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domingo, 22 de marzo de 2020

Plagados de trumpismo


NUEVA YORK – Como educador, siempre estoy buscando “momentos enseñables” –episodios actuales que ilustren y reafirmen los principios sobre los que he venido enseñando-. Y no hay nada como una pandemia para centrar la atención en lo que realmente importa.

La crisis del COVID-19 es rica en lecciones, especialmente para Estados Unidos. Una moraleja es que los virus no andan con pasaportes; de hecho, no respetan en absoluto las fronteras nacionales –o la retórica nacionalista-. En nuestro mundo estrechamente integrado, una enfermedad contagiosa que se origina en un país puede volverse global, y lo hará.

La propagación de las enfermedades es un efecto colateral negativo de la globalización. Cuando surgen crisis transfronterizas como ésta, exigen una respuesta global y cooperativa, como en el caso del cambio climático. Al igual que los virus, las emisiones de gases de efecto invernadero están causando estragos e imponiendo enormes costos a los países en todo el mundo a través del daño causado por el calentamiento global y los episodios de clima extremo asociados.

Ninguna administración presidencial norteamericana ha hecho más para minar la cooperación global y el papel del gobierno que la de Donald Trump. Sin embargo, cuando enfrentamos una crisis como una epidemia o un huracán, recurrimos al gobierno, porque sabemos que esos acontecimientos exigen una acción colectiva. No podemos hacerles frente por cuenta propia; tampoco podemos depender del sector privado. Muy a menudo, las empresas que maximizan las ganancias verán en las crisis oportunidades para hacer subir los precios, como ya se evidencia en el alza de los precios de las mascarillas faciales.

Desafortunadamente, desde la administración del presidente norteamericano Ronald Reagan, el mantra en Estados Unidos ha sido que “el gobierno no es la solución a nuestros problemas, el gobierno es el problema”. Tomarse ese mantra en serio es un callejón sin salida, pero Trump ha avanzado por ese camino más que cualquier otro líder político norteamericano que se recuerde.

En el centro de la respuesta estadounidense a la crisis del COVID-19 está una de las instituciones científicas más venerables del país, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), donde tradicionalmente han trabajado profesionales comprometidos, experimentados y altamente entrenados. Para Trump, el político más ignorante de todos, estos expertos plantean un serio problema, porque lo contradirán cada vez que intente inventar hechos para satisfacer sus propios intereses.

La fe puede ayudarnos a lidiar con las muertes causadas por una epidemia, pero no es un sustituto del conocimiento médico y científico. La fuerza de voluntad y las oraciones no sirvieron de nada para contener la Peste Negra en la Edad Media. Afortunadamente, la humanidad ha hecho enormes progresos científicos desde entonces. Cuando apareció la cepa del COVID-19, los científicos rápidamente pudieron analizarla, someterla a pruebas, rastrear sus mutaciones y empezar a trabajar en una vacuna. Si bien todavía hay mucho que aprender sobre el nuevo coronavirus y sus efectos en los seres humanos, sin la ciencia, estaríamos completamente a su merced, y ya habría cundido el pánico. 

La investigación científica exige recursos. Pero la mayoría de los mayores progresos científicos en los últimos años han costado monedas en comparación con la generosidad impartida por Trump a nuestras corporaciones más ricas y los recortes impositivos de 2017 de los congresistas republicanos. Por cierto, nuestras inversiones en ciencia también languidecen en comparación con los posibles costos de la última epidemia para la economía, para no mencionar las pérdidas de las bolsas.

De todos modos, como señala Linda Bilmes de la Escuela Kennedy de Harvard, la administración Trump ha propuesto recortes al financiamiento de los CDC año tras año (10% en 2018, 19% en 2019). A comienzos de este año, Trump, dando muestras del peor sentido de la oportunidad imaginable, exigió un recorte del 20% del gasto en programas para combatir enfermedades infecciosas y zoonóticas (es decir, patógenos como los coronavirus, que se originan en animales y saltan a los seres humanos). Y en 2018, eliminó la junta directiva de seguridad sanitaria y biodefensa global del Consejo Nacional de Seguridad.

No sorprende que la administración haya demostrado estar mal preparada para lidiar con el brote. Si bien el COVID-19 alcanzó proporciones epidémicas hace unas semanas, Estados Unidos ha dado muestras de una capacidad de diagnóstico insuficiente (inclusive comparado con un país mucho más pobre como Corea del Sur) y de procedimientos y protocolos inadecuados para tratar a los viajeros potencialmente expuestos que regresaban del exterior.

Esta respuesta mediocre debería servir como otro recordatorio de que más vale prevenir que curar. Pero la panacea universal de Trump para cualquier amenaza económica consiste simplemente en exigir más flexibilización de la política monetaria y recortes impositivos (normalmente para los ricos), como si recortar las tasas de interés fuera todo lo que se necesita para generar otro auge del mercado bursátil.

Hoy es mucho menos probable que este tratamiento de curandero funcione como lo hizo en 2017, cuando los recortes impositivos crearon un estímulo económico de corto plazo que ya se había desvanecido cuando entramos en 2020. Con tantas empresas norteamericanas que enfrentan alteraciones de las cadenas de suministro, es difícil imaginar que de pronto decidieran hacer inversiones importantes sólo porque las tasas de interés fueron recortadas 50 puntos básicos (suponiendo, por empezar, que los bancos comerciales trasladaran los recortes).

Peor aún, los costos totales de la epidemia para Estados Unidos todavía se desconocen, particularmente si no se contiene el virus. A falta de una licencia paga por enfermedad, muchos trabajadores infectados a los que ya les cuesta llegar a fin de mes van a presentarse a trabajar de cualquier manera. Y a falta de un seguro de salud adecuado, se mostrarán reacios a realizarse estudios y solicitar tratamiento, para que no les lleguen facturas médicas gigantescas. No debería subestimarse la cantidad de norteamericanos vulnerables. En la administración Trump, las tasas de morbilidad y de mortalidad están en aumento, y unos 37 millones de personas regularmente padecen hambre.

Todos estos riesgos aumentarán si cunde el pánico. Para impedir que esto suceda hace falta confianza, particularmente en quienes tienen la tarea de informar a la población y responder a la crisis. Pero Trump y el Partido Republicano han venido sembrando desconfianza hacia el gobierno, la ciencia y los medios durante años, mientras que les dieron rienda suelta a gigantes de las redes sociales ávidos de ganancias como Facebook, que a sabiendas permite que su plataforma sea utilizada para propagar desinformación. La ironía perversa es que la respuesta torpe de la administración Trump minará la confianza en el gobierno aún más.

Estados Unidos debería haber empezado a prepararse para los riesgos de la pandemia y del cambio climático hace años. Solo una gobernanza basada en ciencia sólida puede protegernos de estas crisis. Ahora que ambas amenazas penden sobre nosotros, es de esperar que en el gobierno todavía queden suficientes burócratas y científicos dedicados que nos protejan de Trump y de sus secuaces incompetentes.

Joseph E. Stiglitz, a Nobel laureate in economics, is University Professor at Columbia University and Chief Economist at the Roosevelt Institute. His most recent book is People, Power, and Profits: Progressive Capitalism for an Age of Discontent.

El tiempo de la bioeléctrica y la energía que necesitamos ( Premio Periodismo Económico 2019)

Así quedará la bioeléctrica del central Ciro Redondo, primera de su tipo que entrará en funcionamiento en el país.
CIRO REDONDO, Ciego de Ávila.–Cuando en abril de 2017 los embajadores del Reino Unido y la República Popular China asistieron a la colocación simbólica de la roca que marcó el inicio de la era de las bioeléctricas en Cuba, imaginé a Sísifo empujando la gran piedra redondeada desde la base hasta la cima de la montaña.
La afirmación no es exagerada. La inversión, incluido el equipamiento tecnológico empleado en el corte del marabú, costará más de 185 millones de dólares y es una de las mayores obras del país en ejecución, entre las vinculadas al uso de fuentes renovables de energía.
Nadie duda de que será útil, muy útil, cuando comience a generar los 60 megawats definidos en el proyecto, que desarrolla la empresa mixta Biopower S.A., cuyos accionistas son la británica Havana Energy y Zerus, esta última organización subordinada al Grupo Azucarero Azcuba.
La contribución por la parte china es en tecnologías y lleva la firma del Instituto de Diseño Mecánico y Eléctrico (Simee), de Shanghai, como contratista.
Desde junio de 2017, Andrew Macdonald, presidente de la empresa Biopower S.A., hablaba de ella con beneplácito ante 200 expertos y empresarios de unos 20 países que asistían a la IX Conferencia Internacional de Energía Renovable, Ahorro de Energía y Educación Energética, en La Habana.
En aquella oportunidad, Macdonald agregaba que existía suficiente materia prima –bagazo de caña y marabú– para el funcionamiento de la planta, que aportaría energía eléctrica de forma compatible con el medioambiente y ahorraría miles de toneladas de petróleo al año.
El 17 de agosto de 2017, José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido, en diálogo con Vidal Martín Sarduy, director de la unidad empresarial de base central Ciro Redondo, se interesó por la puesta en marcha del proceso de reparaciones del ingenio y la disponibilidad de caña, a la vez que insistió en sembrar bosques energéticos porque, presumiblemente, el bagazo no sería suficiente y, a la larga, el marabú tampoco, en clara alusión a la bioeléctrica en construcción.
Ocho meses después, el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez visitó el lugar, con el interés de valorar el estado y perspectiva de la ejecución de la obra, en compañía de Alfredo López Valdés, entonces ministro de Energía y Minas; René Mesa Villafaña, titular de la Construcción, y Salvador Pardo Cruz, al frente en aquel momento del Ministerio de Industrias, además de otros dirigentes, entre los que no faltaron Félix Duarte Ortega, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en Ciego de Ávila, y Raúl Pérez Carmenate, presidente de la Asamblea del Poder Popular a igual nivel. Nadie quedó al margen de los análisis.


GRÚAS LEVANTAN ATRASOS Y… EXPECTATIVAS
Las grúas, casi tan altas como las torres del central, se empinan con la carga pesada del atraso de la inversión, que de unos meses acá va camino de la recuperación; pero, como en todo atraso, el tiempo perdido será imposible de recuperar.
La ingeniera Carmen Taboada Hernández, vicepresidenta de Biopower S.A., solícita explica que el atraso aumentó con la embestida del ciclón Irma, acentuado con el bloqueo yanqui contra la Isla.
«Cuando nuestra entidad, creada en el año 2012, licitó el proyecto, explica Taboada, se presentaron alrededor de 32 empresas extranjeras y quedaron ocho o diez. Por causa del bloqueo esta inversión se retardó dos años», recuerda mientras levanta la mirada hacia una de las grúas.
–La obra comenzaron a construirla oficialmente en marzo de 2018, pero la primera piedra la colocaron casi un año antes.
–Fue una piedra simbólica, especifica Carmen, pero necesaria por lo que significa para el país el desarrollo de los programas de uso de fuentes renovables de energía. De aquella piedra a lo que ves hoy hemos adelantado bastante.
«Nos hemos trazado un plan de aceleración con los constructores chinos y cubanos, con la empresa china Simee, y actualmente nos encontramos a un 30 % de ejecución de la bioeléctrica, no del proyecto. El proyecto está más adelantado. En noviembre estaremos en condiciones de iniciar las pruebas a plena carga», refiere.

Detalla la especialista que el ritmo inicial de crecimiento en cuanto a construcción y montaje no es el mismo a medida que avanza la obra. La parte civil marcha más lentamente que el montaje. Y puso de ejemplo las fundiciones de la base de las turbinas y el turbogenerador: «para continuar los trabajos, primero debemos cerciorarnos de que las fundiciones alcanzaron las resistencias del diseño. Así es con cada paso, incluso, somos celosos con la calidad de las soldaduras de alta precisión, que certifica la Empresa de Servicios Técnicos de Defectoscopía y Soldadura (Cenex), de Cienfuegos. Mientras no queden certificadas, no procedemos al montaje de los equipos».
Carmen Taboada, quien cada noche tarda en conciliar el sueño desde que está involucrada en el megaproyecto, habla de interioridades, de lo útil que será la planta, «si todo funciona bien, como esperamos», mientras se adentra en parámetros que domina como las palmas de sus manos: «La bioeléctrica consumirá 2 100 toneladas de bagazo en 24 horas en tiempo de zafra, y de 1 200 a 1 500 de marabú en el periodo de inactividad del ingenio.  
«El central entregará el bagazo y el agua condensada, y ella, que aportará 60 megawatt al Sistema Electroenergético Nacional, le concederá electricidad y energía térmica (vapor) para que pueda seguir el proceso, según el contrato firmado entre ambas partes.
«Tenemos gran responsabilidad en el aseguramiento de la logística, sobre todo cuando el central se paralice por mantenimiento, rotura o porque no haya materia prima. Para esas contingencias debemos de estar preparados, en aras de suplir la falta de bagazo de caña con biomasa de marabú, transportación que asumirá Biopower S.A.
«Además, es la primera planta de este tipo que construye Cuba en la modalidad de inversión extranjera y pionera en el empleo de marabú como combustible, para lo cual se han adquirido las máquinas más modernas y eficientes. Todo ello constituye un reto».
Cuando Granma fue al encuentro con los directivos de Biopower S.A., ya había investigado y corroborado lo más peligroso, la verdad de un atraso que va más allá de la propia bioeléctrica porque, al parecer, ese monstruo generador estará en condiciones de realizar la prueba de rendimiento a plena carga en noviembre próximo, pero…
¿Marcharán bien las obras inducidas del central Ciro Redondo para el aumento de su capacidad industrial de 6 000 a 7 000 toneladas diarias para aportar todo lo que necesita su vecina? ¿Estarán los rendimientos agrícolas en condiciones de sostener molidas altas y estables en el ingenio? ¿Habrá suficiente materia prima (marabú, bagazo) para garantizar la generación de energía una vez concluida la zafra? ¿Existirá un sistema de transporte que mantendrá estable el flujo de la biomasa? ¿Ayudarán los restantes tres ingenios de la provincia si el Ciro Redondo no es capaz de ponerle el bagazo que demanda la planta generadora? ¿Dispondrá la provincia de los bosques energéticos?
Interrogantes en tiempo futuro. Las respuestas están por ver y habrá que esperar a que la planta comience a mover su andamiaje y a engullir bagazo y marabú.

PULGARCITO NO DA EL BRAZO A TORCER

Si el central Ciro Redondo pretende sincronizarse en tiempo con la bioeléctrica en construcción deberá calzar botas de siete leguas, como Pulgarcito, para saciar las ansias de biomasa de su joven vecina, que pedirá al longevo más y más bagazo cuando abra las turbinas generadoras.
El centenario ingenio está envuelto en una de esas zafras para olvidar y ya hubiera paralizado su maquinaria si no fuera por la falta que le hace al país cada grano de azúcar, y porque a pie de obra faltan muchos recursos para acometer la modernización.
En 107 días de zafra –hasta el pasado 25 de marzo pasado– cumple la norma potencial de molida solo al 50,67 %, de un plan de 68 %, y en reiteradas ocasiones paralizó su maquinaria por falta de caña y problemas industriales, realidad obligada a cambiar con la inversión, si se pretende que no entre en contrapunteo con la bioeléctrica.
Julio García Pérez, presidente del Grupo Azucarero Azcuba, a inicios de este mes, en una de las reuniones de chequeo, habló sin medias tintas: «Las inversiones del central tienen que salir sincronizadas con las de la bioeléctrica. No es un problema de “vamos a ver”. Tienen que salir», repetía.
Aunque la duda esté en el ambiente, no es pecado creer en el milagro de que el Ciro Redondo cumpla con el compromiso de iniciar las entregas de una parte de lo que necesita la bioeléctrica, solo una parte, porque ella abrirá capacidades de manera paulatina y aventurarse desde ahora con cualquier conjetura cae en el terreno de las especulaciones.
Como atletas al darle la vuelta al óvalo una y otra vez, en el ánimo de los directivos y trabajadores está presente izar la bandera del triunfo. Y es bueno que así sea, aunque en cuanto a fechas para concluir determinadas inversiones, los cálculos no dan exactos para Granma luego de haber investigado acerca de las obras para elevar la molida del central de 6 000 a 7 000 toneladas en 24 horas, una de las condiciones esenciales para que la bioeléctrica funcione a sus anchas.
Sin ápice de pesimismo, Jorge Félix Martín Iglesias, director de inversiones en la empresa azucarera de Ciego de Ávila, aclara dudas: «Para asegurar la entrega del bagazo y lograr eficiencia, el Central debe ser sometido a inversiones que eleven su norma potencial para estabilizar molidas del 85 %. De lo contrario, el bagazo no será suficiente para cubrir lo que se requiere.
«La inversión también necesita del alistamiento de componentes que serán fabricados en la planta mecánica Fabric Aguilar Noriega, de Villa Clara, y la UEB Cubana de Bronce, que trabaja en función de garantizar la producción de piezas destinadas a la industria azucarera, a los que se suman proyectos por concluir y otros recursos por contratar».
Martín Sarduy especifica que en total son más de 30 inversiones asociadas al megaproyecto de ampliación de capacidades, entre las que se encuentran el montaje de un nuevo tándem en un área libre, la grúa viajera, el clarificador, la báscula de ferrocarril y el tanque de miel, este último paralizado en disímiles ocasiones por falta de laminado.
Al cúmulo de «cosas por hacer», se suman dos vasos de 22 000 pies cúbicos (previamente hay que desmantelar cuatro al término de la actual zafra), la puesta a punto de dos filtros de cachaza en el área de purificación, que obligará a elevar la altura de las naves, además del  alargamiento de la estera del basculador para asimilar las 7 000 toneladas. También será necesario alistar otros dos viradores de camiones y montar un virador lateral de carros-jaulas, además del reordenamiento eléctrico del ingenio.
A ello se agrega el montaje de una bomba al vacío de 5 000 pies cúbicos, dos centrífugas que procesarán entre ambas 48 toneladas de masa cocida, y un banco de calentadores, con el objetivo de que pueda moler sostenidamente al 85 % o más.
El tiempo no admite complacencias. Hasta el pasado 25 de marzo, de un total de 52 proyectos previstos en la inversión, habían concluido 42, y otros diez están en proceso, a lo que se suma la gran cantidad de elementos, partes, piezas y equipos que faltan por construir o no han llegado a la obra.


OTROS DESAFÍOS
Tras las ansias de ver una obra hecha realidad corren los rumores, sobre todo, entre los propios trabajadores azucareros: «al central le hace falta una reparación capital», «requiere de una inversión gigantesca», «no hay caña», «tienen que elevarle la norma potencial...».
En reiteradas ocasiones, José Ramón Machado Ventura ha hablado de la necesidad de acometer una ofensiva para sembrar caña hasta llegar a una cobertura de 150 días de zafra, propósito que se logrará con la ampliación de las áreas de riego, la calidad en la preparación de tierras, la correcta selección de semillas, la siembra y las atenciones a las plantaciones.
René Olivera Escajadillo, jefe de riego del central Ciro Redondo; Yudiaski Espinosa Hera, jefe del grupo de caña, y Raudel de la Torre Rodríguez, director de la unidad de Atención a Productores Agrícolas, más conocida como APA, fueron entrevistados por Granma para profundizar en este tema.
«Hoy tenemos 32 máquinas de pivote central, seis goteos, siete enrolladores y diez sistemas por gravedad. En total existen bajo riego 4 027 hectáreas (ha), con un rendimiento agrícola de unas 60 toneladas por hectárea (t/ha). Para el presente año las inversiones contemplan el montaje de 16 máquinas de pivote central, cinco goteos y tres enrolladores», comenta Olivera Escajadilla.
«Se trabaja sobre un marcado atraso, comenta Yudiaski. De las 16 máquinas de pivote previstas, falta el completamiento de algunas de ellas, aunque con marcado atraso en las obras civiles de estas inversiones.
«En el caso de los sistemas por goteo, ya deberían tener caña sembrada, si se quiere que las plantaciones estén listas para la zafra 2021-2022. De acuerdo con el programa de desarrollo vinculado con la bioeléctrica, este central debería tener bajo riego 14 792,2 ha, y hoy disponen de esa facilidad solo 4 027», amplía Yudiaski Espinosa.
El fondo de tierra del Ciro Redondo es de 22 819 ha y de ella bajo riego está el 18 %, cifra que aumentará al 65 % para el año 2023, fecha en que deberán funcionar 70 máquinas de riego, 52 goteos y 50 enrolladores; es decir, unos 172 equipos y hoy existen 45. Se habla de una inversión superior a los 30 millones de pesos, solo para la rama del riego.
Para lograr tales fines se requiere crear una brigada de mantenimiento y atención al riego, con grúas, personal calificado, ingenieros, como parte de una logística muy diferente a la que hoy disponen. Si todo ese entramado se resuelve, habrá caña para el 2023, si la naturaleza ayuda y sin el azote de ciclones tropicales ni sequías.
Los cálculos, más o menos exactos, ponen sobre el tapete una realidad: cuando estén las 14 792 hectáreas bajo riego, a 70 t/ha como promedio en el rendimiento agrícola, entonces se podrá hablar de abastecimiento estable para la bioeléctrica.
Para extender las zafras en el Ciro Redondo hasta los 150 días, deben ir al balance de corte más de un millón de toneladas de caña y hoy apenas dispone de unas 435 000 toneladas en los campos.
Las cifras arrojan análisis que no permiten demoras para la realización de un programa integral, de cara a las unidades productoras, donde se incluya la modernización del parque de equipos, aparejado a la entrega del paquete tecnológico disponible: fertilizantes, herbicidas, hormonales…
Si la producción cañera no aumenta con celeridad en las áreas del Ciro Redondo, no quedará otra alternativa que vincularle la gramínea de otros ingenios de la provincia, a despecho de que el Primero de Enero tenga en sus narices una fábrica de tableros de bagazo, el Ecuador disponga de la única fábrica de refino del territorio y el Enrique Varona cuente con una destilería.
Y si un día la bioeléctrica entrara en «shock» por la falta de biomasa cañera, imagino que otra de las alternativas para cubrir la demanda esté en la incorporación de los vecinos Uruguay, de Sancti Spíritus; y Brasil, de Camagüey.
La construcción de los siete kilómetros de la línea de transmisión de 110 000 voltios, para el enlace de la bioeléctrica con el Sistema Electroenergético Nacional, también se inscribe en este proceso, sobre el cual directivos de la empresa eléctrica de Ciego de Ávila afirman que cumplirán con el compromiso en el tiempo previsto.
Según información brindada al Comandante de la Revolución Ramiro Valdés, en reunión de análisis celebrada el pasado 21 de marzo, la primera energización debe ocurrir a finales de julio próximo, para el 29 de agosto sincronizarla en su etapa inicial y, sobre el 10 de noviembre, realizar las pruebas de rendimiento a plena carga.
A los anteriores razonamientos se suma que la provincia debe aumentar su índice boscoso. «Todavía no hemos comenzado a sembrar los bosques energéticos, ni tenemos planificado hacerlo en 2019.  Ellos tardan de seis a ocho años en hacerse productivos», afirma el ingeniero Eusebio Rosales Ordóñez, director técnico-productivo de la Empresa Agroforestal de Ciego de Ávila.
Para que una inversión de tal envergadura e importancia para el país rinda sus frutos hay varios desafíos, todos ellos planteados: concretar a tiempo las inversiones en el central, aumentar la producción cañera y que fructifiquen los bosques energéticos. Del buen ritmo de esos empeños dependerá que la bioeléctrica funcione efectivamente y se convierta esta experiencia en un referente para otros esfuerzos similares que se prevén.

Resaltan importancia de la prensa cubana para la economía del país

 La Habana, 22 marzo (RHC) Construir una nueva economía con el apoyo de los medios de prensa es hoy una necesidad del país, afirmó el presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, UPEC, Ricardo Ronquillo al intervenir este fin de semana en la ceremonia de entrega del Premio Anual de Periodismo Económico que tuvo lugar en la sede de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, ANEC.

De los mejores trabajos publicados en 2019, recibió premio El tiempo de la bioeléctrica y la energía que necesitamos, de Ortelio González, corresponsal del periódico Granma en la provincia de Ciego de Ávila, al este de La Habana.

Merecieron menciones, Cuando el descontrol comienza desde adentro, de los periodistas Lisandra Pérez, Jessica Acevedo y Adrialis Rosari, investigación sólida acerca de un tema que desde la problemática de una provincia, Matanzas, toca el nervio crucial de la nación; Greta Espinosa, de Radio Ciudad del Mar, por su artículo Río revuelto- ganancias de transportistas y Abdiel Bermúdez, por su trabajo La batalla de cuatro caminos

También fue galardonado Freddy Espinosa, de Radio Caibarién, en Villa Clara, en la zona central , por su artículo sobre el pensamiento económico de Ernesto Che Guevara.

Se reconoció además el periódico Invasor, de Ciego de Ávila, como el órganos de prensa que mejor reflejó el tema económico.

El presidente de la ANEC, Oscar Luis Hung, informó que la Asociación ha sido convocada por el Gobierno a trabajar como apoyo al perfeccionamiento de la empresa estatal socialista y sobre los obstáculos que frenan su desarrollo.

Hung destacó la importancia de los medios de comunicación para el conocimiento por la población del quehacer económico nacional, así como el respaldo de estos a las instituciones responsabilizadas con preservar la salud de la población, frente a la Covid-19, así como a las medidas orientadas. (PL)

Así evoluciona la curva del coronavirus en Colombia, México, Chile, Brasil y el resto de Latinoamérica



El coronavirus está en fase de crecimiento exponencial en muchos países. En Chile los casos se han doblado en dos días, igual que Brasil, Perú y Colombia. La clave ahora es ver cómo evoluciona la curva de confirmados y de muertos: ¿crecerán de forma acelerada o se frenarán?

Aquí puedes ver la evolución de casos confirmados en los países que han registrado al menos 20 casos en un día:

El gráfico compara el ritmo de la epidemia en todos los países de Latinoamérica que han registrado al menos 20 confirmados desde el inicio de cada brote. La escala puede elegirse natural o logarítmica (donde la distancia de 1 a 10 es igual que de 10 a 100). Pero la segunda captura mejor la naturaleza de una epidemia: se multiplica.

En España y Corea del Sur crecieron con ritmo parecido al principio. Pero su evolución después demuestra que el futuro de cada país puede ser diferente: mientras que en España las infecciones siguen acelerándose, en el país asiático se están frenando. Si la curva de un país sigue una línea recta en el gráfico logarítmico, sabemos que los enfermos se duplican periódicamente. En el caso de España, por ejemplo, donde las medidas de confinamiento todavía no se aprecian. En el de Corea, en cambio, la pendiente es cada vez menor y las infecciones se ha ralentizado.

Es importante entender que hablamos de casos confirmados. Estamos midiendo dos fenómenos al mismo tiempo: el aumento real de infectados en cada país y la capacidad de detectarlos por parte de sus autoridades. Al principio de un brote ha sido habitual que se produjese un pico temporal en los casos confirmados al acelerarse el ritmo de los test.
Los brotes en cada país

Brasil es el país de Latinoamérica que registra más infecciones por coronavirus. Pero el ritmo al que crecen los casos es, de momento, similar en muchos países: las curvas son una línea recta en escala logarítmica.


Casos confirmados. En España y resto de países (escala logarítmica)
Los tiempos de duplicación

El gráfico siguiente mide el ritmo de los brotes en cada país. Para hacerlo usamos lo que se conoce como "tiempo de duplicación". Es decir, cada cuántos días se está duplicando el número de casos confirmados. Es un dato que puede oscilar al principio, pero que parece ir convergiendo a una cifra alrededor de los tres días. Mientras la epidemia crezca a esa velocidad, eso significa que si un sábado hay 4.000 casos, debemos esperar unos 8.000 para el martes y 16.000 el próximo fin de semana.

Tiempo de duplicación. Cuántos días tardan los casos confirmados en duplicarse en cada país


Reducir la transmisión del virus

El tiempo de duplicación no es inamovible. Un virus tiene un potencial contagioso que depende de su naturaleza y del hospedador —las personas—. Pero una epidemia es al mismo tiempo un fenómeno social: su éxito depende de cómo nos comportemos. Por eso existen las cuarentenas, los cierres de colegios o el teletrabajo. Son medidas de distanciamiento social que reducen los contactos entre personas y limitan la transmisión del virus. [👉 Más detalles]

El pasado 7 de marzo, la OMS llamó a todos los países “a continuar los esfuerzos que han sido efectivos en limitar el número de casos y frenar la extensión del virus”. Días después se han multiplicado las intervenciones en Europa y todo el mundo. Si esas medidas tienen éxito, veremos aumentar el tiempo que necesita la epidemia para que los casos se dupliquen.

Eso es lo que ha ocurrido en China o Corea del Sur. Allí los casos comenzaron duplicándose cada dos o tres días durante la primera semana del brote, pero pasadas dos semanas ya habían bajado su tiempo de duplicación a más de diez días.[👉 Más detalles]

¿Qué puedes hacer para ayudar?

Las medidas como cancelar eventos y cerrar colegios son útiles para limitar la transmisión del virus, “pero los cambios individuales son aún más importantes”, explica Caitlin Rivers, de la Universidad Johns Hopkins. “El objetivo es reducir las oportunidades de transmisión: al tocar, toser, estornudar. Nuestras herramientas son la distancia social, quedarte en casa si estás enfermo, lavarte las manos cuando llegas a casa o al trabajo; después de tocar una superficie que toca mucha gente, antes de comer o antes de ver a una persona vulnerable.”

La letalidad del virus

La letalidad del virus parece considerable. Han muerto el 3% o 4% de las personas que sabemos que han contraído la enfermedad, según la OMS. En el siguiente gráfico se muestran esas tasas para cada país, aunque sabemos que son una métrica imprecisa.

La letalidad real podría ser superior. Como las muertes vienen con retraso, la verdadera letalidad habría que calcularla no sobre el total de infectados actual, sino sobre el que había hace dos o tres semanas, Esto explica seguramente que la mortalidad en China creciese del 2,1 en enero al 3,7 en febrero.

Pero es más probable que sea inferior. El motivo es la indetección: hay personas que enferman de Covid-19 con síntomas leves y que si se contabilizasen bajarían la letalidad. Es lo que sugieren las cifras de Corea del Sur, que está haciendo más pruebas y reporta una mortalidad más baja.

Por eso, para juzgar los datos de casos confirmados es importante saber qué esfuerzo está haciendo cada país por detectar todas las infecciones. Las diferencias son grandes: Corea ha hecho 5.000 de test por cada millón de habitantes,mientras que España ronda los 600.

No es una gripe. Los datos actuales dicen que el coronavirus es más contagioso y más letal que la gripe, que se estima que mata al 0,13% o 0,16% de los enfermos (I, II). Además el nuevo virus añade otro problema: la falta de inmunidad. Nos lo explicó García-Sastre: “Nadie la tiene contra este virus, así que va a infectar mucha más gente que la gripe estacional, lo cual hace que incluso si tiene la misma letalidad que la gripe, los casos absolutos serán mucho mayores, y eso va a suponer un reto al sistema hospitalario.” [👉 Más detalles].

METODOLOGÍA Y FUENTES

Los datos nacionales son del Center for Systems Science and Engineering (CSSE) del a Universidad Johns Hopkins. Recogemos los últimos datos continuamente y los procesamos para calcular los brotes de cada país y los tiempos de duplicaciones. Los gráficos se actualizan cada día, a veces varias veces.
Inicio del brote. Para fijar la fecha del inicio del brote de cada país hemos tomado el primer día que se registraron 20 casos nuevos. Para los brotes de las comunidades hemos tomado el primer día con 10 casos nuevos.
Tiempos duplicación. Hemos estimado el tiempo de duplicación de cada país (y cada comunidad autónoma) para cada día. Para hacerlo tomamos una ventana de nueve días alrededor de cada fecha y ajustamos una curva exponencial, de la que tomamos el valor de tiempo de duplicación correspondiente. Nuestro cálculo es similar al de este trabajo de la London School of Hygiene & Tropical Medicine.
Luís Sevillano ha colaborado en la elaboración de esta información.

Homenaje a Alejandro Nadal: Publicado Sin Permiso y La Jornada. Comentario HHC


Alejandro Nadal murió el pasado 17 de marzo. Hacía pocos meses que se le había detectado un cáncer terminal. Lo afrontó con un ánimo poco común, pero ya nada se podía hacer. Alejandro, miembro del consejo editorial de Sin Permiso, es el autor con más artículos publicados en nuestra revista, 432. La gran mayoría eran las columnas, algunas revisadas, que semanalmente publicaba en el periódico mexicano La Jornada. La última, que reproducimos también en esta selección, la publicó poquísimos días antes de su muerte. Había tenido que viajar por muchísimos lugares del mundo. Y ello motivaba que poder hacer llegar a su destino estas columnas no era siempre fácil. Alejandro nos explicaba que había enviado por correo electrónico sus columnas desde los lugares más inverosímiles. Alguno de nosotros recuerda más de uno de estos lugares inverosímiles. Por ejemplo, desde un lavabo de un bar tailandés porque era el “único sitio que tenía una conexión con Internet”.

Alguno de nosotros también recordamos cuando desde casa preparaba sus inmejorables sesiones del posgrado de Sin Permiso que desde hace dos cursos ya es el nuevo posgrado unificado de la UAB-UB. Muchos alumnos que pasaron por este posgrado y por sus clases recuerdan su increíble capacidad para explicar de forma comprensible para no economistas aspectos muy técnicos de la teoría económica como el teorema de Sonnenscheim-Mantel-Debreu. Era su especialidad, mostrar las debilidades de los pilares fundamentales de la teoría económica estándar: el supuesto equilibrio de los mercados. Al fin y al cabo era uno de sus máximos especialistas mundiales. Pero también la incompetencia de la teoría económica estándar para explicar y comprender las crisis económicas.

Su actividad académica y publicística no se limitaba ni mucho menos a estos aspectos tan teóricos. Por destacar solamente otro, cabe nombrar su incansable lucha contra la liberalización del mercado del marfil y los cuernos de rinoceronte, que amenaza la supervivencia de los grandes mamíferos. Asesoró a algunas comisiones de la ONU al respecto como experto.

Los que pudimos conocerlo y trabajar con él, tuvimos un privilegio envidiable.

Esta selección, una de las muchas que podíamos hacer, simplemente recoge algunos pocos artículos de distintos temas de un período bastante largo de tiempo. Están incluidos el primero y el último que publicó Sin Permiso.

Descanse en paz.

Comité de redacción de Sin Permiso

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Muere Alejandro Nadal, colaborador de este diario
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La crisis se anunciaba antes del coronavirus, fue el título del último artículo de Alejandro Nadal.Foto Luis Humberto González
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de marzo de 2020, p. 15
Alejandro Nadal Egea, profesor-investigador del Centro de Estudios Económicos (CEE) de El Colegio de México, abogado, economista y articulista de La Jornada desde hace más de dos décadas, falleció ayer, informó la institución educativa.
Estudió derecho en México y el doctorado en economía en la Universidad de París X Nanterre. También fue coordinador del Programa sobre Ciencia, Tecnología y Desarrollo y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III.
En años recientes, ya jubilado como profesor de El Colegio de México, encabezó el grupo de trabajo sobre economía y medio ambiente de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, con un enfoque en la prohibición del comercio internacional de marfil y su relación con la pérdida de biodiversidad, un tema que abordó en varias ocasiones en La Jornada. (https://bit.ly/2WqGFgf y https://bit.ly/2Wo8S7A)
Cuando conocí a Alejandro Nadal, en la primera parte de la década de los 70, trabajaba como abogado (estudió licenciatura en leyes) que se estaba especializando en los temas de patentes y marcas y de transferencia de tecnología y formaba parte de un proyecto de investigación en estos temas. Compartimos nuestra participación en un grupo que sesionaba periódicamente en el Conacyt y que, poco después, se constituyó como el grupo de Instrumentos de Política Científica y Tecnológica que redactó el Capítulo X (y último) del Plan Nacional Indicativo de Ciencia y Tecnología, denominado Instrumentos de Política Tecnológica, recordó ayer Julio Boltvinik, también miembro de El Colegio de México y articulista de La Jornada.
Alejandro Nadal, buen conversador, entusiasta, practicante del deporte, escribió su último artículo para este diario la semana pasada, ya desde la cama de un hospital, el cual tituló La crisis se anunciaba antes del coronavirus (https://bit.ly/38Y3UAU).
Varios analistas predicen caídas de 2 y hasta 3 por ciento en el PIB mundial si la recesión se declara y se extiende más tiempo. Pero que nadie se deje engañar en este contexto. Los temblores que se vienen pronosticando están presentes desde hace meses y los remedios que supuestamente estaban diseñados para aplacar el dolor los han intensificado, escribió.
Después de participar en la redacción del Plan Nacional Indicativo de Ciencia y Tecnología, Alejandro estudió economía en París. De allá regresó con el doctorado y con habilidades matemáticas que, recuerda Boltvinik, no me imaginaba tuviera. Nunca abandonó su interés por la tecnología. Sabía mucho de tecnologías para la guerra, de medio ambiente y de diversidad ecológica.
Su área más notable como economista teórico fueron las teorías del equilibrio general, a las que criticó severamente, demostrando que eran matemáticamente inconsistentes y que, por tanto, el neoliberalismo carecía de base científica, dijo Boltvinik. En 2019, a invitación del propio Boltvinik, escribió y publicó en El Trimestre Económico #343, el artículo Crítica de la teoría económica neoclásica, en el que concluye:
La realidad es que la política macroeconómica que se ha aplicado bajo el neoliberalismo ha sido justificada en términos de desarrollos teóricos que no han sido objeto de un debate más cuidadoso y, por lo tanto, tampoco fueron cuestionados con la fuerza que merecen. El debate teórico es hoy más urgente que nunca. Pensar en opciones alternativas al neoliberalismo pasa por contar con enfoques teóricos rigurosos que permitan dejar atrás los malos resultados de la teoría neoclásica.
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Comentario HHC: La vida es así, nos da un giro inesperado en cualquier momento. Justo el viernes pasado le comentaba a un colega mexicano cuando hablábamos de la situación de la economía mexicana y del mundo que si no leía a Alejandro Nadal. 

Me impresionaba la capacidad  de producir  artículos cortos y contundentes de diferentes temas económicos, al punto que pensé que era autor de algún libro de Macroeconomía y tendría varios colaboradores, algo que no era así, aunque si tenía otros libros.

Lo descubrí algo tarde , pero buscaba en La Jornada sus artículos,y en este Blog de Cuba y la Economía he publicado 64 de esos escritos, hoy justo cuando estaba buscando de rutina su columna semanal me encuentro con la noticia de su muerte. Lo voy, lo vamos a extrañar, era, es un economista genial, titulo que solo les toca a los que pueden explicar problemas complejos de manera  simple y comprensible para todos. QEPD

Las consecuencias del neoliberalismo en la pandemia actual

Por Vicenç Navarro, Público

En un artículo reciente señalé elementos importantes que habían contribuido a la propagación de la epidemia –ahora pandemia– causada por el coronavirus, elementos a los que no se les había dado la visibilidad que merecían en los principales medios de información y que, de no entenderse y resolverse, crearían las condiciones para la aparición de otras epidemias, una vez esta estuviera resuelta.

Entre estos elementos apuntaba el comportamiento de las grandes empresas farmacéuticas, que sistemáticamente anteponen su objetivo de optimizar sus beneficios a otros fines, como el de prevenir y/o curar enfermedades que, al extenderse, pueden convertirse en pandemias, como ha ocurrido ahora.

La importancia de esta comercialización y la sumisión de los intereses generales a los intereses privados en sectores tan importantes para la salud y calidad de vida de las poblaciones –como lo es la sanidad (incluyendo el sector farmacéutico)– ha sido la característica del período neoliberal, iniciado a partir de los años ochenta en el mundo occidental con la amplia privatización de tales sectores vitales para el bienestar de la población.

Dichas prácticas fueron iniciadas a principios de los años ochenta por el presidente Reagan en EEUU y la primera ministra Thatcher en el Reino Unido, y continuadas más tarde en Europa por los Gobiernos conservadores, liberales y socialdemócratas (que hicieron suyas, estos últimos, tales políticas, como fue el caso de los Gobiernos presididos por Tony Blair en el Reino Unido, Gerard Schröder en Alemania y Zapatero –expandidas considerablemente por Rajoy– en España), convirtiéndose en la ideología hegemónica en las instituciones nacionales e internacionales (como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo y el Parlamento y la Comisión Europeos, entre otros).

Las consecuencias de su aplicación han sido enormes, contribuyendo en gran medida al establecimiento de las bases que permitieron la expansión de la pandemia actual. Veamos los datos.

La contribución del neoliberalismo a la reducción de la capacidad de la sociedad para responder a las epidemias

La expansión del neoliberalismo ha contribuido a que, desde los años ochenta, el mundo haya visto nada menos que cuatro grandes epidemias (ébola, SARS, MERS y ahora el COVID-19), siendo la aplicación de sus políticas (esto es, la desregulación de los mercados y su mundialización, así como las políticas de austeridad social) uno de los factores que más han contribuido a la expansión de tales enfermedades a los dos lados del Atlántico Norte (lo cual explica que adquirieran gran visibilidad mediática, pues ha habido también otras epidemias que, al no afectar a estos países y haberse limitado y contenido en los países subdesarrollados o en otros continentes, apenas han sido noticia).

De entre estas medidas, dos han tenido especial importancia. Una ha sido, como acabo de citar, la desregulación del movimiento de capitales y del mundo del trabajo, creando una gran movilidad de personas y de productos de consumo a nivel global, con un debilitamiento de las políticas de protección del trabajador y del consumidor, así como una amplia desregulación de los mercados de trabajo.

La otra intervención, perjudicial también para el bienestar de las clases populares, ha sido la reducción de servicios fundamentales para garantizar el bienestar de la población como los servicios sanitarios y los de salud pública, así como los servicios del cuarto pilar del bienestar como escuelas de infancia y servicios a las personas dependientes como los ancianos, que son imprescindibles para aminorar el enorme impacto negativo de la epidemia en la calidad de vida de las poblaciones.

Los países del capitalismo más desarrollado que han aplicado con mayor dureza estas políticas neoliberales incluyen los EEUU (y de una manera muy especial, el Gobierno del Partido Republicano presidido por Trump, que domina también la Cámara alta, el Senado), España (durante los Gobiernos Zapatero y, de una manera incluso más acentuada, durante los Gobiernos Rajoy, siendo a nivel autonómico el Gobierno Artur Mas en Catalunya uno de los más duros en sus recortes) e Italia (y muy en particular durante la presencia en el Gobierno de la ultraderecha de la Liga Norte con su líder, Matteo Salvini).

La máxima expresión del neoliberalismo: los EEUU de Trump

Dos son las características que definen hoy a EEUU. Una es el bajísimo nivel de protección social de las clases populares. El nivel de vida de la clase trabajadora se ha reducido enormemente como consecuencia del gran aumento de la precariedad y el pluriempleo en el mercado de trabajo estadounidense.

Según un estudio reciente de la prestigiosa Brookings Institution, publicado en 2019, el 44% de los trabajadores en EEUU (más de 53 millones) son trabajadores con bajos salarios (con una mediana de salarios de algo menos de 18.000 dólares al año), con lo cual el informe concluye que “casi la mitad de los trabajadores obtiene unos salarios que no son suficientes para proveer una seguridad económica”.

Este porcentaje ha crecido muy notablemente durante la época Trump. Un indicador de esta escasa protección social es que la gran mayoría de trabajadores no tienen sick leave, es decir, que si no trabajan por estar enfermos, no reciben ningún salario o ayuda financiera, sea privada (proveída por su empleador) o pública (por la Seguridad Social). Ello implica que los trabajadores suelan resistirse mucho a dejar de trabajar porque ello les supondría interrumpir sus ingresos. Esta es la causa de que muchas personas enfermas, infectadas por el coronavirus, continúen trabajando y contagiando.

Pero la dimensión más dramática de esta escasa protección es que la mayoría de los servicios sanitarios son privados. Casi 30 millones de personas en EEUU no tienen ninguna cobertura sanitaria y otros 27 millones tienen una cobertura muy insuficiente.

Como resultado del escaso desarrollo del sector público, EEUU es uno de los países con un número más bajo de camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes en la OCDE (el grupo de países más desarrollados del mundo capitalista), con lo que tiene un problema gravísimo para poder atender a la población.

La respuesta de Trump a la epidemia

La estrategia del Gobierno del presidente Trump se ha centrado en negar que exista un problema, atribuyendo al Partido Demócrata la creación de una inexistente epidemia que, según él, está basada en la difusión de noticias falsas (fake news, en inglés).

Ha llegado incluso a ordenar a la máxima autoridad federal de salud pública, el Center for Disease Control and Prevention o CDC (cuyo presupuesto el Gobierno de Trump ha reducido en un 18% anual) que prohibiera las pruebas de identificación para mostrar si la persona está o no contagiada de COVID-19 (exceptuando las realizadas por el propio CDC), lo cual ha limitado tal número de pruebas a una cantidad mínima (solo 26 pruebas de COVID-19 por cada millón de habitantes entre el 3 de enero y el 11 de marzo, según datos de la BBC, cuando Corea del Sur había realizado 4 000 pruebas por millón durante el mismo periodo) en un país de más de 300 millones de habitantes.

En realidad, el presidente Trump recortó en 20% los Programas Federales para Urgencias Infecciosas, eliminado a la vez la unidad de pandemias dentro del Consejo de Seguridad Nacional, por lo que esta institución pasó a centrarse únicamente en la seguridad militar, dejando de lado la seguridad en el bienestar. Hizo grandes recortes en la investigación de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), incluyendo investigaciones en los coronavirus (uno de los cuales ha sido el causante de la pandemia actual) que, de haberse completado, hubieran podido haber prevenido tal pandemia.

La enorme alarma popular ha forzado al presidente Trump a reconocer que sí existe una epidemia, hecho del que se ha dado cuenta tras la caída de la bolsa en picado, más que por el sufrimiento popular. Y a fin de estimular la economía, ha pedido reducir los salarios y bajar los impuestos y, muy en especial, las cotizaciones a la Seguridad Social (como parte del intento de Trump en EEUU de eliminar tal programa federal).

Últimamente y, de nuevo, como resultado del gran enfado popular, ha ido tomando decisiones como respuesta a la actividad propositiva del Partido Demócrata y del Congreso de EEUU (hoy con mayoría de tal partido), que están utilizando la falta de respuesta del Gobierno Trump a la epidemia como elemento clave para su derrota en las próximas elecciones. Por fin se está movilizando, utilizando un lenguaje ultranacionalista que llama a la movilización en contra del “virus extranjero” enviado por un país hostil, China.

La experiencia en países con cobertura sanitaria pública

Un gran número de países en el mundo tienen sistemas de cobertura sanitaria universal o casi universal, lo cual permite un mayor control del daño causado por la pandemia. Desde que empezó hace más de dos meses en China, la epidemia ha alcanzado ya a más de 150 países con 175 000 casos de personas infectadas y 6 706 fallecidos.

En un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud de febrero de este año se presentan datos de un gran interés sobre cómo se debería responder a esta pandemia y la relación con las condiciones de los servicios sanitarios y sociales para atender a la población. Y, entre las condiciones que favorecen una respuesta positiva a la pandemia están el nivel de solidez y madurez de tales sistemas sanitarios y sociales, así como la estrategia para atacar la epidemia.

Ello incluye poder detectar a las personas infectadas y atender a los que tienen y desarrollan la enfermedad, asegurándose de que se mantiene la capacidad del sistema sanitario a fin de atender adecuadamente el creciente número de pacientes, a la vez que se garantiza que se tienen los recursos profesionales suficientes para atender a toda la población.

La existencia de cada una de estas características es un indicador del compromiso público y colectivo con la solidaridad ante una amenaza común a la que la sociedad debe hacer frente. Y son unas buenas bases para evaluar la respuesta de los países a la epidemia.

Quiénes lo han hecho mejor

Siguiendo tal criterio, un reciente artículo en The Lancet muestra cómo la exitosa estrategia de contención de Japón, Hong Kong y Singapur (a los cuales debería añadirse Corea del Sur), además de China, se ha sustentado en la existencia de estas prácticas. Ello ha permitido que los servicios públicos, altamente populares, hayan podido controlar la extensión de la epidemia y atender a la población enferma.

Ahora bien, ha habido países a los que les han faltado alguna de estas características, y algunas de estas deficiencias se deben a las políticas neoliberales de austeridad llevadas a cabo por los Gobiernos.

En el artículo “We need strong public health care to contain the global corona pandemic”, escrito por Wim De Ceukelaire y Chiara Bodini, se señala que la privatización de los servicios que ha tenido lugar en muchos países europeos, como en Italia, junto con los recortes del gasto público sanitario, han dificultado la pronta resolución de la pandemia, convirtiéndose el caso italiano en el mejor ejemplo europeo de colapso del sistema sanitario.

Los autores señalan en este aspecto que en “Italia, el país hasta ahora más afectado en Europa, la regionalización de la atención sanitaria –como parte de una política mucho más amplia de desmantelamiento y privatización progresivos del Servicio Nacional de Salud– ha retrasado significativamente la adopción de medidas coherentes para contener la enfermedad y reforzar el sistema sanitario”.

“En la medida en que sus sistemas sanitarios no han sido capaces de coordinar las respuestas colectivas adecuadas, no debe sorprendernos que las medidas tomadas por los Gobiernos europeos se centren en las responsabilidades individuales de la gente. El distanciamiento social se ha transformado en la pieza principal de sus planes de mitigación del COVID-19".

Ahora bien, los autores también señalan que aun cuando estas medidas que acentúan la responsabilidad individual son necesarias, el hecho es que son insuficientes. Hay que añadir las intervenciones colectivas, las cuales deben incluir la provisión de servicios públicos como, además de los servicios sanitarios, los servicios sociales y los de ayuda a las familias englobados en el cuarto pilar del bienestar (escuelas de infancia y servicios a las personas dependientes como los ancianos), así como garantizar los derechos laborales y sociales de la población para resolver los problemas creados por la pandemia en los mercados de trabajo y en las sociedades sometidas a ella.

La epidemia y su respuesta en España

La respuesta en España a la pandemia se ha producido en el contexto de un sistema sanitario prácticamente universal. Pero hay tres puntos débiles enormemente importantes para el tema que tratamos (la respuesta a los daños de la pandemia).

Uno ha sido su enorme subfinanciación, que he denunciado repetidamente en mis libros y artículos (ver Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante, Anagrama, 2015, y “El enorme daño causado por los economistas neoliberales”, Público, 27.12.19).

Los enormes recortes (de los más acentuados en la UE-15) han dejado a este sistema en una situación de escasa capacidad para responder al enorme daño que provocará la expansión inevitable de la enfermedad vírica. En realidad, tal subfinanciación explica la dualidad en los servicios sanitarios, con unos servicios privados (de mayor sensibilidad hacia el usuario, pero peor calidad en su atención) para el 20%-30% de la población de renta superior, y los servicios públicos para la mayoría (el 70-80% de la población).

Los enormes recortes han aumentado el sector privado a costa de reducir el público, acentuando la polarización por clase social que caracteriza a la sanidad española. De nuevo, los recortes en España han sido de los más acentuados en la UE-15. Según datos de Eurostat, el gasto sanitario pasó de representar el 6.8% del PIB en 2009 al 6.4% en 2014 (según el Servei Català de la Salut a partir de datos de la OCDE, en el mismo período y en dólares per cápita, el gasto pasó de 2.197$ a 2.140$, a la vez que en el promedio de la UE-15 se pasó de 3.008$ a 3.389$).

Este bajo y reducido gasto sanitario se traduce en muchos otros indicadores. El número de médicos –según la OMS– ha pasado de 47 por cada 10 000 habitantes en 2009 a 40 en 2016 (un 14% menos). En Suecia pasó de 32 en 2007 a 54 en 2016. Y en cuanto a camas hospitalarias, a partir de datos de la OCDE se pasó de 3.3 camas a 3 por cada 1 000 habitantes, del 2007 al 2016. En Italia pasó de 3.7 a 3.2.

Y otra gran debilidad es el escaso poder que tienen en España las agencias de salud pública, sesgadas a favor de los intereses y lobbies económico-financieros a costa de los intereses de los usuarios, trabajadores y clases populares. Por regla general, los ayuntamientos (el nivel de Gobierno donde se ubican gran parte de los departamentos de salud pública) tienen muy poco poder. Esto se ha visto en las luchas constantes que el ayuntamiento de Barcelona actual ha tenido con lobbies financieros y económicos para proteger la salud y los intereses de las clases populares, con desautorizaciones frecuentes por parte de los niveles superiores de Gobierno o por el sistema judicial, profundamente conservador.

La tercera debilidad es el escasísimo desarrollo de los servicios clave de ayuda a las personas dependientes y las escuelas de infancia, necesarios para la resolución de tal crisis, tal y como he señalado en la sección anterior de EE.UU. En realidad, la escasísima protección que tienen las familias en España y el limitado desarrollo de los servicios de ayuda a estas familias (de nuevo, escuelas de infancia y servicios a las personas dependientes, como las personas mayores), consecuencia, a su vez, del escaso poder de la mujer, están deteriorando todavía más su bienestar (y muy en particular de la mujer de clase trabajadora y otros sectores de las clases populares), pues medidas como los cierres de las escuelas les crean problemas graves, ya que fuerzan a cambios enormes en la compaginación de tareas profesionales con las responsabilidades familiares, que continúan siendo realizadas por las mujeres, dificultando su integración en el mercado de trabajo.

En resumidas cuentas, la pandemia está mostrando las grandes insuficiencias del Estado del Bienestar español y sus servicios, resultado de su escasa financiación (de las más bajas de la UE-15) y su dualización por clase social, creando una polarización social que rompe con la necesaria solidaridad que se requiere para resolver los grandes problemas que la pandemia crea.

El gran dominio que las fuerzas conservadoras (de sensibilidad neoliberal) han tenido y continúan teniendo sobre los aparatos del Estado y sobre el establishment político-mediático del país ha conducido a una situación que muestra los enormes déficits que persisten en España, y que han sido silenciados u ocultados por dicho establishment.

Es necesario que se produzca una amplia movilización en la sociedad para exigir cambios sustanciales y profundos, con una expansión de tales servicios, presionando al nuevo Gobierno de coalición de izquierdas para que aproveche las circunstancias excepcionales para corregir tales déficits, intentando, entre otras medidas, movilizar los fondos y los poderes públicos al servicio de la ciudadanía, a base de una redistribución muy notable de la riqueza del país que contribuya a obtener los fondos requeridos, disminuyendo las desigualdades sociales que han estado deteriorando la calidad democrática del país y el bienestar de la población durante el largo período neoliberal.

La continuación de las políticas neoliberales sería un suicidio para el país, incrementando todavía más el sufrimiento de las clases populares. El espléndido ejemplo de la movilización que ha tenido lugar para dar las gracias a los profesionales y trabajadores sanitarios es un ejemplo de la solidaridad que la población en España puede ofrecer en un momento en el que el bien común tiene que ser el único criterio de evaluación de las políticas del Estado.

Espero que este artículo ayude a entender las consecuencias negativas que ha tenido el pensamiento económico dominante, que ha sido reproducido por los grandes medios de información, y que aparece con plena claridad durante la mayor crisis que la mayoría de países –incluyendo España– han sufrido en estos últimos años. Agradecería que este artículo se distribuyera ampliamente en el país.