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lunes, 5 de octubre de 2020

Walter Reed: Un buen doctor

Por Jorge Gómez Barata

Walter Reed (1851), quien da nombre al hospit

al donde permanece 
ingresado Donald Trump fue un médico militar que, debido a un mal entendido, adquirió fama y recibió homenajes por algo que no hizo. Graduado como médico en la universidad de Virginia en 1869, se unió al ejército, especializándose en Patología y Virología.

En 1860, Carlos Juan Finlay, médico cubano nacido en 1833, con estudios en Francia e Inglaterra y diplomado en medicina en Filadelfia, comenzó a investigar el modo de propagación de la fiebre amarilla, resultados que, en 1881 expuso en una conferencia internacional en Washington. Debido a lo audaz de la tesis de que el agente transmisor de la enfermedad era el mosquito Aedes aegypti, tuvo poco éxito.

No obstante, debido al progreso de Cuba en aquellos estudios, entre 1879 y 1901, Estados Unidos envió a La Habana cuatro comisiones científicas, las tres primeras desestimaron las teorías de Finlay, mientras la cuarta encabezada por Walter Reed la tomó en cuenta. En 1898 Estados Unidos, vencedor en la guerra contra España ocupó la isla de Cuba.

A partir de notas legadas por otros científicos, Walter Reed redactó una comunicación en la cual asumió la tesis de Finlay que erróneamente atribuyó a la “Comisión” y que, en 1900 presentó en Estados Unidos. Así, sin indicar la paternidad del descubrimiento, Walter Reed corroboró y divulgó las conclusiones de Finlay. Quizás por un mal entendido o por la forma de redactar del norteamericano que se refería a “Mi teoría”, injustificadamente se le atribuyó el descubrimiento del mecanismo de transmisión de la fiebre amarilla que lo catapultó a la fama.

En 1901 en La Habana las autoridades norteamericanas de ocupación, ateniéndose a las recomendaciones de Finlay desplegaron una campaña contra el mosquito dirigida por el médico militar Williams Gorgas que controló el mosquito y logró la virtual eliminación de la fiebre amarilla en la capital cubana. Años después el propio Gorgas en carta a Finlay reconoció que sus propuestas contribuyeron a reducir controlar el insecto, reducir la fiebre y terminar el Canal de Panamá donde una placa, reconoce la contribución del científico cubano a tan magna obra.

Finalmente se hizo justicia. Por más de 20 años, entre 1935 y 1956, los Congresos Internacionales de Historia de la Medicina (X, XIV y XV), basándose en evidencias histórica y científicas, ratificaron al científico cubano como descubridor del agente trasmisor de la fiebre amarilla, reconociendo los méritos del doctor Walter Reed quien los dio a conocer mundialmente.

No obstante, hubiera bastado con la Declaración del General Leonardo Wood, gobernador norteamericano de la Isla de Cuba, quien también era médico y expuso:

"La confirmación de la doctrina del doctor Finlay es el paso más grande que se ha dado en ciencias médicas después del descubrimiento de la vacuna de Jenner, y este solo hecho basta para justificar la guerra contra España."

General Leonard Wood
Doctor en Medicina
Gobernador Militar de la Isla de Cuba.

La confusión respecto al papel desempeñado por el doctor Walter Reed en el establecimiento de la causa de la propagación de la fiebre amarilla, no debe atribuirse mala fe. El homenaje que se le rinde al dar su nombre al más importante hospital de Estados Unidos es merecido por lo que fue: Un buen doctor. Allá nos vemos.

4/10/2020.

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