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miércoles, 23 de diciembre de 2020

¿SE PUEDE CONVIVIR CON LOS ESTADOS UNIDOS?

Por  Jorge Gómez Barata

A diferencia de otros condicionamientos que son circunstanciales, los de naturaleza geográfica son inmutables y eternos. En lugares como México y Cuba donde la relación estatal con los Estados Unidos tiene un origen asociado con graves conflictos de naturaleza geopolítica, el diferendo se hace perenne, obstaculiza la convivencia y las relaciones dificultando los entendimientos políticos.

Entre 1846 y 1848 se desarrolló la guerra entre Estados Unidos y México, en la cual el país azteca perdió 2.400.000 km2, la mitad de su territorio, y en 1902, Estados Unidos, que ocupaba militarmente a Cuba, le impuso la Enmienda Platt que cercenó permanentemente su soberanía y agrió para siempre las relaciones bilaterales.

México y Cuba tienen en común que para ambos la relación con la superpotencia norteamericana es el factor más importante de la política exterior, marcada además por grandes asimetrías y, por el comportamiento imperialista de Estados Unidos, lo cual obliga a una permanente vigilia a fin de sobrellevar la vecindad, sin deponer la soberanía y los intereses nacionales.

Cuando, como ocurre con México, se trata de países con el mismo sistema social, el fenómeno se atenúa. No es así en el caso de Cuba que, a los motivos estrictamente nacionales, suma el rechazo de Estados Unidos a la decisión soberana de la Isla de asumir el sistema socialista y comprometerse en la alianza con la Unión Soviética, sostenida durante 30 años.

En el acomodo de la relación bilateral con Estados Unidos, la Isla carga con el hándicap que representa el rechazo cualquier sugerencia de reforma política, la hostilidad frente a las posiciones centristas, y la crítica a quienes desean o promueven algún entendimiento con Estados Unidos. Otra línea de opinión, por cierto, equivocada advierte de que, ya sea que gobierne Carter, Reagan, Biden o Trump, los riesgos son los mismos.

Asumiendo todas las complejidades, el general de Ejército Raúl Castro, aprovechó el reconocimiento del presidente Barack Obama, acerca del fracaso de la política norteamericana hacia Cuba para, con el respaldo latinoamericano, la colaboración de la Iglesia Católica en la persona del cardenal Jaime Ortega (†) y del papa Francisco, así como la cooperación del gobierno canadiense, negoció con Estados Unidos, logrando resultados históricos, incluidos el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y el inicio de la normalización entre ambos países.

En la presente coyuntura, cuando en Estados Unidos la nueva administración ha declarado que retomará las políticas de Obama, ante la administración del presidente Diaz-Canel, se abren nuevas posibilidades y desafíos, aunque también se levantan las reservas mencionadas.

No obstante, la experiencia de Raúl, la capacidad del gobierno cubano para realizar una correcta lectura de la realidad nacional e internacional, así como el reconocimiento de la urgencia de avanzar en la atenuación del diferendo y del bloqueo, la flexibilidad y la competencia serán tan decisivas como la firmeza. Nadie dice que será fácil. Luego les cuento más. Allá nos vemos.

23/12/2020

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