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domingo, 27 de diciembre de 2020

Presidente de Cuba reconoce Programa de la Agricultura Urbana, suburbana y familiar

 

 

La Habana, 27 dic (ACN) Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de la República de Cuba, reconoció al Programa de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, que hoy arribó a sus 33 años de existencia con notables resultados.

Un importante programa sostenido por cubanas y cubanos laboriosos y abnegados que merecen nuestro reconocimiento #CubaViva #SomosCuba, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.

Cumple hoy 33 años el Programa de la Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, creada y potenciada por el General de Ejército. #SomosCuba #SomosContinuidad, comento Manuel Marrero Cruz, Primer Ministro de la República de Cuba también en la referida red social.

El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, reconoció hoy el aporte de los organopónicos a la soberanía alimentaria y a la alimentación del país, al conmemorarse el aniversario 33 de su creación.

En el acto nacional por la efeméride, realizado en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Granja Boyeros, perteneciente a la Empresa Agropecuaria Metropolitana de La Habana, Jorge Luis Tapia Fonseca, viceprimer ministro de la República de Cuba, dio lectura al mensaje de Raúl, quien envió su felicitación a todos los integrantes, fundadores y productores vinculados a esa tarea.

De acuerdo con una información de la Agencia Cubana de Noticias subrayó que en los momentos que vive el país urge aún más desplegar sus potencialidades para alcanzar la soberanía alimentaria, en lo cual el programa tiene una alta cuota de responsabilidad.

Elizabeth Peñas Turruellas, directora del Programa de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar, refirió que para el cumplimiento de la tarea de los organopónicos indicada por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, se partió de la máxima de producir alimentos sobre la base existente y la posible creación.

Como principales resultados de este programa resaltan su aporte a la soberanía alimentaria, la introducción de experiencias válidas y de variedades de cultivos y razas de animales, y la creación de fincas de semillas que aseguran la continuidad de las siembras.

Un as bajo la manga de América Latina para la reconstrucción post-COVID


Muchos expertos consideran que la bioeconomía es uno de los motores para una recuperación económica sostenible post-COVID-19. América Latina experimenta un gran interés por el desarrollo de políticas públicas relacionadas con la bioeconomía, indicó a Sputnik Adrián G Rodríguez, jefe de la Unidad de Desarrollo Agrícola y Biodiversidad de la CEPAL.

En el comunicado en ocasión del 3 Global Bioeconomy Summit 2020 se destacó que la transición a la bioeconomía es más crítica que nunca, subrayando que la "urgencia proviene de la realidad de las amenazas ambientales globales, las oportunidades que brindan las nuevas ciencias y las consecuencias del COVID-19". Los miembros del Consejo Asesor Internacional sobre Bioeconomía Global indicaron que la bioeconomía es un elemento clave para la reconstrucción pospandémica. 

Asimismo, la CEPAL destaca a la bioeconomía junto con la economía circular, las energías renovables, el turismo sostenible y la economía digital como uno de los sistemas sectoriales para avanzar hacia esa recuperación transformadora.
Bioeconomía en América Latina

En América Latina, en los últimos cinco años ha habido un interés creciente por el desarrollo de políticas públicas relacionadas con la bioeconomía, señaló en una entrevista con Sputnik Adrián G. Rodríguez, jefe de la Unidad de Desarrollo Agrícola y Biodiversidad de la División de Recursos Naturales de la CEPAL. 

Informó que durante el 2020, en medio de la pandemia de la COVID-19, dos países de la región lanzaron sus estrategias nacionales de bioeconomía.

Costa Rica lo hizo el 7 de agosto, al proclamar la Estrategia Nacional de Bioeconomía Costa Rica 2020 – 2030. Por su parte, el 5 de diciembre, Colombia anunció la Misión Bioeconomía.

"Aunque el desarrollo de ambas estrategias inició antes de la pandemia, ambas han sido visualizadas como marcos de política pública relevantes para las estrategias de recuperación pos-COVID-19", subrayó el funcionario, al agregar que la CEPAL brindó asistencia técnica a estos países.

Asimismo, en Uruguay la preparación de la Estrategia Nacional de Bioeconomía Sostenible está en la fase final, agregó.

Además, en Argentina y Brasil han habido avances sustanciales en ámbitos relacionados con la bioeconomía, como la biotecnología agrícola e industrial y la bioenergía. Aunque todavía no cuentan con una Estrategia Nacional de Bioeconomía, en ambos países se han desarrollado esfuerzos en esa dirección, señaló Adrián Rodríguez.


Detalló que Brasil ha sido pionero en la producción de etanol a partir de la caña de azúcar, y cuenta con políticas de avanzada para fomentar la producción agropecuaria sostenible, como el Programa de Agricultura Baja en Carbono (ABC). 

Asimismo, en Brasil, como parte de la Estrategia Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2016 – 2022, se creó en 2018 el Plan de Acción de Ciencia, Tecnología e Innovación en Bioeconomía, bajo el liderazgo del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Telecomunicaciones, que también trabaja actualmente en el desarrollo de un Observatorio Brasileño de Bioeconomía. También en el país existen programas relacionados con el Ministerio de Agricultura y Alimentación, como el Programa Bioeconomía Brasil - Sociobiodiversidad y el Programa Nacional de Bioinsumos.

Por su parte, Argentina se ha posicionado globalmente como un productor importante de biodiesel, a partir de soja. Es líder en la región en el ámbito de la biotecnología agrícola, y durante los últimos 5 años ha incursionado en la producción de bioenergía aprovechando desechos agropecuarios, indicó el funcionario.

Además, en Argentina desde 2015 se han realizado diálogos regionales de bioeconomía, en reconocimiento de los distintos potenciales que existen para su desarrollo a lo largo del país. Como resultado fue creada la Comisión Nacional de Bioinsumos y desarrollada la Estrategia de Bioeconomía de la Provincia de Buenos Aires.

Cómo pasar de una economía tradicional a la bioeconomía

El experto puntualizó que la bioeconomía puede concebirse como un nuevo paradigma tecnoproductivo, y también como un marco para la articulación de políticas para avanzar hacia un modelo de desarrollo sostenible. 

Como nuevo paradigma tecno-productivo usa las tecnologías que derivan de la revolución en las ciencias biológicas de las últimas décadas y de la convergencia de ellas con otras nuevas tecnologías, sobre todo las tecnologías digitales y la nanotecnología. Los recursos biológicos son la base material y energética de la bioeconomía.

La bioeconomía busca articular políticas para la gestión sostenible de los recursos naturales de origen biológico, con políticas de desarrollo productivo e innovación, explicó.

"El paso de una economía tradicional a la bioeconomía requiere nuevos esquemas institucionales, que fomenten la colaboración entre los sectores público-privado-y de investigación y desarrollo, para generar políticas que fomenten la innovación y el desarrollo de incentivos para que los productos de la bioeconomía puedan llegar al mercado", declaró Adrián Rodríguez.

Por otro lado, el experto destacó la importancia de la colaboración entre los sectores productivos tales como, agricultura e industria, "para generar los encadenamientos a partir de los cuales se obtienen productos nuevos o que sustituyen productos de origen fósil".

El funcionario subrayó que la bioeconomía es "intrínsecamente multisectorial e interdisciplinaria". 

"Al interior del sector público es fundamental la participación articulada de todos los sectores relevantes; por ejemplo, ciencia y tecnología, ambiente, recursos naturales, industria, energía, y agricultura, ganadería y pesca, e incluso salud y comercio exterior", sostuvo, al detallar que la selección dependerá de las características del país y de la orientación de su estrategia de bioeconomía.



© FOTO : PIXABAY/FREE-PHOTOS

La articulación de inversiones y de incentivos, la existencia de marcos legales concordantes con el desarrollo del conocimiento científico relevante y que promuevan la innovación y el emprendimiento, son también factores importantes para alcanzar los objetivos de la bioeconomía, según el funcionario. 

Entre otros factores fundamentales enumeró la equivalencia entre las condiciones de acceso a mercado para los productos de la bioeconomía y de origen fósil "considerando que éstos no internalizan los costos ambientales que se generan en su producción".

Además, la comunicación con la sociedad es otro factor importante, que permitirá generar conciencia de las ventajas que ofrece la bioeconomía, como un modelo de desarrollo alternativo al modelo de basado en los recursos fósiles, en línea con el gran objetivo del combate del cambio climático.

Biodiesel: potencial y desafíos en América Latina

La bioeconomía permite avanzar hacia una sociedad menos dependiente de los recursos fósiles. Sin embargo, Adrián Rodríguez señaló que la producción de biocombustibles genera opiniones encontradas. Por un lado está la posible competencia por el uso de materias primas que también se usan como alimentos. Por otro lado, se encuentra la competencia por el uso de la tierra que sirve para la producción de alimentos y de cultivos energéticos. 




El experto indicó que para garantizar la sostenibilidad de la bioeconomía, incluyendo la producción de biocombustibles, la FAO ha abordado los posibles impactos sobre la producción de alimentos: el desarrollo de la bioeconomía sostenible debe apoyar y garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición en todos los niveles así como el uso de la tierra y otros recursos naturales.

En cuanto a América Latina, el representante de la CEPAL afirmó que Argentina y Colombia son identificados como países con potencial para la producción de biodiesel. Detalló que en Argentina se produce principalmente a partir del cultivo de la soja; y en Colombia de la producción de palma aceitera.

"Se considera que con ello no solo se contribuye a la sustitución de biodiesel de origen fósil, sino también al desarrollo de economía locales, y a la agregación de valor a materias primas agrícolas", aseguró.

Por otro lado, el funcionario señaló que la introducción de los biocombustibles en general y del biodiesel en particular, enfrenta actualmente retos, además de garantizar la sostenibilidad en su producción

"Uno de ellos son los bajos precios de los combustibles fósiles; otro es el surgimiento de alternativas que a largo plazo resultan más prometedoras, como el hidrógeno, sobre todo en el transporte de carga y en el transporte público, en ciudades", afirmó. 

Asimismo, destacó que las grandes reservas de gas y petróleo en Argentina podrían limitar una mayor penetración del biodiésel.


© AP PHOTO / HASAN JAMALI
Entre otros desafíos el funcionario mencionó la factibilidad técnica, es decir los cambios en los motores a gran escala. Y también está la factibilidad política, "sobre todo en aspectos relacionados con el rumbo que se les dé a las políticas de energía en los próximos años, y a su vínculo con otros objetivos, como el de la descarbonización", indicó.

El experto agregó que la sustitución total del diésel es un proceso paulatino y a largo plazo, aunque evitó opinar sobre los plazos que tomaría. 

"Es posible que el biodiésel sea un combustible de transición hacia otras alternativas todavía en desarrollo, entre las cuales, la más prometedora a largo plazo posiblemente es el hidrógeno", concluyó.

La deuda es de la CCS

José Alejandro Rodríguez, Juventud Rebelde
Publicado: Sábado 26 diciembre 2020 | 10:24:00 pm.

Muy disgustados para cerrar el 2020 escriben los campesinos Martha Lores Ortiz y Conrado Cobas Matos, quienes denuncian que la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) José Martí, del municipio guantanamero de Imías, a la cual están asociados, les debe a ellos y a otros productores más de 170 000 pesos. Y todo sigue igual.

Precisan que en la asamblea de afiliados de la CCS se tomaron dos acuerdos relacionados con una auditoría fiscal y un proceso judicial a la junta directiva saliente, que tiene una deuda de más de 400 000 pesos. Eso fue hace más de dos meses y nada se ha cumplido. Y la tasa de interés a los créditos bancarios otorgados a los productores sigue aumentando.

Refieren que ellos sí cumplieron con lo pactado en el contrato con la CCS, y esta lo infringe impunemente. Y lo más preocupante, señalan, es que ante sus notificaciones con la Delegación de la Agricultura, la ANAP, el Gobierno y el Partido Municipal, entre otros, responden que «ellos no pueden meterse en eso».

Cuentan que, ya obstinados por el incumplimiento, decidieron contratar a un abogado, y les fue imposible, pues, si bien de acuerdo con el contrato que firmaron con la CCS, supuestamente podrían demandar a la entidad, el Decreto Ley 635, acuerdo 3, refiere que el campesino no puede demandar a la propia fuerza productiva de la cual es asociado.

«¿Qué debemos hacer, a quién recurrir cuando no nos sentimos respaldados por nadie?», señalan. Y este redactor, ante este y otros casos similares revelados en esta sección, acerca de incumplimientos internos de pagos de cooperativas a sus asociados, pregunta hasta dónde la necesaria autonomía de esa forma productiva no estatal puede ser manejada a sus anchas e impunemente por las juntas directivas, en detrimento del campesino.

ALEJARSE DE LOS EXTREMOS

Por Jorge Gómez Barata

                         Beria y Stalin

Una inevitable necesidad de los momentos iniciales, cuando las luchas de clases fueron en todas partes más intensas, se tornó un mal endémico y devino  malformación al ser asumida como parte en el diseño de las instancias políticas y sociales, los órganos estatales, judiciales y de la sociedad civil en el socialismo real, incluidos los partidos, la prensa, las instituciones culturales y profesionales que incorporaron el defecto de la falta de diversidad que les impidió aceptar la opinión diferente. Su labor fue un ejercicio de mirarse en el espejo.

Los congresos, parlamentos y eventos, fueron siempre contactos entre iguales, a los cuales lo distinto nunca tuvo acceso. Los líderes practicaron siempre el ejercicio de “predicar a los conversos”. En 70 años de socialismo en la URSS y 40 en Europa Oriental no hubo nunca un debate político genuino y cuando los hubo como en la URSS en los años 30, Hungría 1956 y Checoslovaquia 1968, fueron saldados a la tremenda. Una vez escuché a Raúl Castro decir: “Cuando llega la unanimidad formal, la crítica se queda afuera”.

Aquella práctica, derivada de la exclusividad ideológica, continuada por décadas y amparada por el poder, llegó a ejercer una hegemonía social y política total, hasta convertirse en un credo con amparo judicial. Los que pensaban diferente fueron llamados por Stalin, Beria, Molotov, Vishinski “enemigos del pueblo”, en Europa Oriental se les conoció como “anti socialistas” o disidentes y, en general fueron considerados “enemigos”.

Después de 2014, cuando en un ambiente excepcionalmente promisorio, con la experiencia del colapso soviético a la vista, avanzaban las reformas impulsadas por Raúl Castro y la normalización con Estados Unidos parecía una realidad, hubo en Cuba cierta oportunidad para que los partidarios de las reformas y la democratización del socialismo expusieran su opinión, sino en la prensa oficial, en otros formatos.

Ante esas voces que no fueron escuchadas, algunos ideólogos criollos, por cierto, más influyentes de lo que parecían, desataron una insólita campaña que desempolvó vetustos argumentos contra el “centrismo”, los “centristas” y los “reformistas”, adjetivos extraídos del pasado para aplicarlos extemporáneamente a personas que nada tenían que ver con los contextos originales en los cuales tales palabras pudieron tener significados.

La reacción me pareció insólita porque, con un nombre u otro, lo que proponía Raúl eran reformas, incluyendo lo que luego resultó en una nueva Constitución. Obviamente, para realizar reformas a escala social, no sólo es preciso rectificar sino, adoptar puntos de vista diferentes, para lo cual es pertinente ser flexible para maniobrar al interior del espectro político. Desplazarse hacia el centro significa alejarse de los extremos y de los extremismos.

Aquellos puntos de vista que matizaban los esfuerzos oficiales se manifestaron también en las alertas acerca de que las políticas de Obama, pretendían lo mismo que las de otras administraciones, solo que de distinta manera. Al respecto se puso en circulación una especie de slogan según el cual, Obama cambió la “agresión por la seducción”. ¿Seducir a quién?

Contra todos los pronósticos aquella corriente ejerció influencia, tanto que unida otros factores, ralentizó las reformas. A propósito, Raúl Castro declaró: “…Los cambios avanzarán a la misma velocidad con que avance el consenso”. Los resultados se expresan en años y oportunidades perdidas.

Recientemente, el presidente Miguel Diaz-Canel manifestó la voluntad de retomar los acuerdos adoptados en los congresos VI y VII del Partido, cosa más difícil ahora porque deberá realizarse en medio de los problemas económicos derivados de defectos estructurales, las enormes dificultades generadas por la COVID-19, las tensiones económicas y sociales, asociadas a los ajustes vinculados a las reformas monetarias, salariales y de precios, incluso por las eventualidades de un cambio de administración en los Estados Unidos.

Haber aplazado por años la entronización de las medidas acordadas fue un error, demorarlo más sería profundizar el yerro. En definitiva, en la medida en que los actores políticos se alejan de los extremos, se aproximan a la verdad. Allá nos vemos.

27/12/2020.
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El ascenso del capitalismo en China

 Au Loong-Yu  Sin Permiso

La fusión del Estado con los sectores dominantes de la economía ha alcanzado niveles sin precedentes. La consecuencia de esto es una gran desigualdad en el ingreso, lo que hace que China tenga un mercado doméstico muy estrecho en relación con sus capacidades productivas. Por lo tanto, debe primero inundar todo el mundo con sus mercancías, y luego exportar capital. 

Para contar la historia completa del conflicto entre China y Estados Unidos hay que empezar por el comienzo, es decir, por la naturaleza del ascenso de China al estatus de superpotencia.

La única forma en la que un país semicolonial, humillado e invadido en numerosas ocasiones por países imperialistas, pudo terminar con el trágico destino de su pueblo fue fortaleciendo la nación por medio de la modernización. Esto tomó parcialmente la forma de una política de autodefensa nacional.

Beijing ha recibido múltiples recordatorios de las ambiciones imperiales de EE. UU., incluso durante décadas recientes. En 1993, EE. UU. detuvo y requisó el buque chino The Galaxy en el Océano Índico. En 1999, la embajada china en Yugoslavia fue bombardeada por EE. UU. Hay aviones de combate que espían permanentemente la zona económica exclusiva de la Isla de Hainan, llegando a causar que un avión chino se estrelle contra el mar en 2001.

La amarga experiencia le enseñó a China que, si no quería ser acosada por el imperialismo estadounidense, debía ser al menos igual de fuerte y enérgica. En este sentido, su ascenso al estatus de potencia mundial estuvo motivado por la autodefensa y, por lo tanto, fue legítimo. Este proyecto de autodefensa también era legítimo desde el punto de vista de los intereses del pueblo trabajador. Sin embargo, el proceso fue definido por dos características incompatibles con estos intereses: la conversión en un proyecto de capitalismo de Estado y las ambiciones expansionistas.

De acuerdo con la doctrina del PCCh de 1949, el ascenso del país no sería de tipo nacionalista. La revolución de 1949 tuvo el apoyo de la gran mayoría del pueblo trabajador. El pueblo creía en las promesas del PCCh, según las cuales la modernización conllevaría más democracia y una justicia distributiva, con el objetivo de perseguir el internacionalismo y el socialismo en el largo plazo.

El prometido ascenso de China no debía seguir la tradicional vía capitalista y nacionalista. Debía seguir una vía socialista. Deng Xiaoping dejó esto en claro en su discurso de 1974 frente a la ONU, cuando afirmó que «si un día China debe cambiar de color y convertirse en una superpotencia, si debe jugar el papel de tirano en el mundo y someter en todas partes al resto de los países a sus acosos, a sus agresiones y a la explotación, el pueblo del mundo debería identificarla como una nación socialimperialista, dejarla al descubierto, oponerse a ella y trabajar en conjunto con el pueblo chino para derrocarla».

Pero el PCCh no pudo sostener su promesa, lo cual había quedado claro en la década de los cincuenta, mucho antes del momento en que Deng pronunció su discurso frente a las ONU. La China de Mao fue exitosa en el objetivo de modernizar parcialmente el país, pero el pueblo pagó un costo terrible, en muchos casos absolutamente innecesario.

Fue durante este período que la burocracia del partido se elevó al estatus de una nueva clase dominante, que gozaba de privilegios económicos y políticos. La contribución de Deng a esta nueva clase dominante consistió en dar luz verde para «hacerse capitalista». De manera sorprendente –y a diferencia de lo que sucedió en Rusia– tuvo éxito.

Esta fue la segunda faceta del ascenso de China, a saber, el ascenso del capitalismo chino. Su éxito se debe precisamente a que se trató de un proyecto de capitalismo dirigido por el Estado, en el cual el partido-Estado concentra en sus manos tanto el monopolio de la violencia como el poder del capital para favorecer el crecimiento económico.

Esto nos lleva a una tercera faceta del ascenso de China: su expansionismo, que es consecuencia necesaria del capitalismo monopolista chino. La fusión del Estado con los sectores dominantes de la economía (representados por las empresas de propiedad estatal) ha alcanzado niveles sin precedentes. El Estado devora enormes cantidades de recursos que terminan en los bolsillos de quienes desempeñan alguna función pública, en megaproyectos de inversión, o en ambos a la vez.

La consecuencia de esto es una gran desigualdad en el ingreso, lo que hace que China tenga un mercado doméstico muy estrecho en relación con sus capacidades productivas. Por lo tanto, debe primero inundar todo el mundo con sus mercancías, y luego exportar capital.

Con la exportación de capital a escala masiva, se hizo necesaria la intervención sobre la política doméstica de los países de acogida, con el objetivo de garantizar y supervisar las inversiones. Por lo tanto, Beijing se traga sus propias palabras cuando repite en la actualidad el lema de una «política no intervencionista». Casi el 90% del comercio chino y el 80% de sus importaciones de petróleo pasan hoy a través del estrecho de Malacca. Beijing vive bajo el temor permanente a un potencial escenario en el cual Estados Unidos intervenga esta ruta comercial. De aquí su ofensiva en el mar de la China Meridional. Esta es una dinámica importante que subyace al conflicto de China con EE. UU.

La batalla por Hong Kong como síntoma

Desde 2008, las ventajas que beneficiaron a China se están agotando, lo que se expresa en ciertos problemas estructurales: salarios reales deprimidos por las altas tasas de inversión, disminución de la demanda doméstica, proceso de sobreproducción y de sobreinversión.

Detrás de estos factores debe buscarse el problema central: la decadencia generalizada de la burocracia del partido. Cuanto más saquea la burocracia al país, más le preocupa que estos problemas queden al descubierto. Esto explica, en parte, por qué Beijing vigila cada vez más de cerca a Hong Kong.

Treinta años atrás, crecía entre las autoridades de Beijing la preocupación acerca de cómo la libertad política de Hong Kong podría afectar su dominio sobre la sociedad. Esto alcanzó un punto crítico cuando Hong Kong proveyó un fuerte apoyo al movimiento democrático de 1989. En los años noventa, cuando comenzaron la «reforma» y la «apertura» más radicales, Hong Kong contribuyó significativamente al nacimiento y crecimiento de la sociedad civil china, por primera vez desde 1949. Este proceso estuvo caracterizado por el rápido crecimiento de asociaciones civiles e incluso de movimientos sociales, que Beijing consideraba como potencialmente peligrosos.

Cuanto más asciende China en la escena internacional, más se preocupa Beijing por el libre flujo de información en Hong Kong.

La desaparición de los miembros de Causeway Bay Books es un caso típico. Entre octubre y diciembre de 2015, desaparecieron cinco propietarios y trabajadores de la librería Causeway Bay Books. Dos de los arrestos se dieron aparentemente por fuera de cualquier marco jurídico. Se trató de un castigo por la publicación de un libro acerca de la vida privada de Xi Jinping en Hong Kong.

La lección de este incidente es clara: el libre flujo de información simplemente no puede convivir con los intereses centrales de Beijing. Esto llevó a que en 2019 Beijing promulgara una ley de extradición en Hong Kong, que luego desató un efecto dominó y finalmente tuvo como resultado el comienzo de una «nueva Guerra Fría» entre EE. UU. y China, con Hong Kong como campo de batalla.

Este conflicto también anuncia el fin de los beneficios estratégicos que Hong Kong ofrecía a Beijing. La pérdida de Hong Kong como una plataforma en la cual las empresas chinas podían acceder a dólares norteamericanos, utilizando la región como un trampolín para entrar y salir y para captar inversiones extranjeras, creará un gran problema para las finanzas y la economía de Beijing.

 
escritor, activista marxista y autor, entre otros, de Hong Kong in Revolt. The Protest Movement and the Future of China (Pluto Press, 2020).
Fuente:
https://jacobinlat.com/2020/12/18/el-ascenso-del-capitalismo-chino/
Traducción:
Valentín Huarte
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