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miércoles, 13 de enero de 2021

Las réplicas del terremoto

El tren del ordenamiento echó a andar y detenerlo sería más costoso, pero también es cierto que la vía sobre la cual se desplaza no está en buen estado.




Si alguien alguna vez dudó del carácter telúrico de la unificación cambiaria y monetaria, esta semana, la primera después del famoso Día Cero, ha bastado para demostrar cuán intenso es y seguirá siendo el terremoto. Si se aspira a que produzca los efectos que una devaluación debe producir en la economía real, pues entonces, habrá que prepararse para las muchas réplicas que aún quedan por manifestarse y que necesariamente ocurrirán. Lo que está sucediendo hoy en la economía y la sociedad y, hasta la manera en que las personas comienzan a percibir las ventajas y desventajas de la felicidad de vivir con una sola moneda, afectan el bolsillo, el estómago y la mente. Y lo hacen con una profundidad nunca antes vista.

La “intensidad del sismo” está asociada a muchos factores, pero hay uno que conviene destacar. Las distorsiones cambiarias no son el producto de que un día se adoptara la dolarización, allá por los años noventa. Vienen desde más atrás, desde que nuestro país mantuviera inamovible la tasa de cambio del CUP con el dólar estadounidense, algo que ocurrió a inicios de los años sesenta. También se remontan al hecho de que se cargara a la fiscalidad la tarea de absorber las distorsiones creadas.

En aquellos tiempos, y gracias a la ayuda fraternal y solidaria de la Unión Soviética, se pudieron asimilar de forma “indolora” las distorsiones. Eso generó una manera “especial” de hacer y pensar la economía, que, aunque nos parezca increíble, aun en algunos casos y en algunas mentes, nos acompaña. Esa historia, por más que se cuente, ya es imposible cambiarla, así como tampoco se pueden cambiar sus consecuencias. Pero siempre es bueno poner en contexto el terremoto.

Cierto que el tren del ordenamiento echó a andar, cierto que detenerlo sería más costoso, pero, para continuar con la analogía, también es cierto que la vía sobre la cual se desplaza no está en buen estado.

En la agricultura, los precios a los productores no satisfacen sus expectativas. En algunos productos, para llegar al punto de equilibrio (ese momento en que la ganancia es cero, pero se saldan los costos en los que se incurrió para producir un determinado bien), los rendimientos de los productores deberían multiplicarse por dos. Eso es bien difícil en las condiciones de escasez de insumos y con la elevación de los precios de otros (por ejemplo, el jornal diario) lo cual complica en términos económicos sustituir herbicidas por guataca. Llamo la atención acerca de esto porque no estamos en las condiciones de un mercado 100 % sustitutivo.

El presupuesto del 2021 contempla una transferencia de 1672,4 millones de pesos como subsidio temporal al precio de acopio al productor, pero quizás esta no sea suficiente. O quizás partamos de aceptar algo falso y pensar, a diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo, que no es necesario subsidiar la producción agropecuaria.


El destino de ese subsidio son productos decisivos, porque la mayoría tienen un impacto directo en la alimentación de la población.


Parece estar fuera de toda discusión el hecho de que el subsidio a la producción de alimentos es algo para nada menor, necesario incluso allí donde los niveles de productividad y eficiencia son casi paradigmáticos.

Pero aún queda mucho espacio en la producción agropecuaria en Cuba, antes de alcanzar la frontera de eficiencia para los niveles actuales de tecnología y recursos. De alguna manera, lo demuestran los productores que, con esas mismas dificultades que todos padecen, alcanzan rendimientos superiores.

También quedan muchas trabas que eliminar en este sector, entre ellas, la existencia de organizaciones que perviven en el sistema de producción y que intermedian sin aportar nada de valor agregado y se apropian de una parte de los ingresos de los productores directos. ¿Por qué un productor debe entregar una parte de su facturación total (alrededor del 8 %) a una CCS si voluntariamente no le ha pedido ningún servicio? ¿Por qué, si la CCS no le ayuda o es marginal y prescindible lo que le aporta; si la “gestión” de cobros de la CCS es demorada e ineficiente en muchos casos? ¿Qué gana el productor? ¿Qué gana el consumidor final?, ¿qué gana el país? ¿Cuántas otras reuniones hacen falta para quitar esa traba?

Es cierto que la “tarea ordenamiento”, entre otras cosas, permitirá transparentar la gestión para saber qué debe ser subsidiado y qué no, en qué lugar del proceso debe ser colocado el subsidio y quién (productor o consumidor) es más conveniente y coherente que lo reciba. Ahora se empieza a caminar esa senda, que es también un proceso de aprendizaje, y que requerirá rectificaciones.

Tampoco deja de ser cierto que, en una mirada global, Cuba destina a transferencias al sector no presupuestado una parte importante del presupuesto (13 %).


Esas transferencias significan hoy el 56 % del déficit fiscal del 2021, una proporción significativa que demuestra el esfuerzo y la tensión a la que está sometida la economía nacional.

Sería bueno saber lo siguiente: ¿cuáles son esas otras transferencias corrientes que reciben casi la cuarte parte del total?, y ¿qué organizaciones y asociaciones son las que reciben más transferencias corrientes que las destinadas a subsidiar los precios de los productos agrícolas?

Existen además otros 18 000 millones de CUP de reserva para el apoyo al sistema empresarial. No creo que alguna parte vaya directamente al campesino, excepto 1800 millones destinados a capital de trabajo, a través de servicios bancarios para el fomento agrícola.

Las vías sobre las que el tren ha echado a andar no son las mejores; habrá que repararlas y alistarlas para que alcance la velocidad necesaria. Hacerlo es también parte de esa tarea y también producirá efectos telúricos.

Las réplicas serán múltiples y se extenderán en el tiempo. El aprendizaje tendrá que tener cierta celeridad. Las trabas ya identificadas deberían ser eliminadas en juicio sumario.

***

Notas:

1 https://www.cronista.com/internacionales/La-UE-otorgara-en-2020-subsidios-agricolas-directos-por-40.000-millones-de-euros-20200223-0004.html

2 comentarios:

  1. A este terremoto le falta un sismógrafo fiel, que explique la realidad de los movimientos e identifique posibles derrumbes y tsunamis. Porque todos están o estaban esperando que su nivel de vida mejorara después del día cero, hasta convencieron a algunos que expresaron su apoyo a las medidas frente a la TV; pero hoy nadie habla bien , la situación afecta a todos porque la expectativa no fue cubierta por la realidad.
    Siempre se habló de precios y mercados como si todo el pueblo tuviera acceso al CUC cuando ese mercado era exclusivo para los que reciben remesas o alguna ayudita en forma de estímulos. Al decir que toda esa ayuda estaría incluida en el salario muchos se veían con las manos llenas de productos. Cuando en realidad ese mercado en CUC fue trasladado a MLC quedando su demanda solo a los exclusivos como siempre se concibió.
    Por lo tanto con menos bombo y platillo debió explicarse que los ingresos aumentados con el salario solo eran para mantener el mismo nivel de vida que se tenía hasta ese momento pero sin subsidios. Y que el mercado en CUC estaba a punto de desaparecer junto con esa moneda. Que lo más que puede quedar es un mercado paralelo al normado solo para quienes sean capaces de ahorrar unos centavos, que el mercado real surtido será definitivamente el de MLC.
    Es decir que el sismógrafo solo registra vibraciones cuando el tsunami político barre con la sociedad .
    Rogelio Castro Muñiz

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  2. Es ya habitual que nadie se preocupe por las causas de los problemas económicos que presentamos y que, con el reordenamiento se han puesto de manifiesto y se han agudizado. Me desconcierta que un economista de la talla de Juan Triana diga, sin detenerse a comentarlo, que la mayoría de las personas creían que el reordenamiento significaría una mejora en la economía familiar. Desde los años 60 del siglo pasado nuestra economía ha sido deficitaria, los dos periodos de mejoría de mediados de los 70 y la década del 80 fueron debidos al apoyo de la Unión Soviética y luego de su desaparición entramos de lleno en una crisis tremenda el "periodo especial" que en la primera década de este siglo fue aliviada por la ayuda de Venezuela, hasta que aquel país cayera en una crisis peor que la nuestra y no pudiera mantener su ayuda. Es decir, nuestro modelo "no sirve ni para nosotros mismos” y nuestros gobernantes han demostrado a nuestro pueblo y al mundo que “no saben cómo construir el Socialismo”. Hoy nuestro presidente mintió al decir que la Revolución había entregado las fábricas a sus trabajadores, lo que todo el mundo sabe que es falso. Si se hubiera entregado la tierra a los campesinos en abril de 1959 y no les hubieran quitado las tierras a los campesinos con más de cinco caballerías en octubre de 1963, un desastre mayor que el ciclón Flora que azotó el oriente del país en esos mismos días, ni la "ofensiva revolucionaria" de marzo de 1968 no hubiera completado la estatización de casi todos los medios de producción del país, muy diferente fuera nuestra situación. Si de verdad se hubiera intentado construir el Socialismo, entregando todas las tierras a los campesinos en forma de cooperativas agropecuarias y todas las fábricas a los obreros en forma de cooperativas o mediante la autogestión obrera, muy distinta sería nuestra situación económica. El Socialismo es un modo de producción, no una forma de distribución, lo aclaró muy bien Carlos Marx en la "Crítica al Programa de Gotha". Tal vez todas nuestras dificultades actuales pudieran resolverse mediante la socialización de los medios de producción, la eliminación de la burocracia y con ella la corrupción generalizada. ¡La solución de todas nuestras dificultades está en ese pueblo que no merece seguir viviendo en la zozobra y en la escasez! Esa es la única manera de construir un Socialismo democrático, próspero y sostenible.

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