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martes, 8 de junio de 2021

Ser o no ser. La empresa estatal cubana

Por  Carlos Manuel Balán Carballo,

Si la empresa estatal socialista está urgida de un desempeño fuerte y bien organizado, se impone que sus trabajadores distingan y aprecien que ellos, son la clave para poder materializar todas sus potencialidades laborales, aportando con creatividad a su mejor desempeño y en correspondencia con ello, recibir beneficios que permitan el logro creciente de esas razonables satisfacciones, que una sociedad no consumista como la nuestra demanda.

El compromiso, incluso el sentimiento de dueños, no se logrará jamás mediante reglamentos, ni normas jurídicas, por muy eficaces que estas sean. Esa condición o situación especial se constituye en un valor intrínseco que adquieren los individuos, cuando su papel no sea solo el de asentir en busca de esa unanimidad en las conclusiones de otros, y si porque en el proceso de gestación de los planes o programas de su organización participan, no como convidados de piedras, si, en facultad de opinión, propuestas y acciones útiles que contribuyan al desempeño efectivo de esta.

La actualización del modelo económico cubano, debe contribuir a acercarnos al  propósito de lograr que los trabajadores se sientan dueños de las riquezas colectivas de la sociedad, algo todavía pendiente y por tanto causante en buena medida de los desequilibrios productivos y de ineficiencia en general, así como razón suficiente para que elementos básicos del control interno se deterioren, sin una respuesta enérgica y contundente por parte de colectivos laborales, capaces y competentes incluso, pero que no actúan como dueños, porque no se sienten tales.  

La práctica en el desempeño de la economía cubana indica, que no hemos podido acortar el diapasón que separa la intención de que los actores que actuamos en ella, lo hagamos totalmente conscientes de que las riquezas que creamos, son fruto de factores, que vistos en su conjunto destacan por encima de otras; una voluntad política para minimizar las diferencias y buscar la mayor equidad e igualdad de derecho y de oportunidades, no de igualitarismo.

Un capital humano que conforma sin dudas, el mayor patrimonio intelectual creado en un país del tercer mundo y su mayor fortaleza, para lograr la efectividad en el proceso de instrumentación de la política económica y social aprobada, pero que necesita creer, sentir y actuar como verdadero dueño de las riquezas colectivas.

El propósito de situar a los trabajadores en su condición de empresario, exige darle poder para que gestionen la economía de sus fábricas, talleres y unidades productivas o de servicios, lo que implica un desafió y sin dudas entraña riesgos, pero no por ello disminuye el poder del estado socialista para salvaguardar los principios que sustentan el modelo político, más bien lo fortalece y lo acerca más a la base teórica en la que sustentamos el ideal político de la nación.

El futuro económico y político del país no podrá ser el de hombres y mujeres asalariados con ventajas sociales, sino de personas comprometidas y conscientes de que todo depende en primer lugar del trabajo útil, transformador, no solo de materias primas, también de cultura y conciencia de propietarios, donde se logre esa necesaria interacción entre las aspiraciones individuales, para nada homogéneas y los objetivos colectivos de que cada empresa sea fuerte, organizada y competitiva, y además sostén y eslabón fundamental de la economía.  

El trabajador estatal, liberado de las madejas de la burocracia, de la centralización excesiva y con facultades para la dirección colectiva,  será esa especie de palanca que  moverá la nueva economía socialista para convertirse en el nuevo propietario colectivo, porque se siente protegido en su individualidad, primero por su propio esfuerzo y resultados, y sobre todo, porque reconoce que la política económica en la nueva etapa, se corresponderá con la necesidad  de un socialismo renovado y emancipador, protector de los más necesitados y a la vez impulsor de la creatividad.

1 comentario:

  1. Carlos Manuel eso se logrará cuando hombres con tu pensamiento estén en el poder y sean capaces de entregar el poder a los trabajadores para que actúen como dueños. Ese razonamiento que hacer en tu artículo lo recibí y tengo desde 1980 cuando comencé a trabajar y leía las resoluciones del congreso del PCC, las resoluciones del congreso de la CTC y demás organizaciones. Es decir que la máxima dirección del país sabe lo que hay que hacer para que todos nos sintamos como los verdaderos dueños que somos. Por qué no lo hacen hay que preguntarle a ellos. Está que reconozca es la tercera reforma económica (puede que se hayan hecho otras) y en todas el tema de identificar al hombre con la propiedad es esencial.
    Rogelio Castro Muñiz

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