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sábado, 24 de octubre de 2020

Fidel Vascos: SOBRE TRABAJO POLITICO IDEOLOGICO EN EN SEGUNDA CITA

Estimado Humberto Pérez:

Es muy conveniente el debate acerca de lo que e
s el trabajo 
político-ideológico y cómo se manifiesta en la Cuba de hoy. Su comentario acerca de los recientes artículos de Sautié y del que suscribe son muy esclarecedores y se lo agradezco. 

Aprovecho para ampliar mis consideraciones al respecto. Distingo entre la realidad
concreta que está en movimiento en sus distintas formas, y la teoría, que es una concepción abstracta de esa realidad concreta reflejada en las ideas de los seres pensantes y en las acciones e instituciones que dichos seres realizan y organizan sobre la base de sus ideas. La ideología se incluye en esa concepción abstracta que refleja la realidad concreta, pero no es la realidad concreta ni refleja esta de manera exacta y nítida, sino aproximada, y va cambiando en el tiempo.

Coincido en que la ideología comprende la totalidad de ideas, teorías y doctrinas de los más diversos campos que responden a un determinado grado de desarrollo de la sociedad y a unos determinados intereses de clases o grupos sociales, como usted afirma en su comentario.

Asimismo, que sus formas fundamentales de manifestarse son la ideología política, la ideología jurídica, la ideología moral, la ideología estética, la ideología filosófica, la ideología religiosa y la ideología en forma de ciencias sociales, entre otras. Partiendo de esta apreciación, opino que no existe una ideología revolucionaria per se, única y permanente, sin cambios, por encima y sin relaciones con la historia real y concreta de las sociedades humanas. También creo que la ideología revolucionaria en un momento histórico determinado y un país determinado no responde exclusivamente a una clase social específica. 

Marx elaboró su concepto de ideología revolucionaria sobre la base de los intereses de la clase obrera de Inglaterra y otros países europeos y consideró que la clase obrera, al emanciparse, emancipaba simultáneamente a todas las demás clases y grupos sociales.

Al respecto, rechazó la ideología de los campesinos y de la pequeña burguesía considerándolas no revolucionarias. Lenin, en otro país (Rusia) y en otro momento histórico, se apartó de Marx en este aspecto e incluyó la ideología campesina y de la pequeña burguesía (campesinos medios y comerciantes) en la ideología revolucionaria en la que se apoyaba para llevar a cabo la defensa y desarrollo del Estado socialista, aunque consideraba que ello era un paso atrás en la marcha de la construcción de socialismo, que debería rebasarse posteriormente en el corto plazo. La experiencia posterior ha demostrado que lo que Lenin consideraba un paso atrás era, en realidad, un paso adelante y se convertiría en la forma permanente de construir el socialismo en cualquier país. La experiencia de la República Popular China ha sido más amplia y ha incluido en la ideología revolucionaria actual del pueblo chino a ciertos aspectos de la ideología de la burguesía nacional y transnacional de su propio país, y sigue considerándose un país socialista con características chinas.

Considerar inamovible “por principio” una ideología supuestamente revolucionaria y apoyada en una sola clase social es lo que determina, en gran medida, el dogmatismo y las actitudes conservadoras de cuadros e instituciones. El asunto se complejiza mas al incluir en el análisis los diferentes aspectos en los que se manifiesta la ideología, como son la política, el derecho, lo jurídico, la moral, la ética, la estética, la filosofía, la religión, las ciencias sociales, etc., las cuales tienen, cada una, su dinámica propia aunque intervinculada con las demás. No concibo las ideologías como edificios impenetrables de acero y hormigón armado que existen simultáneamente, unos revolucionarios basados solo en los intereses de la clase obrera y otros, enemigos de la revolución basados solo en los intereses de la burguesía transnacional imperialista, situados frente a frente y sin capacidad de diálogo, de interrelacionarse y de influirse mutuamente.Claro que entre diferentes ideologías hay aspectos contradictorios, algunos de ellos irreconciliables, que dependen de intereses e intencionalidades de clases y grupos sociales.

Ante ellos, la ideología revolucionaria tiene que estar alerta, identificarlos, denunciarlos y combatirlos por las vías a su alcance y no dejarse vencer por ellos. Esta es la concepción que me animó a utilizar el conocido aforismo de Luz y Caballero, tratando de explicar, no que todas las ideologías son iguales, sino que la ideología revolucionaria en un país determinado en un momento histórico determinado no surge de la nada y debe formularse no solo a partir de una sola ideología conocida, sino de todas las conocidas, asimilando los aspectos de cada una que faciliten los objetivos de la revolución, rechazando los que la obstaculicen o impidan y aportando nuevas ideas e instituciones.

Me parece que es esta concepción dialéctica la que debe servir de base para organizar y desarrollar él trabajo y educación político ideológico que conduzca a la construcción y desarrollo de la Cuba socialista a la que aspira la inmensa mayoría
de nuestro pueblo y no afincarnos a ultranza en los preceptos inamovibles de una sola ideología supuestamente revolucionaria que ni cambia por factores internos ni se deja cambiar por factores externos.

Un abrazo.
Fidel Vascós

2 comentarios:

  1. Usted tiene mucha razón.
    Que nos pasa hoy a los revolucionarios socialistas cubanos, que el gran poder no ha definido la nueva ideología, por lo tanto NO podemos valorar si los acompañamos en la contienda o luchamos contra ellos partiendo de las ideas socialistas nunca puestas en práctica por ese mismo poder.
    Rogelio Castro Muñiz

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