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jueves, 23 de septiembre de 2021

Sostenibilidad de Inversiones Turísticas post covid-19. Comentario HHC

 Por: Dr.C Carlos Menéndez Blanco,

Profesor Principal ERT. carlos@formatur.mintur.gob.cu

 Resumen

 La eficiencia energética de los sistemas tecnológicos en los proyectos de inversión del sector turístico es la premisa de lograr la sostenibilidad. Los paradigmas actuales que rigen estos diseños deben ser cambiados, puesto que muestran insuficiencias en cuanto a la evaluación de las tecnologías seleccionadas en aspectos tan importantes como el rendimiento energético, los costos totales del ciclo de vida y los daños ambientales que provocan. Se pone de manifiesto el escaso empleo de las fuentes renovables de energía en los proyectos hoteleros. Se realizan propuestas para la etapa postcovid-19.

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El turismo se ha posicionado como una de las principales industrias a nivel mundial, los datos de organismos internacionales (OMT, 2019) muestran tasas de crecimientos en los ingresos provenientes del turismo superiores a los promedios alcanzados en la economía mundial hasta el 2019. La actividad representa el 6% de las exportaciones mundiales y genera uno de cada once empleos creado (OMT, 2019). En los países del Caribe antes del surgimiento del covid-19, la contribución económica del turismo alcanza un promedio de 29.7% del PIB y un 30.2% del empleo, y constituía el principal receptor de Inversión Extranjera Directa (Marczak,2016). En la figura 1 se muestra a nivel mundial el crecimiento de los ingresos sostenido del turismo desde el año 95 hasta el 2018, asociado al aumento de arribos (OMT, 2020).

Entre el año 1990 y el 2019, el turismo demostró también ser el sector más dinámico de la economía cubana, a pesar de las explosiones criminales de bombas en el 97, de los sucesos terroristas de 2001 y la crisis financiera de 2008-09, que solo temporalmente lograron reducir sus ritmos de crecimiento. En nuestro país junto al crecimiento sostenido de los arribos desde los años 90 del pasado siglo, se produjo un fuerte proceso inversionista dirigido a la construcción de hoteles (Gaspar,2002). En la figura 2 se muestran a nivel de país, aumentos de 1.4 veces arribo de turistas en los últimos 5 años anteriores a la pandemia (ONEI, 2020).

A partir del 2016 las medidas coercitivas de los EEUU también provocaron la reducción de los intereses de inversiones en el sector y una contracción del turismo internacional.

Como demuestran las estadísticas expuestas, el turismo resulta una fuente de beneficios económicos a nivel mundial y más específico, también en nuestro país, pero la actividad demanda la sostenibilidad como garantía de verdadero progreso. La sostenibilidad, entendida en sus dimensiones económicas, sociales y ambientales, exige a la industria del ocio el uso racional de los recursos energéticos y naturales.

La sostenibilidad es un imperativo creciente en las actuales circunstancias, de un mundo amenazado a destruir el privilegio de la existencia de la vida por la contaminación antropogénica. El consumo creciente de energía proveniente de combustibles fósiles, los niveles de contaminación que esto provoca y el malgasto de las escasas disponibilidades de agua potable, así lo demuestran. Solo una actividad consiente e inmediata puede impedir tan infeliz desenlace.

El futuro no es plenamente predecible como una continuación ampliada del presente, ni tampoco totalmente azaroso, es una mezcla de antecedentes y probabilidades. Este artículo propone una visión sobre que paradigmas se deben gestionar en las inversiones del sector turístico, posterior al covid 19, de manera que se garantice su sostenibilidad, partiendo de su relación con la energía y su incidencia en el medio ambiente. El punto de vista seguido por este estudio es, evaluar primero el comportamiento del proceso inversionista antes de la pandemia, luego las incidencias que ha tenido esta en la economía global y específicamente en el turismo, para posteriormente analizar que se debe mejorar en los proyectos a ejecutar en los próximos años, es decir, que paradigmas deben guiar el proceso inversionista futuro desde el punto de vista de la sustentabilidad energética. 

Antes del Covid-19 

Aunque existen resultados favorables, un análisis del proceso inversionista desarrollado hasta el momento en el tema energético, muestra carencias (Menéndez, 2020) que deben ser tomadas en consideración para elaborar estrategias post-covid-19. Nos centraremos en la eficiencia energética de las instalaciones hoteleras debido a su incidencia en el gasto en divisa y la contaminación ambiental asociado al consumo de portadores energéticos y a la afectación que esto provoca en la sostenibilidad del sector. Es conocido que la matriz energética de nuestro país está basada en quemar combustibles fósiles (95 %), que en gran medida deben ser importados (≥50%) significando un gasto en divisas, y lo que resulta peor aún, aunque pase desapercibido el daño ambiental, es que genera una enorme cantidad de gases de efecto invernadero (≈700 g CO2/kW-h).

Como resultado del esfuerzo realizado desde los años 90 del pasado siglo, en el 2019 se ha logrado el incremento del número de hoteles de las categorías superiores y un considerable número de habitaciones. (ver tabla 1). 

En una publicación especializada en el tema de Energía (Collado, 2019), plantea un estudio realizado en la capital a 62 hoteles de ciudad, concluyendo que “…duplican los consumos de los referentes internacionales, lo que demuestra la necesidad de cambiar los estándares presentes de ahorro energético, …”.

 

Este sobreconsumo de energía en nuestros hoteles tiene su fuente en componentes de diseño y de operación. En lo adelante nos centraremos en la génesis del problema, es decir, en el proceso inversionista.


Los diseños que resultan del proceso inversionista no tienen como paradigmas la sostenibilidad. Las bases de diseño vigentes (NC 775:10) proponen sistemas tecnológicos de climatización convencionales, que consumen más de la mitad de la energía eléctrica gastada en la instalación hotelera, bajo esquemas que no son los más racionales en cuanto al consumo energético. Esta cuestión fue tratada en el FORUM 2020 de Formatur (Menendez,2020).


Solo en el Hotel Iberoestar Riviera, después de su remodelación, la solución adoptada en climatización según las normas mencionadas, le ocasiona un aumento en el costo de operación, por concepto de consumo de electricidad, de un 20% mayor al costo que pudiera tener, simplemente variando el esquema indicado y enfriando por agua los condensadores de los chiller. El no divisar otra solución que torres de enfriamiento, condena a elegir el enfriamiento por aire, menos eficiente. Un cálculo burdo de consumo eléctrico en la planta hotelera categoría 4 y 5 estrella por los equipos de clima instalados, arroja un consumo entre 85,000 y 88,000 kW de potencia eléctrica, lo que en cada año equivaldría al consumo de más de 695 mil megawat de electricidad. Según datos del 2019 del MINEM a los precios del momento, el kW-h de electricidad tiene un costo en divisa que oscila entre 0.21-0.26 U$D y su generación provoca una emanación de CO2 algo superior a los 700 g por kW-h producido. Climatizar las habitaciones que posee nuestra planta hotelera de esta categoría, según los diseños actuales, tiene un costo anual de alrededor de 150 millones en divisa (USD) y una emisión de 250,000 TON de CO2 a la atmosfera.

 

Tampoco contribuye a la eficiencia energética algunos modelos arquitectónicos desarrollados en un país caribeño tropical, como se ilustra en la fig 3.


Actualmente la viabilidad o el rechazo de un proyecto inversionista se fundamenta en el análisis de los indicadores económicos en el tiempo, tales como el VAN, el TIR, el RVAN y el tiempo de Retorno de la inversión. Una explicación detallada de los estudios de factibilidad técnico económica se puede consultar en “Manual para la formulación y evaluación de proyectos de inversión con criterio económico” (2015). En la fig 4, se muestra otra insuficiencia del proceso inversionista en la selección de tecnologías eficientes energéticamente: valorar en los EFTE solo los costos de adquisición o de inversión y no los costos totales del tiempo de vida útil de los sistemas tecnológicos a emplear. Así también esta pendiente el establecimiento de una metodología de valoración del costo que ocasionan los daños ambientales, como la emisión de CO2 que provoca el efecto invernadero.

 

Si resumimos la etapa inversionista hasta el 2019, desde el punto de vista de sustentabilidad energética, junto a sus exhibidos logros, debemos significar que no constituye prioridad en los proyectos actuales el uso racional de la energía y el cuidado del medio ambiente, lo que se manifiesta en:  

·         Uso exclusivo de climatización convencional,

·         Ausencia de empleo de las fuentes renovables de energía

·         Carencia de estrategias ingenieras de diseño orientados a reducir los gastos de electricidad.

·         Una base reglamentaria basados en paradigmas económicos que no toma en cuenta los daños ambientales.

 

¿Puede el turismo nuestro brindar igual calidad de servicio a un costo ambiental inferior? La respuesta afirmativa está asociada a un cambio de paradigmas de normas rectoras, en la promoción de la innovación y el pensar como país en la toma de decisiones. 


Durante el Covid 

 
En marzo del 2020 la población de Cuba fue alertada sobre los primeros casos de Covid-19 detectados en el país, a lo que siguieron un conjunto de medidas estatales para el control de la transmisión, entre ellas, la suspensión temporal del turismo (internacional y nacional), así como de todo el abanico de actividades que tributa a la actividad del ocio y la recreación. La pandemia es una catástrofe mundial (ver fig 5), ha desbastado la economía mundial y al turismo más aún que a otros sectores (BAUZÁ, 2020; OMT, 2020). En Cuba, se agrava su efecto, por el recrudecimiento de la inhumana guerra económica que impone el imperio en su afán de destruirnos. 

Osadamente se destacan algunas consecuencias post-pandémicas que se suponen de mayor interés al sector turístico. 

A nivel de planeta, resalta la afectación económica general en la población, la quiebra incluso de trasnacionales transportistas y de agencias de viajes, que hace suponer una competencia voraz por los mercados cuando se restablezca el turismo. Es de esperar medidas proteccionistas en los países ricos evitando la exportación de divisa, que se traduce en incentivar lo nacional y hacer prohibitivo el viajar a otros países. 

La población mezclará la avidez por divertirse con las secuelas de miedo al contagio que dejará la pandemia en sectores poblacionales importantes, lo que promueve el aislamiento. Serán preferidos aquellos escenarios considerados como higiénicamente seguros. Los casi dos años de aislamientos deben haber cambiado o desaparecido algunos hábitos anteriores de socialización. 

A los resultados que está dejando la pandemia, se debe añadir tendencias mundiales que nos venían acompañando amenazadoramente desde hace algún tiempo anterior, como el daño ambiental irreversible in crescendo. Cuba no está ajena a ninguno de estos problemas:  

·         Tenemos doble afectación en la economía, debido a la pandemia y a la guerra económica de los EEUU. No puede dejarse de mencionar que el estado cubano asumió políticas sociales de protección a la población y a combatir la pandemia sin escatimar recursos económicos, lo que reduce su disponibilidad para otros usos.

·         Empieza a surgir en sectores de la población alguna mentalidad de rechazo al turismo internacional, motivado por temores al contagio y por la incomprensión del uso de recursos3 (materiales de construcción, alimentos).

·         Somos dependientes de importaciones de crudos para la generación de energía, lo que cada vez se hace más vulnerable a medidas de bloqueo por el Imperio

·         La inversión extranjera no crece al ritmo previsto. 

 

Causas objetivas y subjetivas enumeradas conducen a una proyección en cuanto al uso de la energía en el sector que garantice la sustentabilidad del mismo, en un escenario poco favorable y de riesgos de todo tipo. El mayor peligro está en la falta de percepción del riesgo por parte de los sujetos del proceso, ya que al valorar los peligros en las dimensiones de la sostenibilidad, no aprecian la amenaza que representa a la existencia humana el daño ambiental. 

Hacia el 2030 después del covid -19 

En el año 2016 el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), realizo un estudio sobre la prospectiva de desarrollo del continente hacia el 2030,en el se plantea: ….” cada vez es más claro que una perspectiva global próspera y sostenible requiere una mayor conciencia de las conexiones entre agua, energía, alimentos, uso de la tierra y emisiones de gases de efecto invernadero, y debe abarcar tanto las infraestructuras eficientes en energía, como las ciudades compactas, y el uso final eficiente en vehículos y construcciones. …Las pandemias siguen siendo una seria amenaza en 2030. Hay más personas y bienes que se desplazan por todo el mundo.” Fin de la cita. Se reafirma la dependencia de la sostenibilidad del uso racional de la energía y recursos naturales vitales, y las coexistencias de otras amenazas en el futuro. 

La exposición, será limitada al enfoque post-covid en el proceso inversionista del sector turístico. Parte de la perspectiva de lograr un uso racional de la energía en los proyectos mediante mejoras en la selección de las tecnologías.

En primer lugar, deben cambiarse los paradigmas actuales de concebir y seleccionar los sistemas tecnológicos y sus componentes, priorizando en lugar de los costos de inversión (precios de adquisición del activo), sus características de uso racional de la electricidad y su coherencia con el entorno. En el orden práctico es aplicar de forma permanente y sistemática ciencia ( I+D+i ).

Lo anterior implica una actualización urgente en las bases de diseño del sector ya mencionadas. Algunas ideas acerca de esto fueron planteadas en (Menéndez, Forum 2020). Solo en climatización las normas mencionadas restringe el uso de la refrigeración por absorción desconociendo los desarrollos logrados en el empleo de las FER , también limita el empleo de la cogeneración a no disponer de red eléctrica de distribución, obviando las ventajas de producir energía eléctrica “in situ” a la vez que se utiliza el calor de rechazo, perdiéndose en ambos casos una mejora sustancial en la eficiencia. Las ventajas de la cogeneración se sintetizan en la fig 6.

1  Actitud que puede estar inducida malintencionada desde el exterior y que requiere mayor explicación por los medios oficiales nuestros de la acertada estrategia seguida en el proceso inversionista.


 
La complementariedad de climatización convencional y por absorción solar debería ser una práctica en proyectos grandes. Los actuales están divorciados de los comportamientos reales de la demanda frigorífica. 

Si añadimos que recomienda utilizar un sistema de climatización convencional menos eficiente, el de enfriamiento por aire, para evitar la legionela, y no toma en consideración que se pueden eliminar las desventajas que implican las torres de enfriamientos, mediante el uso de una fuente de energía renovable disponible: la geotermia de baja entalpia totalmente excluida en los proyectos. 

La práctica internacional evidencia que puede brindarse el mismo servicio a menores costos energéticos y ambientales, con otras soluciones en los proyectos inversionistas, que consideren la cogeneración y el uso de climatización no convencional, siendo para esto recomendable la tecnología de enfriamiento por absorción solar, y un mayor uso de las fuentes renovables de energía como establecen las nuevas normas jurídicas (DL 345/2019). 

Las normas de arquitectura, sin abandonar decorados y atractivos, deben ser más exigentes en cuanto a la proyección energética y crear obligaciones bioclimáticas en el uso de materiales, diseño y soluciones constructivas, que aseguren la mínima carga térmica a evacuar por los sistemas de clima, y el máximo aprovechamiento de los recursos naturales en iluminación y ventilación. Eso obliga a desechar toda solución constructiva y arquitectura foránea que no sea compatible con nuestro ambiente tropical. 

Limitarse al empleo de calentadores solares en los proyectos hoteleros para el ACS además de resultar insuficiente puede ser totalmente inútil, primero, porque se está actuando sobre el usuario de menos pesos en los consumos totales de energía (menos de 3-4 %) y segundo, la demanda mayor de ACS (de 7-9 am) no coincide con las disponibilidades de irradiación solar y requiere de sistemas complementarios. 

Las soluciones ingenieras siempre son de compromisos, junto a las ventajas deben sopesarse los inconvenientes y tomar decisión fundamentadas desde el punto de vista económico, tecnológico, de eficiencia y ecológicas. Lo anterior debe tener como premisa el cambio de paradigma en los criterios de los equipos de proyección, los que deben ser capacitados y actualizados en los desarrollos actuales. 

El análisis de la actividad turística nos muestra sus fuertes vínculos de dependencia con la economía global, de lo que resulta una actividad muy vulnerable a sus crisis. Lo anterior pone de manifiesto que la dinámica mayor del turismo es en ambos sentidos: crece más rápido que el resto de la economía o se precipita en su descenso más aceleradamente. 

Antes de la pandemia, el desarrollo creciente del turismo en el país propiciaba la convivencia con diseños tecnológicos de escasa eficiencia energética, con esquemas simplificados de evaluación de regímenes de trabajo y sin una perspectiva de deterioro del entorno en el tiempo. El llamado del Partido y de las autoridades a pensar como país, así como la Estrategia Ambiental del Sector del Turismo 2022 -2030, obliga a un cambio urgente de paradigmas y conductas proactivas. No se justifica que tecnologías maduras, desarrolladas, comercializadas y que han probado su eficiencia energética en otros escenarios sigan siendo totalmente soslayada en el sector y se conserve el uso de sistemas convencionales más gastadores, contaminantes y de mayor costo total de su vida útil.  

Conclusiones  

En la etapa POST COVID para garantizar la sostenibilidad del sector del turismo en el proceso inversionista se requieren los siguientes cambios:  

          ·         Fundamentar en nuevos paradigmas las bases de diseño NC                    775:10, donde el cuidado del medio ambiente se valore justamente.

·         Evaluar en los proyectos hoteleros también el uso de tecnologías no convencionales que incluyen la cogeneración y la climatización por absorción

·         Empleos de las fuentes renovables en los sistemas de climatización además del ACS. Evaluar todas las posibles energías renovables incluyendo la geotermia de baja entalpia.

·         Modificar en los EFTE la evaluación de los sistemas tecnológicos considerando el costo de su vida útil y cuantificando los daños ambientales.

 

Bibliografía 

·         Anuario Estadístico de Cuba ONE 2016 y 2020

       ·   Rodríguez Larraín, Arq. Sofía (2008) “Arquitectura bioclimática.                   Lecciones de la arquitectura tradicional”, www.eco-union.org, 2008

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·         Colectivo de Autores. (2015) Manual para la formulación y evaluación de proyectos de inversión con criterio económico. Editorial Samuel Feijoo. Universidad Central de las Villas.

·         Collado Baldoquín, M. Sc., Arq. Natalí; (2019) “Hoteles de consumo energético casi nulo. Potencialidades y restricciones para Cuba”. ECOSOLAR 69

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·         Gaspar, Dra. Nélida (2002) Una década de desarrollo del turismo en Cuba (1990-2000) Economía y Desarrollo No. 2 / Vol. 131 / Jul.-Dic

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      ·         Herrera Flores,   Jordy Hernán(2012) “Prospectiva de Energías      Renovables   2012-2026” Deutsche Gesellschaft für Internationale                       Zusammenarbeit (GIZ).

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·         Menéndez Blanco, CA (2020) La Santísima Trinidad: Inversión, Energía y Medio Ambiente (@ Digital) Formatur  

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Fuente:Visión CIDTUR No 3 jul-sep 2021

 



Comentario HHC: Un interesante artículo que aporta elementos importantes para disminuir los gastos operacionales de los hoteles en un 20 %, lo que puede significar un incremento de las utilidades en esa misma proporción, y esto es relevante. Eso puede representar millones de usd al año.

Sin embargo, para cambiar el diseño y la matriz energética de los hoteles, se requiere de más inversión en los construidos, misma que se recuperaría sola por los ahorros potenciales a obtener.

Hay otro elemento fundamental a tener en cuenta. Por sectores de la economía, en los últimos 15 años de crecimiento (2006-2020) a precios constantes de 1997 según la ONEI, el sector de turismo tiene un crecimiento promedio anual en este mismo periodo del +3.66 %, ocupando el 6to lugar en este indicador. El 1er lugar es Ciencia y Tecnología +5.27 %, 2do lugar Construcción 5.00 % y el 3er lugar Salud Publica con +4.53 %.

Desde otro punto de vista, como es la aportación al crecimiento del PIB por sectores a precios constantes, hay también información importante. El PIB ha crecido entre 2006 -2020 a precios constantes un 34.8 %, (incluyendo por supuesto los dos últimos años de decrecimiento). El sector de la economía que más aporto en ese periodo al crecimiento del PIB fue Salud Publica con +10.3 %, le sigue Comercio +6.4 %, Transporte +5.6 %, Construcción +4.3% y el Turismo con +2.6%.

Si analizamos por inversiones, el turismo+inmobilirias escandalosamente se lleva el primer lugar, y en los últimos dos años abarca en el entorno del 50 % del total del país, muy por encima de la agricultura. Y si le agregamos la baja ocupación hotelera histórica (no llegamos al 60 %), hay miles de habitaciones días que no se ocuparon, lo que hace palidecer la factibilidad de seguir invirtiendo en este sector.

A favor del turismo hay que decir que es uno de los tres sectores líderes en ingresos en divisas, históricamente, del país, y puede ayudar con la próxima apertura al turismo internacional el 15 de noviembre, como el que más, si se alcanza buena comercialización a pesar del covid y los cambios de paradigmas en hacer turismo en el mundo. Tendremos un buen plus en la zona del Caribe, una población vacunada casi al 100 % con nuestras vacunas que han demostrado ya resultados. Veremos los resultados que son los que cuentan, pero hay optimismo.

El Sector de turismo, requiere de un análisis en profundidad de cara al futuro. Es el aprovechamiento intensivo de lo que tenemos y perfeccionar su operación, una vía es como indica el artículo, mas no la única, hay mucho de calidad y comercialización a deber. Y no seguir con la expansión de hoteles que en su mayoría no resisten y no cumplen con el estudio de factibilidad con los cuales fueron construidos. 

1 comentario:

  1. yo opino que la comercializacion deberia extenderse, muchas retenciones y demaces, en mdc trading academy estudiamos estos temas y mas

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