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sábado, 27 de marzo de 2021

Los machos no toman sopa

 

SINE DIE 2021 

                     SEGUNDA SERIE   # 00                    

 

Enero 1 de 2021

Juan M Ferran Oliva


El turbulento periodo 1966-1970 cubano se caracterizó por la predisposición hacia las relaciones mercantiles. El idealismo desbordado y la pretensión de llegar al comunismo quemando etapas engendró un estrambótico modelo de dirección. Esperpéntico lo hubiera llamado Valle Inclán. A fines de 1965 fue disuelto el Ministerio de Hacienda y se redujeron las funciones del Banco. El presupuesto de 1967 no llegó a aplicarse pues a mediados de ese año se eliminaron los pagos y cobros entre empresas estatales[1]. Dentro de este baile de idealismos se implantó un nuevo sistema contable más sencillo. Fra Luca Pacioli[2] debió estremecerse en su tumba al conocerlo. Como mal colateral se agregó un apagón estadístico parcial. En medio de la euforia se desató una política insostenible de gratuidades. En muchos lugares se aplicó el horario de la conciencia. Salarios y normas se desvincularon y se suprimieron los impuestos a los campesinos y los intereses a los préstamos bancarios. Fue la apoteosis de los estímulos morales. Incluso algunos soñaron con eliminar el dinero.

Durante dicho quinquenio se invirtieron 334 millones de pesos de la época en las instalaciones industriales azucareras; el 30% correspondieron a reparaciones y el 70% a ampliaciones. Las tierras dedicadas a la caña se incrementaron en un 35%. Fueron introducidas nuevas variedades; ampliado el regadío; introducido el uso de herbicidas y fertilizantes, y el de combinadas[3]. El verdadero sentido del plan fue la ampliación de capacidades, no la Zafra de 1970 glorificada y convertida en objetivo olímpico. Finalmente se logró una producción de 8.4 millones TM, un récord que superaba al de 7.2 millones TM alcanzado en el lejano año 1952. La movilización general de hombres y recursos, como en una guerra, paralizó y desarticuló la economía. Valga aclarar que en años posteriores se lograron producciones que arañaban los 8 millones de toneladas. La Zafra de los Diez Millones, que parecía resolver todos los problemas, fue la vedette del show y al mismo tiempo marcó el fin del baile de las ilusiones.

Llegado el momento de la verdad se colocó en posiciones de zafra a dirigentes de alto nivel. Procedían de todas las esferas y por lo general eran ajenos a la actividad azucarera. Su denominador común era la confianza revolucionaria y la experiencia de dirección política. Su responsabilidad era transitoria. El humor popular bautizó la campaña como zafra de las estrellas. Grandes capacidades industriales, agrícolas y de servicios quedaron mal atendidas en función de la zafra sacralizada. Fueron costos de oportunidad de la economía nacional.

La mayoría de ellos además de su aval político y experiencia en otras tareas, sólo conocían del azúcar que servía para endulzar el café. Dejaron numerosas anécdotas al respecto. Una de ellas tiene que ver con Osmany Cienfuegos, arquitecto revolucionario destacado en tareas de la construcción y, años más tarde, Secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, fue colocado al frente del Central Uruguay, antiguo Jatibonico, sometido a un proceso inversionista que aumentó considerablemente su capacidad de molida. Se cuenta que un día, en medio de las presiones administrativas, acudió al comedor de los obreros y ni siquiera se sentó. Tomó su bandeja y recostado a una columna comenzó a engullir el almuerzo presidido por un espeso caldo. Cerca hacían cola dos obreros y uno de ellos preguntó al otro cuál era el menú del día. Enterado de que el primer plato era consomé, alzando la voz expresó disgustado

Los hombres machos no comen sopa.

El compañero lo tocó con el codo alertándolo de la cercanía de Osmany a lo que el machista, rectificó de inmediato:

...y si la comen la toman de pie

Citas

[1] Informe Central del Primer Congreso del PCC. Diciembre de 1975.

[2] Fra Luca Pacioli (1445 - 1517) Fraile franciscano y científico italiano. Se distinguió en el campo de las matemáticas. Su obra más divulgada se refiere a la divina proporción o número áureo y a la contabilidad. Dio impulso al empleo de la partida doble.

[3] Informe I Congreso PCC. Pág. 56.

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