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viernes, 23 de julio de 2021

Desafíos para gobierno y ciudadanía tras protestas en Cuba

El país caribeño tiene 11,2 millones de habitantes, una tasa de alfabetización superior a 99 por ciento, según la Unesco, y un tejido social cada vez más diverso y complejo.

SOCIEDAD Luis Brizuela 21 julio, 2021



Foto: Jorge Luis Baños/IPS

La Habana, 21 jul.- Acelerar el consensuado plan de reformas económicas, abrir mayores cauces para la participación de actores sociales y reconocer y gestionar el disenso de manera pacífica, parecen retos inmediatos para el gobierno cubano tras las protestas estalladas en el país el 11 de julio.

Además de convocatorias a actos de respaldo al sistema socialista que la Constitución de 2019 establece como “irrevocable”, las autoridades anunciaron un paquete de medidas económicas dirigidas, en lo esencial, a mitigar el desabastecimiento de productos y ampliar el amparo a familias vulnerables.

Desde este lunes 19 entró en vigor una autorización excepcional –hasta el 31 de diciembre-, para que los viajeros que lleguen a la isla –cubanos o no-, importen en el equipaje sin límite de cantidad y libre de impuestos alimentos, medicinas, insumos médicos y artículos de aseo.

“Es una medida beneficiosa, pero limitada y tardía. Desde el inicio de la pandemia, e incluso antes, muchos cubanos dentro y fuera de la isla pedíamos justamente eso, y se nos criticaba. Parece más una reacción para calmar ánimos en la coyuntura creada”, dijo a IPS la cubana Katia Santiesteban, desde la ciudad estadounidense de Nueva Jersey, donde reside.

Debido a las restricciones por la covid-19, actualmente solo operan los aeropuertos de La Habana, Santiago de Cuba, Varadero y Cayo Coco, y la frecuencia de vuelos está reducida.

Estimada en 1,3 millones de personas, la mayor comunidad de cubanos en el exterior se asienta en Estados Unidos, desde donde solo es posible viajar a La Habana, desde que en 2019 el entonces presidente Donald Trump (2017–enero 2021) canceló los vuelos regulares a otros destinos de este país insular caribeño.

Otra de las medidas informadas el 16 de julio prevé beneficiar a más de 200 000 personas que por disímiles razones no accedían a productos, fundamentalmente alimentos, mediante las cartillas de racionamiento.

Ese mecanismo de distribución, creado por el gobierno en 1962, garantiza a ciudadanos una cuota mensual de arroz, azúcar, granos, café, aceite y proteína animal, que no cubre todas las necesidades alimentarias, pero constituye un alivio para hogares de bajos ingresos y grupos vulnerables.

También se flexibilizará el pago de salarios en empresas estatales, a fin de aumentar la eficiencia y productividad, mientras en los próximos días deben emitirse, según lo comunicado oficial, las disposiciones legales que ampararán las largamente reclamadas pequeñas y medianas empresas (pymes), tanto estatales como privadas.

“Las medidas son positivas, pero no debemos esperar milagros de las mismas, porque son insuficientes para las necesidades acumuladas”, refirió a IPS el economista Omar Everleny Pérez Villanueva.

En el ámbito político y social, las deudas no son menos complejas para este país de 11,2 millones de habitantes, con una tasa de alfabetización superior a 99 por ciento, según la Unesco, y un tejido social cada vez más diverso y complejo.Personal de una farmacia poco abastecida de La Habana atiende tres clientes, adultos mayores. La escasez de medicamentos se acentuó en Cuba, debido a la profundización de la crisis económica que data de casi tres décadas, agudizada por los efectos de la pandemia y el agravamiento del embargo estadounidense.

El sábado 17, en un acto oficial en el Malecón habanero, el presidente Miguel Díaz-Canel exhortó a una “necesaria autocrítica” y a la “revisión profunda de nuestros métodos y estilos de trabajo que chocan con la voluntad de servicio al pueblo, por la burocracia, las trabas y la insensibilidad de algunos que tanto dañan”.

Dos días después, durante una reunión con integrantes del Consejo de Ministros y autoridades de las 15 provincias del país, el también primer secretario del Partido Comunista de Cuba, el único legal en el país, insistió en fomentar espacios de debate sobre los temas más complejos, con participantes diversos que ofrezcan propuestas y se evalúen las que tengan posibilidades de implementación.

Díaz-Canel pidió asimismo cumplir con el programa de gobierno, sintetizado en la Estrategia económico social para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la covid, aprobada en julio de 2020.

“El pueblo pide resultados concretos en el corto plazo; debemos salvar el proyecto que es lo más importante, y para eso hay que sobrepasar determinadas concepciones preexistentes en el modelo económico cubano”: Omar Everleny Díaz Villanueva.

Durante las manifestaciones en unas 40 ciudades y otras localidades cubanas, miles de personas, en su mayoría jóvenes, salieron a las calles con reclamos de cambios políticos y económicos.

Ocurrieron también actos vandálicos y violentos contra establecimientos comerciales, vehículos y fuerzas del orden público, así como civiles, a cuyos autores los ministerios de Justicia e Interior han asegurado que se les aplicará la ley con las debidas garantías procesales.

Ciudadanos piden, por su parte, que se investiguen denuncias sobre el uso desproporcionado de la fuerza contra manifestantes pacíficos y esclarecer los reportes sobre personas detenidas quienes reportaron maltratos por parte de agentes del orden.

Hasta el momento, no existe un informe oficial sobre la magnitud de las protestas y cantidad de personas encarceladas o las que ya han sido liberadas, con o sin medidas cautelares.

Solo se informó sobre el fallecimiento el día 12 de un hombre de 36 años, durante incidentes en el municipio de Arroyo Naranjo, uno de los 15 que conforman La Habana.

El gobierno atribuyó las acciones a una “intensa operación político-comunicacional financiada por el gobierno de los Estados Unidos”, dirigida a “alentar disturbios e inestabilidad en el país”, dentro de un esquema definido como de guerra no convencional.Una larga fila de clientes aguarda en el exterior de un establecimiento alimentario estatal, en La Habana. El estallido de descontento entre los cubanos responde en parte al agobio por el desabastecimiento de alimentos y artículos de primera necesidad, junto con su carestía en el mercado que opera con divisas, que los hacen inaccesibles para la mayoría de la población, según analistas.

Politólogos consultados por IPS argumentan que, además, el gran descontento mostrado por parte de la ciudadanía responde al agobio por el desabastecimiento de alimentos y artículos de primera necesidad, así como la segmentación de un mercado en divisas extranjeras donde se venden esos productos, pero al cual una parte significativa no tiene acceso.

A la caída de 11 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2020 y la contracción de dos por ciento en el primer semestre de este año, se sumaron los efectos de más de dos centenares de medidas de la administración Trump para profundizar el embargo –denominado internamente bloqueo-, que desde 1962 ahonda las privaciones de Cuba y sus habitantes.

Los expertos señalan además como contexto del estallido a los efectos del plan de reordenamiento económico iniciado el primero de enero, que lejos de los resultados esperados, multiplicó los precios, generó una elevada inflación y redujo el poder adquisitivo de numerosas familias, pese al aumento de salarios y pensiones y la subvención estatal de programas para personas y grupos vulnerables.

A ello se sumó el cansancio social por 16 meses de restricciones debido a la pandemia, que transita aquí por su peor momento, con un alza en el número de casos positivos y fallecimientos, y la circulación de variantes del virus más contagiosas que han llevado al límite los servicios sanitarios de algunas provincias.

Tal situación pudiera verse superada en las próximas semanas mediante la inmunización masiva con la vacuna anticovid Abdala, concebida por la industria biotecnológica nacional y que con una eficacia superior a 92 por ciento, constituye la primera de su tipo generada en América Latina y el Caribe.

Economistas coinciden en que la hoja de ruta para la modernización del país fue definida hace una década con el programa de reformas conocidos como Lineamientos, consensuado con la ciudadanía, el cual proyecta un modelo de desarrollo socialista, pero cuya implementación plena se ha dilatado.

“Hay que erradicar trabas, flexibilizar aún más el monopolio estatal del comercio exterior y posibilitar que un empresario privado pueda importar directamente con fines comerciales”, argumentó Pérez Villanueva.

Tras decenas de medidas para reanimar la actividad agrícola en un país que apenas produce 20 por ciento de sus alimentos, “aún en los mercados agropecuarios no se observa lo que necesita el pueblo, mientras urge reanalizar los topes de precios que han provocado la disminución o desaparición de productos en los mercados de oferta y demanda”, añadió.

A juicio del analista, “el pueblo pide resultados concretos en el corto plazo; debemos salvar el proyecto que es lo más importante, y para eso hay que sobrepasar determinadas concepciones preexistentes en el modelo económico cubano”.

ED: EG

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