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lunes, 29 de marzo de 2021

La hora de la verdad

 SINE DIE 2021 

                     SEGUNDA SERIE   # 00                    

 

Enero 1 de 2021

Juan M Ferran Oliva


Ramón era un bodeguero asturiano establecido antes del triunfo de la Revolución. No era una persona instruida pero tenía olfato para los negocios. Se enriqueció calladamente en un medio que no solía premiar con generosidad a quienes medraban en él. Su método consistía en seleccionar un tiro al blanco, como se llamaba entonces a las bodegas en quiebra que adornaban sus estantes con unas pocas latas y botellas, a veces vacías. Si el establecimiento estaba bien situado y tenía potencialidad de mercado, lo compraba en una baja suma. De inmediato lo remozaba y añadía su gestión.

La bodega típica constaba de una sección de víveres y un bar. Ramón daba preferencia a este último pues dejaba márgenes superiores y generalmente operaba al cash. Al poco tiempo el establecimiento florecía y disfrutaba de una clientela alegre que libaba sus tragos acompañándolos con saladitos de camarón que Ramón preparaba como promoción.

En su momento ponía en venta al establecimiento y obtenía una suma superior a la que había invertido. Ramón se enriqueció con este goodwill equivalente a la diferencia entre el valor de los activos tangibles del establecimiento y lo pagado por él. Además de la inversión inicial y las  mejoras, aportaba algo intangible como la  clientela y la imagen. Ramón se guiaba exclusivamente por su olfato comercial y algunos cálculos garabateados en papel de envolver. La mayor parte de los negociantes de aquel tiempo actuaban de igual modo. Nada había cambiado desde los fenicios.

Pero surgieron técnicas que insuflaron aliento científico al análisis y permitieron hurgar el futuro con más precisión que el empirismo. Quienes proyectaron Minimax y  Ekloh[1], probablemente utilizaron métodos más técnicos para evaluar las inversiones planeadas. Las decisiones abandonaban la intuición. El hacha cedía ante el bisturí.

Un estudio de factibilidad consecuente comienza con la investigación de mercado. Si no existe demanda no vale la pena seguir estudiando. En caso contrario calcula y proyecta los costos de operación y los gastos financieros y los compara con el monto empleado. Sobre estas expectativas valora las ganancias esperadas, diseña el flujo de ingresos y egresos, determina el tiempo de recuperación del capital empleado y su rendimiento, así como el efecto del tiempo en el valor del dinero. Sus indicadores clásicos son la tasa interna de recuperación (TIR), el valor agregado neto (VAN) y el periodo de recuperación actualizado.

El estudio de factibilidad no elimina absolutamente el riesgo. Toda inversión debe afrontarlo, pero las soluciones técnicamente fundamentadas ofrecen mayor seguridad. Continuar aplicando la rutina es como jugar a la ruleta rusa. Un buen análisis moja la pólvora. No basta con técnicas sofisticadas. Es indispensable que la información de base sea verídica. Y este punto era el Talón de Aquiles en las circunstancias de Cuba hasta diciembre 31 del año 2020. La contabilidad oficial igualaba al humilde peso cubano con el dólar. La intención fue valorar la moneda nacional pero las leyes económicas ignoran los designios del determinismo administrativo. La cagamos.  En tales condiciones el análisis económico careció de sentido. El pasado primero de enero, hace algo más de 2 meses, comenzó el proceso de unificación que va más allá de su aspecto monetario y aspira a una puesta al día de la economía. Es una medida audaz pero indispensable para insertarnos en la dinámica mundial.

Durante más de medio siglo vivimos en una campana de cristal aislados del mundo real donde se produjeron cambios en salarios, precios y toda suerte de procesos inflacionarios. Nosotros permanecimos estáticos y cuando el periodo especial nos arrojó al mundo sobrevino el choque de nuestro estatismo con la realidad foránea. Nuestros salarios se habían movido en un diapasón de unos 60 a 400 pesos mensuales. Los precios permanecieron casi estables. En el amplio e inexcusable exterior todo era diferente. El choque fue brutal.

Lo que ocurría es fácil de ejemplificar. Piénsese en una inversión hipotética que requiere 60 cup y 40 dólares; según la falacia contable anterior su valor es 100 cup. Si el flujo de caja neto fuera 25 cup anuales se recuperaría –groso modo- en 4 años. Pero si se tasan los 24 cup establecidos actualmente, prácticamente no hay recuperación. Lo que parecía bueno es absolutamente negativo. También habrá muchos casos en sentido contrario. Pero el imperio de la verdad estimulará la exportación y las inversiones, y rechazará los falsos signos que orientan importaciones innecesarias.

La nueva tasa de 24 pesos por 1 dólar provocará inflación interna. También deprimirá el cálculo del PIB. Es la mala noticia. La buena es que estimulará las exportaciones y las inversiones y restringirá las importaciones. Como dice el sicólogo   ¡Vale la pena !

Fin

[1] Minimax y Ekloh fueron dos cadenas de tiendas self service que se establecieron en La Habana a fines de la década de lo años 50. Muchos de sus establecimientos forman parte de las actuales cadenas de CIMEX y TRD..

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