado hacia finales de abril de 1992: 258 pesos.
En Agosto de 2006, casi dieciséis años después de iniciada esta encuesta, se realizó otro monitoreo para evaluar el comportamiento de los referidos productos en la economía subterránea. Con respecto al análisis anterior realizado en septiembre de 2003, el precio mínimo creció en 26 pesos, ya que entonces era de 267 pesos, mientras que el precio máximo también creció en 34 pesos, pues en la fecha precedente a la más reciente evaluación realizada, era de 278 pesos. Entre un análisis y otro transcurrieron 2 años y 11 meses aproximadamente.
Al cierre del sexto año del siglo veintiuno, incluso, hasta el término del primer trimestre del 2007, la economía cubana muestra indiscutiblemente crecimiento en el ámbito macroeconómico. Pero el mercado negro sigue afectando a un segmento nada despreciable de la población cubana, que se ve obligada a acceder a sus ofertas, poniendo a un lado diferentes consideraciones, pues diariamente se enfrenta a un verdadero viacrucis por la supervivencia.

- Cambio negro: camino de la dolarización

El “cambio negro”--las transacciones del dólar estadounidense en la economía sumergida--, marcaron el camino de la “dolarización”. Fue un proceso gradual, paulatino, caracterizado por una tendencia alcista de dicha moneda, sobre todo en la etapa más crítica del llamado Período Especial: el quinquenio 1991-1995.
De Marzo a Septiembre de 1994, el dólar llegó a cotizarse en el mercado subterráneo hasta (120x1) .Aunque se reportaron compra-- venta de (150x1). Ser muy fluctuante, es una peculiaridad de este tipo de especulación, la cual varía de un sitio a otro,  de una región a otra, condicionada por la oferta y la demanda. Por lo que la moneda extranjera podría cotizarse en la noche de hoy  a un precio y ser adquirida a otro al día siguiente.
Desde el inicio del último cuatrimestre de 1994, empezó un proceso de caída del dólar en el mercado negro, guardando cierta proporcionalidad-- si cabe llamarle así--, con el comportamiento de los precios de los productos de la canasta familiar básica en la economía subterránea y como efecto directo del decrecimiento de la masa de dinero circulante.
Pudiéramos entonces caracterizar el referido proceso, como lo observamos en aquellos años donde la crisis se apreció con mayor severidad y la población solía  decir a cada paso: “¡algo hay que hacer…esto resulta insoportable….estamos en el límite…!”

- 1991: EL DÓLAR CUESTA ARRIBA.

En ese año, los precios de los productos alimenticios en el mercado negro crecieron entre 8 y 13 veces, con relación al costo oficial, a cuyo incremento no permaneció ajeno el dólar, que se cotizó para entonces entre 13 y 18 pesos (moneda nacional),  muy por encima de la tasa de cambio existente en septiembre de 1990, de (7x1), cuando la crisis económica estaba en sus albores.
Igualmente, en el propio año 1991, el aumento en la compra--venta del dólar en la economía sumergida, se operó de forma paulatina y el alza era 1 y 2 pesos (moneda nacional) mensualmente, como promedio. Así inició el billete verde su marcha cuesta arriba, ante la mirada atónita e indefensa del peso,  que tendría que esperar cuatro años  para  estrechar  la creciente   brecha.
  
- 1992: EL DÓLAR SE REMONTA

Cuando los cubanos iniciaron en 1992, las condiciones estaban dadas para que el dólar remontara aún más la cuesta. La especulación se convirtió en un elemento recurrente  en la vida ciudadana. El salario de los trabajadores vio aparecer un signo negativo,  que se mantiene aún,  ante el desarrollo impetuoso de la economía sumergida y otras asignaturas pendientes de la economía cubana, como incrementar la productividad y la eficiencia,  para acercar el salario a los resultados  y devolverle el poder adquisitivo. Aún la pirámide, en ese sentido, permanece invertida,  como suele decirse en la calle  y en el ámbito académico.
En aquellas circunstancias, el escenario estaba listo para que el dólar continuara su espiral. De 18 pesos a que se cotizaba hacia finales de 1991, durante 1992 se movió entre 30 y 43 pesos (moneda nacional). Incluso, en la etapa se reportaron cambios de (50x1).
Las observaciones hechas en distintos análisis realizados en 1992, sobre el comportamiento   de   dólar   en  el   mercado  negro,  no  hacían   pronosticar aumentos bruscos, sino más bien paulatinos. La tendencia hacia en crecimiento de las tasas, debía continuar en los próximos meses, según se previó entonces.
Cuando concluyo 1992, la ´´dolarización´´ tocaba, con cierta fuerza, la aldaba de la puerta de la economía cubana. El mercado negro de la divisa resultó un eficaz termómetro,  de lo que ocurriría  en 1993.  Pero eso es otra parte de esta historia.

 1993: LA “SINCERIZACIÓN” DEL DÓLAR.

Algunos califican a 1993 como el año más difícil de la crisis económica que afectó a la isla en el quinquenio 1991-1995. Quizás tengan razón, pues en el mes de junio de ese año los precios de los productos alimenticios  en la economía sumergida, con respecto al valor de la canasta familiar básica  subsidiado por el estado,  tocaron las nubes: alcanzaron las cifras más altas.
Para entonces, los cubanos tuvieron que hacer desembolsos monetarios,  por vez primera, de cifras  de hasta de cuatro dígitos, como ocurrió de Octubre a Diciembre de 1993,   para satisfacer una parte de sus necesidades alimentarías,  al margen de los subsidios estatales a la libreta de racionamiento.  Para esa fecha,  el salario medio había descendido hasta 182 pesos.
“¡Algo tiene que ocurrir!”... Se comentaba en la calle  por aquellos días, al contemplar la creciente inflación y deterioro económico del país.  En Julio de 1993 se anunciaron un conjunto de medidas, para iniciar un proceso de reversión.
Apenas había transcurrido un mes de esto último, cuando en Agosto  de 1993 se hizo pública la despenalización de la divisa. Desde entonces el dólar comenzó a circular libremente  en  la  isla,  en un acto de “sincerización” sin precedentes,  ante  un  fenómeno  de  múltiples  aristas   y   connotaciones.
En aquellas nuevas circunstancias,  la moneda extranjera continuó su ascenso  en el mercado negro.  De 45 pesos en que se cotizaba en Enero de 1993, se elevó hasta 120 pesos hacia diciembre de ese mismo año. Se reforzó así el proceso de “dolarización” de la economía, que se apreciaba en los meses finales 1992.  En sus operaciones, cada vez más, los especuladores exigían el pago en dicha divisa.
Con la despenalización del dólar y la reapertura del trabajo por cuenta propia, ocurrida en Septiembre de 1993, el dólar encontró nuevos escenarios para sus transacciones, al tiempo que emprendía un proceso de aceleración hacia el alza.

- 1994: EL DÓLAR OSCILA Y PRESAGIA

Cuando se inicia 1994, la economía sumergida  está en pleno apogeo.  Prueba de ello es que hacia  mediados de ese año,  los desembolsos monetarios hechos por los cubanos en el mercado subterráneo, reportaban las más altas cifras,  registradas hasta entonces.
El estado de la economía interna revela estadísticas alarmantes, a punto de que el parlamento de la isla se reúne en Mayo para diagnosticar qué hacer, sobre todo, en cuanto a la crítica situación  de las finanzas. Junio comienza con la aplicación de nuevas tarifas de precios a productos no esenciales de la canasta familiar  básica, para desestimular, en parte, la especulación con éstos.
Mientras esto ocurre y están en cartera otras medidas  para su aplicación,  el dólar se reafirma en las tasas de cambio observadas desde marzo en el Mercado Negro, de 100 y 120 pesos por cada unidad de la divisa.  Ninguna señal hace presagiar un descenso,  sino más bien un alza. Por aquellos días de 1994, el dólar empezó a oscilar entre varias cifras.
Así llegó Septiembre de este último año. En octubre, el Mercado Agropecuario introduce, con su apertura, un elemento a tener cuenta en la evolución de los precios en el mercado negro y del propio cambio de la divisa en los predios especulativos. A partir de entonces, este nuevo tipo de comercio sirvió de termómetro a las transacciones del dólar, que al igual que en otras partes del mundo, asumió el oro y el petróleo como patrón para sus tasas de cotización, aquí, en la isla, lo hizo con un producto muy codiciado  en la mesa criolla: la carne de cerdo, cuyo precio pudiera ser considerado el Índice Dow Jones cubano, un verdadero “termómetro” para conocer el comportamiento de las cotizaciones en las transacciones monetario-mercantiles, tanto en el mercado negro como en la economía formal.
Hacia diciembre de 1994, el dólar reportó una caída de un 50 por ciento,  con relación a las tasas de cambio existentes hasta el cierre del tercer trimestre de ese año.  Este decrecimiento notable --así lo reflejé en mis análisis periódicos acerca de la evolución de la divisa en el mercado negro -pudiera ser una señal de un futuro descenso paulino, no abrupto.
El año 1995 llegó en medio de este panorama, cuando los movimientos del dólar se tornan más discretos y lentos,  a diferencia de la etapa comprendida entre Octubre de 1993 y Marzo de 1994, cuando la inflación era mayor.

- 1995: EL DÓLAR DESCIENDE Y RESBALA

Por lo general, el hombre suele recordar aquellos hechos más recientes. De ahí que 1995 y el acontecer económico-financiero ocurrido ese año, resulten todavía próximos a los cubanos, quienes tienen aún vivo en la memoria, lo 11 días que estremecieron el dólar.
Entre  el 17 y el 27 de Agosto de 1995, se  produjo una caída de la divisa sin precedentes en esta etapa de  recesión. Hubo especuladores que en aquellos días de euforia, hicieron zafra y son algunos de los que en esos días, una vez que las aguas volvieron a su nivel y con menos ansiedad que entonces, duplicaron y triplicaron sus ganancias, al vender la moneda extranjera entre 20 y 25 pesos (moneda nacional), e incluso, a 30 en determinadas localidades aledañas a la capital. ¡Peculiaridades de estas operaciones bursátiles!
Los primeros tres meses de 1995, se caracterizaron por las oscilaciones del valor del dólar en el mercado negro, donde llegaron a existir hasta cuatro tasas de cambio, por vez primera, durante este quinquenio de aguda crisis. A partir de Abril de 1995, la de (35x1) comenzó a liderar las transacciones, hasta que se produjo el “crac” de Agosto, que dio las primeras señales de recuperación a partir del lunes 28 de este último mes, con operaciones de compra-venta de 15 y 20 pesos por cada dólar.
Como se aprecia, a partir de estos análisis y encuestas, pronosticar la evolución del comportamiento del precio de la divisa en el mercado negro, es algo que de por si resulta riesgoso y de hecho imprevisible. Dependerá de múltiples factores, desde el incremento de la producción, pasando por los efectos de la acción combinada de las medidas económicas, hasta del propio comportamiento de la economía subterránea, la cual interactúa y establece una suerte de simbiosis  con la economía  formal.  De esas peculiaridades pudiéramos escribir en otro momento.
De cara al futuro, como escribí por aquellos días, habrá que estar a la expectativa, para que el resbalón del dólar, ocurrido en Agosto de 1995, no sea en falso, sino en firme.  De seguro, la vida nos reservará otros capítulos,  en los años por venir.

- CAMBIO NEGRO EN LOS ALBORES DEL TERCER MILENIO

¿Qué ha ocurrido con el dólar en el Mercado Negro, cuando vivíamos  la primera década del tercer milenio? En septiembre de 2003, transcurridos 13 años de las primeras medidas adoptadas por el Período Especial, la moneda extranjera se cotizaba a (26x1), cuatro pesos por debajo de las cifras reportadas en Enero y Abril de 1992, cuando el cambio era de (30x1).
En cinco pesos por debajo de esta última cifra, -- es decir a (25x1)--, se adquiría en la sombra, en agosto de 2006, cuando estábamos a 15 años y 11 meses de aquellas primeras  medidas decretadas por el inicio de la crisis económica,  que llega hasta hoy.
Hacia Julio de 2007, en la capital del país se reportaban transacciones de (25x1), comportamiento similar al de Agosto de 2006. Tasa inferior en 5 pesos a la existente en enero y abril de 1992, como se puede apreciar. No obstante, en las provincias orientales se pueden encontrar ofertas entre (28x1) y (30x1). Aunque en zonas ubicadas en La Habana no metropolitana se han verificado transacciones similares a estas últimas.
Esa tendencia alcista siempre se ha observado, en mayor medida, en la región oriental del país, tanto cuando la tenencia del dólar era  ilegal, como después de su despenalización.  Tal comportamiento se mantiene aún, incluso, posterior a que el dólar estadounidense dejó de ser utilizado en las transacciones de compra--venta de mercancías y servicios dentro de la isla y su lugar fue ocupado por el CUC (peso convertible), de igual validez en el ámbito interno  de la economía nacional.  Ello ocurrió hacia finales de Octubre de 2004.
Sobre el reporte de mayores tasas de cambio de la divisa extranjera hacia el interior del país, no hay que olvidar que en esa zona geográfica, la masa de dinero circulante ha sido siempre menor a la existente en la capital, donde la Economía Sumergida alcanza una mayor magnitud  por razones que no abordaremos ahora. Los polos turísticos más fuertes se localizan en occidente - La Habana y Matanzas- y las mayores inversiones de capital extranjero suelen realizarse hacia esta parte de la isla. De ahí que el dólar estadounidense y su similar en las transacciones formales -el CUC-, se adquieran con mayor facilidad en el Mercado Negro de estas provincias del oeste de la isla.
A mediados de Marzo de 2005, mediante acuerdo emitido por el Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba se fija en 24 pesos cubanos una nueva tasa de cambio para las operaciones de venta de pesos convertibles (CUC) y de dólares por la población a las CADECAS (Casas de Cambio)  y en 25 pesos cubanos para las operaciones de compra de pesos convertibles (CUC) por la población a las CADECAS.
La medida se aplicó en todo el territorio nacional e implicaría un incremento del 7 por ciento del valor del peso cubano, lo cual beneficiaria, según se publicó entonces,  al 100 por ciento de la población  que de una forma u otra recibe ingresos o dispone de ahorros en moneda nacional.
Otro acuerdo del propio Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba,  de principios de Abril de 2005,  subió la tasa de cambio del peso convertible (CUC) en relación  con  el  dólar  estadounidense  y demás monedas convertibles.  Se dijo que dicha   reevaluación   sería  por  el momento del 8 por ciento. Se  fijó una tasa cambio para la venta y otra para la compra del dólar estadounidense, igual se hizo con el resto de las divisas. Se informó que las cuentas bancarias en dólares estadounidenses, tanto las ya existentes como las que se deseen abrir hasta la propia fecha del acuerdo --9 de Abril de 2007--, no serían afectadas por esta medida.
Tales decisiones, obviamente, están dirigidas a la revalorización de las dos monedas emitidas por el Banco Central de Cuba: el peso cubano y el peso convertible, frente a las divisas extranjeras.
Se precisa de un tiempo para el éxito de un proceso  de esta naturaleza, además de la necesidad de asumir cambios estructurales  que impriman la dinámica requerida a la producción de alimentos, bienes y servicios.  Las fuerzas productivas reclaman de un protagonismo importante en este empeño. La combinación de estas y otras acciones, pudieran dar al traste con la dualidad monetaria, que tanto afecta hoy a la población, sobre todo a aquellos segmentos que tienen menos o ningún acceso al peso convertible (CUC) y al dólar estadounidense,  así como a otras divisas   extranjeras convertibles. A ello se suma, el bajo poder adquisitivo del salario, para aquellos sectores empleados en diferentes áreas de la economía estatal.
Aunque la tenencia del dólar sigue siendo legal, no así su presencia en la compra de bienes y servicios, la cual fue asumida por el peso convertible (CUC), se aprecia actualmente en los predios del mercado negro, el atesoramiento del dólar estadounidense entre los regentes de estas redes clandestinas,  cuyos vínculos se extienden no sólo hacia la actividad especulativa --la cara más visible--, si no que son   cada    vez   más   activos   con   otros   rasgos   de   la   economía   sumergida.  Dígase, el soborno, la compra--venta de bienes suntuarios e inmobiliarios, el tráfico de influencias, el juego de azar, el contrabando, lavado de dinero, narcotráfico, corrupción, entre otros rasgos del mercado negro. Estos ilícitos han asumido peculiaridades muy especiales e inéditas hasta ahora en Cuba.

-          Algunos comentarios sobre el panorama descrito

Ø  El mercado negro persiste hacia finales de la segunda década del siglo XXI cubano, aún cuando las encuestas y análisis hechos por el autor se remontan, desde el llamado Período Especial hasta inicios del segundo lustro del actual mileno.
Ø  El salario del sector estatal y  los ingresos de los  beneficiarios de la seguridad social, mayoritarios en el entono laboral y poblacional cubano, resultan insolvente ante la creciente espiral de precios en la economía sumergida y formal, con independencia de la apertura a la propiedad privada y cooperativa, la cual genera un derrame de los ingresos, al igual que las remesas familiares.
Ø  La escasez, causa de no pocos males de la economía y sociedad cubana, persiste, pues la producción de alimentos y de otros bienes de uso y consumo carece de sostenibilidad. De ahí que las presiones inflacionarias persistan, con sus lógicos efectos negativos.
Ø  Amén de que algunos de los 18 productos seleccionados dentro de la canasta familiar básica, para hacer el estudio, han salido de ese circuito, y se expenden, de forma liberada, como son: leche condensada, carne de res, manteca, mantequilla y cerveza, entre otros, la demanda permanece insatisfecha; de ahí que los ciudadanos, ante la insuficiente cobertura ofrecida por la libreta de racionamiento, establecida en 1962, se vean obligados a acceder a un mercado paralelo en moneda nacional y en pesos convertibles (CUC), con precios aún altos, con respecto a sus ingresos, o de lo contrario adquirirlos en el mercado negro, con todos los riesgos que ello implica.
Ø  Aunque el dólar no circula en las transacciones de la economía formal, si posee una fuerte presencia en los circuitos informales, y se atesora con disímiles propósitos por los cambistas y otros segmentos poblacionales, con el propósito de emprender otras operaciones en la sombra y de “lavar” ese dinero a través de una cada vez más creciente red de personas, que viajen al exterior, con el propósito de importar bienes de uso y consumo, fundamentalmente ropa y calzado, artículos comercializados “por la izquierda” por una creciente legión de vendedores al detalle de diferentes estratos sociales, otra expresión del viacrucis por la supervivencia al que están expuestos en el día a día un número importante de cubanos.


- Historiografía y realidades

Han transcurrido más de veinte años de la etapa más crítica del Periodo Especial, y “la presión que ejerce el dinero proveniente del mercado negro sobre la oferta es mayor que la que se deriva del trabajo” 7, lo cual constituye una realidad bien tangible en el día a día del cubano, al igual que el largo camino hacia la unificación monetaria y cambiaria.
La situación se hace agrava aún más, pues “la formación de los precios en el mercado de libre oferta, que es donde los salarios se deprimen con más acento, es el dinero sucio proveniente de actividades ilícitas y las divisas que por diferentes vías llegan a manos de la población, divisas que en su inmensa mayoría no provienen de algún tipo de actividad económica o servicios, sino que llegan por transferencias”.8
A esto último se suma el dinero proveniente del mercado negro, que se lava en inversiones realizadas en negocios privados, lo cual se hizo más visible a partir de 2010, cuando se realizó la reapertura de ese sector, como parte de la llamada actualización del modelo económico-social. No hay que olvidar tampoco que el 60 por ciento de quienes se incorporaron a esos emprendimientos eran personas sin ningún tipo de ocupación, lo cual provoca no pocas preguntas acerca de la fuente de esos ingresos.
A casi tres lustros de introducida la dualidad monetaria, con un saldo nada favorable para la economía y sociedad cubana, amén de las circunstancias que determinaron tal decisión por las máximas autoridades cubanas, no resulta ocioso historiografiar, a groso modo, tan complejos procesos, no solamente para la macroeconomía, sino también para los ciudadanos, inmersos en realidades a veces contradictoras y en extremo difíciles, que en ciertos casos sitúan a las personas al margen del proyecto político, independientemente de disfrutar de sus bondades sociales.
Mientras “tanto llega ese “día cero” de la ansiada “unificación monetaria y cambiaria”, crecen las expectativas e interrogantes, al tiempo de que se incrementan los rumores en torno a ese esperado momento. Pero el sueño de los cubanos se desvanece diariamente una y otra vez, pues cuando se despiertan la dualidad monetaria aún estaba, como el dinosaurio, parafraseando al autor del mini cuento más corto del mundo, Augusto Monterroso.

Referencias

1 Revista Semanal  de la agencia de noticias IPS.  Del 26 al 2 de mayo de 2004
2 Según datos ofrecidos en Septiembre de 1993 por mandos de la Dirección General de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), a partir de encuestas realizadas entonces.
José Luís Rodríguez, Ministro Presidente Comité Estatal de Finanzas, al abordar las alternativas de saneamiento de las finanzas internas. Comité Central del Partido. 5/mayo/1994.
3 Según Informes ofrecidos por la Emisora Radio Rebelde, al comentar acerca del comportamiento  de la actividad delictiva en 1993.
Versiones de un economista en La Habana difundidas por el diario  The Miami Herald, según declaraciones hechas por Julio Carranza Valdés, Subdirector e Investigador  del   Centro   de   Estudios   sobre   América   (CEA).   Boletín   Panorama Mundial,  Departamento  Ideológico  del  Comité  Central  del Partido. 20 de mayo de1993. pp. 6-8.
4 Así se denominó oficialmente por las autoridades cubanas  a la crisis económica,  que tuvo sus albores en el último trimestre de 1990 y a su etapa de mayor impacto en el primer lustro de la década de los años 90 del pasado siglo.
5 Emisora Radio Reloj; Noticiero Nacional de Radio, Radio Rebelde;  y los espacios “A Primera Hora” y “Punto de Vista”, de la Emisora Radio Progreso, todas cubanas, hicieron pública estas cifras  al informar acerca de la crisis  de los años 90  del pasado siglo. Octubre de 1993.
6 Individuos,  con un buen nivel de vida,  por encima de la inmensa mayoría,  casi siempre adquirido en negocios turbios e ilegales. Se considera que dicho término  proviene de mazo, sinónimo de fajo, algunos llaman “mazorca”  a quienes de la noche a la mañana hacen ostentación de cierta prosperidad económica.
7 Pablo Rodríguez Ruiz: Los marginales de las Alturas del Mirador. Un estudio de caso. Fundación Fernando Ortiz, 2011.
8 Ibídem
  

Bibliografía Básica

--Intervención del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el Acto Central por el Cuadragésimo Aniversario del Asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, donde realizó un análisis de la situación económica del país y anunció un conjunto de medidas  para revertir la crisis.  Periódico Granma La Habana, 28 de julio de 1993, pp. 3-7.
--Entrevista a José Luís Rodríguez, ministro de Finanzas y Precios. Periódico Granma, La Habana, 22 de noviembre de 1994, p.4-6.
--Informe sobre la realidad económica actual, realizado por José Luís Rodríguez, ministro de Finanzas y Precios, en la sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Diciembre de 1992.
--Intervención de Pedro Ross Leal, Secretario General de la CTC, para explicar sobre el proceso asambleario a desarrollar por el movimiento obrero, con el propósito de escuchar ideas y sugerencias acerca del saneamiento de las finanzas internas y revitalización de la economía,  previo a las sesiones del parlamento nacional, para adoptar medidas al respecto. Programa “Agenda Abierta”, Canal 6, Televisión Cubana, 11 de octubre--Intervención del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, sobre la despenalización de la tenencia del dólar y otras divisas convertibles, en la Asamblea Nacional del Poder Popular.  Periódico Granma, La Habana, 3 de agosto de 1993, p.3

--Informe del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz,  Presidente de los Consejos de  Estado   y   de  Ministros,  acerca  de  la  Resolución  80   del   Banco   Central   de Cuba, que universalizó a partir del 28 de Octubre de 2004 dentro del territorio nacional la circulación del peso convertible (CUC) en sustitución del dólar estadounidense.  “Mesa Redonda”, Televisión Cubana,  25 de octubre de 2004.
 --Decreto ley no. 140 del Consejo de Estado sobre despenalización de la tenencia de moneda libremente convertible. Periódico Granma, La Habana, 14 de agosto de 1993, p.2. Periódico Tribuna de La Habana, La Habana, 15 de agosto de 1993, p.3.
--Nota oficial acerca de la circulación del dólar, su tasa de cambio y de ofertas de servicios  a la población como respuesta a las brutales medidas económicas  y políticas contra Cuba y contra los cubanos residentes en los Estados Unidos. Periódico Granma, La Habana, 7 de mayo de /2004, pp. 1 y 8.
--Acuerdo No. 13/ 2005 del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba, con fecha 17 de mayo de 2005, el cual fija a partir del 18 de marzo de 2005, la tasa de cambio del peso cubano en 24 pesos cubanos por las operaciones de venta de pesos convertible (CUC)  y de dólares por la población a las CADECAS  (Casas de Cambio)  y en 25 pesos cubanos para las operaciones de compra de los pesos convertibles (CUC) por las población  a las CADECAS,  en todo el territorio nacional, que implicaría un incremento del 7 por ciento del valor del peso cubano  lo cual beneficia al 100 por ciento de la población que de una forma u otra reciben ingresos o dispone de ahorro en moneda nacional. Periódico Granma, La Habana, 18 de marzo de 2005, p.2.
--Acuerdo no. 15 del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba que establece subir la tasa de cambio del peso convertible (CUC) en relación con el dólar estadounidense y demás monedas convertibles a partir del 9 de abril de 2005. Esta reevaluación sería por el momento del 8 por ciento.  Se fija una tasa de cambio para la venta y otra para la compra del dólar estadounidense, igual que se hace con el resto de las divisas. Las cuentas bancarias en dólares estadounidenses, tanto las ya existentes como las que se desee abrir hasta el propio día 9 de abril de 2007, no serán afectadas  por esta medida.  Periódico Granma, La Habana, 25 de marzo de 2005, p.3.

* Periodista, especializado en temas económicos. Hace más de treinta años investiga sobre mercado negro, asunto sobre el cual cuenta con tres textos inéditos, además de escribir varios ensayos al respecto. Coautor del libro Yo soy Fidel. Pensamiento económico-social, publicado por la Editorial Ciencias Sociales. El texto también se editó en Italia. Obtuvo mención en XVII edición del Premio de ensayo Pensar a Contracorriente.   Premio Especial sobre el pensamiento económico del Che, convocado por la Asociación Nacional de Economistas y Contadores (ANEC), en ocasión de su Séptimo Congreso (2013). Premio de Ensayo Periodístico en el concurso 55 Aniversario de la Planificación en Cuba, otorgado por el Ministerio de Economía y Planificación en Cuba (2015).  Alcanzó en 2017 mención en el Concurso de ensayo breve, en la categoría de ciencias sociales, convocado por la Revista Espacio Laical, perteneciente al Proyecto del Centro Cultural Padre Félix Varela. Posee varios premios en concursos periodísticos provinciales y nacionales, entre ellos galardones anuales de periodismo económico. Premio por la Obra de la Vida ´´Guido García Inclán´´, conferido por la Delegación Provincial de la UPEC de La Habana.  Trabajos suyos sobre economía cubana y economía sumergida han sido publicados en medios de prensa provinciales, nacionales e internacionales. Columnista habitual de temas económicos en espacios informativos radiales. Preside la Sección de Base de la ANEC y la filial científica provincial de Periodismo Económico de La Habana.
 

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