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jueves, 5 de agosto de 2021

Caminos del agua en ultramar

 Por  Sayli Sosa Barceló

 ECONOMÍA

 05 Agosto 2021

Fotos: Eric Yanes

Una obra hidráulica millonaria garantizará que Jardines del Rey no padezca en el futuro “sequías” ni sobresaltos

A las 12:00 del mediodía, la máquina de termofusión “cocina” los extremos de los dos tubos a una temperatura suficiente para derretirlos y pegarlos. El sol, a esa hora, también abrasa la piel de Juan Miguel Mayea Báez que parece no enterarse, curtida y cobriza como está. Hasta cierto punto los brazos de El Bota, así lo llaman, se confunden con los tubos de polietileno de alta densidad mientras acomoda los hierros; si la tubería se doblega ante el calor, el hombre de complexión menuda, hijo de Punta Alegre, no.

Lleva 15 años instalando tuberías de gran diámetro en todo el país, como parte de la brigada de la Unidad Empresarial de Base Cuito Cuanavale de la Empresa de Mantenimiento y Rehabilitación de Obras Hidráulicas que, desde marzo, abre la tierra en Turiguanó para sembrarle una conductora nueva.

Mas, sin agua no hay redes hidráulicas. Todo el líquido que llegará al destino turístico Jardines del Rey para darle vitalidad a las 24 000 habitaciones allí proyectadas (más de 9 000 en explotación) sale de los pozos que custodian y administran Guillermo y Vicente. Con ellos empieza este recorrido por los caminos del agua.

Pozos satos

Debe ser porque los mosquitos están “satos” que, a la estación de bombeo ubicada en el Vial Turístico, en Morón, la nombraron Los Satos cuando terminaron su instalación el pasado año. El turno de trabajo de Guillermo Vidal Delgado transcurre controlando los parámetros de la pizarra automatizada, revisando las válvulas de los cuatro pozos, aunque solo dos estén en uso… y espantando mosquitos.

Estación de bombeoGuillermo Vidal debe controlar los parámetros de la estación de bombeo y alertar ante cualquier imprevisto

Le preguntas qué es lo más difícil y te dice que la soledad, quizás por eso él y los otros operarios adoptaron un perrito flacucho, sin pedigrí, pero fiel, y tienen un televisor al que deben moverle la antena a menudo. Los Satos está en el medio de la nada y, sin embargo, lo es todo. Desde allí se bombean 220 litros de agua por segundo, de los 350 que necesitan los cayos.

Los otros 130 los administra Vicente Betancourt Tamayo en Patria III, una estación inaugurada a finales de los 90, la primera fuente de abasto de la que se sirvió el naciente polo turístico. En 1999 en Jardines del Rey se explotaban 2 600 habitaciones y Cuba recibía 1.5 millones de turistas; era el destino de la industria del ocio del siglo XXI, según reportes de prensa de la época. Vicente llegó poco tiempo después al sistema de Recursos Hidráulicos, al cual le ha dedicado más de 20 años de su vida, 13 de ellos a Patria III, su patria chica.

Estación de bombeoMás de 20 años le ha dedicado Vicente al sistema de Recursos Hidráulicos. Su estación parece una tacita de oro

Entre las estaciones de bombeo y un tanquesote enorme de 5 000 metros cúbicos de capacidad, ubicado en las alturas de Turiguanó, hay una hilera de ventosas, a la vera de la carretera, que el día que Los Satos arrancó y les puso presión a las redes, empezaron a saltar por los aires una detrás de otra. Hiorvanys Espinosa Pérez, delegado del Instituto de Recursos Hidráulicos en Ciego de Ávila, estimó en casi un millón de pesos el recambio de esas válvulas. Aumentar la cantidad de agua no es tarea de ahora para ahorita y mucho menos barata. En total, la inversión que mejorará el abasto del otro lado del pedraplén costará unos 150 millones de pesos, moneda total, y está planificada por tramos y hasta 2023.

Sembrar tubos sin mirar pa´lante

Mientras las dos estaciones bombean hacia el tanque elevado, de allí en adelante la gravedad hará lo suyo. En total, serán casi 30 kilómetros de conductora desde Turiguanó hasta La Bandera, una bifurcación en el camino de ultramar, a la derecha Paredón Grande, a la izquierda Coco y Guillermo.

Avanzarán de a poco, aunque ni tanto; cada tramo de la primera etapa tiene nueve kilómetros. Nadie lo dice de esa manera, sin embargo, flota en el aire aquello de sembrar tubos sin mirar p'alante.

Se dice fácil y parece pírrica la distancia, pero la brigada que dirige Raúl Suárez Morell tiene que abrir una zanja de 1.50-1.70 metros de profundidad donde quepan los tubos de 800 milímetros de diámetro. Como no tienen zanjadora propia, intentaron hacer la trinchera con una retroexcavadora hasta que las rocas de yeso no se dejaron romper. La máquina especializada llegó, en calidad de préstamo de otra brigada, y para que pueda hacer 300 metros por día ha costado “Dios y ayuda”.

Así dijo Humberto de la Caridad Hernández Suárez, director de la Cuito Cuanavale, un hombrón campechano que ha debido “zapatear” las correas de “medio palo” de las yutones viejas, que son las que le sirven a la zanjadora. Ese dato, posiblemente, no lo saben los directivos de Yutong y muchísimo menos los diseñadores de la Tesmec Trencher italiana, y, no obstante, ha sido y será clave para, al cierre de septiembre, poder entregar 4.1 km de conductos con valor de uso.

Conductora, TuriguanóEsta máquina humaniza el trabajo al hacer 300 metros de zanjas por día

Por un lado va la máquina con su operario y por otro los 15 hombres de la brigada donde El Bota “cocina” tubos bajo el sol. Cada tubo de polietileno de alta densidad PN8 mide 12 metros y se van pegando de cinco en cinco; a esos tramos de 60 metros les llaman pepinos. 350 litros de agua por segundo es siete veces el caudal volumétrico que una antigua red de fibra de vidrio entrega en la actualidad a Jardines del Rey y le pregunto a El Bota si la fusión de los tubos en el empate de los pepinos aguantará la presión y el volumen. Dice que confía ciegamente, que pone sus manos en la plancha a 250 grados Celsius. Lo respaldan Fernando Pereira, joven ingeniero y supervisor de obra, y Yusniel Correa Vera, director de la Empresa de Servicios Integrales. La obra avanza con calidad, mas tiene un atraso de casi seis meses, resultado de los impactos de la COVID-19 y las faltas coyunturales de combustible y materias primas.

Lo que hacen Alexander Barreda, David Carmenate, Osmany Clavelo y Abdiel Suárez, a simple vista es un trabajo rudimentario, en el que valen más la fuerza y la maña que la precisión. Pero si el “cocinado” de la termofusión se pasa de los ocho minutos, el polietileno cristaliza y no pega. Si la refrentadora recorta demasiado la rebarba, los tubos se achican. Y si Abdiel no conociera a Marieta (la retroexcavadora) como a su novia, ya uno de esos armatostes de hierro macizo le habría reventado un pie a cualquiera de ellos… o algo peor.

Conductora, Turiguanó

Sin embargo, acumulan meses de trabajo sin accidentes laborales y no se cortan para decir que antes del ordenamiento cobraban más. En el pago de este mes recibirán el beneficio de las utilidades que han generado, porque, mientras mayores sean los tubos, más complicado su manejo y mejor la remuneración. Si el equipamiento fuera nuevo, ellos no pararían, dicen, aunque con las máquinas que tienen, sobreexplotadas como están, tampoco se detienen.

La conductora, explicó el delegado Hiorvanys Pérez, está inscrita en el sistema de inversiones de Recursos Hidráulicos como la obra de mayor magnitud y valor en el próximo trienio. En su primera etapa llegará hasta La Bandera, en 2023; y de ahí, en un segundo momento, hasta los centros de distribución de Flamingo y Palma real, otros 20 kilómetros en un mediano plazo.

Todos los millones que costará abastecer definitivamente al polo turístico con el agua que necesitará en el futuro forman parte de un financiamiento nacional, lo que la convierte en una inversión soberana que también beneficiará a las comunidades en ruta (poblado Celia Sánchez y Turiguanó).

La última milla del abasto en Jardines del Rey es una planta desalinizadora que no ha corrido con la misma suerte en su ejecución, aunque habrá que sacarla a como dé lugar, pues respaldaría ante cualquier contingencia, al tiempo que aliviaría el manto freático de la zona donde están los pozos.

A las 12:00 del día Juan Miguel Mayea Báez, El Bota, y el resto de los hombres siguen cocinando pepinos, dando tiempo a que la zanjadora, entre correa rota y correa recuperada, avance lo que puede. Llevan la cuenta a punta de lápiz: 4 100 metros son 68 pepinos; nueve kilómetros son 150; llegar a La Bandera les costará 500.

Conductora, TuriguanóEl Bota le conoce los secretos a la máquina de termofusión y confía en ella para “cocinar pepinos

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