Parecería que alguna fuerza hay que retrasa la parte esencial de la reforma económica, o sea, las transformaciones en la esfera de la producción de bienes y servicios. A pesar de que estas han sido ya anunciadas en algunas intervenciones de dirigentes del país y de estar registradas y fundamentadas en documentos esenciales como La Conceptualización y La Constitución de la República de Cuba recientemente aprobada, no se vuelve sobre ellas no se enfatizan ni se avanza suficientemente cuando ya son imprescindibles, el tiempo y el ritmo son factores esenciales de la reforma.
El ordenamiento monetario sin esa otra dimensión conduce a la situación que se puede observar por estos días en el país de presiones inflacionarias, escaseces excesivas, colas, crecimiento del mercado informal incluida la notable apreciación del dólar en el mercado negro, ninguna de las cuales puede superarse con decisiones administrativas.
El bloqueo y el impacto de la pandemia dan lugar a una situación compleja y muy difícil, pero mucho se puede avanzar a pesar de ambas, o para decirlo de otra manera, hay que avanzar a pesar de ambas, de hecho así ha sido reconocido por el Gobierno al comenzar el ordenamiento monetario.
La necesaria reforma monetaria y la devaluación del CUP han “sacado al genio de la botella” y obligan a continuar rápido con el resto de las transformaciones.
Sin embargo parecería (hasta el momento) que para las fuerzas conservadoras y burocráticas aceptar cambios en la circulación monetaria es mucho más fácil que aceptarlos en la estructura productiva del sistema, parecería que “esquemas ideológicos” y/o intereses burocráticos sin fundamentos en la realidad y en la historia se lo impiden. No son capaces de apreciar y aceptar la necesaria integralidad del proceso.
Hay que crear las condiciones para que las empresas estatales puedan ajustar sus costos y buscar la necesaria eficiencia (esencial para su condición de líderes del sistema económico), eso no pueden hacerlo si no se diversifica el tejido productivo con pequeñas y medianas empresas privadas y cooperativas que por un lado generen más empleo para absorber la fuerza de trabajo que sobra en el sector estatal y que la devaluación hace evidente e insostenible y por otro mayores bienes y servicios que alivien la falta de oferta actual, estas entidades son imprescindibles para el funcionamiento de la economía socialista como sistema. Todo esto acompañado del paso a subsidios focalizados como se han planteado, una política de impuestos de carácter progresivo, mayor descentralización y demás componentes de la reforma a los cuales nos hemos referido en extenso en otros textos.
Por otro lado (obviando ahora el problema de la generalización de tiendas en MLC, necesarias pero no de cualquier forma), es difícil entender (aun para los economistas informados) la razón de los desabastecimientos permanentes en estas cuando se financian a sí mismas generándole importantes ingresos en divisas al estado, necesarios para paliar las tremendas presiones financieras existentes y mejorar la balanza de pagos del país. Ninguna de las explicaciones sobre la urgencia de “tomar” divisas para otras prioridades justifica afectar el circuito de esas ventas por la misma razón que se explica que existen, o sea la necesidad de mantener ese flujo de moneda libremente convertible. Los factores que generan ingresos en divisas hay que estructurarlos bien y preservarlos, ellos mismos son una prioridad!
Hemos insistido en que una de las claves del éxito de la reforma está en su integralidad, esto supone de un lado incluir todas las transformaciones necesarias y por otro que estas se hagan con la secuencialidad adecuada, de lo contrario no es posible el éxito. La economía es un sistema complejo y como tal hay que tratarlo, sus diferentes factores están interconectados, la falta de acción en una de sus partes puede anular o afectar la acción tomada en otra. En esto no solo hay implicado consecuencias económicas, también sociales y por supuesto políticas. Los análisis de las evidencias y los datos de la realidad así lo demuestran.
En el año que comienza tres factores podrían dar lugar a un mejor escenario, en primer lugar la posibilidad de controlar la pandemia con la aplicación de las vacunas, en segundo lugar un muy probable cambio en la política de EEUU y en tercer lugar las decisiones que se esperan en el próximo congreso del partido. Sin embargo el avance integral de la reforma económica es el factor esencial en cualquier escenario, para resistir el peor o para potenciar las oportunidades que abriría el mejor, en mi opinión defender de manera argumentada esta idea es una tarea fundamental aquí y ahora. Es la “hora de los hornos”.
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