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viernes, 11 de diciembre de 2020

Impacto Económico del Covid-19: América Latina y el Caribe - Resumen del año 2020

Por Oxford Business Group

Latinoamérica y el Caribe: Resumen Económico del año 2020

– América Latina ha sido particularmente vulnerable a los efectos del Covid-19

– La pandemia ha impulsado el desarrollo de ecosistemas digitales

– Las soluciones innovadoras han sido claves para salvaguardar el sector agrícola

– Colombia y México parecen estar listo para beneficiarse del aumento de las prácticas de nearshoring

Tras registrar relativamente pocos casos durante las primeras etapas de la pandemia de coronavirus, América Latina se convirtió rápidamente en un ‘’punto caliente’’ mundial de Covid-19, posición que ha mantenido durante todo el año.

A pesar de representar el 8,2% de la población mundial, la región ha registrado un porcentaje desproporcionadamente alto de casos y muertes, con Brasil y México figuran entre los cinco países más afectados a nivel mundial.

Esto ha dado lugar a importantes problemas económicos. El pronóstico más reciente del FMI sugiere que el PIB de América Latina caerá un 8,1% este año, seguido de un crecimiento moderado del 3,6% en 2021, muy por debajo de las proyecciones pre-pandémicas.

Esto, combinado con un alto nivel de informalidad, ha significado que los cierres han impactado considerable el sector del empleo: en el segundo trimestre del año, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú en conjunto perdieron 30 millones de puestos de trabajo.

Un problema particular de la región es que una gran proporción de empleos se encuentran en sectores de estrecho contacto - 45% en comparación con un promedio mundial emergente del 30% - mientras que sólo alrededor del 20% se puede llevar a cabo a distancia, en relación con el 26% a nivel mundial.

Los países del Caribe también se vieron muy afectados. Al depender en gran medida del turismo, la combinación de los cierres y las prohibiciones de viajar dio lugar a lo que el FMI denominó un "paro cardíaco" económico.


Fechas en las cuales el Covid-19 se expandió en América Latina y el Caribe. 

A pesar de este panorama preocupante, se han observado en la región muchos éxitos en cuanto a la resiliencia frente a las repercusiones económicas y sociales del virus como a los enfoques eficaces e innovadores para su gestión.

Utilizando la matriz de las "4R" de OBG Advisory para analizar las respuestas del Covid-19 -que abarcan la Resiliencia, la Respuesta, la Recuperación y la Reinvención- destacamos los éxitos y las lecciones que han surgido de la región este año, y miramos hacia 2021.


Si bien algunos aspectos de las economías latinoamericanas eran particularmente vulnerables a la pandemia, otros estaban en mejores condiciones de soportar sus peores efectos.

Los bancos de la región, por ejemplo, en general siguen siendo resistentes, gracias a las amplias reservas de capital y liquidez y a los bajos índices de préstamos improductivos. Además, con la excepción de Argentina, las principales economías de la región tenían una baja inflación, lo que permitía a los bancos centrales mantener los tipos de interés bajo control.

Otro aspecto positivo fue el nivel relativamente alto de cooperación entre los países de la región.

Un ejemplo de ello fue la declaración firmada por 26 países de América Latina y el Caribe en las primeras etapas de la pandemia, en la que expresaron su compromiso de salvaguardar el sector agrícola, que representa el 6% del PIB de la región y emplea al 14% de su fuerza de trabajo.

Publicada el 3 de abril, esta declaración incluía garantías de que los gobiernos prestarían asistencia técnica y financiera a los pequeños y medianos productores; asegurarían el funcionamiento regular de los mercados mayoristas; vigilarían las cadenas logísticas; promoverían el uso de plataformas y aplicaciones de comercio electrónico; y garantizarían que las políticas fiscales no impidieran el funcionamiento normal del comercio regional de alimentos.

En parte gracias a esos esfuerzos coordinados, las exportaciones agrícolas de la región han demostrado ser relativamente sólidas, e incluso algunas zonas han experimentado un crecimiento. Por ejemplo, durante la anterior campaña agrícola -que se extendió de julio de 2019 a junio de 2020- las exportaciones de aguacate de México aumentaron un 11% con respecto al año anterior.

Las remesas son otra medida importante, ya que desempeñan un papel importante en algunas de las economías de la región. A pesar de las predicciones de una caída significativa como resultado del Covid-19, las remesas de algunos países en realidad aumentaron después del brote.

En los primeros seis meses del año, las remesas a México ascendieron a 19.1 mil millones de dólares, lo que supone un aumento interanual del 10,4%, según el Banco de México, el banco central. Esto incluyó un total mensual récord de 4 mil millones de dólares en marzo, el mes en que se detectó el virus por primera vez en el país. También se observaron tendencias positivas en los países centroamericanos de Guatemala, El Salvador y Honduras.

Una explicación de esto es que una gran proporción de los trabajadores migrantes se encuentran en los Estados Unidos, donde los trabajadores documentados tenían derecho a recibir beneficios de los programas federales de desempleo del gobierno de los Estados Unidos. Además, debido al hecho que las monedas como el peso mexicano perdieron valor frente al dólar estadounidense, el valor de las transferencias se infló.

Estudio de caso de resiliencia: Perú

El primer caso de Covid-19 en Perú fue confirmado el 6 de marzo. En el transcurso de ese mes el virus se extendió al resto del país. La mayoría de los casos iniciales fueron importados de Europa, siendo la capital el epicentro, un patrón común en la región.

Aunque el crecimiento del PIB de Perú se redujo al 2,2% en 2019, ha sido una de las economías de mejor rendimiento de América Latina en este siglo, habiendo registrado más de dos décadas de crecimiento continuo. Además, la combinación de una fuerte política fiscal y monetaria permitió al país mantener la prudencia fiscal sin recortar el gasto.

Antes del inicio del Covid-19, el Perú planeaba aplicar un límite de deuda del 30% del PIB para 2020/21. Esto proporcionó al gobierno un amplio margen para promulgar un estímulo fiscal y monetario.

El 29 de marzo anunció un paquete de estímulo para compensar los efectos secundarios de la pandemia. Dicho paquete equivalente al 12% del PIB y representando unos 25 mil millones de dólares, era el mayor de Latinoamérica en ese momento.

A esto le siguió la implementación del programa Reactiva Perú a finales de abril, que proporcionó garantías de crédito a las empresas y se amplió posteriormente en mayo.



Perú no fue el único país que lanzó un importante estímulo, ya que Brasil, Argentina y Paraguay dedicaron sumas considerables a la lucha contra las consecuencias económicas del virus. México, por su parte, fue más cauteloso en sus gastos, sobre todo en el primer semestre del año.

Además de las medidas económicas, los gobiernos de toda la región han abordado otras cuestiones en su respuesta a la crisis.

Seguridad alimentaria

La interrupción de las cadenas de suministro, combinada con los cierres, limitó el acceso a los suministros esenciales de millones de personas; las que vivían en zonas remotas con una infraestructura inadecuada fueron las más afectadas.

La situación era particularmente grave en Haití, donde 1,6 millones de los 11,4 millones de habitantes se enfrentaban a una grave escasez de alimentos, y también en el llamado corredor seco de América Central, formado principalmente por Guatemala, Honduras y El Salvador.

Para luchar contra esa escasez los gobiernos hicieron mayor hincapié en mejorar las conexiones logísticas con las zonas necesitadas.

A pesar de ser responsables de la mayor producción agrícola de la región, las zonas rurales corrían un mayor riesgo de inseguridad alimentaria, y las perturbaciones del empleo relacionadas con el Covid-19 exacerbaban los niveles de pobreza existentes y provocaban escasez de alimentos. Los grupos en situación de riesgo, como las comunidades indígenas y los tres millones de migrantes venezolanos en Colombia, Ecuador y Perú, también se enfrentaban a importantes amenazas para el suministro de alimentos.

A la luz de estas preocupaciones, en Colombia el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas prestó asistencia a casi 400.000 personas todos los meses mediante transferencias de efectivo o raciones de alimentos. En Ecuador proporcionó vales mensuales de alimentos a 96.000 personas, mientras que Perú ofreció apoyo logístico al Gobierno para entregar 240.000 paquetes de alimentos a hogares vulnerables en Lima y Callao.

Mientras tanto, en Trinidad y Tobago (T&T), la escasez de alimentos ha intensificado el llamado a la autosuficiencia agrícola.

Estudio de caso de respuesta: México

Tras una respuesta lenta en un inicio al brote, el 5 de abril el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer un plan para combatir sus efectos económicos, incluido el aumento del gasto en salud y el apoyo a los grupos vulnerables. A esto le siguió el 22 de abril el anuncio de una serie de medidas de austeridad, junto con un paquete de estímulo de 25.6 mil millones de dólares para financiar programas de creación de empleo y protección social.

En mayo se concedieron 740.709 préstamos por un total de 1.9 mil millones de dólares a propietarios de viviendas, particulares y pequeñas y medianas empresas para revitalizar la economía.

Más recientemente, en octubre, el Gobierno dio a conocer un plan de inversiones en infraestructura por valor de 14 mil millones de dólares destinado a mejorar el entorno empresarial. Estos fondos se destinarán a unos 39 proyectos, siete de los cuales ya están en marcha; los 32 restantes se pondrán en marcha a principios del año próximo.



Las respuestas a la pandemia han tomado muchas formas, y las empresas de toda la región se han visto obligadas a realizar cambios a menudo sísmicos en sus operaciones, y en sus procesos de producción y distribución.

En particular, las estrictas medidas de distanciamiento social han obligado a los gobiernos y a las empresas a adoptar prácticas digitales para garantizar el suministro continuo de bienes y servicios esenciales. De cara al futuro, el aumento de la digitalización será fundamental para la recuperación de la región.

Digitalización

La industria de los servicios de la salud ha actuado rápidamente en la adopción de nuevas tecnologías para la prestación de servicios esenciales. La empresa mexicana de tecnología de la información Seguritech desarrolló una nueva aplicación móvil que permite al personal del centro de llamadas de los servicios de emergencia del país realizar videollamadas con personas que presentan síntomas de Covid-19 y conectarlas con profesionales médicos capacitados.

Mientras tanto, en Perú, se utilizó la tecnología para asegurar el flujo ininterrumpido de mercancías a través de los aeropuertos, puertos y fronteras terrestres sin exponer innecesariamente a los trabajadores clave al virus. Este cambio digital está respaldado por el Decreto Legislativo 1492, que tiene por objeto "adoptar disposiciones para promover la digitalización de los procesos a cargo de las entidades públicas y privadas que forman parte de dicha cadena logística".

La medida, anunciada el 10 de mayo, exigía la coordinación entre todas las entidades públicas que intervienen en la cadena logística, así como todos los agentes del sector privado involucrados en la importación y exportación de mercancías.

El sistema bancario también está experimentando una rápida digitalización. En T&T, por ejemplo, la tecnología financiera (fintech) se está expandiendo. Antes de la pandemia, T&T era un mercado relativamente poco desarrollado en términos de fintech y pagos móviles, y la mayoría de los bancos tradicionales preferían utilizar las interfaces establecidas. Sin embargo, dada la reputación establecida del país como líder regional en materia de servicios financieros, existe un importante potencial de crecimiento en esta esfera.

"La aparición de Covid-19 ha causado una aceleración irreversible en el uso de los servicios bancarios digitales por parte de los clientes. Los bancos se dedican activamente a ayudar a los clientes a mantenerse protegidos y a migrar a los canales en línea", dijo a OBG en julio Reshard Mohammed, director financiero y administrativo de Scotiabank T&T.

La implementación exitosa y sostenida de las tecnologías digitales será clave tanto para manejar el virus como para asegurar que América Latina pueda recuperarse de sus peores efectos.

El más reciente Latin America Covid-19 CEO Survey de OBG señala que una gran mayoría de los CEOs de la región ha integrado practicas digitales en sus operaciones.


Investigación de vacunas

Con el aumento de los casos en toda la región, desde Brasil hasta Uruguay, no hay consenso sobre la rapidez con que América Latina podrá controlar el virus y concentrarse en la reconstrucción.

Si bien los gobiernos nacionales -principalmente los de la Argentina, Brasil y México- han estado trabajando con laboratorios internacionales en el ensayo de las principales candidatas a vacunas, así como negociando para asegurarse de que reciban dosis suficientes y oportunas una vez aprobadas, diversas entidades de la región también han estado trabajando para desarrollar su propia vacuna.

Por ejemplo, la Universidad Peruana Cayetano Heredia, la principal universidad médica de Perú, está colaborando con Farvet, una empresa local de productos biofarmacéuticos, para desarrollar una vacuna contra el virus. La droga está siendo probada actualmente, y se espera que esté lista para el próximo año.

En México, mientras tanto, se están desarrollando cuatro vacunas distintas en cuatro universidades diferentes, entre ellas la Universidad Nacional Autónoma de México en la Ciudad de México, y cada una de ellas emplea un enfoque diferente. La iniciativa está siendo coordinada por el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional. Al igual que en Perú, se hace hincapié en la satisfacción de la demanda nacional.


La pandemia ha sacudido fuertemente a economías latinoamericanas. Sin embargo, también ha creado un margen para cambios significativos en la forma de operar, ya que muchos actores reclaman cada vez más una mayor sostenibilidad tras la crisis, en particular en relación a la agricultura.

Paralelamente, muchos países de la región se beneficiarán de los cambios a mediano plazo precipitados por la perturbación de las cadenas mundiales de suministro a causa de la pandemia.

Agricultura

El auge de la digitalización está impulsando la innovación en el sector agrícola, y los gobiernos y las empresas tratan de impulsar la producción nacional mediante nuevos insumos agrícolas e inversiones en redes de tecnología agrícola y logística.

Aunque la pandemia ha creado importantes desafíos para el sector, también ha dado lugar a oportunidades para la innovación y la expansión de soluciones digitales de producción propia. Un aspecto fundamental de ello ha sido la amplia expansión del comercio electrónico en muchos países.

Por ejemplo, en Costa Rica la cooperativa Cooper Borbón, fundada en 2015, amplió su proyecto experimental de comercio electrónico para colmar las lagunas de la cadena de suministro creadas por la pandemia. Así mismo, el Gobierno de Colombia estableció un mercado campesino en línea - o mercado de agricultores - un sitio web centralizado que conecta a los agricultores familiares directamente con los consumidores.

Algunos interesados también están tratando de aprovechar la pandemia para acelerar el cambio hacia prácticas más sostenibles.

Por ejemplo, en agosto Costa Rica puso en marcha su Estrategia Nacional de Bioeconomía, que tiene como objetivo abordar algunos de los asuntos resaltados por el Covid-19 haciendo que su economía sea más ecológica, más resistente y más sostenible. Paralelamente a los esfuerzos gubernamentales, están surgiendo movimientos populares de base amplia para promover una recuperación ecológica del Covid-19, entre ellos la Alianza Eco-Social del Sur.

Los proyectos de sostenibilidad existentes también están ampliando su huella. AgroUrbana abrió la primera granja vertical de América Latina en un suburbio de la capital de Chile, Santiago, en 2019. La fase piloto concluirá a finales de este año, y la empresa tiene previsto poner en marcha una segunda granja en 2021, que utilizará 100% de energía renovable. AgroUrbana también está desarrollando una plataforma digital que monitorea y controla las operaciones de cultivo, nombrada Carmelo.

Un informe reciente publicado por la Organización Internacional del Trabajo y el Banco Interamericano de Desarrollo sostiene que la adopción generalizada de alimentos de origen vegetal y producidos de manera sostenible podría dar un gran impulso a la economía latinoamericana. Teniendo en cuenta que los alimentos de origen vegetal requieren menos tierra y agua y menos insumos que los alimentos de origen animal, ese cambio en la dieta debería reducir la pérdida de biodiversidad y la degradación de la tierra, así como mejorar la seguridad alimentaria.

Si bien será difícil modificar los patrones de consumo covencionales en la región, la proliferación de alternativas sostenibles podría dar lugar a algunos beneficios inmediatos y de gran alcance para el medio ambiente y la salud pública, así como ayudar a compensar algunos de los efectos del Covid-19.

Nearshoring

Existe un cambio mundial que tendrá ramificaciones potencialmente significativas para América Latina, a saber, el nearshoring.

La interrupción de las cadenas de suministro ha dado lugar a una sacudida en la forma en que muchas empresas multinacionales hacen negocios. Un elemento clave ha sido el abandono de la excesiva dependencia de China como único lugar de producción.

Esto ha llevado a algunas empresas a adoptar una estrategia de China +1, que consiste en establecer líneas de fábrica o identificar proveedores en otros países, sin dejar de mantener los intereses en China.

Una solución conexa es la de nearshoring o deslocalización, en virtud de la cual las empresas trasladan sus capacidades de producción en el extranjero más cerca de su lugar de origen. Gracias a su proximidad con los Estados Unidos, América Latina ha visto las ventajas de esta tendencia. En particular dos países latinoamericanos sobresalen como opciones asequibles de nearshoring: México y Colombia.

México tiene varias características que lo convierten en una fuerte opción para nearshoring, entre ellas una amplia gama de ciudades, una mano de obra desarrollada y proximidad con Estados Unidos. El Acuerdo entre los Estados Unidos, México y el Canadá, firmado en julio, ha cimentado aún más su potencial.

Además, el país tiene una economía muy diversificada y niveles crecientes de especialización. Sus capacidades industriales bien desarrolladas son quizás más evidentes en los segmentos de la industria automotriz y la aviación, mientras que su fuerte capacidad de producción en productos farmacéuticos y dispositivos médicos lo sitúan en una buena posición para convertirse en el principal exportador a los EE.UU. de dichos suministros. 

Colombia también está preparada para beneficiarse. "Gracias al huso horario favorable del país, hay perspectivas sustanciales para mejorar las actividades de nearshoring a mediano plazo", dijo Pedro Fernández, vicepresidente de innovación e inteligencia sectorial de ProColombia, una agencia gubernamental, a OBG en junio.

Otros países de la región, incluidos países caribeños como Trinidad y Tobago, también están trabajando para mejorar su atractivo para empresas de nearshoring. Si se pueden superar ciertos obstáculos, el aumento del nearshoring podría ser un impulso significativo para la economía latinoamericana post Covid-19.

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