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martes, 20 de octubre de 2020

SOBRE EL TRABAJO POLÍTICO IDEOLÓGICO.

 (ARTICULO DE FELIX SAUTIE EN SEGUNDA CITA DEL 13 DE OCTUBRE E INTERCAMBIO DE CRITERIOS A PARTIR DE ESTE ARTICULO ENTRE SAUTIE Y FIDEL VASCOS LOS DIAS 15 Y 16 PUBLICADOS EN EL PROPIO BLOG DE SILVIO).

COMENTARIOS DE HUMBERTO PEREZ EL 19/10/20.

Leyendo los interesantes, acertados y complementarios criterios so
bre el tema expresados por ambos (amigos coetáneos míos y compañeros de la lucha revolucionaria desde sus inicios) me he sentido motivado a “meter la cuchareta” en este dialogo sobre todo estimulado por una afirmación final que hace Vascos (reconociendo el propio Vascos que puede ser polémica), en la que plantea parafraseando un aforismo de Luz y Caballero que, como antídoto para eludir e impedir el dogmatismo paralizante que pudiera resultar letal para el trabajo político ideológico a desarrollar por nuestra parte, debemos seguir la consigna de “Todas las ideologías y ninguna ideología: he ahí la ideología”.

Esta bastante generalizado el uso indistinto de las expresiones “trabajo y educación política” y “trabajo y educación ideológica” como si fuesen sinónimas o casi sinónimas y para eludir los matices que pudieran diferenciarlas se usa más habitualmente la denominación de “trabajo y educación político ideológico” que es la que utiliza Sautie para titular su artículo.

Según mi criterio y conocimientos, no obstante la indisoluble relación que hay entre ellas, no significan lo mismo, y por ello entiendo oportuno comenzar estos comentarios por manifestar mis consideraciones conceptuales sobre sus contenidos específicos, sus coincidencias y diferencias, precisando la comprensión que tengo sobre el tema para reflexionar al final sobre la afirmación y consigna de Vascos.

La política se refiere a la actividad de los seres humanos vinculada a las relaciones existentes entre las diferentes clases, sectores y grupos sociales con respecto al dominio y gobierno de la sociedad. Gira directamente sobre el problema de la conquista, primero, y mantenimiento y utilización y manejo después, del gobierno de la sociedad principalmente a través del poder estatal.

Para llevar a cabo su actividad política las diferentes clases y grupos sociales se organizan. La forma superior de organización con este fin la constituyen los partidos o similares formas de entidades políticas, encargadas de representar los intereses de esas diferentes clases y grupos y tratar de orientarlos y dirigirlos en su quehacer. Como ya dijimos: primero en la lucha por la conquista del gobierno de la sociedad, principalmente del poder estatal y, conquistado este, en la defensa y ejercicio del mismo.

Existen así mismo otras organizaciones como los sindicatos, asociaciones de empresarios, etc. que tienen también una función abiertamente política.

Marx escribió en un trabajo suyo titulado “Más allá toda lucha de clases es una lucha política”, que “La naturaleza política de una cuestión reside en suma en la relación en que se encuentre con los diversos poderes del Estado político”.

Es necesario distinguir así mismo entre la política como actividad práctica, como organización y realización concreta del trabajo y la lucha, y la política como actividad teórica, es decir como el conjunto de doctrinas e ideas referidas al poder estatal, al gobierno de la sociedad, a su papel, su esencia, formas, estructuras, tipos de regímenes y gobiernos, etc., referidas a los partidos políticos, al nivel de participación real y/o formal de estos y de las diferentes clases y grupos sociales que representan en los asuntos del gobierno y del poder y al tipo de relaciones que deben existir entre estas clases y grupos.

Sobre esto es mucho lo que se ha escrito a partir del siglo XVI y principalmente en las etapas previas, vísperas y posteriores a la revoluciones inglesas y francesas de los siglos XVII y XVIII y se sigue escribiendo en la actualidad.

Considerada en este último aspecto la política responde igualmente a unos determinados intereses de clases y grupos sociales y constituye una forma de la ideología: la ideología política, que es parte de la conciencia social de cada época histórica.

La política como una forma de la ideología y la política como actividad práctica, resultan inseparables y se interinfluencia entre sí. La primera nace, se deriva y se nutre de la segunda pero ya constituida la primera, guía y orienta a la segunda o trata de hacerlo y se materializa en ella. La una se expresa en forma de ideas y sistemas de ideas y la otra en forma de acciones prácticas.

En las condiciones de construcción y desarrollo de un proceso socialista luego de tomado el poder político, la política en sus dos manifestaciones y, por tanto, la actividad de las clases y grupos revolucionarios y de las organizaciones políticas, de masas y sociales en general en que se hayan integrado y estructurado los revolucionarios y las masas del pueblo en general,  tienen o deben tener como objetivo central la consolidación y perfeccionamiento del nuevo Estado y de todas las demás instituciones y organizaciones, así como de los mecanismos a través de los cuales ejercer el gobierno y la dirección de la Sociedad para defender, desarrollar y hacer avanzar el proyecto socialista.

En este sentido es de tener muy en cuenta de manera indispensable lo planteado por Fidel en su Concepto de Revolución, sobre que debe actuarse con sentido del momento histórico concreto que se vive y cambiando todo lo que deba ser cambiado de acuerdo con las exigencias de ese momento histórico dado.

Lenin dejo dicho que en tales circunstancias “La política es la participación en los asuntos del Estado, la dirección del Estado, la determinación de las formas, tareas y contenido de la actividad estatal” y que “Hay que encaminar las cosas de tal modo que todo trabajador contribuya con su esfuerzo al fortalecimiento del Estado obrero y campesino” 

Por lo tanto, en esta fase el trabajo político debe tener como objetivo el formar a los cuadros, dirigentes, funcionarios y militantes revolucionarios y a las masas en general para hacer uso del poder, para ejercer el gobierno de la sociedad de la manera más eficiente, participativa y democrática posible y para defender ese poder, ese gobierno y al sistema económico social que representan.

Por su parte La ideología,  si bien incluye al conjunto de ideas y doctrinas que constituyen la ideología política no se reduce a esta, la cual solo es una de sus formas de manifestarse, aunque se trate de su forma principal a cuyo alrededor giran todas las demás.

La ideología, como concepto o categoría filosófica y sociológica, comprende a la totalidad de ideas, teorías y doctrinas de los más diversos campos que responden a un determinado grado de desarrollo de la sociedad y a unos determinados intereses de clases o grupos sociales.

Sus formas fundamentales de manifestarse, además de la ideología política, son la ideología jurídica, la ideología moral, la ideología estética, la ideología filosófica, la ideología religiosa y la ideología en forma de ciencias sociales pues, como dijera Lenin, “en una sociedad erigida sobre la lucha de clases no puede haber una ciencia social totalmente “imparcial”.

En el prólogo que escribiera Carlos Marx el 25 de julio de 1867 para la edición del Tomo I de “El Capital” se dice textualmente: “En economía política la libre investigación científica tiene que luchar con enemigos que otras ciencias no conocen. El carácter especial de la materia investigada levanta contra ella las pasiones más violentas, más mezquinas y más repugnantes que anidan en el pecho humano: las furias del interés privado”

Y en el prólogo a la segunda edición redactado el 24 de enero de 1873, escribe Marx: “La burguesía había conquistado el poder político en Francia y en Inglaterra. A partir de ese momento la lucha de clases comienza a revestir, practica y teóricamente, formas cada vez más acusadas y más amenazadoras. Había sonado la campana funeral de la ciencia económica burguesa. Ya no se trataba de si tal o cual teorema era o no verdadero, sino de si resultaba beneficioso o perjudicial, cómodo o molesto, de si infringía o no las ordenanzas de la policía. Los investigadores desinteresados fueron sustituidos por espadachines a sueldo y los estudios científicos imparciales dejaron el puesto a la conciencia turbia y a las perversas intenciones de la apologética”.

De todas las formas mencionadas, la ideología jurídica es la más estrechamente vinculada a la ideología política resultando en la práctica una expresión concentrada de esta última. “Una Ley- decía Lenin—es una medida política, es política”.

Por otro lado, debe tenerse en cuenta que existen dos niveles de la ideología: uno espontaneo y otro teórico y sistematizado.

El espontaneo es derivado directamente de las condiciones materiales especificas en que viven unos y otros grupos sociales, unas y otras personas, de su posición respecto a la propiedad de los recursos productivos, de su participación y forma de participación en la distribución de lo producido, del grado en que pueden satisfacer sus necesidades, de su nivel cultural, de su historia personal y la de sus ancestros, etc. es decir de la situación objetiva histórico concreta en que se hallan.

En este nivel la ideología no manifiesta con claridad su carácter de tal ni los intereses a los que se afilia más que en una cierta propensión o tendencia a pensar y actuar de cierta manera, mientras que el conjunto de las ideas, hábitos y costumbres presentes en los miembros de los diferentes grupos sociales resulta una totalidad abigarrada y heterogénea en la que se entremezclan elementos ideológicos de las distintas formas de ideología que responden a los más diversos intereses. No obstante, tienden a predominar los elementos correspondientes a los grupos dominantes y/o que disponen de los principales medios de divulgación masiva y por tanto de formación de opinión.

Como ya apuntamos, en este nivel es difícil determinar e identificar en las personas, por lo que dicen y hacen, a que ideología y a que grupo social responden, pues muchas veces piensan, hablan y actúan inconscientemente en contra de sus propias conveniencias como individuos y como componentes de un grupo social dado.

Sin embargo, el nivel teórico y sistematizado de la ideología se presenta como un conjunto de ideas elaboradas, de teorías y doctrinas que responden a unos determinados y precisos intereses de grupos sociales específicos, aunque traten de presentarse como ideología común que responde a los intereses de toda la sociedad.

Este nivel es el resultado de la labor de ideólogos con niveles culturales por lo general por encima de la media, de profesionales de la labor ideológica y en numerosos casos ni siquiera son integrantes del grupo social cuyos intereses defienden y proclaman, sino mercenarios a sueldo de uno u otro grupo social que les paga sus servicios. Este nivel actúa, orientada y premeditadamente sobre el nivel espontaneo arriba mencionado, el cual se manifiesta en las masas de población menos preparadas e informadas.

La ideología en sus distintas formas se divulga y se inculca a través de los centros de enseñanza, de las instituciones religiosas y otros tipos de asociaciones. Generacionalmente, se trasmite de padres a hijos, a través de las familias, amistades y ambientes sociales cercanos. Un papel determinante lo tienen los medios masivos de comunicación: prensa escrita, radio, televisión, cine, teatro, obras literarias y otras manifestaciones artísticas, y actualmente, y desde hace un tiempo con un peso y desarrollo creciente, actúan las llamadas redes sociales o digitales apoyadas en los dispositivos tecnológicos modernos en constante avance.

El papel y el fin de la ideología y del trabajo ideológico de las diferentes clases y de los diferentes grupos sociales es crear un estado de opinión y pre conducta social que se materialice en un comportamiento de los diferentes individuos y grupos sociales ante las diferentes actividades y esferas de la vida social que se corresponda con los intereses de los promoventes del trabajo ideológico dado.

En nuestro caso, por haber triunfado una Revolución “de los humildes, por los humildes y para los humildes” tenemos el poder político en manos revolucionarias y el dominio de los principales medios y vías institucionales de formación y divulgación ideológica, como una indudable ventaja a nuestro favor como promoventes ideológicos, desde hace ya 60 años.  A ello se ha sumado el haber contado al frente del proceso durante sus primeros 56 años con un inigualable y carismático líder como Fidel, con una aceptación y seguimiento mítico por parte la mayoría absoluta del pueblo y con un poder de comunicación y convicción excepcionales

No obstante, por razones de la terca continuidad histórica, de la resistencia al cambio de los hábitos, costumbres e ideas tradicionales trasmitidas a través del tiempo de generación en generación y por la lucha de lo viejo que se niega a ceder el terreno a lo nuevo, durante un largo tiempo en el proceso de construcción y desarrollo de un proceso socialista, y el nuestro no es una excepción, la ideología realmente dominante en la mente de la mayoría de la población en muchas de sus diversas formas, no lo ha sido ni lo es la que corresponde a la del nuevo orden social en desarrollo, a la de los nuevos grupos sociales revolucionarios representantes de las nuevas concepciones, aunque en sus manos este el poder político y el dominio de los principales medios y vías institucionales para la formación y divulgación ideológica y haber contado con un líder como Fidel.

A ello se ha sumado en sentido negativo que no siempre hemos hecho un trabajo político e ideológico eficiente a partir de la fuerza y recursos disponibles ni un uso oportuno, atractivo y convincente de los medios de comunicación masiva a nuestra disposición.

También en sentido negativo, nos hemos visto sometidos constantemente de manera creciente por parte del imperialismo, de la reacción internacional y de los grupos nacionales desplazados del poder a un bombardeo ideológico por todos los medios a su alcance (que han sido y son muchos), para tratar de confundir, demeritar y sembrar dudas e incertidumbres acerca de la obra de la Revolución y mantener vivas e influyentes (y si es posible hacerlas crecer), todas las malezas ideológicas del pasado que ya de por si se resisten a desaparecer.

Ante nosotros y ante nuestra ideología: socialista, marxista, martiana y fidelista, se manifiestan pues diversas situaciones ideológicas y diversas ideologías y teorías ideológicas planteadas por nuestros enemigos. Unas más abiertamente opuestas a la nuestra y otras más habilidosamente encubiertas y a veces con una envoltura que pudiéramos engañosamente considerarlas como de nuestra parte, aunque con un hiper criticismo no constructivo.

Formando parte de estas ideologías enemigas están las que tratan de promover entre nosotros las ideas neo liberales y que abiertamente nos proponen el regreso a un orden capitalista e incluso de nuevo anexionismo. 

Lamentablemente de nuestra parte se manifiestan los conservadores, dogmáticos defensores de una continuidad no dialéctica, apegados a una vieja mentalidad de la que no logran desprenderse a veces incluso, en los peores casos, por intereses y conveniencias materiales personales a los que se resisten a renunciar.

Antes esta realidad se pronuncia correctamente Vascos llegando a plantear, para enfrentarlos, la consigna que nos propone al final de su ultimo comentario

Por otra parte, como en el éxito del trabajo político e ideológico tiene un papel muy importante la base económica de la sociedad, su desarrollo, la posibilidad de satisfacer de manera creciente las necesidades de la población e ir elevando su nivel de vida de manera gradual pero sistemática, el enemigo ha hecho todo lo imaginable para torpedear, obstaculizar y entorpecer esos objetivos acudiendo a todo tipo de agresiones incluyendo las militares y a un bloqueo económico mantenido durante todos los 60 años de nuestro proceso, que en estos momentos se ha recrudecido significativamente y se recrudece semana a semana y día a día.

Además, está el hecho objetivo de nuestro punto de partida como país pequeño, subdesarrollado, con una economía abierta y relativamente pobre en recursos naturales, y dependiente de factores externos determinados por nuestros enemigos (desarrollados y poderosos), y por la crónica crisis internacional del sistema económico mundial, con momentos de agravamiento que ocurren periódicamente sin contar eventos e imprevistos como el de la actual pandemia de la covid 19.

Adicionalmente han estado presentes en nuestro proceso errores de conducción económica, que algunos han denominado correctamente “bloqueo interno”.

Por todo lo anteriormente expuesto comparto las preocupaciones y sugerencias tanto de Sautie como de Vascos menos en la de asumir la consigna de “ ¡ Todas las ideologías y ninguna ideología: he  ahí la ideología ¡”.

Creo que debemos defender nuestra ideología frente a todas las ideologías y manifestaciones abiertas o encubiertas de la ideología del enemigo.

Creo que debemos evitar el dogmatismo y las actitudes conservadoras de nuestros cuadros y funcionarios, de nuestros periodistas, de nuestros artistas y creadores artísticos y literarios. En aras de ello hacer todas las sustituciones de dirigentes, cuadros y funcionarios que sean necesarias y hacer todas las reformas institucionales que sea necesario acometer.

Creo que debemos ejecutar con audacia, rapidez y sentido del momento histórico todos los cambios amparados por la Conceptualización y demás acuerdos el VII Congreso del Partido y anunciados recientemente por Díaz Canel.  

Creo que debemos hacerlo sin parafraseo buscando una nueva consigna no acertada, sino según el aforismo literal de Luz y Caballero de “Todas las escuelas y ninguna escuela: he ahí la Escuela”.

Es decir, en cuanto a nuestro Sistema Económico Social y Político, ni la escuela soviética y la de los demás países socialistas del Came, ni las escuelas más actuales de China y Viet Nam aunque sin dejar de tenerlas en cuenta por lo contemporáneo de las mismas, ni las escuelas latinoamericanas de experiencias socialistas o pro socialistas. (Aunque “Injértese en nuestro tronco el mundo”)

Pero en cuanto a al trabajo político ideológico a realizar actualmente, no podemos considerar con similar importancia y significado a todas las ideologías existentes a las que nos enfrentamos, renunciar a todas, proclamarlas a toda como iguales y de la nada una derivar una Nueva Ideología.

Defendamos no cualquier ideología sino la nuestra plenamente identificada. A esa no podemos renunciar. Y hagámoslo sin dogmatismo ni fundamentalismos de ningún tipo y con la frescura con que lo hicieron y nos enseñaron a hacerlo Marx, Lenin, Martí y Fidel.

Un abrazo,

Humberto Pérez.

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