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jueves, 28 de enero de 2021

Gobierno de Biden revisará política de Trump sobre Cuba



Foto de archivo de dos cubanos en La Habana viendo el discurso de Joe Biden el día que juró como nuevo presidente de EE.UU. Foto: Reuters

Agencia Reuters El gobierno de Joe Biden revisará la política de Estados Unidos hacia Cuba, dijo la Casa Blanca el jueves 28 de enero de 2021, después de que el expresidente Donald Trump endureció el embargo comercial sobre la isla y la devolvió a la lista de países patrocinadores del terrorismo.

"Nuestra política sobre Cuba está regida por dos principios. Primero, apoyo a la democracia y los derechos humanos: eso estará en el núcleo de nuestros esfuerzos", dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.

"Lo segundo son los estadounidenses, sobre todo los cubanoamericanos, que son los mejores embajadores para la libertad en Cuba, así que revisaremos las políticas de la administración Trump", agregó.

Cuba tiene esperanza de que el presidente estadounidense, Joe Biden, revierta rápidamente las sanciones impuestas por Donald Trump y reanude una política de distensión, dijo a Reuters un alto funcionario, al señalar que la nueva administración posee el más profundo conocimiento del país caribeño en seis décadas.

Trump impuso más de 200 sanciones para reforzar el embargo comercial de casi seis décadas a Cuba, incluyendo los viajes desde Estados Unidos, para dejar atrás el acercamiento histórico entre los viejos enemigos de la Guerra Fría emprendido por el expresidente Barack Obama.

Si bien estas medidas lo ayudaron a ganar el Estado de Florida con su gran población cubano-estadounidense en las elecciones de noviembre, empeoraron la difícil situación de los cubanos, al hundir aún más en una crisis la economía y profundizar la división entre las familias de ambas naciones.

Biden, vicepresidente durante el gobierno de Obama, dijo durante su campaña que revertiría las políticas de Trump sobre Cuba que "han infligido daño al pueblo cubano y no han hecho nada para promover la democracia y los derechos humanos", incluidos los recortes a las remesas y los viajes.

Sin embargo, analistas se preguntan qué tan rápido y lejos pueden avanzar ambos países dadas las limitaciones políticas.

Carlos Fernández de Cossío, principal diplomático de Cuba a cargo de las relaciones con Estados Unidos, dijo que las promesas de Biden sugerían que quería reiniciar los nexos donde los dejaron él y Obama.

"Lo que no hay duda es que se puede revertir todo en el corto plazo si esa fuera la voluntad del Gobierno", dijo al reiterar la posición de Cuba de que no haría concesiones políticas a cambio de una flexibilización de las sanciones, aunque La Habana está abierta a un diálogo en beneficio mutuo.

Fernández de Cossío se mostró optimista de que el equipo de Biden incluyera a varias personas que habían interactuado con Cuba antes y no se dejaran influir por otras voces.

"Este equipo (de Biden) tiene más experiencia que ninguno anterior en los últimos 60 años", señaló.

Esperanza de visados

Una de las mayores esperanzas de los cubanos es que Estados Unidos reabra su consulado en La Habana para retomar el ritmo en el procesamiento de las visas. El consulado ha estado cerrado tras una serie de incidentes de salud inexplicables aún entre los diplomáticos estadounidenses en la isla.

Ángel Garbey, de 28 años, no pudo asistir al nacimiento de su hijo hace cinco meses en Estados Unidos debido a que espera una cita para su entrevista y recoger su visa, dos años después de haberla solicitado.

Incluso si le programan una cita tendrá dificultades para asistir a su entrevista pues las visas estadounidenses para los cubanos se están distribuyendo en Guyana, a donde actualmente no hay vuelos desde La Habana debido a la pandemia. "No he podido conocer todavía a mi hijo", dijo Garbey. "Esto es duro", añadió.

En el sector del turismo, los cubanos también esperan que Biden amplíe los viajes de Estados Unidos a la isla, que floreció durante la distensión de la era de Obama y fomentó un incipiente sector privado con rentas en pensiones y restaurantes.

Más remotamente, existe la posibilidad de que Biden, que tiene el control del Congreso, levante el embargo a Cuba, dijo a Reuters el exdiplomático cubano Carlos Alzugaray.

Pero varios son los factores que complican cualquier acercamiento: la falta de una resolución sobre los incidentes de salud a diplomáticos, el apoyo de Cuba a su aliado Venezuela; una reciente ofensiva contra opositores en la isla y el temor de que pueda resultar en contra de la candidatura de los demócratas a un segundo mandato sucesivo.

"Existe un peligro (...). La administración Biden volverá a caer en el viejo hábito de un enfoque poco sistemático de quit pro quo en el cual Estados Unidos solo toma medidas limitadas y exige concesiones cubanas sobre su política interna", dijo William LeoGrande, un profesor de gobierno en la American University. "Esta es una fórmula para la parálisis", agregó

3 comentarios:

  1. Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos no podrán mejorar durante el gobierno de Biden ni con ningún otro gobierno de Estados Unidos que sea coherente con la política exterior de defensa de los derechos humanos, la democracia y la soberanía de los pueblos, porque, como bien aclara Fernández Cosío, la nueva clase burocrática aferrada al poder en nuestro país no cederá en ninguno de esos puntos. Todo lo que se requiere para restablecer las históricas y magníficas relaciones que existían entre los Estados Unidos y Cuba es que el gobierno cubano acabe con el modelo estalinista copiado de la Unión Soviética, rectifique su apoyo a gobiernos dictatoriales de Irán, Siria, Corea del Norte, Venezuela y otros incluidos en la lista de países patrocinadores del terrorismo, realice verdaderas elecciones libres y democráticas, supervisadas por organismos internacionales que garanticen esta condiciones, donde el pueblo pueda elegir a sus gobernantes y respete todos los derechos humanos. El gobierno estalinista de Cuba no abandonará ese modelo fracasado porque ello iría contra los intereses de la clase gobernante, ya que nadie como ella sabe que, en unas verdaderas elecciones, su partido no alcanzaría ni el 20 % de los votos, porque, hasta la mayoría de los militantes del Partido votarían en su contra.

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  2. Cuando se habla de principios lo primero que se debe hacer es enunciar y argumentar el principio o los uno por uno.
    Primero para que todos estemos claros de que estamos hablando y el porque de la posición adoptada. Decir que Cuba no cederá en sus principios sin dellarlos es cerrar las puertas y votar la llave.
    La dependencia de ambos pueblos es hoy más importante que nunca por los nexos familiares de millones de cubanos cuyos hijos y nietos son ciudadanos norteamericanos. Este fenómeno sobrepasa los límites de ambos gobiernos y por el principio de conservación de la descendencia y la genética de cada familia, un enfrentamiento entre nuestros pueblos tendría una connotación de guerra civil, a la que muchos no estarían dispuestos.
    Si de lograr una distensión se trata Cuba tiene que ceder en principio y asuntos no estratégicos para la soberanía real. Es decir reformular ese saco de supuestos principios que más que eso son políticas de 60 años de antigüedad.
    El ejemplo clásico es la Base Naval de Guantánamo. Este asunto no puede ser un freno, tiene que ser un asunto a tratar en última instancia. Si en Panamá se logró el acuerdo Torrijos-Carter y cada parte lo cumplió por qué en Cuba no puede existir el acuerdo Canel-Biden.
    Saben que cantidad de intereses comunes pueden resolverse antes de tocar el tema de la Base.
    De lo se trata es de querer más que de poder.
    Rogelio Castro Muñiz


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  3. Poner el problema de la Base Naval de Guantánamo entre los puntos más importantes para llegar a acuerdos con el gobierno de Estados Unidos es solo una manera de torpedear las conversaciones antes de comenzarlas. La Base Naval está ahí legalmente porque en dos acuerdos firmados por gobiernos cubanos legales firmaron el acuerdo a perpetuidad y no se puede afirmar que sea ilegítima porque nunca se ha consultado de manera democrática, mediante un referendo, si está de acuerdo o en contra de la permanencia de la Base, es decir la Base no es ilegal ni tampoco es ilegítima.

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