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martes, 1 de junio de 2021

Coleros, tan dañinos como una pandemia

Escrito por Julio C. Cuba Labaut // Caricatura: Osval, Martirena, Alberto y P. Periódico Venceremos el 26 Mayo 2021



¿A qué esperamos? Ellos no se esconden, hasta tienen la desfachatez de anunciarse en grupos de redes sociales, con dirección y todo. Que el peso de la Ley caiga sobre ellos, decomisen su mercancía, múltenlos, llévenlos a juicio, acaben de dar un escarmiento ejemplarizante. El país lo necesita, el pueblo lo agradecerá.

Eso opinó recientemente una profesional de la Salud en Guantánamo, quien llevaba varias semanas intentando comprar medicamentos en la farmacia situada en una de las esquinas del parque José Martí y no había podido, debido al actuar denigrante e impune de coleros, acaparadores y especuladores.

“Son los dueños de las colas, las mismas personas que marcan muchas veces y ponen delante a sus compinches, y si le sales al paso te dicen una sarta de improperios y hasta te amenazan. Lo peor es que te sientes impotente, cuando ves que nadie pone orden en ese establecimiento y en muchos otros donde ocurre lo mismo”, comentó enojada la joven.


Y precisamente, ese es tema de conversación a diario de muchos guantanameros que señalan cómo inescrupulosamente esos elementos aprovechan la más mínima fisura para abultar sus bolsillos mediante el tráfico y reventa, por la izquierda y a sobreprecio, de productos de alta demanda familiar como medicamentos, alimentos, artículos de aseo, equipos electrodomésticos..., y todo lo que muchos trabajadores no pueden adquirir en las tiendas por falta de tiempo para hacer largas colas.

Si bien en el contexto actual y con la emergencia sanitaria nacional generada por la COVID-19 se han adoptado medidas para lograr que las personas reciban varios productos de manera ordenada, todavía resulta endeble el accionar contra esos oportunistas que ocupan la mayoría de los centros comerciales, donde las direcciones administrativas no desempeñan eficientemente su papel, y es débil el enfrentamiento de los cuerpos creados con ese fin.

Con tal de frenar a los timadores que, junto a sus “patrocinadores” (los que les suministran mercancías), atizan el desabastecimiento y el malestar del pueblo, inspectores de la Dirección Integral de Supervisión (DIS) aplicaron, en lo que va de año, 638 multas, equivalentes a cerca de 2 millones de pesos, por violaciones de la disciplina de precios, no obstante, esa “pandemia” se expande.


Datos estadísticos ofrecidos por la referida entidad dan cuenta sobre la imposición, desde enero hasta mediados de mayo, de 22 sanciones en entidades estatales por la retención y desvío al mercado informal de mercancías destinadas a la venta minorista, y 18 a especuladores por revender productos a precios abusivos.

Al referirse a los coleros, acaparadores y revendedores, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez expresó, el 4 de agosto de 2020, que esas personas han actuado con total impunidad y ánimo de lucrar, y promover la actividad económica ilícita, por lo que alertó sobre el peligro de ser complacientes con ese flagelo que “no conduce a nada bueno para la sociedad, al contrario, complejiza todos los procesos y molesta a las personas humildes que son la mayoría de nuestra población”.

Y aunque desde entonces hasta la fecha se han adoptado medidas para combatir el problema, muchas han sido ineficaces, porque aún prolifera la actitud indolente y desafiante de esas “sanguijuelas”, que engordan los bolsillos a costa del sudor del pueblo trabajador, razón más que suficiente para multiplicar el enfrentamiento de los órganos competentes contra esos antisociales, sobre los cuales debe recaer todo el peso de la Ley.

4 comentarios:

  1. El fenómeno de los coleros lo mantiene el estado por no distribuir los productos por el sistema se racionamiento. Cuando no alcanza para todos hay que repartir equitativamente. Cuando el dinero para comprar no alcanza para todos solo se puede comprar lo que se pueda repartir entre todos.
    Cualquier otra forma de distribuir siempre será injusta y traerá fenómenos ilegales.
    Suponiendo que no existan coleros las personas que tengan más tiempo (generalmente trabajan poco o no lo hacen) comprarán, se agotarán las mercancías, quedando personas con necesidades insatisfechas. Volverán a surtir y las personas que ya compraron y consumieron volverán a tener necesidades y comprarán de nuevo, mientras que los que estén trabajando nunca tendrán tiempo, ni oportunidad, para comprar. Y como no va haber revendedores quedan fuera de la distribución.
    Entonces, cuándo un trabajador podrá acceder a esos productos que no alcanzan para todos y que desde su compra el estado sabe que es deficitario.
    Estas son las brechas que dejamos para todos estos fenómenos y los que no se quieren publicar, pues los coleros son la parte visible y tal vez primaria de una cadena de ilegalidades.
    Rogelio Castro Muñiz

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    1. Hola Rogelio asi. Es un tema que se torna complejo. Hace rato no escribes o envías un artículo, el último fue el 22 de agosto del 2020, aunque mantienes alta actividad opinando que igual te agradezco. Saludos

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  2. En mi opinión tampoco el racionamiento resuelve un problema que tiene sus raices en que no hay disponibilidades de productos para satisfacer las necesidades. De este "hueco" solo saldremos cuando podamos mejorar nuestras disponibilidades de los actuales productos deficitarios y eso se logrará cuando podamos producir más y elevar nuestras exportaciones, algo que no será a corto plazo. Esa es la cruda realidad.

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    1. Estimado Raul totalmente de acuerdo con lo que plantea. Gracias por opinar.

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