Por Elda Cantú, New York Times
Senior News Editor, Latin America
El coronavirus enferma y mata. Las vacunas protegen. También escasean y dividen. Y, aprovechando la tardanza y la reticencia, el virus muta. “¿Y si el futuro fuera la eterna bofetada de una proteína de espiga?”, se pregunta el columnista Ezra Klein.
La variante delta ha resultado ser más agresiva y contagiosa, según observan los científicos. Un documento interno de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU. que se conoció recientemente indica que esta variante es más transmisible que el ébola o la viruela y tan contagiosa como la varicela.
Se muestran las tasas medias de letalidad y los números de transmisión. Las estimaciones de las tasas de letalidad pueden variar y las cifras del coronavirus son estimaciones preliminares.The New York Times
En Estados Unidos, donde cuatro de cada cinco nuevos casos de COVID-19 son causados por la variante delta, los médicos han encontrado algunas tendencias preocupantes:
“Después de muchos meses en los que los casos de covid pediátrico eran nulos o escasos, estamos viendo bebés, niños y adolescentes con covid que llegan al hospital, más y más cada día”, observó una pediatra del área de Houston, Texas. Dijo que los pacientes tenían edades entre las dos semanas y los 17 años y algunos incluso presentaban neumonías por covid.Además, tanto en Estados Unidos como en Australia y Nueva Zelanda se ha reportado un aumento en los casos de virus respiratorio sincitial, un patógeno que afecta más a los niños y los ancianos durante el otoño. Los expertos atribuyen parte del alza de los casos a que los menores no han estado tan expuestos a microbios durante los meses de encierro y advierten que el regreso a las aulas deberá contemplar algunas medidas adicionales para evitar los brotes.
Pero no solo los pequeños parecen estar contrayendo más el virus. En esta nueva ola de contagios, los doctores se están topando con pacientes de COVID-19 muy distintos: jóvenes de entre 20 y 30 años de edad, fuertes y saludables, que acaban hospitalizados, con necesidad de oxígeno, y que sufren fuertes secuelas. Varios expertos lo describen como un ‘nuevo covid’.Niños y jóvenes tienen algo en común: la mayoría está sin vacunar. Y es que en Estados Unidos (y también en México, según lo reportado por las autoridades del país esta semana), más del 90 por ciento de las hospitalizaciones por COVID-19 sucede entre personas que no han recibido la vacuna.
Este efecto desproporcionado del virus en los no vacunados ha creado otra tendencia: han empezado a surgir testimonios de personas que se arrepienten de no haberse vacunado. Kimberle Jones, una mujer que perdió a su hija —que no estaba vacunada y creía que tenía asma y no covid— dice que ya se vacunó y que ahora intenta difundir un mensaje: “Creo que mi hija querría que dijera: ‘Vayan a vacunarse’”.Aunque las causas de la renuencia a las vacunas son muy variadas, y hay quienes tienen legítimas dudas de seguridad, las redes sociales y la división partidaria no han ayudado a zanjar la brecha de la desconfianza.
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