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domingo, 6 de junio de 2021

Giro de 180 º

 

SINE DIE 2021 

                     SEGUNDA SERIE   # 32                    

 

Junio 5 de 2021

Juan M Ferran Oliva

Las palabras forman un bosque en el que es fácil extraviarse y difícil encontrar caminos.

Proverbio azteca.

El marxismo clásico concibe al socialismo como una etapa intermedia entre el capitalismo y el comunismo. Los obstinados hechos indican que quizás se precise una fase anterior sugerida cuando se despeja la hojarasca retórica. Entre el blanco y el negro suele haber grises. Es hora de un pragmatismo consecuente y la teoría en exceso puede introducir confusiones y bizantinismo.

Cuba  clonó de la URSS el patrón político considerado científico en aquellos momentos. Era lo más adecuado y agregó toques locales.  En principio se pensó que la clave equivalía a la estatización de los medios de producción.  El modelo hizo hincapié en los estímulos morales y mostró aversión por el mercado. El dinero tampoco fue simpático y los avances sociales se basaron en gastos en salud,  educación y  cultura, pero sin un  concurso adecuado de los ingresos.  La política de la URSS favoreciendo a su vitrina en América contribuyó a esta situación idealista. La pertenencia al CAME no desarrolló económicamente al país y consolidó su posición de exportador de materias primas.

En 1975 se inició oficialmente el modelo según las pautas soviéticas, incluido un Cálculo Económico sietemesino.  El plan no fue absoluto y en paralelo actuó el equipo de apoyo a los planes especiales del Comandante en Jefe. Entre 1976 y 1990 se procedió al rescate de los valores perdidos. De 1981 a 1985 fue  el cenit de la ayuda externa[1]. El siguiente quinquenio resultó de un retroceso económico que indujo la idea de  rectificar. Alarmó entonces el  crecimiento desmesurado del número de productores  privados[2].

En 1986 se proclamó un Proceso de Rectificación de Errores y Tendencias Negativas .  insistiendo, sobre todo, en sobreponer las decisiones políticas a las económicas y  alertando que  no debía dejarse   la búsqueda de soluciones a los tecnócratas.  El mercado campesino fue eliminado pues acarreaba mentalidades inconvenientes. Simultáneamente se producía el naufragio de la URSS. Cuba perdía el cómodo, pero nocivo paternalismo que la había amparado durante 40 años. La Rectificación quedó arrinconada por las nuevas circunstancias que exigían vías de supervivencia.

A partir de 1959 el país había dedicado unos 50.000 millones de pesos de la época a la acumulación, comparables al rublo[3]  Además de la munificencia externa  los cubanos se apretaron el cinturón. El resultado se materializó en instalaciones de todo tipo. Los índices de disponibilidad relativa de recursos humanos y materiales  igualaban o se acercaban a las registradas en el mundo desarrollado. Pero los resultados no compensaron el esfuerzo realizado. Como milagros a préstamo destacaban los habituales iconos de la educación, la salud y la cultura, generadores de gastos.

La desaparición del campo socialista significó también el eclipse de la tecnología de esa procedencia. Era necesario apelar a la capitalista, generalmente mejor, pero de más difícil acceso por razones económicas y políticas.  

Los cambios adoptados en 1993 fueron una emergencia encaminada a zurcir el modelo caído. Durante el llamado Periodo Especia fueron adoptadas medidas urgentes e impensadas[4]. Implicaban una tendencia hacia la descentralización y la expansión de las relaciones de mercado.   Para algunos constituyó un retroceso teórico, para otros una oportunidad de superar el dogmatismo. El sector emergente operaba mayormente en moneda convertible y se mantenía uno estatal tradicional con más de 3.000 empresas. El cooperativo creció, al igual que los productores privados.

En 2004, cuando comenzaban a cosecharse modestos frutos se aplicó el freno. El Banco Central de Cuba quedó como regulador de las operaciones en divisas  a través de una cuenta única centralizada que puso fin a la relativa autonomía financiera de algunas corporaciones.  Se regresaba al absolutismo burocrático. Comenzó a erosionarse el proceso inversionista externo. A mediados del año 2004 el PIB recobraría su cota de 1985; una convención indulgente pudiera aceptar el hecho como una recuperación, pero simplemente se rescataba un nivel muy anterior sin rellenar el profundo socavón de los 15 años perdidos. La quiebra no fue absoluta. Como ganancia quedó - además de la experiencia del fracaso- una infraestructura considerable  y una sociedad instruida y dotada de sólidas instituciones docentes, científicas y militares.

A mediados de 2006 se efectuó un cambio de capitán en medio de la tormenta debido a ineludibles razones de salud. La sucesión inició cautelosos pasos remediales.

Cuba aún no superaba sus deficiencias cuando hizo eclosión la crisis mundial en 2008. A ello se suma el arreciado bloqueo de Estados Unidos. Todo indicaba la necesidad de un remake ampliado y mejorado de las medidas iniciadas anteriormente.  A mediados de dicho año se aprobó la entrega en usufructo de tierras ociosas a particulares. Los precios de estos últimos fueron ajustados y se facilitaron créditos para la producción agrícola de los particulares.  Dos años más tarde, a  fines del 2010,  se produjo una nueva apertura al trabajo por cuenta propia urbano, incluyendo la posibilidad de crear microempresas. Los  llamados cuentapropistas –antes parientes indeseados- eran aceptados en familia. Algunos dejaban de ser ilegales. Tras el espaldarazo oficial su número aumentó a 151.000. Se les permitía comercializar sus bienes o servicios con entidades estatales y asumir los derechos y deberes de estas últimas. Se eliminaba otros requisitos limitantes, así como las restricciones para alquilar viviendas.  A fines de 2011 había algo más de 300.000 autónomos. Un  22 % de ellos se dedicaba a la elaboración de alimentos. La transportación de pasajeros representaba el 6,3% y la venta de artículos varios para el hogar el 4,5%[5].

Recientemente fue aprobado un nuevo paquete de medidas entre las que destaca la permisión de más de 2.000 actividades. Ninguna vinculada a la educación o la salud[6].

El modelo que se gesta es diametralmente opuesto al de la etapa 1959-1990. Ambos responden a momentos diferentes.  Los actuales intentos son de sobrevivencia. Un éxito poco divulgado es la transformación  del patrón externo. Se ha sustituido con servicios lo que otrora se colectaba en productos. Pudiera añadirse la extracción de petróleo que alcanza casi la mitad del consumo nacional.

Internacionalmente la realidad también ha cambiado. Tras el desplome de la URSS, el pretendido socialismo científico pasó a la lista de las utopías. Desaparecido el dogma, se ha llegado a la tácita aceptación de que  los países son socialistas cuando sus objetivos se centran en el ser humano. Se oponen al crematístico neoliberalismo. Hoy son muchos las naciones que presumen de socialistas, pero el arquetipo legítimo aún no existe. No pocos de los que actualmente se figuran tales, hubieran sido calificados de  revisionistas o incluso reaccionarios por los viejos manuales. El  socialismo reclamado  es una desiderata y aún no existe.

En el área capitalista se apeló a la táctica reformista del Estado de Bienestar. Combina principios sociales en medio de economías de mercado capitalistas. Aboga por esquemas amplios de seguro,  protección al trabajo, salario mínimo, servicios sociales, subvenciones, etc. pero es solo accesible a países desarrollados. El modelo también  tiembla a partir de las últimas crisis acentuadas con la aparición de la pandemia.  

Hay un acercamiento formal con el socialismo, pero ojo, no confundir. La antinomia se mantiene. Su desigualdad está en la esencia no en el modo. Si el propósito del gobierno es proteger la ganancia se está en presencia del capitalismo. Si es el ser humano,  es  socialismo.

No pretendo sentar cátedra. Me limito a formular dudas en medio del esfuerzo por llegar  al modelo redentor que ha de permitirnos sobrevivir y mantener lo que hicimos a crédito. Debe garantizarse  la soberanía política alcanzada  y el afán social con el ser humano en el centro. Pongámosle nombre cuando se encuentre. Ojalá que sea antes de que el ansia emigratoria nos deje sin personal calificado.

 

Fin

                                  



[1] . En 1985 se llegó a un PIB récord, pero fue el último y se estancó a la baja en los años sucesivos.

[2]  A fines de 1987 estaban registrados oficialmente 28.839 trabajadores por cuenta propia Rodríguez, C. Dr. José Luis. Aspectos económicos del proceso de rectificación. Revista Cuba Socialista. 44 abr-jun 1990. Pág. 96

[3] Estimados en base a la información de los anuarios estadísticos durante los años señalados. La información ha sido tomada de un trabajo inédito del autor, titulado Despegar o Estancarse: He ahí el dilema (ICIODI), de Junio 7/1990. JMFO

[4] apertura al capital extranjero; desarrollo del turismo extranjero; descentralización del comercio exterior; ampliación del trabajo por cuenta propia; despenalización del dólar; creación de las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC); reducción del aparato de Gobierno; ajuste fiscal;  apertura de los mercados agropecuarios e industriales; redimensionamiento empresarial; reforma bancaria;  nuevas figuras corporativas, zonas francas y otros

[5] Pavel Vidal Alejandro y Omar E. Pérez Villanueva . Relanzamiento del cuentapropismo. Ponencia presentada en el Seminario del Centro de Estudios de la Economía Cubana (EEEC), 2011. se basan en estadisticas de ONE, la Direccion de Trabajo y Seguridad Social, periódico GRANMA.

[6] Castro, Raul. Informe Central al VIII Concreso del Partido Comunista de Cuba  suplemento especial del periódica Granma de abril 17 de 2001.

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