La Habana, 21/05/21- Este 20 de mayo fue de una agradable noticia. Recibí una gentil llamada telefónica de la Ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó Cabrera, un hecho confirmatorio de que el sistema de Gobierno Electrónico, impulsado desde la Presidencia de Cuba...funciona.
El sistema de Gobierno Electrónico es uno de los medios por los cuales se aspira a mejorar la comunicación entre las autoridades y los ciudadanos. Consiste en el empleo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS), de manera multidimensional, y simplifica el modo que entre unos y otros se establecen vínculos. Se beneficia el gobierno con un mejor entendimiento; se beneficia el ciudadano con un planteo rápido de sus inquietudes y demandas, a las cuales puede dar seguimiento por vía online, sobre la base de un principio: mientras más cubanos accedan a una plena Internet y a las redes sociales, más participación cívica habrá, más empoderamiento habrá, más Cuba ganará.
Todo comenzó más o menos a mediados de abril, tras la publicación del Acuerdo 9040/2021 del Consejo de Ministros. Por el mismo, se creó una Comisión Nacional presidida por un Vice Primer Ministro, encargada de implementar sobre el terreno la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad, de la cual Cuba es Estado Parte.
De inmediato, menos de una decena de amigos discapacitados creamos un grupo de WhatsApp, con el fín de debatir ideas y propuestas, y remitir las mismas a la mencionada Comisión. Decidimos emplear el sistema de Gobierno Electrónico para darnos a conocer y crear un canal de comunicación con las autoridades, para lo cual bastó un simple email dirigido a Atención al Ciudadano de la Presidencia de la República, y cuyo destinatario fue el Primer Ministro Manuel Marrero Cruz. Rápidamente, acuse de recibo. Pero además, un sencillo método para dar seguimiento a la gestión.
Mucho se ha avanzado en Cuba en materia de igualdad y derechos para las Personas con Discapacidad, si se compara con otros países. Pero también mucho falta por hacer. Baste mencionar dos puntos: entender la igualdad para esos ciudadanos como igualdad con ajustes razonables - diría que principio central de la Convención -, y actuar en la dirección de eliminar las barreras arquitectónicas. Con nada más ambos extremos, una montaña por hacer, y una necesaria sensibilidad y entendimiento entre autoridades y ciudadanos de esas características, así como por parte de sus familiares, amigos, compañeros de trabajo, entre otros.
Por lo pronto, buena noticia, la llamada telefónica a mi hogar de la Ministra de Trabajo y Seguridad Social. Póngase pues, manos a la obra: cuando un gobierno promueve los derechos de las minorías, gana el derecho de la mayoría. Vale decir, todos.
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